Innovación es una de las palabras que define el quehacer de la Empresa Laboratorios Farmacéuticos AICA, institución responsable de la obtención de 197 productos para el cuadro básico de medicamentos, los cuales contribuyen principalmente a la atención al paciente grave y crítico.

Innovación es una de las palabras que define el quehacer de la Empresa Laboratorios Farmacéuticos AICA, institución responsable de la obtención de 197 productos para el cuadro básico de medicamentos, los cuales contribuyen principalmente a la atención al paciente grave y crítico.

Ampolletas, soluciones oftálmicas, anestésicos dentales, agentes citotóxicos, bulbos líquidos y liofilizados, parenterales de gran volumen, sueros y hemoderivados, colirios y fármacos para tratamientos hepáticos son fabricados en las 16 líneas de producción de las cinco unidades que conforman el centro.

Con mil 800 trabajadores, y siendo una de las Empresas de Alta Tecnología del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (BioCubaFarma), la institución invierte cuantiosos recursos en investigación, desarrollo e innovación, en la superación profesional y en el desempeño exportador para generar nuevos productos, servicios, tecnologías y mercados.

Sobre la producción de medicamentos, los resultados, tras asumir procesos de fusión y nuevos servicios, y las proyecciones futuras de la entidad, intercambió con la Agencia Cubana de Noticias Antonio Emilio Vallín García, director general de AICA desde hace seis años.

Destacó que gracias a la capacidad de sus ingenieros y la contribución de otras empresas de BioCubaFarma garantizan el funcionamiento de las líneas. Unas 12 de ellas han operado sin interrupciones este año y el resto estuvieron afectadas por déficit de materias primas y envases, fundamentalmente de vidrio, debido a la falta de financiamiento y las afectaciones en la logística internacional.

Hasta el cierre de agosto lograron más de 160 medicamentos y han registrado en los últimos meses alrededor de 11 faltas, entre ellos citostáticos y hemoderivados, aunque, “más que un número, lo importante es su sensibilidad”, señaló.

Procesos de fusión y el desafío de una cultura única

Con la creación de BioCubaFarma el 27 de noviembre de 2012, al año siguiente las empresas comenzaron a unirse acorde a la forma farmacéutica y los estilos de dirección más exitosos.

Desde ese momento y hasta el 2021, siete instituciones formaron parte de AICA, lo cual significó un reto, y es que al decir de Vallín García, en un proceso de fusión lo más difícil no es adquirir los edificios, los productos o las maquinarias, sino adquirir una cultura única.

Lograrlo pasa por seleccionar las mejores personas, transmitir conocimientos sobre la base de la disciplina organizacional, elevar los estándares de calidad de las entidades, que estas tengan acceso a las exportaciones y que dispongan de un sistema de control interno y de contabilidad certificada, agregó el directivo que por 16 años integró el colectivo del Centro de Inmunología Molecular.

A partir de la experiencia acumulada, en enero de 2021 la conocida Empresa de Sueros y Productos Hemoderivados Adalberto Pesant integró AICA, y la complejidad de la nueva fusión radicó en los 30 meses que llevaba con pérdidas, por lo que se importaban los hemoderivados al ser esta la única entidad responsable de obtenerlos.

Detalló que alrededor de 20 millones de dólares en 12 meses eran necesarios para mantener la cobertura básica de los productos, a lo cual se sumó que al importarlos no era posible controlar la sangre de los donantes voluntarios o pagados y eso representaba un riesgo adicional.

Para alcanzar estándares similares a los de AICA –precisó Vallín García– fue necesario cambiar directivos y acordar nuevos convenios laborales, recapitalizar la instalación, comenzar un proceso inversionista y despejar inventarios y activos fijos.

Al concluir el primer año de trabajo conjunto se fabricaron más de un millón de sueros al mes, una cobertura de hemoderivados básica para la cantidad que necesita el país, además obtuvieron más de 54 millones de pesos en utilidades y se incrementó casi siete veces el salario.

Este es uno de los modelos de fusión de más rápida transición ocurrido en la industria biofarmacéutica y constituye un ejemplo de cómo se puede rescatar una empresa en bancarrota a partir de la inserción, principalmente, de personas bien formadas, afirmó.

COVID-19: una oportunidad para desplazar los límites

Vallín García expresó que en los meses de COVID-19 los trabajadores, lejos de replegarse y esperar, apostaron por hacer cosas nuevas a la vez que mantenían la producción de medicamentos.

Durante 2021 AICA condujo su primer ensayo clínico vinculado a la gammaglobulina anti-SARS-CoV-2, fabricó el BTV (Medio de Transporte Viral) desarrollado por el Centro Nacional de Biopreparados, algunos inmunógenos del Instituto Finlay de Vacunas, que integran el programa nacional de inmunización, y completó el proceso productivo del Nasalferon y Abdala.

“Intervenir en la obtención de la vacuna era más que una solicitud de BioCubaFarma y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, pues significó un cambio de paradigma para la empresa, enfocada hasta entonces en sus propios productos sin vocación de dar servicios a terceros”, comentó.

En el pasado calendario también incursionaron en la calibración y reparación de equipos mediante un laboratorio de metrología certificado, que cumple con las buenas prácticas de calidad y beneficia tanto a la institución como a hospitales, centros de investigación y otras entidades del Grupo Empresarial.

El licenciado en bioquímica y biología molecular aseguró que con el cambio de paradigma, AICA aspira a convertirse en una empresa que brinda servicios, además de trabajar para ella y el cuadro básico de medicamentos. “Aunque pareciera sencillo, no lo es, pues requiere de otra cultura al ser el cliente quien impone los estándares, que ya son elevados”, aclaró.

Futuro de AICA está en potenciar la cultura de servicios

Cumplen con las buenas prácticas de fabricación de acuerdo a los países a los que exportan y poseen fuerza calificada en cuanto a tecnología, calidad, producciones e ingeniería.

A partir de estas potencialidades, su futuro inmediato está en fomentar la cultura de servicios aplicable a la fabricación de cualquier producto biofarmacéutico, mediante la obtención de conjunto con otros centros de investigación o con el aumento de las especificaciones, refirió el director general.

Con este propósito, en el año en curso lograron desarrollar el Irinotecan y la Gemcitabina, citostáticos que se importan actualmente y que podrán incorporarse a la cartera de la entidad de acuerdo a la disponibilidad del ciclo financiero.

También los investigadores trabajan en proyectos vinculados a las heparinas de bajo peso molecular, los parches transdérmicos y la liberación controlada de fármacos.

Para Vallín García, hace seis años AICA se convirtió en su mayor reto profesional, que implicó salir de su zona de confort para dirigir una empresa con un sistema de operaciones complejo, pero hoy –insistió– tiene un desafío mayor: lograr insertarla en la economía mundial.

octubre 05/2022 (ACN)

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