May
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Paciente de la COVID-19 y colaborador de la salud en Guatemala, David Gómez Machado prioriza, en su conversación, la importancia de la presencia de los cubanos para los más pobres de la nación centroamericana.
Licenciado en higiene y epidemiología, salió de Cuba el 17 de diciembre de 2019, cuando el nuevo coronavirus era solo noticias por su aparición en la República Popular China y no la gran tragedia en que se convirtió después su trasmisión con su estela de fallecidos, enfermos y afectaciones económicas.
David ahora de vacaciones, refiere la buena relación que mantienen los galenos de la Isla con pacientes y el pueblo en general en Guatemala, donde la misión de salud cubana lleva unos 20 años.
Radicado en Escuintla, uno de los 22 estados del país, labora en un laboratorio de entomología de un centro de salud, para el estudio de insectos y otros artrópodos en su condición de patógenos o vectores que afectan al hombre, donde tiene las mejores relaciones con profesionales guatemaltecos.
En la realización de sus acciones de colaboración lo sorprendió el SARS-CoV-2 , con síntomas como dolor de cabeza, fiebre, vómitos, deposiciones y mucho decaimiento, pero sin gravedad, además recibió todo el amor y sabiduría de sus compañeros cubanos.
El licenciado de 38 años, sin comorbilidades, no presentó complicaciones, pero hubo otros colaboradores infestados , algunos que estuvieron en peores condiciones, pero todos salvaron la vida
Cuando pude me reincorporé al trabajo- dijo y agregó-porque esa población necesita mucho del quehacer del personal de salud nuestro, hay grandes y caros centros sanitarios, pero solo los cubanos se adentran a lugares intrincados y atienden a los más pobres sin costo alguno.
La mayoría de los guatemaltecos son muy agradecidos y tenemos buenos amigos, quienes en muchos casos contribuyen con la misión cubana, destacó.
Gómez Machado, quien también pertenece al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemia Henry Reeve estuvo en Haití cuando la epidemia de cólera y en Mozambique para la atención de víctimas del ciclón Idai.
El epidemiólogo siente mucho orgullo por su colaboración en cualquier lugar del mundo, pero sobre todo como parte de la “Henry Reeve” donde más falta hace el cuidado y servicio de salud.