Todo un ritual realizan los trabajadores del Centro Nacional de Biopreparados (Biocen) antes de entrar a la Planta de Producción de Parenterales: se lavan las manos; pasan al vestuario, se ponen las batas, los cubre botas, una malla para el pelo, guantes, y, de acuerdo con el nivel de seguridad donde trabajan, agregan gafas, trajes de aislamientos y caretas. Es parte del estricto protocolo que asegura la calidad.

Cada producción se realiza en áreas controladas. Se miden las partículas que puedan contener microorganismos contaminantes, también se controla la temperatura, la presión, la humedad. Da la impresión de que todo funciona como la maquinaria de un buen reloj.

En la zona de preparación de materiales, se disponen desde los uniformes hasta los viales y las piezas de los equipos. “Todo pasa por un tratamiento químico, para esto tienen autoclaves y hornos que descargan en barrera, de la zona sucia a la limpia, en esta última ocurren los procesos de formulación y llenado de los productos”, según nos explicó Humberto Pérez de la Concepción, jefe de la Planta de Producción de Parenterales.

Los que laboran en el área limpia tienen un régimen de trabajo especial, están sometidos a sobrepresión porque “la cascada de presión va de esta área hacia la zona sucia”, aquí las personas son el mayor contaminante por lo que tienen toda la anatomía del cuerpo cubierta. Por su parte, los materiales de envase primarios -viales, sellos, tapones-, pasan por una lavadora especializada “encargada de quitar cualquier impureza, tanto por el exterior, como por el interior. De ahí, los viales continúan en una estera hacia un horno de esterilización que alcanza temperaturas de 300 grados”.

En el área de formulación –dijo– existe un sistema automático para grandes volúmenes de producto, aquí se adiciona el ingrediente activo al resto de los componentes de las formulaciones. Al frente de esta operación, una de las más delicadas del proceso, está Claudia quien lleva solo un año de graduada y es jefa de formulación y liofilización. Luego, el medicamento formulado pasa a las líneas de llenado.

Unos pasillos blancos “casi laberínticos para los recién llegados” nos llevan al área de recepción de bulbos donde en una sincronía perfecta salen los viales, en esta ocasión presenciamos la salida de Soberana Plus. Tania y Odett son las encargadas de la recepción. La primera es estudiante de Biología de la Universidad de La Habana que como parte de sus prácticas laborales apoya a la producción de las vacunas cubanas contra la covid-19. A Odett, el amor por este mundo le viene de familia, porque sus padres también trabajan en Biocen y ella lleva tres años allí como técnica en química industrial.

Ambas ponen en las cajuelas los 208 bulbos que luego pasan al área de inspección. Aquí una máquina de revisión automática con ocho telecámaras se encarga de comprobar los posibles defectos que puedan tener
Daymara Fontera García, especialista del área de inspección óptica acotó que “revisa fibras, partículas, la concentración de la vacunas, la cantidad de acuerdo con los límites establecidos por los laboratorios para estos productos”.

Esta joven graduada hace dos años de Ingeniería Industrial agregó que la máquina tiene un canal de aceptados por donde salen los bulbos que tienen la calidad requerida y uno de rechazados, aquí pasan aquellos que tienen algún tipo de defecto. Aclaró que la inspección visual se realiza en tres modalidades: manual, semiautomática y automática.

El pasado 22 de septiembre el presidente de BioCubaFarma, Eduardo Martínez Díaz, desde su cuenta de Twitter, dio una noticia de gran interés para los cubanos. “Hemos completado la producción de todas las dosis de vacunas que necesitamos para inmunizar a nuestra población. El reto fue grande, pero lo hicimos”, escribió en un tuit. En un tiempo récord, Cuba produjo todas las dosis necesarias para vacunar a su población y Biocen es uno de los centros que ha hecho posible esta hazaña.

Hemos completado la producción de todas las dosis de vacunas que necesitamos para inmunizar a nuestra población. El reto fue grande, pero lo hicimos. #CubaEsCiencia pic.twitter.com/GexmWSXtmJ
— Eduardo Martínez Díaz (@EdMartBCF) September 22, 2021

Desde finales de agosto con la liberación del ingrediente activo necesario para fabricar las Sobernas, en el Centro Nacional de Biopreparados sus trabajadores y equipos no se han detenido, unas 300 000 dosis diarias de vacunas se han estado produciendo.

Lázaro Sánchez González, especialista principal en organización y planificación de la producción señaló que se han fabricado más de 7 000 000 de Soberanas y de ellas se han liberado más de 4 500 000. “El 85 % de las vacunas liberadas corresponden a Soberana 02 y el resto a Soberana Plus. Esto tiene que ver con los esquemas de vacunación”, aclaró.

Para cumplir con estas cifras –apuntó Pérez de la Concepción– hemos tenido que estresar a los equipos del sistema y también el personal se ha visto afectado por la pandemia.
“Hemos producido dos presentaciones de cada una de las vacunas, Soberana 02 y Soberana Plus. Ambas tienen bulbos multidosis que contienen 10 dosis (estas tienen tiomersal, porque es necesario para prevenir la contaminación microbiana del vial) y monodosis que no contienen el tiomersal”, añadió el jefe de la Planta de producción de Parenterales.

Las Soberanas se han desarrollado en las dos plantas de producción de parenterales que se dedican a la elaboración de los productos biotecnológicos en Biocen.

“En muchos de los productos que hacemos el ingrediente activo se produce en los centros de investigación, donde se desarrollan e investigan, y nosotros hacemos la formulación final, es decir, adicionar al ingrediente activo, los aditivos que lleva la formulación, terminarlo para que pueda ser administrado, colocarlo en los viales y darle la presentación final”,
expresó Pérez de la Concepción.

La planta número dos –acotó– se dedica a los productos líquidos, en especial a vacunas. En la otra planta (número 3), además de los productos líquidos se hacen otros liofilizados. “Esto es un tipo de proceso en el que a los productos que son inestables se les extrae el agua para hacerlos más duraderos y evitar la descomposición. El agua se extrae en condiciones especiales de baja presión y temperatura, para que no hierva o se caliente el producto”, advirtió.

Las Soberanas no son el único producto que sale de Biocen para el enfrentamiento a la COVID-19. “Cerca de 6 600 000 unidades físicas de productos que tributan al protocolo de tratamiento contra la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 han sido producidos en el centro. De ellos destaca el Interferón líquido 3M del cual casi se ha fabricado un millón, además de 110 598 unidades de Jusvinza y 57 734 unidades de Heberferón, entre muchos otros”, informó el especialista principal en organización y planificación de la producción.

Asimismo, Sánchez González puntualizó que se han producido 4 500 000 de unidades del medio transportador para virus (BTV) necesario para trasladar los hisopos desde los lugares donde se realizan las muestras nasofaríngeas, hasta los laboratorios donde se analizan.

Humberto Pérez de la Concepción, jefe de la planta de producción de parenterales explicó que el centro comenzó a desarrollar otro medio de transporte que fuera más factible y barato producirlo en medio de las limitaciones que tiene el país, debido a las dificultades en la importación de las materias primas.

Así nace el medio de transporte universal (BTV), “que sirve no solo para virus, sino también para otros microorganismos. En su fabricación intervienen varias plantas, entre ellas la de medios de cultivo y en las etapas finales –formulación, llenado, inspección visual y envase– las de parenterales”, expuso Pérez de la Concepción.

Desde la obtención de su registro sanitario en 1994, la Biomodulina T ha sido empleada básicamente en el tratamiento de infecciones respiratorias a repetición en el adulto mayor, con excelentes resultados de eficacia y seguridad. A partir del 2008, este producto es fabricado en Biocen.

“Se trata de un inmunomodulador biológico de origen natural, tiene acción citorestauradora y su primordial indicación se concentra en pacientes con disfunción inmunológica, sobre todo de tipo celular, asociada al deterioro gradual del sistema inmune provocado por el envejecimiento (el denominado proceso de inmunosenescencia)”, dijo a Cubadebate la especialista en Inmunología y jefa del Grupo de Ensayos Clínicos, Mary Carmen Reyes Zamora.

Con casi un millón de unidades fabricadas este año, la Biomodulina T fue uno de los primeros medicamentos incluidos en el protocolo contra la covid-19 en Cuba en un escenario preventivo. La también máster en Ensayos Clínicos aseguró que al tener las evidencias epidemiológicas que apuntaban a los adultos mayores, en especial aquellos que se encontraban en instituciones de cuidados a largo plazo, como vulnerables a la enfermedad se decidió intervenirlo con este producto.

El proceso se realizó –dijo– en todo el país, en hogares de ancianos, hospitales psiquiátricos, centros médicos–psicopedagógicos y lugares de atención social. “El tratamiento tiene el objetivo de fortalecer desde el punto de vista inmunológico a los adultos mayores”, aclaró que no es una vacuna, pero “si estos pacientes se contagiaban iban a estar más preparados ante la infección”.

Debido a la duración de la pandemia se han establecido ciclos de tratamiento cada seis meses, incluidos en el programa del adulto mayor. La especialista en Inmunología y jefa del Grupo de Ensayos Clínicos expuso que se han evidenciado resultados satisfactorios no solo en la prevención de estadios graves de la enfermedad y la mortalidad, sino en el control de otras infecciones respiratorias.

“También se han desarrollado intervenciones con Biomodulina T en poblaciones abiertas, en eventos de transmisión local o en poblaciones de alto riesgo. Cuando se incluyó al protocolo el ingreso domiciliario, se comenzó a utilizar en un esquema de dosis más corto, para los adultos mayores que fueran contacto intradomiciliario de un caso positivo”, agregó.

Los ingredientes activos farmacéuticos son el núcleo de la medicina moderna y forman la base de muchos de los tratamientos innovadores y eficaces que se desarrollan hoy en el mundo. De ahí la importancia de una moderna batería de fermentadores que ha sido montada en la Planta de Ingredientes Activos de Biocen.

El jefe de esta área, el ingeniero Yoel Perea Martínez, comentó que esta nueva tecnología cuenta con dos fermentadores, uno de 150 litros y otro de 900 litros, además de un tanque de 200 litros para la preparación de soluciones. “El anterior fermentador que tenía la planta era de los años 80, completamente obsoleto y en el mercado no existían piezas de repuesto para esa tecnología”, señaló.

En esta nueva batería se fermentará el ingrediente farmacéutico activo para la estreptoquinasa recombinante cubana, un producto del CIGB que restablece el flujo sanguíneo en pacientes que sufren infarto agudo del miocardio, y previene la necrosis isquémica del tejido.

septiembre 28/2021 (Cubadebate)

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