El polvo blanquecino lo inundó todo con tan solo un estruendo y lo oscureció, también, de golpe. A eso de las once de la mañana del pasado 3 de abril, cuando las rocas inmensas que conformaban el rústico horno para hacer cal empezaron a desplomarse, en las cercanías de una de las casas de la comunidad espirituana de Hornos de Cal, nadie sospechaba que los casi cuatro metros de piedra estaban sepultando en vida a Luis Hernández Casanova, más conocido como Coco. Leer más