En Pinar del Río se cultivan 48 especies de plantas medicinales, destinadas principalmente a la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas, un programa que va en aumento en el territorio más occidental de Cuba.

Todos los municipios cuentan con una finca para la producción de esas plantas y se han creado viveros de cara a garantizar la disponibilidad de semillas.

Según Lérida María Sánchez Díaz, al frente del subprograma de plantas medicinales en la delegación provincial de la Agricultura, anualmente se siembran en Vueltabajo entre 110 y 120 hectáreas (ha), en dependencia de la demanda, pues «tenemos cultivos permanentes y otros silvestres», dijo.

Antes no llegábamos ni a 50 ha; ya hoy estamos produciendo posturas en la biofábrica y entregamos la estevia para prueba, que no se cosechaba en la provincia, apuntó.

Refirió que Pinar del Río cumple los pedidos de especies como la flor de majagua, sábila y pino macho, aunque quedan por debajo de lo solicitado en otras luego de que se convierte la masa verde en seca.

La especialista destacó que también aportan producciones al grupo empresarial Labiofam, Salud Pública y comercializan con varias provincias.

Salud solo recibe la muralla y la sábila verde, de ahí la necesidad de sembrar más, acotó; y por eso se han incorporado las plantas medicinales a un centenar de canteros en organopónicos del territorio.

Como parte de las proyecciones del programa, el municipio de Los Palacios recibirá un equipo para la confección de paquetes de té, con vistas a la venta a la población y el Turismo, indicó Sánchez Díaz a la emisora local Radio Guamá.

8 Julio 2025 Fuente: ACN/ Noticias/ Salud

julio 9, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Bienestar, Calidad de Vida, Cuba, De la prensa cubana, Medicina Natural y Tradicional, Salud, Salud Pública |

La hepatitis es una inflamación del hígado y puede tener diferentes causas. Entre ellas están las infecciosas, las de origen inmunitario y las producidas por sustancias tóxicas como el alcohol.

Específicamente, el virus de la hepatitis A es el agente etiológico de la denominada hepatitis A. Esta se propaga principalmente cuando una persona ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada, asociándose la enfermedad, entre otras causas, al consumo de agua o alimentos insalubres y a una higiene personal deficiente.

A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica, pero puede ocasionar síntomas debilitantes y, en raras ocasiones, insuficiencia hepática aguda.

Esta enfermedad se presenta esporádicamente y en epidemias, con reapariciones periódicas. Su periodo de incubación suele ser de entre 14 y 28 días, mientras que su sintomatología es generalmente de moderada a grave.

Por lo común, los pacientes experimentan fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, orinas oscuras, heces blancas e ictericia, que es la coloración amarillenta de la piel y los ojos, aunque no necesariamente todos estos síntomas se tienen que manifestar en cada enfermo.

Generalmente, los adultos presentan cuadros clínicos más floridos que los niños, aumentando la gravedad y la mortalidad de la enfermedad con la edad. Hay que tener en cuenta que en ocasiones la hepatitis A puede recidivar, lo cual significa que la persona que se acaba de recuperar puede volver a presentar otro episodio agudo, aunque suele acabar recuperándolo.

No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Este está encaminado a mantener el bienestar y el equilibrio nutricional del paciente, incluida la rehidratación tras los vómitos y las diarreas. Los síntomas suelen remitir lentamente y la recuperación puede prolongarse por semanas o meses.

Es importante evitar medicamentos innecesarios que pueden afectar negativamente la función hepática, como el paracetamol. Generalmente, la hospitalización no es requerida, solo en caso de complicaciones.

Como en toda enfermedad epidémica, las medidas preventivas son de gran valor y aquí cabe destacar la mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y las prácticas de higiene personal, incluyendo lavarse regularmente las manos antes de comer y después de ir al baño. La vacunación es también una opción disponible en algunos países.

Entre las plantas medicinales, existen algunas opciones de utilidad frente a las hepatitis. Algunas de ellas pueden ser utilizadas en caso de hepatitis A, siempre que no haya contraindicaciones para su uso y su empleo no pretenda sustituir el reposo y las medidas terapéuticas indicadas por el médico.

Específicamente, la Farmacopea vegetal caribeña, en su tercera edición, recomienda dos especies de uso bastante común entre nosotros: Coffea arabica (café) y Tamarindus indica (tamarindo).

Coffea arabica (café)

Se utiliza entre una cucharada y media y dos cucharadas de café tostado molido para tres tazas de agua, equivalente a 750 mililitros o tres cuartos de un litro, agregadas por percolación a través de un colador.

Este procedimiento permite obtener tres tazas de la preparación, cuyo contenido en cafeína es de aproximadamente 85 miligramos para cada taza. Se debe tomar una taza, equivalente a 250 mililitros, tres veces al día.

Por posibles interacciones se recomienda evitar el uso de este preparado con fines medicinales en caso de que se utilicen hipoglicemiantes orales o insulina, antipsicóticos, antiepilépticos, fármacos estimulantes del sistema nervioso central e inhibidores de la monoamino oxidasa.

También debe limitarse su empleo en presencia de gastritis, úlcera péptica e hipertiroidismo, así como durante el embarazo y la lactancia y en niños, sobre todo menores de cinco años.

Hay evidencias experimentales que confirman el valor de los extractos de café para cuidar el hígado. Diferentes estudios han permitido demostrar los efectos antioxidante, antiinflamatorio, anticolestásico y antifibrótico de la cafeína, con reportes de un efecto favorable de su uso sobre la progresión de la fibrosis hepática.

Tamarindus indica (tamarindo)

Se pueden emplear, indistintamente, la pulpa del fruto o las hojas del árbol.
Para usar la pulpa, se machacan aproximadamente tres cucharadas de esta, después de quitar las semillas, y se agregan a medio litro de agua hervida. La mezcla se deja en reposo durante 12 horas y se bebe una taza, equivalente a 250 mililitros, dos veces al día.

Con las hojas se prepara una decocción, a razón de seis cucharadas del material vegetal troceado para un litro de agua. Se deja hervir durante cinco minutos en recipiente tapado y luego se aparta del fuego, se refresca y se filtra. Se recomienda beber una taza de este cocimiento, equivalente a 250 mililitros, tres veces al día.

Deben evitar la ingesta del fruto las personas que consumen aspirina e ibuprofeno, porque aumenta su biodisponibilidad. Igualmente, no se recomienda su consumo concomitante con cloroquina ya que, al contrario, la disminuye.

Aunque este fruto es un alimento humano de uso extendido, su empleo con fines medicinales no está recomendado durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de cinco años.

Vale también señalar que los extractos acuosos de esta especie han mostrado una actividad farmacológica positiva frente a la necrosis experimental de las células hepáticas, al igual que un efecto antilipoperoxidante. Otras investigaciones han permitido confirmar beneficios adicionales, a partir de que favorece la regeneración hepática.

Con los avales del uso etnomédico demostrado de estas dos especies, los estudios que confirman sus actividades farmacológicas y la seguridad de consumo, es posible recomendar el café y tamarindo en caso de hepatitis.

Si se hace de manera responsable, considerando las formas de preparación y limitaciones para su uso, de seguro serán de ayuda para el cuidado del hígado y nuestra salud… ¡desde lo natural!

8 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud

julio 8, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, Medicina Natural y Tradicional |

La Senna alata es una especie que según Roig se conoce en nuestro país como guacamaya francesa, guacamayón, palo santo o hierba de los empeines. Es originaria de México, aunque se puede encontrar en diversos hábitats y en los trópicos crece hasta una altura de mil doscientos metros. En su texto ‘Plantas medicinales, aromática y venenosas de Cuba’, plantea Roig que “Es un arbusto al parecer cultivado, que solo se le encuentra en patios y jardines…”. Sus racimos de flores amarillas son bien identificables.

La guacamaya francesa, aunque puede tener otros usos, destaca por sus aplicaciones en el campo de las enfermedades de la piel. Aquí la planta resulta útil, según la tercera edición de la ‘Farmacopea Vegetal Caribeña’, en el tratamiento de afecciones o granos de la piel, la tiña, la micosis interdigital y la Pitiriasis versicolor, enfermedades causadas por bacterias y hongos.

Diferentes extractos de los foliolos de la guacamaya francesa han mostrado actividad farmacológica frente a las bacterias Staphylococcus aureus y Streptomyces pyogenes, así como frente a los hongos Candida albicans, Epidermophyton floccosum, Microsporum canis, Microsporum gypseum, Trichophyton rubrum, Trichophyton mentagrophytes y Malassezia furfur, este último causante de la Pitiriasis versicolor, enfermedad popularmente conocida como güito. Además, algunos de dichos extractos han mostrado propiedades cicatrizante y antihistamínica.

En todos los casos se recomienda primero lavar bien la lesión con agua hervida y jabón, antes de aplicar el tratamiento. Debe tenerse en cuenta que todo uso tópico de plantas medicinales y formulaciones de ellas derivadas debe estar mediado por estrictas medidas higiénicas que impidan la contaminación del material vegetal y de esta forma se pueda generar una infección sobreañadida. Entre tales medidas se incluye el lavado adecuado del material vegetal, previo a su procesamiento. No se debe usar la guacamaya francesa durante el embarazo, la lactancia, ni en niños menores de 5 años.

Las formas en que se aconseja su empleo son las siguientes:

  • Afecciones o granos de la piel: Se toman los foliolos de las hojas, estos se trocean y se utilizan aproximadamente seis cucharadas del material vegetal. Tal cantidad se coloca en un recipiente con un litro de agua recién hervida, el cual se tapa. Luego se deja en reposo por doce horas, se filtra y con este preparado se realizan lavados en la zona de la piel afectada dos o tres veces a día.
  • Tiña y micosis interdigital: Se machacan los foliolos y se aplica en una cantidad suficiente para cubrir la piel de la zona afectada. Luego envuelve esta área con un apósito o paño limpio y el procedimiento se repite entre tres y cuatro veces al día.
  • Pitiriasis versicolor o güito: Se prepara una decocción o infusión con seis cucharadas de los foliolos bien troceados para un litro de agua. En caso de decocción se pone a hervir durante cinco minutos en recipiente tapado. Para la infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con el material vegetal y este se tapa. Luego se dejar enfriar, se filtra y se realizan lavados de la zona afectada dos o tres veces al día durante entre tres y cuatro semanas.

También pueden machacarse los foliolos en un mortero, agregando eventualmente unas gotas de agua hervida, hasta exprimir el zumo. Esta segunda preparación se filtra antes de realizar lavados de la zona afectada, con la misma periodicidad y el mismo período tiempo que en el caso de la formulación anterior.

A lo anterior, se refiere en otras fuentes más recientes que la guacamaya francesa tiene usos etnomédicos documentos en países asiáticos para tratar la escabiosis o sarna, el herpes zóster, la urticaria y el prurito o picazón.

Los métodos de aplicación pudieran ser más o menos similares, pero acá nos limitamos a las recomendaciones referidas en la tercera edición de la ‘Farmacopea Vegetal Caribeña’ para Senna alata, una especie medicinal de gran valor para cuidar la salud de nuestra piel… ¡desde lo natural!

1 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural