El Centro de Atención Cardiovascular, del Hospital Universitario Provincial Manuel Ascunce Domenech, de Camagüey afronta las adversidades derivadas del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos hacia Cuba.

Este embargo afecta significativamente la importación regular de marcapasos, los cuales actualmente se adquieren de la marca Biotronik, de origen alemán.

Leonardo Segura Pujal, líder del Departamento de Arritmia y Marcapasos detalló que anteriormente se empleaban cuatro variedades de estos aparatos en el país, incluyendo dos estadounidenses, además de uno italiano.

En relación con el procedimiento de implante, Segura Pujal informó que el intensificador de imágenes del departamento se encuentra averiado, por lo que se optó por la reutilización de los aditamentos con suficiente vida útil, que se reimplantan.

09 abril 2024| Fuente: Radio Reloj

Luego de concluir las labores de impermeabilización de cubiertas en el hospital general docente Abel Santamaría Cuadrado, Pinar del Río restableció el servicio de cirugía oftalmológica electiva.

Con el paso del huracán Ian, en septiembre del año 2022, el centro asistencial sufrió afectaciones de infraestructura que impidieron esos procederes.

Realizamos alrededor de 40 intervenciones diarias en tres posiciones quirúrgicas fundamentales, y en ocasiones utilizamos una cuarta, explicó a la prensa el doctor José Carlos Moreno Domínguez, jefe del grupo provincial de Oftalmología.

Buscamos la manera de agilizar la atención a los pacientes pendientes por el período de rehabilitación constructiva del área y mejorar así su calidad de vida, indicó.

Precisó que en estos momentos efectúan cirugías de cataratas, de oculoplastia y también algunos procedimientos de retina.

A sus 90 años de edad, María Rita García Blanco es una de las beneficiadas con la reanudación del servicio.

Me operaron de una catarata y estoy muy agradecida porque me han atendido muy bien, manifestó.

La realización de los estudios preoperatorios en las consultas externas, mientras el proceso reconstructivo avanzaba, agiliza ahora la actividad en la unidad quirúrgica.

Cerca de 80 especialistas y residentes brindamos atención a los pacientes de todos los municipios pinareños que lo requieran, enfatizó Moreno Domínguez.

Durante varios meses las urgencias médicas de esta naturaleza se remitían al hospital Ramón Pando Ferrer, en la capital cubana, y hoy se asumen en la institución vueltabajera, pues las condiciones ya lo permiten.

19 marzo 2024|Fuente: Guerrillero| Tomado de | Noticias| Ciencia

La Casa de Dementes de San Dionisio fue la primera instalación hospitalaria de nuestro país para la atención a personas con trastornos mentales. Costeada por el Capitán General Don Dionisio Vives, la inauguraron el 18 de septiembre de 1828.

Primeras experiencias en el mundo

España tiene el honor de ser pionera en el tratamiento y hospitalización de personas en situación de demencia. Desde el siglo XI los enfermos recibían atención hospitalaria con la aplicación de métodos adecuados para la época.

En esta propia nación el fraile Juan Gilabert Jofré fundó en 1409, en Valencia, lo que es considerado el primer manicomio del mundo, el Hospital de Tontos, Locos y Dementes.

Este ejemplo y la preocupación por asistir a los enfermos de demencia se extendió hacia el resto de Europa. Antes de la llegada de Cristóbal Colón a América otras naciones de ese continente ya contaban con manicomios dedicados a la atención de los enfermos.

A pesar de que España desde el siglo XV se había preocupado por la atención de su población en situación de demencia, estas experiencias llegaron tardíamente a nuestro continente, en especial a Cuba.

Casa de Dementes de San Dionisio

Hasta inicios del siglo XIX los dementes deambulaban por las calles y eran objeto de burla y de maltratos del resto de la población. El único tratamiento institucional era recluir a los hombres en las cárceles públicas, con el resto de los delincuentes. Por las conductas propias de su enfermedad eran castigados, recibían maltratos corporales y encierros en condiciones inhumanas.

Los primeros antecedentes en Cuba del interés por la atención siquiátrica  datan de finales del siglo XVIII cuando apareció el 2 de octubre de 1791 en el Papel Periódico de La Havana una publicación con el título de Idea curiosa en el que sugería la inmersión en agua de los enfermos como método terapéutico.

En 1804 se emite uno de los documentos legales de mayor antigüedad con respecto a este tema. El Capital General de la Isla, Don Salvador de Muros y Salazar, Marqués de Someruelos decretó la reclusión de los dementes, iniciándose un periodo conocido como de “reclusión compulsiva”. Los hombres serían llevados a La Real Cárcel de La Habana y las mujeres que fueran agresivas a la Casa de las Recogidas de San Juan Nepomuceno.

A partir de 1826, se inician los primeros intentos de hospitalización de los enfermos mentales y se logra un paso importante al dejar de relacionar a los criminales y leprosos con la población siquiátrica. Para ello se destinaron los Hospitales de San Francisco de Paula para las mujeres y el de San Lázaro para los hombres.

En 1827 saldría a la luz la investigación más antigua de la que se tiene referencia en nuestro país. Su autor, Tomás Pintado, como resultado de sus observaciones, expresó sus consideraciones sobre la esencia de los trastornos mentales y de la conducta de los individuos que la padecen.

La situación de la población siquiátrica en el país y el creciente interés de la medicina por este padecimiento fue determinante para que el Capitán General Don Dionisio Vives ordenara y financiara la construcción del primer hospital cubano para enfermos mentales. Se realizó entre 1826 y 1828 y fue inaugurado el 18 de septiembre de este último año. Como es lógico, dicha obra de caridad debía llevar el nombre de su benefactor: Casa de Dementes de San Dionisio.

Esta institución estuvo ubicada en la calle San Lázaro, entre el hospital para leprosos de igual nombre y el cementerio de Espada, en La Habana. Allí solo se atendían hombres. Para las mujeres se construyó un pabellón especial que compartían con personas en diversa situación, dígase esclavos, enfermos, incapacitados para el trabajo y ancianos emancipados; ello sin distinción de sexo.

El hospital funcionó hasta 1860 cuando fueron trasladados los enfermos a una nueva instalación apartada a 10 km del centro de la ciudad. El Potrero Ferro fue adquirido por el gobierno colonial por un valor de 17,000.00 pesos a José Mazorra, de ahí su nombre tan popular que con el tiempo sería sinónimo del Infierno de Dante.

17/09/2023

Fuente: (cubadebate) Tomado – Especiales/ Historia

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