Solo una madre, un padre, una abuela o abuelo, un pariente cualquiera sea, que haya tenido en la familia a un niño enfermo de COVID-19 sabe cuánto se sufre y de qué tamaño es la angustia, imposible de abarcar en estas letras.

Por eso, y porque también el personal de Salud, además de la angustia pone su saber y entrega total, es que la doctora Lissette del Rosario López, Jefa del Grupo Nacional de Pediatría, del Minsap, insiste en que hay que “aprender el mensaje que nos dan los números”.

Así subrayaba en el más reciente espacio televisivo Viernes de Pediatría, conducido por la periodista Gisela García Rivera, donde subrayaba que en el país se contaban ya, desde el inicio de la pandemia en marzo del año pasado, con más de 47 mil niños -de ellos más de 2 690 lactantes- diagnosticados con la enfermedad.

Sin dudas, ofrecer estadísticas “feas” como estas no busca abrumar, sino, como cada día se hace por muy diversas vías, convocar a la ciudadanía, a mamá, papá, abuelo, adolescente…, a replantearse cómo actuar y qué más hacer para que esas cifras vayan disminuyendo. “Es el camino más inteligente, el más optimista, y hay que ajustar las velas”, comentaba la doctora López.

Muy interesante su observación sobre cómo no solo se observa este incremento de menores contagiados, sino que estos contagios están aumentando también entre niños y adolescentes aquejados de enfermedades crónicas, lo cual los hace aún más vulnerables.

Esta última situación no ocurrió en la primera ola pandémica y era algo de lo que nos vanagloriábamos.

Lastimosamente, ya no sucede así. En particular, la experta llamó la atención de manera especial a las familias de menores con enfermedades renales, ya que en Cuba son más de 25 los niños, niñas y adolescentes con una condición renal comprometida al punto de requerir hemodiálisis. “A estos niñitos tenemos que cuidarlos un tantico más”, apuntó.

Ante la sospecha de un menor infectado, llamó a acudir a los servicios de salud, en especial a la atención primaria, al médico de familia, “porque el médico es quien tiene las herramientas para determinar la conjugación de la sospecha clínica con la eventualidad epidemiológica, un nexo que va muy de la mano”.

Al momento de redactar estas líneas se registraba en Cuba la mayor cifra de contagios en edades pediátricas, incluyendo a lactantes y en particulares a menores se seis meses. La población cubana infantil es de más de 2 millones 400 mil, y se encontraban enfermos 47 mil.

Esos contagios representan un 0.95 del total de los menores de edad cubanos, y, por tanto, hablan de que sí hay un importante por ciento de las familias que han asumido con responsabilidad el cuidado de sus pequeños. Pero basta con que un solo niño o niña se enfermen para activar la alarma y la tristeza.

Sin embargo, a pesar de que no son mayoría, continúa viéndose a pequeñitos en sus coches o cargados acompañando a sus mayores en colas, en guaguas… siguen niños más grandecitos en parques, en espacios públicos jugando o tirándose de la canal; adolescentes corriendo atrás del balón…

Y asombrosamente, cada vez son más, al menos en los espacios de la capital recorridos por esta redactora. Se les ve entretenidísimos, en grupo, a los más grandes compartiendo una lata de refresco o un cigarro, con los naso bucos como collar o sin ellos mientras las estadísticas continúan subiendo.

Ellos también son fuente de contagio

“En la pediatría la familia es fundamental, es clave del éxito”, sentenciaba la Jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Minsap, y alertaba que la manera más inteligente, efectiva y segura de enfrentar la COVID-19 es no enfermarse, y para lograrlo hay que extremar las medidas de cuidado dentro y fuera del hogar.

“Porque no existe un medicamento en estos momentos que frene la COVID. Todos los medicamentos, todos los tratamientos, están encaminados a paliar, a disminuir, a ir tratando las consecuencias, los efectos agudos que va teniendo la enfermedad”. De ahí que lo mejor es evitar contagiarse, someterse a un riesgo hospitalario y a las posibles secuelas, recalcó la reconocida doctora.

A propósito de la expansión de la variante Delta, mucho más contagiosa, reiteró que igual está infectando a la población pediátrica, al punto de que los países con estadísticas más confiables reportan que más del 20-25 % de los contagios los constatan en la población pediátrica.

Habría que poner en círculo rojo una de las alertas dadas por la especialista: los niños pueden estar siendo portadores prolongados, lo cual es una alarma mundial.

Quiere decir que ellos no solo se enferman, sino que pueden estar jugando un rol importante en enfermar a sus padres y demás familiares. “Por eso es que no solo tenemos que cuidarnos de la puerta para afuera; en este minuto hay que cuidarse de la puerta para adentro también”, advirtió.

Un paso más en esta larga y difícil batalla contra el SARS-CoV-2,lo será el comienzo a partir del próximo 29 de julio, de la vacunación con Abdala a las embarazadas y madres que lactan. Con ello se estará protegiendo además de a esas mamás o futuras mamás, también a sus hijos.

Pero no nunca serán suficientes el avance, la inversión y los empeños, si todas, todas insisto, las familias cubanas no acaban de comprender la importancia de proteger a sus pequeños, de “aprender el mensaje que nos dan los números”.

julio 28/2021 (Cubasi)

julio 30, 2021 | Maria Elena Reyes González | Filed under: De la prensa cubana | Etiquetas: , , , , , , |

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