Durante la reunión trascendió la necesidad de dar una mirada profunda e integral a cuestiones asociadas a la disminución de la tasa global de fecundidad y a la atención al adulto mayor, único grupo poblacional que crece en los últimos años.  En 2023, la población cubana mantuvo la tendencia al envejecimiento y al decrecimiento natural. Durante el periodo se registraron alrededor de 90 300 nacimientos, la cifra más baja de las últimas seis décadas.

Este comportamiento inercial de los indicadores demográficos plantea numerosos desafíos para los gobiernos territoriales, organizaciones, instituciones académicas y actores sociales en general.

El miembro del buró político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, enfatizó la importancia de la comprensión, atención y control de la situación demográfica requiere de un cambio de mentalidad», al encabezar la más reciente reunión de la Comisión Gubernamental que atiende estos asuntos.

Al evaluar la implementación de las medidas aprobadas en el país, el Jefe de Gobierno convocó a buscar soluciones a partir de los recursos locales, y a dar seguimiento a los indicadores que reflejan los avances y las deficiencias.

«Hablamos de proyecciones de Gobierno para corregir distorsiones, y aquí hay muchas distorsiones, y reimpulsar la economía en esta materia es cumplir todo lo que nos hemos propuesto, porque todo esto impacta, directamente, en la población», subrayó.

A su juicio, tiene que haber una evaluación mensual por cada una de las subcomisiones, y también a nivel nacional. «Vamos a ver qué territorios se están quedando atrás, por qué no están cumpliendo, con nombres y apellidos», enfatizó el Primer Ministro.

Siempre vamos a tener la insatisfacción de aquellas cosas que no podamos lograr, pero eso nos tiene que hacer crecer para buscar soluciones alternativas, afirmó, al tiempo que señaló que, a la dinámica demográfica, hay que darle la prioridad que lleva en cada uno de los organismos involucrados.

Si bien es cierto que las limitaciones financieras y de recursos materiales que enfrenta el país han incidido negativamente en la implementación de la Política para la Atención a la Dinámica Demográfica, Marrero Cruz indicó analizar, de manera exhaustiva, las causas de los incumplimientos en programas e indicadores de mayor impacto en la población.

Asimismo, reiteró la urgencia de incorporar la atención a este programa como un elemento prioritario en las estrategias de desarrollo económico y social a nivel territorial y local.

En ese sentido, la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, precisó que el plan 2024 se concentra, entre otras acciones, en aquellas vinculadas al funcionamiento de las casas de abuelos, hogares de ancianos, y el incremento de las capacidades en los círculos infantiles.

En la reunión trascendió la necesidad de dar una mirada profunda e integral a cuestiones asociadas a la disminución de la tasa global de fecundidad y a la atención al adulto mayor, único grupo poblacional que crece en los últimos años.

29 febrero 2024│Fuente: Granma │ tomado de │Noticias│ Cuba

marzo 2, 2024 | Gleidis Hurtado Cumbá | Filed under: Instituto Finlay de Vacunas (IFV) | Etiquetas: , , |

En un complejo escenario, la salud pública prioriza acciones orientadas hacia la promoción del bienestar, a pesar de la intensificación de la crisis económica.

En un esfuerzo por proteger al Sistema Nacional de Salud (SNS) en medio de la crisis pospandémica más significativa del siglo XXI, el sector sanitario cubano enfrenta grandes retos en aras de mantenerse como una potencia médica a nivel mundial.

60 años de la primera misión internacionalista de Cuba, 605 mil 698 trabajadores del sector han colaborado en 165 países del mundo. En nuestra región, la salud pública cubana ha tenido siempre un lugar cimero por sus grandes aportes; con iniciativas como las brigadas Henry Reeve, el Programa Integral de Salud (PIS), el Programa Barrio Adentro y la Operación Milagro, que devolvió la visión a personas de 35 países de América Latina y África.             Consulte además: Internacionalismo médico cubano, su historia y su actualidad

La creación en 1999 de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), como parte del PIS, es otra muestra de cómo Cuba extiende solidariamente la colaboración médica a varios países; la institución educa de forma gratuita a jóvenes de América Latina, África y Estados Unidos que, luego de culminar sus estudios, retornan a sus países a contribuir en la sostenibilidad de sus sistemas de salud.

En la mayor de las Antillas, gracias al Programa de inmunización, se administran, en promedio, 4 800 000 dosis de vacunas simples o combinadas que protegen contra 13 enfermedades. La erradicación de padecimientos como la poliomielitis, la difteria, el sarampión, la parotiditis, la rubeola y la tosferina es un indicador de lo intenso del trabajo del gobierno para mejorar el estado general sanitario de la población.

La salud ha sido siempre una prioridad para el Estado cubano, quien creó un sistema público con una inversión anual que representa gran parte del presupuesto nacional. Pero, ¿solo logros caracterizan al SNS hoy en día?

Actualmente encontramos un sector con muchos desafíos; los cuales se vuelven más complejos con la presencia del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos. Las trabas en el acceso a insumos y materiales necesarios para la atención médica dificultan más la situación de un sistema de salud que aún se recupera de los estragos de la pandemia del Covid-19.

Según el más reciente informe del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre los daños causados por el bloqueo estadounidense a Cuba, entre el 1.° de marzo de 2022 y el 28 de febrero de 2023, las pérdidas causadas al sector de la salud son de 239 millones 803 mil 690 dólares, cifra superior a la reportada en fechas anteriores. Pero las faltas en el sector sanitario no son solo materiales, sino también humanas.

“La salida de profesionales y técnicos hacia otras actividades económicas dentro y fuera del país ha afectado determinados servicios, problemática que hoy es atendida con sumo cuidado”, expresó en la Mesa Redonda Tania Margarita Cruz Hernández, viceministra primera del MINSAP.

Los trabajadores han emigrado, tanto a otros sectores o modalidades de empleo como a otros países, lo que agrava de sobremanera el panorama para el país. Estas faltas influyen directamente en la calidad de los servicios sanitarios, y hacen que hoy día, en áreas como la oftalmología y estomatología, comiencen a verse formas privadas de atención con precios poco asequibles para el pueblo.

Las ausencias materiales y humanas no son el único reto que enfrenta el SNS; la situación sanitaria posiciona al país en la zona de alarma del canal endémico. Los basureros y salideros en las calles, unidos a la falta de la realización de las pesquisas focales, han propiciado un aumento en los casos de dengue en Cuba.

Y, aunque entre los objetivos trazados por el MINSAP esté el fortalecimiento a las medidas vinculadas a la higiene, la epidemiología y la microbiología; debe existir también una conciencia en la población de hacer todo lo posible por evitar posibles focos de esta enfermedad.

Otro aspecto atendido por el SNS es el envejecimiento poblacional, que tiene como una de sus causas las bajas tasas de natalida del país; variable que, unida al comportamiento de la migración en los últimos años, ha provocado que el crecimiento poblacional sea prácticamente nulo.

Una cuestión de interes ,también es la necesidad  que tiene la racionalidad en el uso de los recursos  con la intención de responder a los compromisos que tiene el sector;entre ellos ,prestarle  atención al Programa Materno Infantil con todo lo que él representa al ser un proyecto líder en la atención a las madres gestantes.

El panorama se vuelve difícil para un país que atraviesa una crisis económica profunda; donde resulta imperante reestablecer los servicios hospitalarios con demanda acumulada a pesar de los problemas persistentes con los medios diagnósticos como ultrasonidos, rayos X, endoscopías y otros recursos materiales.

Entre los principales desafíos a tratar prevalece el intento de cerrar las brechas en la disponibilidad de insumos. El 5 de diciembre de 2022 fue un momento crítico, donde se detectaron 219 faltas de medicamentos en el país. Resulta necesario trabajar con base en aumentar el alcance y la estabilidad en la producción e importación de medicinas.

Otra acción del MINSAP para mejorar la situación es la actualización, como parte del cronograma legislativo cubano, de la Ley de Salud de 1983 que pretende incorporar medidas con el fin de mejorar los servicios ofrecidos por el sector de la salud.

En un país que defiende la medicina como un derecho para todos los ciudadanos, envía profesionales médicos a todas partes del mundo y cuyo conocimiento es demandado e incluso cotizado; se reconocen las carencias actuales. Sin embargo, el entorno condiciona, pero no determina; y se han incorporado nuevos modos de hacer para seguirse adaptando a las circunstancias y avanzar en pos de brindar un servicio sanitario de mejor calidad.

5 diciembre 2023 |Fuente: Cubahora| Tomado de |Noticias| Sociedad

Una de las más notorias novedades del nuevo Código de las Familias cubano es la protección a los derechos de las personas adultas mayores en el entorno familiar, a la par que se rescatan roles tan importantes para la reproducción social como la abuelidad y se visibilizan las relaciones de cuidado a lo interno de las familias.

La edad es un concepto multidimensional, que incluye la edad cronológica (el paso de los años), la fisiológica (impacto del avance de la edad en el cuerpo) y la social (las actitudes o comportamientos asociados a la edad). Es precisamente en esta última, donde repercuten indefectiblemente las relaciones familiares, por la impronta que tienen para el desarrollo de proyectos de vida en la vejez y ser el entorno más cercano de apoyo y desarrollo para los longevos, donde se afianza o mitiga su envejecimiento activo.

En nuestro país, el 21.3% de la población tiene 60 años y más, y la proyección demográfica apunta a que para los primeros treinta años del siglo XXI podría llegar hasta un 30%, a lo que se adiciona el aumento de la migración externa y un crecimiento poblacional que no cubre el reemplazo. La realidad se vuelve aún más alarmante si se valora que el 21.4% de los cubanos nunca tuvo hijos, y del 7.8% que los tuvo, todos viven fuera de Cuba. De ahí que el 17.4% de las personas adultas mayores viven solas y el 6.5% de este grupo tienen necesidades especiales.*

Todo lo anterior impone múltiples retos a lo interno de las familias, en lo atinente a la comunicación que se establece intergeneracionalmente, la convivencia, los derechos y obligaciones entre sus miembros y las relaciones de cuidados, lo que implica en paralelo, la reinvención y actualización del derecho de las familias y las instituciones familiares, que deben responder a esta acuciante realidad.

La Constitución cubana de 2019 ya evidenciaba desde su propia formulación, la trascendencia del entorno familiar para la efectividad de los derechos fundamentales de las personas adultas mayores. El artículo 88 que regula la obligación del Estado, la sociedad y las familias, de proteger, asistir y facilitar las condiciones para satisfacer las necesidades y elevar la calidad de vida de las personas adultas mayores, está ubicado en el capítulo III, “Las Familias”, del título V, dedicado a los derechos, deberes y garantías, con lo cual quiso hacer énfasis el constituyente en que, los derechos de las personas adultas mayores deben ser observados y garantizados desde el medio familiar. En adición, enfatiza el precepto en dos aspectos fundamentales, por una parte, la trascendencia de la autodeterminación en la vejez, y por otra, la promoción de la integración y participación social de las personas adultas mayores.

En el panorama internacional, la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaró la Década del Envejecimiento Saludable al período comprendido entre 2021 y 2030, con el objetivo de apoyar acciones para construir una sociedad para todas las edades y reconoce que la optimización de la capacidad funcional, es la clave para un envejecimiento activo. La capacidad funcional combina la capacidad intrínseca de la persona (sus posibilidades individuales), el entorno en el que vive (social, comunitario y familiar) y sus interacciones, e incluye, la satisfacción de necesidades básicas para asegurarse un nivel de vida adecuado, la necesidad de aprender, crecer y tomar decisiones en la vejez, tener movilidad, establecer y mantener relaciones, y seguir contribuyendo a la sociedad.

Todo lo anterior nos lleva a cuestionarnos cómo, desde la nueva normativa familiar cubana, se potencia la capacidad funcional y se tributa al envejecimiento activo y saludable de nuestros longevos. Por nadie es puesto en duda que se busca la protección familiar de los ancianos, pero con ello se alcanza un fin mayor, pues como analizaremos a continuación, la sistemática empleada por el legislador del Código de las Familias, aporta un amparo integral, inclusivo y transversal, que, sustentado en la dignidad y el respeto a las voluntades y preferencias de los adultos mayores, potencia al máximo su capacidad funcional y con ello, un envejecimiento activo y saludable.

Como una suerte de declaración de principios, ya desde el propio artículo 8 del nuevo código, se reconoce la importancia de abuelas, abuelos, otros parientes y personas afectivamente cercanas, en la transmisión intergeneracional de las tradiciones, cultura, educación, valores, afectos y en las labores de cuidado. Formulación que pone en evidencia la reciprocidad, a partir de la cual se demuestran los aportes, que aun en la tercera edad, realizan nuestros adultos mayores a lo interno de las familias, y desde el punto social, como pilares en la siembra de costumbres y formas de hacer, que nos caracterizan como cubanos.

En su intención de proteger la vejez en el marco de las relaciones familiares, una de las mayores novedades que aporta el nuevo Código de la Familias cubano, lo es la sistematización de un catálogo de derechos para las personas adultas mayores. En el título IX, el capítulo II contiene 13 preceptos que como una suerte de derechos humanos adaptados al entorno sociofamiliar y anclados en la dignidad como valor supremo, constituyen la materialización de múltiples reclamos históricos de este grupo poblacional.

Aparecen dibujados en clave jurídica muchos de los postulados del envejecimiento activo, a partir del respeto a la autonomía, la independencia, la intimidad, la comunicación intra y extrafamiliar, el proyecto de vida y el libre desarrollo de la personalidad de las personas adultas mayores. La posibilidad de elección del lugar de residencia, el ejercicio de sus derechos de acuerdo con sus convicciones, en igualdad de condiciones con los demás miembros de la familia, y libres de discriminación y violencia, en un entorno que sea accesible, seguro, saludable y adaptable.

Todo lo anterior se calza, con el apoyo y los ajustes razonables para el ejercicio pleno de sus derechos, la posibilidad de configurar el sistema de protección que ha de regir al concurrir circunstancias que les dificulten el ejercicio de su capacidad jurídica, siempre sobre la base de sus voluntades, deseos y preferencias, y el deber de las familias, la sociedad y el Estado, de contribuir, a tono con el mandato constitucional, a su participación e inclusión social, comunitaria y familiar, en un ambiente de plena igualdad que les permita desarrollar sus capacidades y potencialidades.

A partir de la técnica empleada por el legislador familiar, podríamos pensar a priori que se trata de un proceso que ha reconocido la doctrina como de “especificación de los derechos”, en virtud del cual se configuran situaciones de poder concretas para grupos de personas, en especial aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Al contrario, para otras corrientes doctrinales de lo que se trata es de generalizar los derechos, a través de medidas específicas adaptadas a grupos poblacionales, como las personas adultas mayores. En paralelo a las anteriores disputas, se encuentran los que defienden que más allá de generalizar o especificar derechos, lo importante es que regulen aquellos que otorguen protección a las personas (derechos de protección), complementados por otros que brindan la posibilidad de actuar o elegir, dentro de los supuestos que establezca la norma (derechos de opción).

Unido a lo anterior, es importante reconocer la heterogeneidad dentro del envejecimiento, ya que ello repercute en la forma en que protegemos y potenciamos la vejez, lejos de estereotipos y formas lineales, debe hacerse, como lo hizo nuestro legislador, con un catálogo amplio de derechos. Tan diversas son las familias en la actualidad, como son los ancianos que de ellas provienen y en ellas viven. Un adulto mayor será el reflejo actual en lo personal, familiar, afectivo e incluso patrimonial, de lo que haya sido capaz de vivir y construir en sus años precedentes.

Es importante apuntar que la configuración de estos derechos especiales para los adultos mayores en el entorno socio familiar constituye el primer paso dentro del largo camino que aún falta por recorrer. Optimizar la capacidad funcional de nuestros longevos, a través de la garantía, ejercicio y defensa de los derechos, implica un gran reto para los operadores jurídicos, la familia, la comunidad y el gobierno.

Tan necesaria es la protección de las personas adultas mayores en el entorno socio familiar, como lo es la salvaguardia de su protagonismo en el rol de la abuelidad. Mirar especialmente a la importancia de los abuelos a lo interno de la familia y hacia la sociedad, es brindar coherencia a un sistema que apuesta en primer orden por la conservación y transmisión de valores que permitan un desarrollo sostenible de la humanidad. Todos los miembros de una familia interactúan entre sí, se influyen, se apoyan, y el objetivo de las instituciones familiares es garantizar su funcionamiento y protección como grupo, como núcleo, a la vez que resguardan la individualidad de sus miembros, según las características de cada etapa de la vida.

De ahí que el legislador familiar haya mirado a los abuelos bajo el denominado principio de reciprocidad, pues brindan afectos, educación, apoyo y cuidados, a hijos y nietos, e igualmente debe garantizárseles a ellos cuando deban recibirlos de sus parientes. Es este uno de los ámbitos donde más se evidencia el rol activo de los abuelos a lo interno de las familias, principalmente en las labores de cuidado de sus descendientes. Premisa que también goza de reconocimiento constitucional en el artículo 68, a partir del derecho a la seguridad social que se brinda a los “abuelos del menor de edad, en función del cuidado y atención a este”.

Dichas relaciones intergeneracionales en el marco de la familia, se salvaguardan con el reconocimiento y extensión de la comunicación familiar entre los abuelos y abuelas, y los niños, niñas y adolescentes (art.160 CFC), la que se reconstruye a partir de su garantía a lo largo de todo el texto legal. Se cualifica como armónica y estrecha (art.4 j) CFC); se sitúa como contenido de la responsabilidad parental (art.138 e) CFC) y comprende: “respetar y facilitar su derecho a mantener un régimen de comunicación familiar con sus abuelas y abuelos (…)”, así como su observancia a pesar de existir una guarda y cuidado unilateral para alguno de los progenitores (art.283.2 CFC); unido a la obligatoriedad de que se incluya dentro del régimen de comunicación que se pacte notarialmente, a partir del divorcio (art.293 CFC).

En adición, se blinda con una sanción sucesoria dentro de las incapacidades para suceder por indignidad del Código Civil cubano (art.469.1 g)) cuando establece la imposibilidad de heredar a los hijos que, sin causa justificada, le hayan impedido al causante de la sucesión en su condición de abuelo, el ejercicio del derecho a comunicarse y relacionarse con sus nietos.

Se introduce además en el ordenamiento jurídico cubano la delegación voluntaria del ejercicio de la responsabilidad parental con carácter temporal (máximo un año) a favor de abuelas y abuelos (art.145 CFC), la que puede realizarse por vía notarial o judicial, siempre con presencia de la fiscalía, y en lo pertinente con la escucha de la hija o el hijo si su edad y madurez lo permiten. A pesar de la delegación, que implica amplias facultades y responsabilidades para los abuelos, los padres, como titulares de la responsabilidad parental tienen el deber de continuar supervisando la crianza y educación de sus hijos durante ese período.

Unida a la anterior se regula por primera vez, la guarda de hecho de las personas menores de edad (arts.333 y siguientes). Estamos en presencia de una institución que da respuesta dentro de la realidad cubana, al reclamo de parte de la población, a partir de la profunda migración externa que ha sufrido Cuba en los últimos años, por lo que constituye una respuesta jurídico-familiar al impacto de la crisis migratoria en los hogares de la isla, donde muchos niños y adolescentes quedaron al cuidado de sus abuelos al emigrar sus padres.

Por otra parte, también pueden los abuelos al amparo del nuevo código de las familias cubano, oponerse a la adopción de sus nietos durante la sustanciación del procedimiento de jurisdicción voluntaria (art.113 b) CFC) y tener preferencia en torno a su guarda y cuidado, en relación con otras instituciones como el acogimiento familiar o la guarda de hecho, ya mencionadas (art.332 b) CFC).

En conclusión, es aceptado que las relaciones entre abuelos y nietos constituyen un derecho para ambos, aunque nace con el límite específico del interés superior del menor, por lo que proteger y potenciar a la abuelidad en el entorno familiar, cumple un triple propósito. Por una parte, se enfoca al niño o adolescente y se resalta la importancia de los afectos para su crianza, por otra se visualiza al abuelo y la trascendencia de la continuidad de las relaciones familiares e intergeneracionales en la adultez, por último, se salvaguarda a la propia familia como institución, como espacio de relaciones y sustento para el ser humano.

Pero la adultez mayor también exige una paulatina adaptación tanto individual como contextual, a los cambios que se experimentan con el paso de los años. Aunque envejecer no equivale a enfermedad y el propio espíritu de la norma así lo defiende, suelen aparecer durante esta etapa de la vida, situaciones físicas, emocionales y económicas, que requieren de una especial atención. Es por ello que, vejez y cuidados emergen como un binomio inseparable en el entorno familiar y así también lo contempla el Código de las Familias cubano. Rescató el legislador las relaciones de cuidado y las reformuló con enfoque de género, contextualizándolas a las nuevas formaciones familiares, adaptándolas a los nuevos paradigmas protectores de la discapacidad y la vejez, y otorgándoles protección civil y sucesoria, para crear un sistema coherente que refuerza el papel de los integrantes de las familias ante el cuidado de alguno de sus miembros, cualquiera sea la forma que adopte, y los ampare ante situaciones conflictuales, con sustento en la justicia y la equidad.

Para ello se regula la guarda de hecho como una institución de protección, mediante la cual una persona relacionada por vínculos familiares o afectivamente cercanos, sin estar obligada legalmente a hacerlo y sin nombramiento judicial ni administrativo, asume de manera continuada y voluntaria, deberes de cuidado en el ámbito personal y patrimonial hacia una persona adulta mayor (arts.333 y 336).

Por el contrario, si esas relaciones de cuidado continuadas se dan entre personas que conviven en una misma vivienda, que pertenezca a cualquiera de ellas, y se le proporcionen alimentos al acogido adulto mayor, se le preste asistencia, se procure su bienestar general y se le atienda en situaciones de enfermedad, respetando su capacidad de autodeterminación, estaríamos en presencia entonces, de un acogimiento familiar (arts.355 y siguientes). Esta forma especial de cuidados, busca mantener al adulto mayor en su medio social habitual o incorporarlas a uno familiar, facilitar su integración e inclusión, respetar su derecho a vivir en familia y evitar su internamiento cuando este no sea adecuado o deseado. Emergen todas como nuevas instituciones de guarda y protección que ofrecen alternativas ante la heterogeneidad de necesidades y realidades que hoy muestran nuestros adultos mayores.

Como colofón, también se reconocen los derechos y deberes de los cuidadores familiares (arts. 413 al 420 CFC) y se enfatiza en múltiples preceptos, la importancia de la autonomía y la independencia en la vejez (art.422 CFC), inclusive en las relaciones de cuidado más intensas donde exista dependencia.

En conclusión, el amparo normativo al envejecimiento demográfico, la vejez, la persona adulta mayor y los abuelos en el nuevo Código de las Familias cubano, si bien es completo y actual, requiere a continuación de una aplicación, interpretación y adaptaciones constantes, así como un profundo conocimiento de los principios y paradigmas que informan la longevidad, que retome a la familia como la protagonista que potencie la capacidad funcional y nos acompañe a envejecer con dignidad, y propicie como fin último, el envejecimiento activo y saludable en Cuba.

* (Encuesta Nacional de Envejecimiento de la Población, ENEP-2017, Oficina Nacional de Estadística y Población de la República de Cuba (ONEI), Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited) y Centro de Estudios de Población y Desarrollo (Cepde), edición septiembre de 2019)

25 octubre 2023 | Fuente:  Cubadebate| Tomado de Especiales |Sociedad

octubre 25, 2023 | Gleidis Hurtado Cumbá | Filed under: Cuba, De la prensa cubana | Etiquetas: , , , , |