Existen múltiples enfoques terapéuticos, desde la psicoterapia hasta tratamientos farmacológicos, que han demostrado ser efectivos para aliviar los síntomas y ayudar a las personas a retomar el control de sus vidas.

En un mundo donde la productividad y el éxito son valorados por encima de todo, la depresión se erige como un enemigo silencioso que afecta a millones de personas en el globo. Esta enfermedad mental, a menudo incomprendida y estigmatizada, no discrimina; puede tocar la puerta de cualquier persona, independientemente de su edad, género o situación socioeconómica.

La depresión no es simplemente sentirse triste o desanimado. Es un trastorno complejo que puede manifestarse de diversas maneras: desde una profunda sensación de vacío, hasta la incapacidad para disfrutar de las actividades que antes se consideraban placenteras. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 264 millones de personas en el mundo padecen depresión, lo que la convierte en una de las principales causas de discapacidad.
A pesar de su prevalencia, constituye un tema tabú en muchas sociedades. El estigma asociado a los problemas de salud mental puede llevar a quienes sufren a ocultar su dolor, evitando buscar la ayuda necesaria. Esto crea un ciclo vicioso donde el sufrimiento se agrava y las oportunidades de recuperación se reducen.
La buena noticia es que la depresión es tratable. Existen múltiples enfoques terapéuticos, desde la psicoterapia hasta tratamientos farmacológicos, que han demostrado ser efectivos para aliviar los síntomas y ayudar a las personas a retomar el control de sus vidas.
En conclusión, la depresión resulta un desafío significativo que requiere atención urgente. Al abrir el diálogo sobre la salud mental y promover una cultura de empatía y comprensión, podemos ayudar a desestigmatizar esta condición y alentar a quienes sufren a buscar ayuda.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) le solicitó a investigadores y gobiernos expandir la investigación sobre patógenos que podrían evolucionar y causar futuras pandemias.

Entre estos patógenos se encuentran los responsables de enfermedades como la gripe, el Covid-19 y la tuberculosis, además de otros. Esta recomendación cuenta con el respaldo de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), una organización público-privada de la que forma parte la Fundación Bill y Melinda Gates y gobiernos como el de Alemania, Japón, Noruega, entre otros, que tiene como objetivo financiar proyectos de investigación independientes para desarrollar vacunas contra enfermedades infecciosas emergentes.

En un comunicado de prensa, la OMS precisó que junto a la CEPI “han subrayado la importancia de ampliar la investigación para englobar familias enteras de patógenos que pueden infectar a los seres humanos —independientemente de su presunto riesgo pandémico— y de centrarse en patógenos concretos”.

“Con este método se propone utilizar prototipos de patógenos como guías o precursores para establecer la base de conocimientos de familias enteras de patógenos”, detallaron en la publicación. Y ampliaron: “Con esta estrategia se pretende también acelerar la vigilancia y la investigación con el fin de comprender la transmisión de los patógenos, cómo infectan a los seres humanos y cómo responde a ellos el sistema inmunitario”.

Estos postulados forman parte de un informe presentado por la OMS durante la Cumbre Mundial de Preparación para Pandemias celebrada esta semana en Brasil. “Necesitamos que la ciencia y la determinación política se unan mientras nos preparamos para la próxima pandemia”, declaró el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Tedros enfatizó la importancia de superar estos desafíos: “Profundizar nuestros conocimientos sobre los muchos patógenos que nos rodean es un proyecto de ámbito mundial que requiere la participación de científicos de todos los países”.

6 agosto 2024 Fuente: Perlavisión/ Noticias/ Salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra hoy el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, por la necesidad de millones de pacientes de enfermedades crónicas o terminales de la realización de esta práctica para seguir viviendo.

Procedimientos como los trasplantes de riñón, hígado, corazón, y pulmones son comunes y salvan muchas vidas, en tanto la ciencia médica mejora las técnicas quirúrgicas y los tratamientos postoperatorios, incrementando las tasas de éxito y la calidad de vida de estas personas.

En el transcurso de la pasada 77 Asamblea Mundial de la Salud los delegados aprobaron un nuevo y pionero acuerdo sobre el aumento de la disponibilidad, el acceso ético y la supervisión del trasplante de células, tejidos y órganos humanos, señaló el portal cubano Infomed.

Los datos más recientes de 2022 del Observatorio Mundial de Donación y Trasplante indican que anualmente se realizan más de 150 mil trasplantes (el 10 por ciento o menos de las necesidades mundiales) de órganos sólidos en todo el mundo, una cifra que no obstante supone un aumento del 52 por ciento con respecto a 2010.

Sin embargo, todavía se observa un crecimiento insuficiente y un desarrollo asimétrico en materia de trasplantes en todo el mundo, pues muchos países no cuentan con sistemas adecuados, por ejemplo, en términos de legislación, gobernanza, mano de obra especializada, infraestructura y financiación.

La falta de disponibilidad y de acceso equitativo a los trasplantes puede provocar la muerte o derivar en prácticas poco éticas o ilegales, como el turismo de trasplante y el tráfico de órganos. La resolución pretende mejorar la disponibilidad de los trasplantes, sobre todo en los países con recursos limitados.

Con la resolución se pretende introducir medidas para prevenir y combatir la trata de personas con fines de extracción de órganos y el tráfico de órganos humanos, y proteger a las víctimas y supervivientes de estos delitos reforzando los marcos legislativos.

Los Estados Miembros se comprometieron a adoptar una serie de medidas, entre ellas, integrar las actividades de donación y trasplante en los sistemas de atención de salud, de modo que la donación tras el fallecimiento sea contemplada sistemáticamente como una posibilidad al final de la vida.

Asimismo, proteger a los donantes vivos de la explotación y que reciban una atención de seguimiento adecuada.

La OMS tiene el encargo de elaborar una estrategia mundial sobre donaciones y trasplantes, que se presentará a la Asamblea para su adopción en 2026.

6 junio 2024 Fuente: Prensa Latina/ Noticias/ Cuba