El cáncer de pulmón continúa constituyendo una de los primordiales factores de mortalidad a nivel de todo el mundo, con alarmantes cifras que manifiestan su demoledor impacto en la salud pública. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que en el año 2020 fallecieron alrededor de 1.8 millones de personas por causa de este padecimiento, lo que significa cerca del 18 por ciento de todos los fallecimientos por cáncer. A pesar de los avances en el tratamiento y la detección, la elevada existencia de factores de riesgo como el tabaquismo, ligado con el descubrimiento tardío en avanzadas etapas de la enfermedad, siguen favoreciendo a una alta tasa de mortandad por cáncer de pulmón.
EL IMPORTANTE DIAGNÓSTICO PRECOZ
En los años más recientes, los progresos en la precoz detección del cáncer de pulmón han sido representativos, transformando las perspectivas del tratamiento y del diagnóstico para esta devastadora enfermedad. La tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) ha surgido como una fundamental herramienta en el diagnóstico precoz de sospechosas lesiones pulmonares, sobre todo en personas de elevado riesgo, como fumadores crónicos o en aquellos con referencias familiares de este tipo de cáncer.
La TCBD ofrece detalladas imágenes del pulmón con una dosis de radiación ampliamente más pequeña que la tomografía computarizada usual, lo que la vuelve más conveniente para la detección de incipientes lesiones pulmonares.
Igualmente, la llegada de avanzadas técnicas de procesamiento de imágenes, como el análisis de inteligencia artificial y la reconstrucción volumétrica, ha perfeccionado la capacidad de la TCBD para la identificación de nódulos pulmonares malignos en estadios precoces.
Un nuevo progreso concluyente en la precoz detección del cáncer de pulmón es la caracterización de específicos biomarcadores en muestras biológicas, como saliva, sangre o tejido pulmonar, que pudieran mostrar la presencia de la enfermedad inclusive antes de que surjan síntomas clínicos. Estos biomarcadores, como ácidos nucleicos, ciertas proteínas o determinados metabolitos, están siendo estudiados como herramientas complementarias a la TCBD para la detección temprana del cáncer de pulmón y para optimizar la precisión diagnóstica.
Asimismo, la exploración en el terreno de la medicina de precisión ha dejado identificar subtipos moleculares definidos de cáncer de pulmón que logran influir en la respuesta al tratamiento y en el pronóstico. Esto ha conllevado al estudio de terapias dirigidas que pudieran individualizarse según el perfil genómico de cada enfermo, reduciendo los efectos secundarios y optimizando así la eficacia del tratamiento.
Simultáneamente, los adelantos en técnicas de imagenología funcional, como la tomografía por emisión de positrones (PET), están admitiendo una más precisa evaluación de la actividad metabólica de las lesiones pulmonares, lo que posibilita la diferenciación entre tumores benignos y malignos y favorece a la toma de decisiones terapéuticas.
Al mismo tiempo, la integración de datos genómicos, clínicos e imagenológicos en patrones predictivos de peligro ha permitido una gradación más precisa de los enfermos según su posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón, lo que pudiera optimizar la asignación de recursos de salud y la eficacia de los programas de detección temprana.
Los progresos en el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón, a partir del desarrollo de tecnologías de imagen más sofisticadas hasta la caracterización de biomarcadores específicos y el empleo de enfoques de medicina de precisión, se encuentran cambiando el panorama de esta enfermedad, brindando nuevas esperanzas en el combate contra una de las primordiales causas de mortalidad por cáncer en todo el planeta.
29 Mayo 2024 Fuente: Radio Ciudad del Mar/ Noticias/ Salud