Mar
19
Su nombre científico es Cissus verticillata y en Cuba se le conoce popularmente como bejuco ubí. Originaria de las regiones tropicales del continente americano, esta especie es, según Roig, muy común en nuestro país, donde se le halla en cercas y matorrales, en colinas y montañas calcáreas de cierta elevación.
El bejuco ubí es una planta trepadora perenne, de hojas ovaladas, con la base en forma de corazón, que florece en los meses invernales. Sus frutos son pequeños en forma de bayas. De color purpúreo, se tornan negros cuando maduran.
En su obra Plantas medicinales, aromáticas y venenosas de Cuba, Roig apunta que “hace algunos años, cuando una epidemia de influenza azotó la Isla, alcanzó gran fama el bejuco ubí como remedio eficaz contra esta enfermedad”. También señala que en la región de Camagüey se emplea para tratar las enfermedades del pecho y las afecciones venéreas.
Cita a otros autores, entre ellos Stadley, quien dice que “las hojas a veces se aplican a los granos o inflamaciones y en México la decocción de los tallos se usa como remedio para el reumatismo”, y a Caíñas, que refiere que “la decocción a partes iguales de tallos y hojas constituye un positivo remedio contra la gripe, si se bebe a razón de cuatro tazas al día, lo más caliente que sea posible, como sudorífico”.
La Farmacopea vegetal caribeña, en su tercera edición, recomienda el empleo de las hojas del bejuco ubí para tratar los abscesos y afecciones ganglionares, los forúnculos, el resfriado, la tos y la gripe. En todos los casos, la parte a utilizar es la hoja.
La forma de preparación para las afecciones ganglionares y los abscesos es lavando la lesión con agua hervida y jabón, igual que la hoja, la que se calienta ligeramente al fuego para tomar entre una y dos cucharadas del material vegetal bien troceado, que se aplica directamente sobre la zona afectada. Luego, se cubre el área con un apósito o paño limpio. El procedimiento se hace dos veces en el día.
Para los forúnculos, se recomienda también lavar la lesión con agua y jabón, para entonces aplicar en cantidad suficiente la hoja lavada y machacada sobre la zona afectada. Esta se cubre con un apósito o paño y limpio, renovándolo dos veces al día.
Por último, para los resfriados, la tos o la gripe se prepara una decocción con seis cucharadas de hojas troceadas en un litro de agua. Esta mezcla se pone a hervir en recipiente tapado por 10 minutos, se deja enfriar y se filtra. Se bebe una taza, equivalente a 250 mililitros, tres veces en el día.
Fuera de los usos anteriores del bejuco ubí, otras propiedades de la planta han sido investigadas mediante estudios de laboratorio, lo cual hace que esta adquiera un renovado interés en el campo de la fitoterapia. Si bien tales investigaciones no son todavía clínicas en la mayoría de los casos, son importantes de cualquier manera y le otorgan al bejuco ubí nuevas aplicaciones.
Se han estudiado los efectos gastroprotector, antidiarreico, antidiabético y ansiolítico, así como sus propiedades antibacterianas y antifúngicas.
Un aparte lo merece el uso como hipoglicemiante en diabéticos, ya que en algunos lugares de Brasil y en otras regiones se le conoce como “insulina vegetal”. En esas tierras es empleado el bejuco ubí para controlar la glicemia.
Sobre su efecto antidiabético, se plantea que este se produce sin incrementar los niveles de insulina en sangre y fundamentalmente se recomienda su empleo por pacientes portadores de diabetes mellitus tipo II.
Se dice que el efecto antidiabético del extracto de esta planta funciona mediantre un mecanismo similar al de las biguanidas, drogas utilizadas en el tratamiento farmacológico convencional de la enfermedad, entre las cuales la metformina es la más conocida.
En cuanto al efecto gastroprotector, se ha demostrado una protección de la mucosa gástrica en modelos experimentales con animales de laboratorio, pero este fue más marcado cuando la administración del extracto de la planta antecedió a la sustancia irritante del estómago.
Sobre el efecto antidiarréico, se ha evidenciado que disminuye la cantidad de heces líquidas y retrasa la aparición de la diarrea, lo cual se relaciona con una disminución del tránsito intestinal y un incremento en la absorción de agua y electrolitos.
En la acción sedante, se plantea que los compuestos responsables son los flavonoides, el linalool y el alfa-tocoferol presentes en las hojas.
Por último, la actividad antifúngica y antibacteriana de los extractos de la planta se ha demostrado en laboratorio frente a Escherichia coli, estafilococos, pseudomonas y varios tipos de bacilos, así como frente a hongos patógenos.
Debe diferenciarse esta planta de Cissus trifoliata, especie del mismo género y que la población identifica con igual nombre vulgar, pero que es diferente.
No se recomienda el uso del bejuco ubí en personas susceptibles a padecer de depresión o bajo tratamiento con fármacos antidepresivos. Tampoco debe emplearse durante el embarazo (puede provocar aborto) y la lactancia, ni en niños menores de cinco años.
Fuera de estos elementos de rigor, el bejuco ubí es una planta medicinal con amplios usos bien documentados y otros bajo investigación que la convierten en una herramienta útil para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!
18 Marzo 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud desde lo natural
Mar
18
Millones de vidas están en peligro por los recortes de EE.UU. a sus programas de ayuda en diversos países contra enfermedades como la malaria, el sida o la tuberculosis, advirtió este lunes en rueda de prensa el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
«En el caso de la malaria, “si continúan las interrupciones, se podrían sufrir 15 millones de casos adicionales al año y 107 000 muertes, lo que supondría perder 15 años de progresos”, destacó el máximo responsable de la agencia sanitaria de la ONU».
Respecto al VIH/sida, “podría haber tres millones de muertes relacionales más, el triple de las registradas el pasado año”, regresando a números de hace unas dos décadas, advirtió Tedros en una prolongada intervención en la que enumeró múltiples efectos de la retirada de ayuda norteamericana para la salud global.
Sobre la tuberculosis, Tedros advirtió que 27 países de África están sufriendo colapsos en sus sistemas de respuesta, con problemas de personal y suministro de tratamientos y tests.
El director general recordó en este sentido que Estados Unidos ayudó durante las últimas décadas a salvar unos 80 millones de vidas con programas de prevención de la tuberculosis, “unos progresos que ahora también están en peligro”.
Redes de vacunación
Asimismo, las redes de vacunación contra enfermedades como el sarampión, la polio o la rubeola en muchos países en desarrollo están ya sufriendo los efectos del final de la contribución estadounidense a través de la agencia de cooperación USAID y otros canales, subrayó el experto etíope.
“Una red de más de 700 laboratorios para la inmunización global de estas enfermedades estaba completamente financiada por Estados Unidos y ahora corre el riesgo de tener que cerrar justo en el peor momento, cuando está habiendo una resurgencia del sarampión”, agregó.
Tedros también llamó la atención sobre las dificultades actuales de supervisar el avance de la gripe aviar, una de las enfermedades con mayor potencial pandémico, después de que Estados Unidos reportara el pasado año los primeros casos de contagios entre ganado vacuno y humanos, en varias granjas de ese país.
Alertó de que más de 2 600 instalaciones sanitarias en una docena de crisis humanitarias han tenido que suspender ya sus servicios total o parcialmente, o están en peligro de hacerlo, a causa de la crisis que la salud global enfrenta por la marcha de EE.UU., uno de los principales contribuyentes a la OMS y sus programas durante décadas.
Salud global
“La Administración estadounidense ha sido extremadamente generosa durante muchos años, y está en su derecho de decidir los programas que apoya o no, pero tiene una responsabilidad a la hora de garantizar que cuando retira sus fondos lo hace de forma ordenada y humana”, aseguró el director general, quien conminó a Washington a negociar una salida más progresiva de los países afectados.
“Pedimos a EE.UU. que reconsidere sus decisiones, porque su apoyo a la salud global no sólo salva vidas en el mundo en general, sino que también hace más seguros a los propios Estados Unidos”, afirmó.
El director general de la OMS reconoció que, tanto si Estados Unidos reanuda alguno de los programas paralizados como si no lo hace, “otros donantes tendrán que aumentar sus esfuerzos”, así como los países que dependían en gran medida de EEUU, y recordó que la OMS ha pedido repetidamente a todos sus miembros que aumenten progresivamente su gasto en salud.
“Ahora es más importante que nunca”, concluyó el director general de la OMS, organización de la que Estados Unidos se retiró poco después de que Donald Trump fuera investido presidente por segunda vez, aunque en teoría la salida norteamericana no se oficializará hasta pasado un año.
17 Marzo 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud
Feb
18
Samuel ha vivido cuatro años con un dolor en la espalda. Es una bolita que tengo y crece cuando cargo un tercio de leña o el cemento. Me duele y ya no puedo trabajar, le dice al doctor Ovidio, médico cubano que lo escucha y lo ausculta. Primero le mide la presión con el único baumanómetro que hay en el centro de salud de IMSS-Bienestar; le escucha el corazón, los pulmones. Lo toma de la cara, mira sus ojos, el interior de los párpados inferiores. Una revisión básica completa.
El galeno le pregunta al paciente por una mancha que tiene en la parte inferior de la boca, si le duele. Lo debe ver el dermatólogo. Le pide que se suba a la camilla y se recueste. Ovidio palpa el estómago y pregunta si tiene molestias. Sí, amanecí con diarrea.
Ya sentado, el médico revisa la espalda, donde está la bolita. Palpa la zona y aprieta. Es por tu trabajo, eso que cargas provocó un nódulo sebáceo en el músculo. Todavía es pequeño pero con el tiempo va a crecer y también el dolor será más fuerte, explica el médico y pregunta si es posible que ya no cargue tanto. Pues no, es mi trabajo, es la respuesta inmediata de Samuel.
El doctor, quien desde 2004 ha trabajado en diferentes países como parte de las misiones cubanas, extiende la receta y él mismo va al cuarto donde está la farmacia y trae la medicina para calmar el dolor de la espalda y unas vitaminas, pero si puedes, deja de cargar tan pesado, insiste.
Ese es el trabajo que realizan los médicos cubanos en el centro de salud de El Retiro, localidad donde las casas son de madera, viven alrededor de 200 familias y aunque hay un centro de salud desde hace una década, el servicio no había sido regular. En los pasados tres años ha estado a cargo la doctora Marilú Trejo, quien de septiembre a diciembre de 2024 tuvo una licencia por maternidad.
El centro de salud se volvió a quedar sin médico, pero en octubre llegaron los cubanos. Laboran de lunes a viernes de las 7 a las 15 horas y ahora se preparan para fortalecer la atención primaria con visitas a los adultos mayores que ya no salen de sus casas, a las mujeres que dieron a luz y para ver a los enfermos que están en cama. También buscan acercarse a los hombres que, por su trabajo, casi no van al centro de salud.
La mayor asistencia es de mujeres con sus hijos. Algunas ya acuden de manera regular; otras por alguna enfermedad, como Marisela, quien llegó con dos bebés, gemelos de un año tres meses de edad, los más pequeños de sus cinco hijos. Tenían una infección de vías respiratorias y luego de revisarlos, el doctor Ovidio dispuso: vamos a aprovechar para pesar y medir a los niños e iniciar el seguimiento de su crecimiento y desarrollo.
Así lo hizo con la ayuda de la enfermera. Antes ya le había dado las medicinas y al menos dos veces le explicó a Marisela cómo tomarlas y en las de los niños, además de la receta, el especialista escribió en las cajas, las dosis que debería darles. No te vayas a equivocar, le dice.
En una comunidad donde se habla tseltal y se rige por los usos y costumbres es indispensable pedir autorización para realizar cualquier actividad, lo que incluye la presencia de personas extranjeras que llegaron para brindar atención médica en el centro de salud. Los dos médicos familiares cubanos no lo sabían y les tocó constatar la desconfianza de la población. En los primeros días, si acaso llegaba un paciente.
El cambio vino luego de la asamblea en la que se informó a la población sobre su presencia y la pregunta de si estaban de acuerdo en ser atendidos por ellos. Nos aceptaron y aumentaron las consultas, recuerdan los galenos Ovidio de Jesús Bermúdez y Pedro Jorge Creixell. En una segunda asamblea, la comunidad aceptó las visitas a las casas.
Ahora, hay días que atienden hasta 15 personas entre las 7 de la mañana y las 3 de la tarde. A veces baja la afluencia por el clima de esta zona, los Altos de Chiapas, donde lo cotidiano son las bajas temperaturas y, por lo mismo, la gente no sale de su casa. Y la neblina, la visibilidad es casi nula. No se ve nada, comentó Creixell.
La doctora Trejo se reincorporó en diciembre al trabajo. Su horario es de las 8 a las 16 horas y lo primero que destaca es la sorpresa que le ha provocado ver que los pacientes regresan para su seguimiento, en los días que les indican los cubanos. Llevo tres años aquí y no había logrado eso, apunta.
El Retiro está a casi tres horas de Tuxtla Gutiérrez, dependiendo de las condiciones del camino. Se llega a San Cristóbal de las Casas y de ahí a Oxchuc. Luego existen dos opciones: un camino de terracería y de subida por donde pueden circular vehículos, preferentemente camionetas todo terreno; unos 30 minutos hasta un punto donde el camino termina y hay que seguir a pie. El mapa dice que son 650 metros al centro de salud. El primer tramo es de bajada por una vereda lodosa que para un citadino implica un alto riesgo de resbalar y caer.
El otro es un camino que se abrió recientemente. Algunos tramos son de concreto y otros –que parecen la mayoría– de terracería, pero los vehículos llegan hasta el centro de salud.
Ese es el recorrido que a diario realizan los médicos. Viven en Oxchuc, en un edificio donde se rentan cuartos. Para subir a El Retiro por las mañanas, abordan un mototaxi que nos cobra de 70 a 80 pesos y se va por el camino nuevo. Para el regreso no hay transporte, caminamos, hacemos senderismo para bajar al municipio. Eso no es obstáculo para hacer nuestro trabajo, comenta el doctor Pedro Jorge, quien tiene 37 años de experiencia como médico familiar y está satisfecho porque ya nos va conociendo la población.
Ha estado en misiones en ocho países. Me faltaba México, dice con una amplia sonrisa, mientras toma un descanso. Camina a la calle y coincide con la salida de los niños de la escuela. Uno de ellos pasa cerca y extiende la mano: “¡qué hay, doctor!”
17 Febrero 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud