Un joven palestino aseguró que Cuba es un símbolo mundial de hermandad. A su historia se acerca JR, desde el dolor y crudeza, pero también desde la solidaridad con un pueblo en resistencia

El pañuelo de cuadros en blanco y negro sobre los hombros del joven llamó la atención no solo de esta escribana, sino de un numeroso grupo de estudiantes de las batas blancas.

Como muchos y muchas en el recinto universitario agramontino de las ciencias médicas mis ojos detuvieron su mirada justo en aquel símbolo palestino tejido en sus «entrañas» de gallardía, coraje, y sangre, por corajudas hombradas.

Con sutileza me acerqué al joven que la poseía, desde un difuso sentimiento de amor, dolor y de rabia ante la impotencia por un genocidio sionista que arrebata vidas inocentes en la Franja de la resistencia, la de Gaza.

Aquel símbolo identitario, la Kefia palestina, fecundo en resiliencia, en ideas y en historia me compulsó a tomar por asalto periodístico, a quien con orgullo lo exhibía como estandarte emancipado y de victoria.

Reconozco que entablar diálogo con el palestino Tarek Alhasan, estudiante de segundo año de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), originó un torbellino de imágenes matizadas por el sufrimiento contenido de un pueblo leal a sus raíces, al que le nacen por segundos miles de héroes por hijos; o mártires niños y niñas, mujeres y ancianos.

Más, para entender las simientes de la terquedad o la tozudez de quienes como superhéroes, -pero de carne y huesos-, aguantan bombas tal cual la lluvia, solo tuve que escuchar sus primeras palabras: «de Cuba he aprendido que «morir por la patria es vivir»».

Estremecí, lo confieso.

Aseveró además el estudiante Alhasan, de 22 años de edad que, «desde Cuba apoyo a mi pueblo, porque somos un pueblo en resistencia. A mis hermanos les digo que resistan y que todos los jóvenes palestinos estén unidos en la lucha por la libertad».

Tarek, quien visitó Camagüey como invitado al Octavo Encuentro Nacional de Estudiantes de las Ciencias Médicas, el cual concluyó este viernes, aseguró que Cuba es un símbolo mundial de hermandad.

Todos mis compatriotas estamos agradecidos de Cuba, de su solidaridad y ejemplo. Cuba siempre nos muestra su grandeza. He visto los actos de apoyo en todas las provincias del país y eso nos da fuerza, porque no estamos solos en esta lucha», refirió.

De la ELAM comentó sobre sus enseñanzas que van más allá de las aspiraciones individuales: «Comparto costumbres, tradiciones y culturas con los compañeros de otros países, lo cual me fortaleza y hermana. La escuela es una comunidad de proyectos profesionales y de vida para los estudiantes extranjeros y de esperanza, en la que estudiantes palestinos y de otras latitudes encuentran sus sueños».

Aseveró, quien es un refugiado en el Líbano, al igual que su familia, la cual emigró desde el año 1975, del siglo pasado, que la distancia no detiene sus deseos de luchar por la libertad de su patria.

En Cuba nos formamos como médico de ciencia y conciencia para ayudar a nuestro pueblo. Estamos en una etapa en la que la causa palestina nos une, a pesar del lugar donde nos encontremos, y ese es uno de nuestros objetivos, la unidad, además del de la resistencia».

Tarek Alhasan, quien aspira a convertirse en ortopédico subrayó: «Hay dolor cuando se piensa en los seres queridos. Nos comunicamos con nuestras familias cuando podemos, porque no hay internet. La situación allá es muy dura y siempre esperamos noticias igual de duras, pero rendirse no es el camino, por eso cuando concluya mis estudios seré un médico para mi país».

De las enseñanzas de los jóvenes cubanos Tarek Alhasan, quien como su familia se sabe natural de la Franja de Gaza, comentó: «Los jóvenes cubanos son parte del futuro de Cuba y del mundo. Ellos se preparan para servir a su pueblo bajo cualquier circunstancia y en eso nos parecemos. Doy gracias por sus enseñanzas».

21 abril 2024| Fuente: Juventud Rebelde

De pequeño José Fernando era el médico que curaba y enseñaba a los demás niños del barrio. La labor de protegerles para que no enfermaran fue siempre su juego de roles preferido, hasta que ese estetoscopio de juguete se hizo real y tuvo que enfrentar enfermedades que hasta ese momento consideraba poco frecuentes como la tuberculosis, la esquistosomiasis y el paludismo.

José Fernando Placeres Hernández no tardó en convertirse en un médico de los buenos, de los que aman su profesión en todo tiempo, pero también de los que, en el afán de salvar, optan por transmitir a otros cuanto saben y lo entregan todo en el intento.

“Siempre quise ser médico, pero también enseñar medicina, confiesa a propósito de la celebración por el Día Mundial de los Docentes. Al graduarme fui seleccionado para trabajar como médico de familia en una escuela donde estudiaban jóvenes de Mozambique, Ghana y Sudán, en la Isla de la Juventud. Después continué como Médico de Familia en Pedro Betancourt, donde me hice Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral (MGI) y desarrollé actividades de promoción para la salud”, rememora.

Fue en 1993 cuando comenzó a impartir docencia, hasta convertirse en Profesor Auxiliar, esta última categoría adquirida en la Facultad de Ciencias Médicas Calixto García, de La Habana; aunque como él mismo destacara, en todos los casos tuvo que presentarse ante tribunales muy exigentes.

“Siempre quise ser profesor para transmitir los conocimientos que ya había adquirido, inculcar valores, y contribuir al desarrollo de las habilidades y destrezas de los futuros profesionales de la salud; así como la capacidad de tomar importantes y ágiles decisiones.

“Tengo como paradigma a mis hermanos, para mí, todos maestros en sus profesiones. También a varios de los que fueron mis profesores y después, muchos han sido mis colegas; entre ellos: Maritza Alonso, Olga González La Nuez, Gumersindo Suárez Surí, Meylins Pons, Lissette Acosta, Silvio Soler Cárdenas, Julio Font Tió, Ariel Jordán, Mayra Guerra, Erasmo Hernández, Ercilio Vento, Idalmis Salabert …”, explica el galeno, cuya lista, aunque aquí no la reproduzco en su totalidad,  es mucho más extensa, como quien no quiere que se escape ninguno de esos nombres esenciales en su crecimiento.

Pero además de ellos, agradece la principal motivación a su madre, Juana Rosaura Hernández Moreno, quien le transmitió asimismo valores humanos, cultura y ética. “Me aportó herramientas que aún me permiten sacar lo mejor de mí para ofrecerlo a los estudiantes con esfuerzo y pasión”.

Fernando Placeres confiesa que, aunque algunos dicen que es de carácter fuerte, siempre trata de ponerse en el lugar de los alumnos, identificar sus problemas personales, familiares y sociales, lograr una buena comunicación y relación basada en el respeto mutuo; mientras trata de estimular el aprendizaje y el desarrollo de sus potencialidades intelectuales y creativas.

“Siempre he considerado que no solo debo instruir, sino también educar. Trato de mantenerme actualizado y de reinventarme en cada actividad docente. No me gustan las clases donde predomine la reproducción del contenido. Intento siempre interactuar activamente con los estudiantes, los provoco, trato de enseñarlos a hacer, que sean mejores hombres y mujeres; los obligo a pensar, a interpretar y también les doy elementos para que puedan desaprender, cuando sea preciso.

“Hay hechos que marcan. No se puede describir lo que se siente cuando al tiempo te reencuentras con algún alumno y te saluda con aquel ‘profee…’ que tanto disfrutas; o cuando te buscan para que seas el tutor de un trabajo científico o de su tesis de la especialidad. Recibirlos al iniciar el primer curso de estudios, acompañarlos durante más de un lustro de carrera o tres años de especialidad y poder tomarnos una foto el día de la graduación, eso satisface y se agradece mucho. Son momentos que no se olvidan”

-Estudioso de temas como la familia y el adulto mayor, el programa del Médico y Enfermera de la Familia (MEF), la formación de valores por solo citar algunos, ¿cómo transmite a sus alumnos, esa inquietud por la investigación?

“Efectivamente, esos son temas sobre los que investigo, junto a otros como la historia de la Medicina, la educación médica y el trabajo metodológico, la prevención de enfermedades transmisibles y no transmisibles.  En cada periodo, vinculo a los interesados a los Grupos de Trabajo Científico Estudiantiles. Cada posible resultado por lo general se inicia con la revisión, por los estudiantes, de lo publicado anteriormente sobre ese tema.

Con la base de los saberes transmitidos en los talleres de metodología de la investigación, muchos de sus alumnos llegan a participar en eventos científicos estudiantiles de la Universidad, la provincia o la nación.

“Según su participación en la investigación, se convierten en coautores de trabajos divulgados en eventos científicos o publicaciones en revistas médicas. En muchas de mis intervenciones en jornadas y congresos o en artículos publicados, entre los coautores hay estudiantes de Medicina y Licenciatura en Nutrición, por ejemplo, residentes de MGI o Medicina Familiar y Comunitaria”.

Placeres Hernández, Especialista de Segundo Grado y Máster en Ciencias, estimula el trabajo en la comunidad, es presidente de la Cátedra de Historia de la FEU en la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas y coordinador del Taller de Historiografía del evento Ciencia Para Todos.

“La enseñanza uniblemente ligada a la investigación y a la extensión universitaria. Desde el año 2014 obtuve la categoría de Investigador Agregado y en 2022, la de Investigador Auxiliar. Mi mayor sueño, es seguir aprendiendo. Para poder enseñar, debo hacerlo. Es difícil que no dedique, diariamente, aunque sea un pequeño tiempo, a mi preparación”.

Incentivar en los médicos generales integrales el deseo de superarse es uno de sus retos. De aprobarse próximamente, debe coordinar la maestría en Atención Primaria de Salud (APS) en Matanzas. “Esa podría ser una gran oportunidad para muchos”, señala.

Mientras tanto el doctor José Fernando Placeres Hernández se prepara para el III Congreso Nacional de Medicina Familiar, preámbulo de los 40 años del inicio del programa MEF, a celebrarse el 4 de enero de 2024. Seguir esforzándose “para trabajar con mayor profesionalidad y amor”, será siempre su mayor preocupación como médico y docente.

 

9 octubre 2023|Fuente: radio26| Tomado de Ciencias Destacadas