May
16
Validar la cultura familiar mediante el apoyo y la capacidad de decisión son elementos que forman parte de la estrategia intersectorial del servicio de instituciones sociales de la Salud Pública, y en la provincia de Las Tunas se otorga protagonismo a las casas de abuelos que acogen a personas de la tercera edad, como parte del Programa Integral de Atención al Adulto Mayor.
El amor es ley en esta familia adoptiva que crece con la llegada de nuevos integrantes a la casa de abuelos Guillermo Tejas Silva, de esta ciudad. Allí un grupo de profesionales saben de anhelos, comprensión y amor entre quienes permanecían solos en su hogar o sin familiares biológicos responsables de su cuido.
Desde hace tres años llegó a la institución, perteneciente al policlínico Gustavo Aldereguía Lima, Mirian García Meriño, para recibir y llenar de amor sus días, «vine para acá porque encontré aquí una familia, una familia que nos quiere, está al tanto y se preocupa por nosotros, ellos saben a importancia de un beso en la mañana.
«Vivo sola, tengo un solo hijo pero no vive conmigo, y necesitaba venir para acá. Aquí encontré un amor tan grande y tan inmenso que no puedo explicar, el buenos días, el preguntar cómo te sientes y amaneces de los trabajadores de institución y los demás abuelos que aquí permanecemos juntos ocho horas», refiere García Meriño.
América Veliz Ávila reafirma el valor de la familia que fomentan entre quienes, aunque viven en hogares diversos, se sienten acogidos por otros de su edad y el personal sanitario.
«Desde el 2020 yo entré a este espacio con una finalidad, encontrar otra familia aparte de la mía pues en esos momentos me encontraba muy sola y decidí estar aquí», detalla la actual presidenta del Consejo de abuelos.
«En realidad encontré lo que yo quería porque para mí es primordial la familia y constituye la base de la identidad, la autoestima y los esquemas de convivencia social. Es donde las personas comienzan a descubrir el mundo y relacionarse, interactuar y desarrollarse como personas.
«Este es el mejor lugar al cual pueden venir otros adultos, donde nos atienden de manera especial por eso nunca queremos irnos porque estamos en familia. Necesitamos un beso por la mañana, un abrazo y esa dulzura tan importante en nuestras vidas».
Vecina del reparto Finlay, Mirtha Navarro Sánchez desde hace un año disfruta del aprecio de una nueva familia, «en mi hogar tengo cariño por momentos, porque pasaba el día sola hasta que encontré este lugar lleno de afecto, comprensión y compañía, ya no tengo soledad».
«Para mucha gente cuando llegamos a esta edad somos un estorbo pero aquí no, el personal se ocupa de todo, nos estimulan la autoestima y nos hacen sentir útil, aquí tenemos un vínculo muy fuerte con personas de diferentes características y formas de pensar, pero con un solo criterio, sentirnos como una familia».
A pesar de que el concepto de familia evoluciona de acuerdo a las tendencias mundiales y los cambios demográficos, los profesionales de la Salud Pública en ese contexto transmiten la seguridad y bienestar emocional de la familia que forman en las casas de abuelos.
La trabajadora social Edelmis Hidalgo Jorge confiesa que desde que llegó aprendió a valorar más el trabajo con el adulto mayor, «conocí la importancia de querer y valorar a mis 32 abuelitos con diferentes personalidades. Ellos están aquí con el propósito de la rehabilitación mediante la terapia ocupacional, las actividades y las dinámicas para una mayor calidad de vida».
Por su parte la licenciada en Enfermería Aliuska Rodríguez, con cuatro años de labor resalta la relación afectiva para mejorar la forma de vida de estos pacientes, ávidos de compañía y de comunicarse, «ahí es donde comienza el papel fundamental de estos centros, mediante la labor de psicólogos, psiquiatras y médicos mejoramos la forma de vida de los abuelos.
«La cotidianeidad limita el disfrute de la vida de estas personas de la tercera edad que necesitan tanto amor y cariño como un niño pequeño, ellos buscan en nosotros el abrazo de una familia extendida que sumamos el personal de la salud junto grupos de apoyo del sector de la cultura, transporte escolar y de trabajadores por cuenta propia de la comunidad».
La familia constituye la unidad básica de la sociedad y en el Día Internacional de las Familias es la oportunidad de reconocer aquellas que por adopción fomentan y favorecen el amor entre los abuelos desde una perspectiva de derechos.
15 Mayo 2024 Fuente: Radio Victoria/ Noticias/ Salud
Mar
6
Irene dice que solo hace su trabajo, pero desde que mi hija y yo ocupamos la pequeña sala dedicada a los casos de COVID-19, en el Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez, cada dos por tres se asoma a través del vidrio para decirnos que está ahí por si nos hace falta algo.
No alcanzo a ver sus labios. Incluso, en el pasillo de la sala desierta, se mantiene de verde de pies a cabeza, nasobuco incluido, pero se las arregla para decirme que no puedo salir, y que prepare lo necesario, porque en un rato llegará la comida.
La veo desandar y mirarme con pequeños ojos achinados que me anuncian una sonrisa tras el barbijo. La observo desde mi mundo que se cae a pedazos, y trato de corresponderle, pero no puedo.
Solo una madre sabe…
De un momento a otro se pone un segundo par de guantes y entra al cubículo. En un par de movimientos sustituye una sábana, y empieza a limpiar sobre lo limpio. La pequeña mesa donde todavía no he empezado a acomodar nuestras cosas, el piso, las persianas, el baño que, por suerte, es para dos…
Me pregunta, mientras, de dónde soy, cómo fue, cuándo empezaron los síntomas y qué se siente. Me dice que hay muchas cosas por ahí y llama la atención de mi hija, “enganchada” por completo a su tablet, y logra sacarle un par de respuestas. “Se nota que no se siente bien, pero tranquila, mamá”.
Se despide, “por el momento”, y sigue en lo suyo. Pasillo arriba. Pasillo abajo. En ocasiones se detiene frente a un cubículo cercano, totalmente aislado de nosotras, ocupado solo por un pequeño y su madre.
La observo, entonces, agacharse un momento y “regresar” con una cara de asombro casi pegada al cristal. Vuelve a esconderse tras el muro, se yergue casi al momento con los ojos cerrados, hace un movimiento de cabeza y abre los ojos de un tirón. Del otro lado, el niño le sigue el juego y se ríe. Y es bueno escuchar.
Poco después, la veo acercarse con bolsas conocidas. “Qué pena, cargar tanto peso”, le digo. “Es mi trabajo”, me responde con los ojos achinados, y mientras las coloca en la mesa dice que estuvo hablando con “la abuela”, y calmándola un poco, pues estaba muy nerviosa.
Aunque no lo parezca, Irene, por debajo de toda esa tela verde, tiene un cuerpo de unos 60 años. Crió a su propia prole, y ahora empina a un nieto que le dejaron. ¿Y la madre? “Se fue y me lo dejó” -acota sin sombra de queja.
Ha estado toda su vida en el hospital, en un trabajo que le encanta, y al que llega todos los días después de cruzar la ciudad de punta a cabo, y aunque ya tenía una edad que podía considerarse de riesgo, fue de las primeras que dijo sí para trabajar en las primeras salas para casos de COVID-19 en la provincia de Guantánamo.
Me lo cuenta a retazos. Por medio del vidrio o mientras entra a arreglar algo, a cerrar la llave del agua que, sin querer, dejamos abierta, decirme que para ahorrarle trabajo a la familia, puedo consumir el agua de la sala, hervida y fría, o anunciar que estará con nosotras hasta el otro día.
En algún momento, casi de noche, dice que cree acordarse de mí, y cuando le confirmo que es posible que sea yo la que conoce de la televisión, corre a compartir el hallazgo con sus compañeras de turno. ¿Ustedes saben quién está aquí? Ahhh, pues ¡afinen…! Su entusiasmo me hace sonreír.
Cuando llega la noche, me ayuda a estar un poco más cómoda, y en la mañana me pasa un poco de café que han comprado entre todas. La veo, por primera vez, en ropa de calle, mientras se afana en maquillarse. Definitivamente no aparenta su edad, en cuerpo o en alma.
Ha llegado su relevo, pero se queda un rato más, y antes de despedirse, pregunta si puede hacer algo más por nosotras, y que ojalá no nos vuelva a ver en tres días, cuando tiene su turno.
Yo le doy las gracias, de verdad. ¿Irene, no?, confirmo. “La misma, para servirle”. Gracias, le repito, por todo. “Qué va, mi’ja, si yo solo estoy haciendo mi trabajo”, me responde, y de verdad lo cree. (Tomado de Venceremos)
06 marzo 2024/ Fuente: Cubadebate/ Tomado de /Noticias/ Salud
Nov
15
La reafirmación del ejercicio del derecho a la salud de manera universal, gratuita y con calidad, así como la protección del mismo en correspondencia con la Constitución de la República de Cuba, son dos aspectos medulares que hacen del anteproyecto de Ley de Salud Pública una herramienta esencial en el actual ordenamiento jurídico del país.
“Con esta normativa se pretende fortalecer el sistema de Salud cubano y asegurar que la salud sea un derecho fundamental protegido y ejercido de manera efectiva por todos los ciudadanos”, apuntó en entrevista con Cubadebate el doctor José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública.
Incorporar los preceptos constitucionales, los mandatos de otras normas superiores y los acuerdos internacionales adoptados por el Gobierno cubano, son algunos de los propósitos que han dado lugar a la necesaria actualización de esta Ley, cuya propuesta—recordó Portal Miranda— se debate en estos días con colectivos de profesionales del sector.
“Los criterios y opiniones de los trabajadores de la salud y demás actores involucrados en la implementación de esta nueva ley creemos que son fundamentales para construir una legislación más abarcadora y robusta, que proteja los principios de la Salud Pública en Cuba”, apuntó.
La “salud” en el centro de las prioridades
Para el ministro, no puede hablarse del anteproyecto sin partir del hecho de que este aborda la concepción integral de la salud, reconociéndola como un estado de bienestar físico, mental y social en conexión con el entorno, una concepción que revoluciona toda la norma.
Significó que el anteproyecto reconoce a la Salud Pública como un bien esencial de utilidad social que se logra mediante esfuerzos mancomunados de la sociedad y el Estado por el bienestar común de la sociedad y del desarrollo humano, con acciones intersectoriales y servicios integrados de promoción de salud, prevención de enfermedades y de atención, protección y recuperación del individuo, la familia y la comunidad, en interacción con el medioambiente e incluye la sanidad animal y vegetal, mediante el concepto integrado y armónico de “Una salud”.
“Reconoce que la salud va más allá de la mera ausencia de enfermedad, abarcando dimensiones físicas, mentales, sociales y espirituales. Al adoptar este enfoque integral, se promueve un cuidado más completo y efectivo para las personas. Además, el concepto de una salud reconoce la importancia de abordar los determinantes sociales de la salud y trabajar de manera intersectorial. Reconoce que la salud humana depende de la salud del ecosistema en el que vivimos, por lo que es fundamental adoptar medidas para preservar y proteger el medio ambiente como parte integral de la promoción de la salud, entre muchos otros elementos”, comentó.
El ministro insistió en el hecho de que la anterior Ley de Salud Pública, la Ley 41, data del año 1983. Si bien fue un paradigma en su momento, esta nueva propuesta recoge los avances y programas desarrollados posteriormente en el país, muchos pilares de la atención médica como es el propio Programa del Médico y la Enfermera de la Familia. Por lo tanto, el anteproyecto actual refleja de manera más precisa los fundamentos del Sistema Nacional de Salud, construido y perfeccionado a lo largo del tiempo, dijo Portal Miranda.
De modo que, dijo, no se trata solamente de actualizar la ley vigente, es una nueva ley que constituye una necesidad de cara a los procesos, la organización del sistema en sus tres niveles y las garantías que brinda a la población, así como una fortaleza al trascender la voluntad política y reflejarla en protección jurídica en un cuerpo legal de rango superior. Hablamos de cumplir con preceptos constitucionales.
Entre ellos se encuentra el artículo 42 de la Constitución, que se refiere al derecho de las personas a no sufrir discriminación, lo cual es fundamental en el ámbito de los servicios de salud en términos de equidad, acceso y universalidad. Además, reconoce la dignidad humana como un valor supremo, que se diferencia de otros valores y derechos debido a su importancia para la vida de las personas, sostuvo.
Asimismo, “el artículo 46 que ampara, entre otros, el derecho de todas las personas a la vida y a la salud y el 72 que reconoce la salud pública como un derecho de todas las personas y que es responsabilidad del Estado garantizar al acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación, mediante un sistema de salud a todos los niveles que desarrolle programas de prevención y educación, en los que contribuye la sociedad y las familias”, explicó el ministro.
En ese sentido, llamó la atención en que por primera vez se incorpora el concepto de “servicios de atención, protección y recuperación”, los cuales sirven como referencia para la organización de los servicios y el sistema en sus diferentes ámbitos de actuación.
También quedan regulados en el texto constitucional otros postulados que refuerzan elementos conexos a la salud humana, como el medio ambiente, el agua, los alimentos, la seguridad en el trabajo, que encuentran vínculos en la nueva propuesta legislativa, apuntó.
De acuerdo con el ministro, un elemento que ha sido crucial para la propuesta de ley es el modo en que aborda elementos de otras normas ya vigentes como el Código de las Familias y que tienen elementos estrechamente relacionados con el sector de la Salud.
“Hay una cantidad significativa de postulados del Código de las Familias que debemos incorporar tanto en el anteproyecto como en nuestros propios protocolos de actuación y guías de buenas prácticas. Esto implica una transformación en la atención médica, así como en los escenarios de atención y prevención, que requieren una actualización integral”, dijo Portal Miranda.
Por ejemplo, el tema de la violencia es un elemento prioritario que estamos abordando desde el Ministerio de Salud Pública, para que quede debidamente reflejado en los protocolos y flujogramas de prevención y atención a este flagelo dentro del sistema, señaló.
La norma está hablando del derecho de toda persona a recibir dentro de los servicios de salud un trato digno y con equidad, libre de abusos, coerción o violencia, basado en los principios de la bioética y la ética médica y sin discriminación, así como del deber de propiciar ambientes libres de violencia en las instituciones sanitarias, explicó el ministro.
Agregó que en el documento legislativo se han considerado además temas relacionados con la filiación asistida. “Durante muchos años se han invertido recursos y conocimientos en técnicas de reproducción humana asistida, pero no había un reconocimiento legal de su importancia desde el punto de vista jurídico. Específicamente, en el ámbito de la filiación asistida, se deben tener en cuenta las disposiciones y prohibiciones establecidas en el Código de las Familias, como es el caso, por ejemplo, de la gestación solidaria, que tiene dentro del Código requerimientos muy específicos, los cuales desde el sistema deben contemplarse”, apuntó.
Según Portal Miranda, otro tema que aborda el Código de las Familias y que tiene un impacto directo en el sistema de Salud es el interés superior de las niñas, niños y adolescentes. Este concepto, que se reconoce por primera vez en la legislación familiar, tiene una relevancia especial en el ámbito sanitario, especialmente en lo que respecta a la autonomía progresiva de los menores en la toma de decisiones o al menos en el conocimiento de los servicios y necesidades de salud que requieren, dijo el ministro.
De ahí que—sostuvo— “este es un aspecto que también demanda una actualización de nuestros protocolos”, insistió.
Rasgos distintivos de la nueva Ley
15 noviembre 2023|Fuente: Cubadebate| Tomado de Especiales|Salud