Ago
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MATANZAS.–Donar sangre es cosa de personas corajudas. No todo el mundo está dispuesto. Pero en momentos duros nunca faltan los valientes.
Se comprende entonces la razón por la cual, en apenas tres días, casi un millar de personas donó su sangre.
Más que el número, lo que más impresiona a Orelvys Reyes Madrazo, subdirector del Banco Provincial de Sangre, es el gesto.
Yisell Cabrales López, doctora de 32 años de edad y trabajadora del policlínico Carlos Verdugo, está entre quienes han ofrecido su solidaridad a las víctimas del accidente en la Base de Supertanqueros.
«Esta es la primera vez que dono. Estoy muy conmovida por esta tragedia. La disposición de otras muchas personas me sirvió de inspiración, y lo hago, sobre todo, por mis dos hijas, por humanidad y por mi profesión.
«Es mi granito de arena por el bien de quienes lo necesitan», comentó un rato después, cuando ya se disponía a partir hacia el Hospital Faustino Pérez, a trabajar en la terapia intensiva, su especialidad.
Una vez más Gricerio Carrasco Cedeño, trabajador forestal, cumplió la promesa hecha a sí mismo: donar su sangre cada vez que fuera necesario. «Con esta suman 55 las ocasiones en que he entregado mi sangre para salvar vidas, auxiliar a heridos o, sencillamente, para aportar al programa de donaciones», aseguró.
Las muestras de apoyo crecen desde los municipios de Cárdenas, Colón, Jovellanos y Jagüey Grande, donde existen otros cuatro centros de este tipo.
Han tenido el mismo gesto territorios como Ciego de Ávila, Mayabeque, Villa Clara, Cienfuegos y La Habana, explicó Reyes Madrazo.
El mismo sentimiento de valentía que exhibe un donante está en los que laboran en esas unidades de Salud, quienes describen horas de mucho ajetreo. «Desde el sábado a media mañana esto ha sido muy fuerte; pero, a pesar del cansancio, uno siente el placer de ser útil», expresó la licenciada en Enfermería, Ibis Bermúdez Jiménez.