Sep
26
El asma bronquial es una enfermedad crónica que provoca que las vías respiratorias se inflamen y se estrechen. Esto hace que haya dificultad para respirar, con sibilancias, falta de aire, opresión en el pecho y tos.
Dependiendo de la frecuencia, duración e intensidad de sus manifestaciones clínicas, el asma puede tener un curso agudo, subagudo o crónico.
La enfermedad tiene un origen complejo e involucra la inflamación, la obstrucción intermitente y la hiperreactividad de las vías respiratorias. El edema y la secreción de mucosidades contribuyen tanto a la obstrucción como al aumento de la reactividad.
Los estímulos desencadenantes aquí pueden ser de varios tipos, tanto endógenos como ambientales. Factores como la caspa o el pelaje de animales, los ácaros del polvo, los cambios climáticos (con mayor frecuencia el clima húmedo y frío) y la contaminación ambiental se relacionan con la aparición del asma.
Igualmente, determinados alimentos, el exceso de actividad física, el moho, el polen, el humo del tabaco, infecciones respiratorias altas, el estrés emocional y hasta ciertos medicamentos .
El modo en que se presenta la enfermedad varía de una persona a otra, pero de manera común suele haber ataques agudos separados por períodos donde el paciente está asintomático.
Esos ataques pueden durar de minutos a días y sus síntomas incluyen tos con o sin flemas, retracción de la piel entre las costillas al respirar, falta de aire que empeora con la actividad física, silbidos o sibilancias con la respiración, dolor o rigidez en el pecho, dificultad para dormir y una expiración más prolongada que la inspiración al respirar.
La presencia de un compromiso respiratorio extremo, con labios y cara de color azulado, somnolencia intensa o confusión, sudoración y dificultad para hablar, entre otros, son síntomas que implican la necesidad de una atención médica urgente.
El asma bronquial, una enfermedad crónica no transmisible, requiere un tratamiento médico apropiado y son muchas las especialidades que inciden en la atención de los asmáticos.
Los objetivos del tratamiento, desde cualquier perspectiva, están encaminados a controlar la inflamación de las vías respiratorias, limitar la exposición a sustancias que puedan desencadenar los síntomas y ayudar al enfermo a que pueda realizar las actividades normales sin que aparezcan síntomas.
Para ello se utilizan, según corresponda, medicamentos de control a largo plazo para ayudar a prevenir los ataques y medicamentos de alivio rápido para uso durante las etapas de agudización.
Por supuesto, está documentado el empleo de plantas medicinales para el tratamiento del asma bronquial. En la Farmacopea Vegetal Caribeña, en su tercera edición, se recomiendan varias especies que pueden ser de utilidad, aunque hay que decir que ninguna sustituye el tratamiento convencional.
Algunos ejemplos
Anamú (Petiveria alliacea): se prepara una decocción con seis cucharadas de las hojas troceadas en un litro de agua. Se deja hervir durante cinco minutos en recipiente tapado y luego se enfría, se filtra y se bebe una taza, equivalente a 250 mililitros, tres veces al día.
No se debe usar durante el embarazo, ya que puede provocar aborto. Tampoco durante la lactancia ni en niños menores de ocho años.
Por los riesgos de interacción con insulina e hipoglucemiantes orales, los diabéticos deben evitar ingerir esta decocción pues es posible una potenciación de sus efectos. La raíz y el tallo de la planta pueden provocar reacciones de hipersensibilidad.
Cebollino (Allium shoenoprasum): puede elaborarse una decocción o una infusión con dos o tres bulbos en un litro de agua.
En caso de decocción se agregan los bulbos previamente machacados y se deja hervir por cinco minutos en recipiente tapado. Para la infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con los bulbos previamente tostados y machacados y se tapa.
En cualquiera de los dos casos, se deja enfriar, se filtra y se bebe una taza tres o cuatro veces al día. No se debe usar el cebollino con fines medicinales durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de tres años.
Orégano francés (Coleus amboinicus): se prepara una decocción o infusión con siete cucharadas de hojas frescas troceadas en un litro de agua.
En caso de decocción, hervir por cinco minutos en recipiente tapad. Si se opta por una infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con las hojas previamente soasadas o no y este se tapa. Luego se enfría, se filtrar y se bebe una taza en el momento que lo requiera la indicación sintomática, hasta tres veces al día.
No se debe usar durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de tres años.
Sábila (Aloe barbadensis): se deben emplear las hojas obtenidas de un ejemplar de al menos año y medio de sembrado, utilizando preferiblemente una de las hojas inferiores, pues son las más adecuadas para un mejor efecto terapéutico.
La hoja se corta lo más cerca posible de su base y con un cuchillo se eliminan su extremo distal y los bordes espinosos laterales. Se separa la piel de ambas caras, procurando descartar la capa amarillenta que está inmediatamente debajo de la piel y que es el látex de la sábila, que posee propiedades laxantes.
Con el gel o mesófilo se prepara un licuado, utilizando una o dos cucharadas para una taza de agua. Se bebe esta cantidad una o dos veces en el día.
También se puede preparar una decocción o una infusión con igual cantidad de material vegetal para igual volumen de agua.
En caso de decocción se pone a hervir por diez minutos en recipiente tapado. Para la infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con el material vegetal y se tapa. Luego se deja enfriar y se bebe una taza dos veces al día.
***
En la referida farmacopea se recomienda siempre, por el riesgo del asma bronquial para la salud, una valoración médica y utilizar, si está indicado, alguna de las anteriores formulaciones como complemento del tratamiento médico convencional.
En el caso de la sábila, esta no se recomienda para las crisis de agudización. Si se aprecia un deterioro del paciente, que el asma persiste por más de dos días o que la crisis se prolonga por más de una hora, es necesario volver al médico para una reevaluación.
Las especies aquí mencionadas tienen un uso tradicional documentado y hay evidencias de sus efectos farmacológicos y estudios de toxicidad que respaldan la seguridad de su empleo.
Por tales razones, es posible recomendarlas para el control del asma bronquial en adultos, como una opción más para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!
23 Septiembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural
Jun
3
El uso de las plantas medicinales y sus productos derivados suele considerarse seguro y libre de riesgos, pero esto no es así exactamente.
Hay factores como la selección adecuada de la especie y de la parte de esta a emplear, así como la dosis y forma de preparación convenientes, entre otros, que pueden determinar que una planta termine siendo nociva para la salud.
De esta forma, puede incluso llegar a poner en peligro la vida de las personas, lo cual es prevenible en la mayoría de los casos.
Saber un poco acerca de los riesgos relacionados con las plantas medicinales nos ayudará a hacer un uso más racional de ellas. No siempre la tradición es la que determina que una persona recurra a estas modestas aliadas del hombre para cuidar su salud.
Hoy en día, un médico puede prescribir al paciente determinada formulación farmacéutica elaborada con extractos vegetales y es bastante común que la persona acceda a propaganda o información científica sobre los beneficios de una especie en particular.
Lo cierto es que a veces no usamos una planta porque es la que habitualmente nuestras abuelas siempre tenían a mano para determinado malestar.
Hay quien tiene en su patio hierbas no autóctonas del país como el meprobamato (Coleus amboinicus) o consume cápsulas de chancapiedra (Phyllanthus niruri) procedentes de Perú. En todo esto hay riesgos, siempre los hay, por eso vamos a revisar algunos.
Lo primero que se debe saber es que es imprescindible utilizar la planta correcta. Un ejemplo bien ilustrativo es el del anís estrellado (Illicium verum), una especie que no se cultiva en Cuba pero sí se consume.
En España se han reportado intoxicaciones en lactantes por confundirla con la badiana del Japón o anís estrellado japonés (Illicium anisatum). Esto ha determinado que en ese país el Illicium anisatum esté en la lista de plantas cuya venta al público queda prohibida o restringida por su toxicidad.
Por otra parte, si bien el anís estrellado se considera seguro, también puede producir neurotoxicidad al superar la dosis máxima recomendada de una estrella por cada 200 mililitros de agua o por llevarlo a ebullición durante un tiempo prolongado, ya que por ambas causas se alcanza una mayor concentración de principios activos.
Con respecto al empleo correcto de la parte de la planta, tomemos el caso de la sábila (Aloe vera o Aloe barbadensis).
El uso medicinal del mesófilo o gel de las hojas está bastante extendido, pero para su obtención debe evitarse el contacto con el jugo amarillo que produce la capa verde que lo rodea, el cual puede producir una reacción de hipersensibilidad en la piel o un efecto laxante por vía oral. Este látex, aunque se emplea también con fines medicinales, no debe mezclarse con el mesófilo cuando sea ese el material vegetal que va a ser utilizado.
La dosificación o cantidad a consumir de una planta es otro factor a observar.
Por ejemplo, la menta poleo o simplemente poleo (Mentha pulegium), aunque en forma de infusión a la dosis habitual resulta segura, puede causar a altas dosis síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos, letargo, aumento de la presión arterial y del pulso, entre otros. La pulegona presente en su aceite esencial es hepatotóxica y responsable de cuadros de intoxicación.
Aquí, como en otros casos, vale recordar al doctor Julián Pérez Peña y también tener en cuenta “la dosis exacta”.
Otro tema imprescindible para garantizar un uso seguro de las plantas medicinales es el de las posibles interacciones con medicamentos convencionales. Se dice que estamos en presencia de este tipo de interacciones cuando el efecto de un fármaco determinado es modificado cuantitativa o cualitativamente por la administración concomitante o consecutiva de una planta medicinal.
El ajo (Allium sativum), el jenjibre (Zingiber officinale) y la manzanilla (Matricaria recutita) pueden afectar la agregación plaquetaria cuando se emplean a dosis terapéuticas. Se ha descrito la interacción por separado de estas plantas con medicamentos anticoagulantes como la warfarina o antiagregantes plaquetarios como la aspirina.
Igual, en caso de las combinaciones de algunas ellas, es posible esperar una potenciación de dicha acción farmacológica con el correspondiente riesgo de sangramiento para el paciente.
Por último, hay que considerar el consumo de plantas medicinales y la cirugía. Se sabe que hay personas que usan determinadas plantas de manera continua, pero a la hora de someterse a una intervención quirúrgica es importante informar al anestesiólogo sobre esto, ya que especies como las tres anteriores incrementan el riesgo de sangramiento trans y posoperatorio.
Otras interacciones también han sido descritas, como el incremento de la acción de fármacos depresores del sistema nervioso central por el uso de la pasiflora (Passiflora incarnata).
Sirvan estos ejemplos para argumentar la necesidad de suspender la ingestión habitual de plantas medicinales o productos derivados de ellas al menos siete días antes de una intervención quirúrgica. No se trata de que su empleo sea nocivo para el paciente, sino de preparar adecuadamente al enfermo que va a someterse a este tipo de procedimiento. Una vez sobrepasada la cirugía, y bajo supervisión médica, puede darse continuidad a su consumo.
El embarazo y la lactancia, así como las edades pediátricas, quedan para otro momento. Son estas etapas de la vida en las que, si bien no están absolutamente contraindicadas las plantas medicinales, no todas se pueden utilizar por falta de estudios que avalen la seguridad de su uso.
Vale entonces saber que natural no es sinónimo de inocuidad absoluta. El uso de especies vegetales con fines terapéuticos puede también implicar riesgos, pero así es con cualquier medicamento.
Sigamos utilizándolas entonces, pero a la dosis exacta, desde la tradición y con las evidencias científicas acumuladas. Si así lo hacemos, las plantas medicinales seguirán siendo nuestras aliadas para cuidar la salud… ¡desde lo natural!
27 Mayo 2025 Fuente: Cubadebate /Noticias/ Desde lo natural
May
29
Tras una reparación capital por daños causados por fenómenos atmosféricos, se reinauguró el Hogar Materno «Paulina Pedroso» en Consolación del Sur, adscrito al Policlínico «1ro de Enero». Este centro, muy demandado por la comunidad, brinda atención médica especializada a embarazadas de riesgo, mujeres con patologías asociadas y adolescentes, con una capacidad de 19 camas, actualmente todas ocupadas.
El Dr. Gilberto Luis Medina Álvarez, jefe de hospitalización del policlínico, destacó la importancia de contar con este servicio en medio de las dificultades económicas, resaltando su impacto en la calidad de vida de la población. La reapertura del hogar materno acerca la atención médica a la comunidad, mejorando el acceso a cuidados esenciales en el ámbito de la salud materno-infantil.(leer)
28 mayo – Guerrillero
