Táchira, Venezuela.–Tras visitar algunos hospitales privados en el estado de Cojedes, donde le negaron atención, una niñita de tres meses, deshidratada, llegó al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) San Juan Bautista del Pao.

En esa institución de difícil acceso prestan servicios médicos cubanos. «La bebé estaba en un estado crítico, y solo pudimos mantenerla con vida unas 24 horas. Eso golpeó al equipo de trabajo, porque pusimos nuestros recursos y empeño para salvarla. Si la familia hubiese acudido a nosotros a tiempo, esta anécdota tuviese otro final».

Ese ha sido el momento que más ha marcado el camino profesional de Leonardo Carlos Jiménez Capote, enfermero intensivista y colaborador de la Mayor de las Antillas en esta tierra venezolana.

«La población que vinimos a ayudar es diferente a la nuestra. La manipulación mediática acerca de la labor que realizamos los cubanos aleja a algunos pacientes. En primera instancia, la familia de la pequeña no se acercó a nosotros por miedo. Esa experiencia preparó a quienes la atendimos para luego enfrentar situaciones similares y más graves, como lesionados por armas de fuego. Esas son cosas que no vemos en Cuba», cuenta.

El especialista, quien cumple su tercera misión en la nación bolivariana, se desempeña, además, como vicecoordinador docente asistencial, formando a los futuros médicos del estado de Táchira.

«Pude haberme hecho médico. No obstante, me llamaban más la atención los procederes de Enfermería. Tanto me gustó, que me convertí en profesor en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, donde fui también cuadro de base de la UJC».

En Táchira vivió otro momento de especial conmoción. «Hace poco llegó un joven con un trauma toráxico, tras un accidente de moto. Lo estabilizamos, y hoy está en rehabilitación en el CDI San Josecito».

Leonardo Carlos quiere contar historias como estas, en la Segunda Conferencia del Partido, que se celebrará en Cuba en 2024, pues ha sido preseleccionado por el resto de los internacionalistas de su estado para participar en el magno encuentro.

«Ser elegido como precandidato es un honor, pues nunca pensé que me fueran a confiar la posibilidad de llevar el criterio de los colaboradores de la Misión a tan importante cita de los militantes y representantes del pueblo cubano en general».

Mientras tanto, él continúa salvando vidas, porque, como le dijo un profesor hace ya muchos años, «un buen enfermero no es la sombra de ningún médico, siempre que esté del lado de sus pacientes y de la sociedad que representa».

5 octubre 2023| Fuente: Granma| Tomado de Mundo

Caracas, Venezuela.–Katiuska González espera con ansias un beso de su bebé, de siete meses. Oliver Gabriel González Moncada no gatea, no aplaude, no se sienta, no levanta la cabeza ni tiene fuerza muscular como el resto de los niños de su edad.

Este pequeño padece, entre otras afecciones, del síndrome de Down. Tras el diagnóstico, los médicos fueron precisos: «Mamá, él necesita estimulación temprana para su evolución».

Con esas recomendaciones fueron hasta la sala de Rehabilitación Integral (SRI) Eduardo Gallego Mancera, en la parroquia El Valle, donde actualmente se atienden, de manera mensual, unos 200 venezolanos.

Hasta allí llevaron a Oliver Gabriel, con capacidades sicomotoras de un niño de un mes. «Luego de unos 30 días de rehabilitación, consiguió voltearse por sí mismo, y reaccionó correctamente al reflejo del paracaídas, aunque no tenía buen sostén cefálico». A pesar del poco tiempo en la sala, ha evolucionado satisfactoriamente, aseguró la doctora cubana Yarianna Guillén.

La atención que brindan los médicos de la Isla en los SRI es de los servicios con mayor afluencia de pacientes. En este país existen 586 centros, distribuidos en todos los estados, incluyendo las zonas fronterizas, selváticas y de difícil acceso.

«Dentro de cada sala se prestan ocho servicios, con el fin de mejorar la calidad y la expectativa de vida de la población. La atención esmerada y la posibilidad de contar con todos los métodos y medios terapéuticos hacen que numerosos pacientes lleguen en busca de nuestros doctores», afirma el fisiatra Freddy Matos, asesor nacional de SRI, de la Misión Médica Cubana en Venezuela.

Muchos de los que necesitan tratamiento en estas instalaciones sufren el rechazo de su familia, y terminan en la calle. Conociendo esas probabilidades, los especialistas cubanos se empeñan en alcanzar, con cada paciente, un nivel funcional óptimo, tanto física como mentalmente, para que puedan llevar a cabo la mayor cantidad de actividades posibles.

Yarianna Guillén, por ejemplo, confía en que, en el futuro, Oliver Gabriel saldrá caminando del SRI. «Tiene bríos», insiste.

Entre tanto, la madre, con toda la esperanza puesta en manos de los médicos de la Mayor de las Antillas, no pierde un día de rehabilitación.

Aunque ansiosa, aguarda con esperanza el día en que su bebé le regale el primer beso.

2 octubre 2023 |Fuente: Granma| Tomado de Noticias Mundo

Para un exatleta, como el venezolano Justo Jaimes, la edad forma parte de las estadísticas y no de los estados de ánimo. Por eso, a sus 73 años, el empedernido futbolista no espera en el banco de suplentes, sino que juega contra una cojera que le aqueja desde tiempos de pandemia.

Y la victoria está cerca, gracias a los especialistas cubanos de la Sala de Rehabilitación Integral “Eduardo Gallego Mancera”, de Caracas.

“Yo jugaba mucho fútbol y fui perdiendo fuerza en las piernas, al punto de sufrir una caída. Llegué aquí con problemas en los isquiotibiales. Me atendió el doctor Jorge, de la Misión Médica Cubana, y me indicó terapia con calor y ejercicios”.

Ubisley Almaguer Aguilera, uno de los rehabilitadores cubanos que ha atendido el caso de Justo, aporta a la historia.

“Vino con una distrofia muscular, con sus nervios muy débiles… y empezamos con sesiones de terapia para fortalecer sus piernas. Se fue recuperando y, aunque le falta mucho trabajo todavía, ya se encuentra a un 80 % de su capacidad motora y refiere mejoría”.

Así lo confirma el exfutbolista. “Cada día siento que se fortalecen mis piernas. Me han tratado muy bien, con mucho afecto y profesionalidad.”

Ubisley, el rehabilitador, siente cerca el triunfo de Justo. “Es una gran satisfacción saber que contribuimos al bienestar de personas así, que no se rinden, a pesar de su edad y las dolencias”.

A sus 73 años, el venezolano Justo Jaimes se empeña en seguir rodando balones o, al menos, poder disfrutar de la vida y del deporte sin dolor. Gracias a los especialistas cubanos de la Sala de Rehabilitación Integral “Eduardo Gallego Mancera”, el fútbol y Justo se seguirán mimando sobre un terreno, lleno de estadísticas, ánimos positivos y libre de cojeras.

21 de agosto 2023,   Radio Rebelde

 

agosto 22, 2023 | Gleidis Hurtado Cumbá | Filed under: Colaboración, Cuba, De la prensa cubana, Fitoterapia, Salud, Venezuela | Etiquetas: , , |