“¿Escuchaste el noticiero? Ya legalizaron la eutanasia. Qué rápido se quitaron a los viejos de arriba, ya no van a tener que gastar en medicamentos ni hospitales con nosotros”, me comentó con sorna a finales de diciembre mi vecina Irene, una anciana octogenaria llena de achaques, pero extremadamente lúcida que no le pierde ni pie ni pisada a las noticias.

A esa hora, intenté convencerla, con un puñado de argumentos elementales e improvisados, de que su interpretación estaba lejos de la verdad porque aún el país no comenzaría a aplicar esa opción, porque faltan muchos detalles por ajustar, porque se hace necesario el debate esclarecedor…

Y mientras me escuchaba comprendía cada vez más cuán de sopetón nos ha atrapado la posibilidad de legalizar aquí la eutanasia o “el derecho de las personas a acceder a una muerte digna, mediante el ejercicio de las determinaciones para el final de la vida”, como se define en el Anteproyecto de Ley de la Salud Pública, recientemente debatido en el Parlamento cubano y único documento oficial con que los cubanos contamos al respecto hasta este minuto.

Porque, realmente, aquí la mayoría no sabemos nada o casi nada de este tema que, incluso a nivel mundial, se encuentra apenas en un estadio inicial: lo han legalizado una decena de naciones, casi todas desarrolladas, y en la región de América Latina y el Caribe únicamente Colombia asume esta práctica.

Conceptualmente, desde un enfoque general, la eutanasia se define como el acto de dar muerte, dejar morir o ayudar a morir a otra persona para su bien o en interés de ella. Datos históricos revelan que, desde la época primitiva, algunos pueblos mataban o abandonaban a los ancianos y las personas muy enfermas.

Incluso, entre los esquimales se practicaba una especie de eutanasia voluntaria: a petición propia se les abandonaba tres días en un iglú herméticamente sellado. En las ciudades griegas, el Estado tenía por costumbre suministrar el veneno –la cicuta– a quienes lo solicitaban explícitamente para poner fin a sus sufrimientos, como un suicidio autorizado; mientras que, en Roma, se autorizaba legalmente que el padre pudiera matar al nacer a los hijos gravemente deformes.

Al inglés Francis Bacon se le atribuye el uso del término eutanasia como se concibe en la actualidad. Él exhortaba a los médicos a no aceptar el dolor como una fatalidad, sino a investigar métodos tendientes a disminuir los sufrimientos y a hacer más benigno el último trance del moribundo.

En este sentido, la experiencia nazi dejó trágicas lecciones sobre el uso negativo de ese término, bajo cuyo manto se desató una mentalidad racista que facilitó el exterminio de unas 25 000 personas —incluidos miles de niños—, desde retrasadas mentales o muy deformadas, hasta las improductivas, indeseables ideológica y racialmente y, por último “a todo el que no fuera alemán”.

En la actualidad, Países Bajos fue el primero en aprobar en el 2002 una ley que regula la eutanasia y el suicidio asistido para personas que sufren enfermedades incurables o dolorosas. Otro puñado de naciones lo ha seguido y cada una ha establecido sus normas específicas, con diferencias y similitudes.

Pero, incluso en estas, no todo aquel que solicita la eutanasia puede acceder a ella, por ejemplo, un estudio publicado en Bélgica nueve años después de aprobada esta ley reveló que menos del 50 por ciento de las peticiones se concretó, el 15 por ciento fue denegada o retirada, mientras que en el resto de los casos los pacientes fallecieron antes de que pudiera practicarse.

En las antípodas aparece Canadá, donde en 2021, 10 000 personas murieron por ese tipo de intervención, se valora legalizar que los enfermos mentales puedan solicitarla y hasta un cuarto de los encuestados allí considera que ser pobre, vivir a la intemperie o tener problemas siquiátricos constituyen razones para autorizarla.

La eutanasia constituye ahora la sexta causa de muerte en ese país, mientras que algunos estados de Estados Unidos permiten distendidamente que los doctores la autoricen sin haber tratado al paciente; y este procedimiento puede ser solicitado a través de una aplicación digital, es decir, de un chat.

Con esos truenos resulta difícil asumir desde los márgenes estas novedosas prácticas, sobre las cuales muchas preguntas y especificaciones aún permanecen en el vacío: ¿cómo se procede en aquellos casos en los que el paciente no se encuentra en condiciones de decidir?, ¿quién dispone al respecto en los enfermos con demencia o Mal de Alzheimer?, ¿de qué forma se establecen estas regulaciones para quienes permanezcan en estado vegetativo?, ¿existen riesgos de que una persona pueda solicitar morir a causa de un diagnóstico errado?, ¿y si se descubren nuevos tratamientos que pueden salvar esas vidas?

No en balde el asunto aún genera polémicas y cuestionamientos en la mayor parte del planeta al convertirse en uno de los temas éticos y sociojurídicos más difíciles de resolver actualmente, con posturas y sentimientos encontrados porque ni siquiera existe consenso en los gremios legales y médicos sobre su implementación.

Según algunas investigaciones publicadas en sitios de Internet sobre esta compleja temática, existen distintos tipos de eutanasia y los conceptos de esta y el suicidio asistido no implican igual significado para los expertos, disquisiciones teóricas que por su complejidad no abordaremos en este comentario.

Por el momento, el Anteproyecto de la nueva Ley cubana adelanta que en esta se pudiera incluir “la limitación del esfuerzo terapéutico, los cuidados continuos o paliativos, y los procederes válidos que finalicen la vida”, detalle que da señales sobre una bien abarcadora norma por venir, dirigida a “personas con enfermedades crónicas degenerativas e irreversibles, con un sufrimiento intratable, que se encuentren en fase agónica o terminal de vida o que hayan sufrido lesiones que los coloquen en esta condición”.

Además, se ha dejado claro que la norma no entrará en vigor hasta que el Parlamento apruebe una regulación específica para su aplicación; y que será el Minsap el organismo institucional que organice “la prestación de estos servicios en un contexto sanitario apropiado y por el personal médico designado y capacitado para ello”, lo cual deja fuera cualquier posibilidad de que personas o instituciones privadas puedan ejercer estas prácticas.

En un país envejecido y con escasos cuidadores como Cuba, por su sensibilidad y delicadeza, este tema debe legislarse minuciosamente, con todos los derechos humanos del paciente bien establecidos y garantizados, sin engaños ni premuras, con los debidos protocolos y la garantía de la asistencia por profesionales sensibles, sin ignorar el acompañamiento de familiares o personas cercanas para evitar una dolorosa muerte en soledad.

Mientras, las opiniones se polarizan alrededor de las opciones para una muerte digna: unos las satanizan y otros las bendicen. Depende del prisma cultural, religioso, de la experiencia vivida con que el asunto se aprecie.  Pero, cuando se ve en terrible agonía a un ser amado en estado terminal, con una enfermedad incurable, bajo los estragos de tratamientos inclementes, la eutanasia puede ser la posibilidad de darle alivio y un final aceptable. Que exista legalmente como opción no la convierte en elección obligatoria. En su momento, cuando finalmente se legisle, cada quien tendrá el derecho a decidir.

20 Mayo 2024 Fuente: Escambray/ Noticias

Validar la cultura familiar mediante el apoyo y la capacidad de decisión son elementos que forman parte de la estrategia intersectorial del servicio de instituciones sociales de la Salud Pública, y en la provincia de Las Tunas se otorga protagonismo a las casas de abuelos que acogen a personas de la tercera edad, como parte del Programa Integral de Atención al Adulto Mayor.

El amor es ley en esta familia adoptiva que crece con la llegada de nuevos integrantes a la casa de abuelos Guillermo Tejas Silva, de esta ciudad. Allí un grupo de profesionales saben de anhelos, comprensión y amor entre quienes permanecían solos en su hogar o sin familiares biológicos responsables de su cuido.

Desde hace tres años llegó a la institución, perteneciente al policlínico Gustavo Aldereguía Lima, Mirian García Meriño, para recibir y llenar de amor sus días, «vine para acá porque encontré aquí una familia, una familia que nos quiere, está al tanto y se preocupa por nosotros, ellos saben a importancia de un beso en la mañana.

«Vivo sola, tengo un solo hijo pero no vive conmigo, y necesitaba venir para acá. Aquí encontré un amor tan grande y tan inmenso que no puedo explicar, el buenos días, el preguntar cómo te sientes y amaneces de los trabajadores de institución y los demás abuelos que aquí permanecemos juntos ocho horas», refiere García Meriño.

América Veliz Ávila reafirma el valor de la familia que fomentan entre quienes, aunque viven en hogares diversos, se sienten acogidos por otros de su edad y el personal sanitario.

«Desde el 2020 yo entré a este espacio con una finalidad, encontrar otra familia aparte de la mía pues en esos momentos me encontraba muy sola y decidí estar aquí», detalla la actual presidenta del Consejo de abuelos.

«En realidad encontré lo que yo quería porque para mí es primordial la familia y constituye la base de la identidad, la autoestima y los esquemas de convivencia social. Es donde las personas comienzan a descubrir el mundo y relacionarse, interactuar y desarrollarse como personas.

«Este es el mejor lugar al cual pueden venir otros adultos, donde nos atienden de manera especial por eso nunca queremos irnos porque estamos en familia. Necesitamos un beso por la mañana, un abrazo y esa dulzura tan importante en nuestras vidas».

Vecina del reparto Finlay, Mirtha Navarro Sánchez desde hace un año disfruta del aprecio de una nueva familia, «en mi hogar tengo cariño por momentos, porque pasaba el día sola hasta que encontré este lugar lleno de afecto, comprensión y compañía, ya no tengo soledad».

«Para mucha gente cuando llegamos a esta edad somos un estorbo pero aquí no, el personal se ocupa de todo, nos estimulan la autoestima y nos hacen sentir útil, aquí tenemos un vínculo muy fuerte con personas de diferentes características y formas de pensar, pero con un solo criterio, sentirnos como una familia».

A pesar de que el concepto de familia evoluciona de acuerdo a las tendencias mundiales y los cambios demográficos, los profesionales de la Salud Pública en ese contexto transmiten la seguridad y bienestar emocional de la familia que forman en las casas de abuelos.

La trabajadora social Edelmis Hidalgo Jorge confiesa que desde que llegó aprendió a valorar más el trabajo con el adulto mayor, «conocí la importancia de querer y valorar a mis 32 abuelitos con diferentes personalidades. Ellos están aquí con el propósito de la rehabilitación mediante la terapia ocupacional, las actividades y las dinámicas para una mayor calidad de vida».

Por su parte la licenciada en Enfermería Aliuska Rodríguez, con cuatro años de labor resalta la relación afectiva para mejorar la forma de vida de estos pacientes, ávidos de compañía y de comunicarse, «ahí es donde comienza el papel fundamental de estos centros, mediante la labor de psicólogos, psiquiatras y médicos mejoramos la forma de vida de los abuelos.

«La cotidianeidad limita el disfrute de la vida de estas personas de la tercera edad que necesitan tanto amor y cariño como un niño pequeño, ellos buscan en nosotros el abrazo de una familia extendida que sumamos el personal de la salud junto grupos de apoyo del sector de la cultura, transporte escolar y de trabajadores por cuenta propia de la comunidad».

La familia constituye la unidad básica de la sociedad y en el Día Internacional de las Familias es la oportunidad de reconocer aquellas que por adopción fomentan y favorecen el amor entre los abuelos desde una perspectiva de derechos.

15 Mayo 2024 Fuente: Radio Victoria/ Noticias/ Salud

En este grupo poblacional son muy frecuentes, además, las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y las degenerativas, que constituyen factores predisponentes capaces de desencadenar dolencias estomatológicas

Más allá de ser la decana en la docencia de nivel superior de su especialidad en Cuba (se inauguró el 19 de noviembre de 1900, con el nombre de Escuela de Cirugía Dental), la actual Facultad de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana presta particular atención a las investigaciones científicas.

Con un claustro de reconocido prestigio nacional e internacional, integrado por 181 docentes, 25 profesores titulares, 109 auxiliares, 45 asistentes y dos instructores, la institución asume la formación de estomatólogos en las especialidades de Estomatología General Integral, Ortodoncia, Periodoncia, Prótesis y Cirugía maxilofacial.

La doctora en Ciencias Isis Rojas Herrera, especialista de Segundo Grado y jefa del Departamento de Posgrado e Investigaciones, precisó a Granma que, en los últimos cinco años, se ejecutaron 51 proyectos investigativos vinculados a un amplio número de temáticas.

Figuran, entre ellas, Diagnóstico, tratamiento y pronóstico de las enfermedades bucomaxilofaciales, Fisiopatología de las enfermedades bucales, Enfermedad periodontal, Maloclusión, Enfermedades sistémicas y salud bucal, Cáncer bucal, Técnicas quirúrgicas, Biomateriales de uso estomatológico, Implantología y Prótesis bucomaxilofacial.

Asimismo, suman 1 151 las publicaciones realizadas durante ese periodo, de las cuales 1 066 son artículos en revistas especializadas y 72 libros, mientras sus profesores, residentes y estudiantes recibieron 437 premios en eventos científicos.

Tomando en cuenta que el envejecimiento está asociado a la aparición o aumento de algunas afecciones estomatológicas, entre ellas las alteraciones periodontales (tejidos que le dan sostén y soporte al diente), la disfunción masticatoria, el cáncer bucal y las caries dentales, la primera causa de urgencias en el anciano, la Facultad emprendió también alrededor de diez proyectos de investigación centrados en el adulto mayor, cuyos resultados, además de introducirse en la práctica asistencial y en la docencia, constituyeron, en algunos casos, temas de tesis doctoral.

Estos han sido liderados por profesores de la institución, con la colaboración de residentes y estudiantes de los diferentes años de la carrera. Varios de ellos se emprendieron a través de convenios con otras entidades nacionales o internacionales.

La relación incluye los denominados Empoderamiento intersectorial por el mantenimiento de la salud bucal del adulto mayor, Caracterización clínica epidemiológica del cáncer bucal en pacientes geriátricos, Rehabilitación protésica estomatológica y calidad de vida de los adultos mayores, Determinantes sociales y salud bucal de los adultos mayores y Comportamiento clínico radiológico de implantes dentales inmediatos en la tercera edad.

Según explicó la doctora Isis Rojas, en este grupo poblacional son muy frecuentes, además, las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y las degenerativas, que constituyen factores predisponentes capaces de desencadenar dolencias estomatológicas o que pueden repercutir negativamente en el éxito de determinados tratamientos.

«En ocasiones, las personas de edad avanzada dejan de acudir con frecuencia al estomatólogo, pues refieren que, al no tener dientes, resulta innecesario, excepto que ocurra un desajuste de la prótesis. Criterio totalmente errado.

«Las acciones de promoción y educación para la salud, la revisión sistemática de las encías y piezas dentarias por parte de los especialistas, el correcto cepillado y la adopción de estilos de vida saludables, son acciones que mucho pueden contribuir al mantenimiento y prolongación de la salud bucal, y que también repercuten, de modo favorable, en el bienestar general de los ancianos, más allá de la edad que tengan».

Para la profesora Isis Rojas, el hecho de contar con dientes naturales o artificiales en condiciones adecuadas desde el punto de vista estético, fonético y funcional, favorece la participación plena de los adultos mayores en la sociedad.

Una maestría necesaria

Con el propósito de contribuir a satisfacer las necesidades de aprendizaje relacionadas con la actividad investigativa sobre la salud bucal y la calidad de vida en el adulto mayor, la Facultad de Estomatología imparte, desde hace varios años, la Maestría en Odontogeriatría.

La maestría, subrayó la doctora Isis Rojas, propicia, a los que la cursan, relacionarse, en su entorno y en el ámbito laboral, con el acelerado envejecimiento poblacional que tiene lugar en nuestro país, mientras eleva la competencia profesional de los especialistas en lo referido al conocimiento de los aspectos clínicos, terapéuticos, preventivos y sociales, vinculados a la salud y las enfermedades bucodentales de los adultos mayores.

Para tener una visión más clara de la importancia de este programa, baste mencionar que, al cierre de 2022, el 22,3 % de las cubanas y cubanos transitaba, o había sobrepasado, la sexta década de vida, en tanto las proyecciones de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) apuntan que, para 2050, el número de personas mayores alcanzará la cifra de 3 343 520, equivalente al 35,9 % de la población total.

Como puntualizó la doctora Isis Rojas, hasta el presente, la Maestría en Odontogeriatría ha graduado 170 másteres, y en su sexta edición la cursan 70 estudiantes.

Los principales impactos de esta formación de posgrado académico a nivel nacional (se imparte, igualmente, en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos) sobresalen no solo por el alto nivel de retención de los alumnos, sino también por el número de publicaciones en revistas científicas, la participación en eventos de la especialidad y en el hecho de que muchos de sus egresados han continuado esta línea investigativa para optar por el doctorado, aseveró.

Recientemente, la Maestría en Odontogeriatría, que fue certificada en 2016, pasó el proceso de reacreditación, a cargo de la Junta de Acreditación Nacional, mientras la carrera de Estomatología obtuvo la condición de excelencia en 2008, 2014 y 2019.

11 de diciembre 2023| Fuente: Granma| Tomado de | Ciencia