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Hay que entrar al pequeño perímetro de la sala-taller para calmar la angustia que provoca el espejuelo roto. Ante la parálisis del servicio óptico estatal, bastan la seguridad de sus palabras y el respeto que profesa al cliente para saber que se encontró la persona capaz de devolverle a través de la armadura y los cristales la vida a sus ojos.
Ni siquiera la mesa de trabajo repleta de utensilios ópticos y recortes, donde no cabe ni una pestaña, crea desconfianza. Antonio Bernal Negrín, Toni, hace del arreglo de armaduras una obra de amor, conocimientos y habilidades, convirtiéndose, al decir de no pocos clientes, en el mago de los espejuelos en Sancti Spíritus y un poquito más allá.
Al oficio lo acercó temprano su padre y lo ha compartido con otra vocación: la guitarra. El instrumento musical no ha apagado del todo los acordes, pero al paso del tiempo la arista del mundo óptico pasó al primer plano, codeándose hoy, desde la figura de Trabajador por Cuenta Propia, entre los reparadores de espejuelos más solicitados en toda la provincia espirituana, no solo porque en el pequeño taller siempre hay solución para el desajuste o la rotura, también por la calidad del trabajo y el trato ético a la persona.
“No llegué improvisado, ni por casualidad; todo ha sido por herencia familiar. Mi papá, Roberto Bernal, trabajaba en Óptica Miramar, en La Habana, y vino para Sancti Spíritus. En ese momento no había plaza en la óptica de la ciudad y puso su taller particular en la casa, arriba de la tienda La Vizcaína. Me inspiró, me enseñó lo que sabía, fue mi maestro”, cuenta Toni a Escambray casi a media tarde, luego de concluir una de sus concurridas jornadas si de atender clientes se trata.
Más que admitir habilidades para dominar un oficio poco practicado, Toni prefiere mirar desde las armaduras de su alma. “Si hay algo que percibo cuando me siento en el taller es el olor del plástico, un aroma peculiar, eso me despierta sentido de pertenecía por lo que hago, un trabajo desde el que ayudo a mucha gente y me permite económicamente vivir; todo lo hago con mucho amor y porque me gusta”, describe con la misma calma con que monta una bisagra.
¿Este oficio se aprende o es más de habilidades?
Hay que tener habilidades para reparar espejuelos, es un arte y no precisamente de magia. Hago el trabajo desde los 19 años, lo mezclé durante un tiempo con la guitarra. No sé si compaginan, en mi caso funcionaron las dos cosas. Hubo un momento en que la música me ocupaba mucho espacio, entonces, lo que fue primero un hobby —reparar espejuelos— se convirtió en el oficio que al final triunfó y del que he vivido en la última etapa.
Dedicarme al espejuelo fue siempre un paso seguro, tuve el taller en varios lugares antes de abrirlo aquí; lo tenía en el bulevar y algunos me decían: ‘estás loco, te vas para un lugar lejos…’, les decía: ‘mis clientes me van a seguir’. No me equivoqué. Gracias a mi esfuerzo, mi trabajo, el trato a las personas, la gente viene, saben que aquí, en la calle Silvestre Alonso (Santa Inés) número 6, entre Martí y Céspedes, se arreglan espejuelos.
¿Acaso te conformas solo con la solución de la rotura?
Cada trabajo lo hago con calidad. Lo primero es tratar bien a la persona, a veces, antes del amanecer, ya hay algunas esperando afuera a que abra el taller. No solo de la ciudad, vienen de La Sierpe, Fomento, Yaguajay…, de todas partes, hasta clientes de otras provincias llegan aquí.
Muchos me dicen: ‘vengo a ver al mago de los espejuelos’. Les digo: ‘no soy mago, lo que me gusta garantizar mi trabajo’. Esa es mi primicia, que la reparación quede lo mejor posible. Aquí puede venir cualquier tipo de rotura, para mí no existe el no; siempre el espejuelo se va a ir arreglado y la persona satisfecha; como también lo uso, entiendo que es una necesidad, una medicina.
¿Cuánto hay de rigor y precisión en esta labor?
Tengo la virtud de coger un espejuelo roto, desbaratado y solo de mirarlo se lo que lleva, como va a quedar. Aquí todo sale del picotillo, luego la gente me dice: ‘que reguero tienes en la mesa’; pues en esa mesa regada está todo lo que necesito, porque trabajo con recortería: espejuelos viejos, no hay nada nuevo. Es como si estuvieras delante de un motor de carro desarmado, todo tiene que ser ajustado; las bisagras que van, el juego de la armadura con la pata, la tornillería que lleva; lo otro es la destreza por tantos años.
Aquí no hay cursos, todo es empírico, un aprendizaje diario, si de alguna escuela puedo hablar es de la incorporación de nuevos modelos cada año. Haber guardado durante años los recortes y partes de armaduras viejas y apelar constantemente a la inventiva, es lo que me permite hacer los trabajos, siempre de mutuo acuerdo con el cliente y nunca hemos abusado con el precio.
¿Reparar espejuelos es un trabajo sencillo?
Parece fácil, pero es bien difícil y lleva esmero, si no todo el mundo arreglara espejuelos; luego hay personas que me dicen: ‘tírame una soldadurita, como quiera, si eso es para trabajar’. Siempre le explico a la gente que el espejuelo de trabajar es el que mejor debe estar, porque es el que más horas se lleva puesto.
Si hay algo bonito en este oficio es que ningún trabajo es igual a otro, mientras más difícil, más didáctico, más lo disfruto. El arreglo bien hecho es mi carta de triunfo y me considero un crítico de mi mismo trabajo, cuando veo que algo no me salió, parto de cero otra vez. ¿Quiere algo más gratificante que un cliente te diga?: ‘desde que vine con usted, más nunca he tenido problema con el espejuelo’.
28 Abril 2025 Fuente: Escambray/ Noticias/ Salud
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Jusvinza, un fármaco fruto de la consagración de los hombres y mujeres de la ciencia cubana, devuelve la esperanza a pacientes afectados por la artritis reumatoide (AR) en el municipio de Trinidad.
Con dolor e inflamación crónica en las articulaciones de sus manos y pies, Matilde Alfaro, una psicóloga de 62 años, es el vivo ejemplo de las secuelas de un padecimiento por lo general invalidante. “Fui diagnosticada en el 2019 y mi evolución no ha sido de las más favorables. Las crisis son frecuentes, pero siempre me vuelvo a levantar”, dice y estremece su determinación.
Las mismas angustias pueden leerse en la historia clínica de Yolanda, Eduviges, Ángel y de muchas otras personas que viven con la enfermedad autoinmune más frecuente en Cuba y la de mayor tasa de deserción laboral. Ahora, una noticia esperanzadora abre nuevos caminos hacia la recuperación de estos pacientes.
Jusvinza en Sancti Spíritus
La fase de estudio clínico de este producto inmunomodulador, eficaz en la reducción de la inflamación en pacientes con AR, ha sido larga, incluida la etapa de la covid, en la que el fármaco —nombrado comercialmente como Jusvinza— fue empleado para tratar a los pacientes graves y críticos.
Registrado y con permiso para uso como medicamento por la entidad reguladora nacional, el fármaco comienza a incorporarse al sistema de salud como un tratamiento válido contra la enfermedad y desde hace algunas semanas ya se aplica en la provincia de Sancti Spíritus.
Afortunadamente, uno de los primeros municipios que pudo incluirse en este estudio abierto fue Trinidad. La doctora Mildrey Santos Ramos, especialista en Medicina General Integral (MGI) y Reumatología, la considera una oportunidad única para quienes conviven con la patología y también para quienes desde la ciencia se esfuerzan por mejorar sus síntomas más molestos.
“Logramos captar a unos veinte pacientes con los criterios de selección para la fase actual de ensayo clínico que se realiza en el Hospital Provincial Camilo Cienfuegos. En el primer mes deben ir un día a la semana, en este caso el jueves, y los siguientes cinco, una vez al mes.
“El medicamento se aplica subcutáneo y no posee reacciones adversas. Lo más importante es que no se puede perder ninguna de las dosis para estudiar la evolución de la enfermedad. Queremos que mejoren su calidad de vida”.
Con varios años de experiencia profesional, la doctora Mercedes de León Castillo, también especialista en MGI y Reumatología, valida en la práctica médica un criterio que en no pocas ocasiones retrasa el diagnóstico y tratamiento de la AR.
De acuerdo con la especialista, no se conocen las causas de esta enfermedad sistémica autoinmunitaria crónica que afecta las articulaciones y suele comenzar con síntomas generales e inespecíficos, como cansancio, debilidad y en ocasiones fiebre baja. Esto se acompaña de dolor, rigidez e hinchazón de las articulaciones.
“En algunas ocasiones no se identifica a tiempo y los pacientes pasan por múltiples especialidades hasta llegar a nosotros; por ello, en las clases con los estudiantes de Medicina insistimos mucho en la importancia del diagnóstico temprano. El ochenta por ciento de los pacientes presenta algún tipo de anormalidad articular permanente en los primeros diez años”, alerta la reconocida profesional.
La evolución de Matilde ilustra la preocupación de la doctora. “Comencé con una inflamación muy grande en los pies, consulté con la uróloga, el nefrólogo, el ortopédico… hasta llegar a la reumatóloga. Ya no solo es el dolor sino la deformación de las articulaciones”, refiere y muestra sus manos como evidencia.
El caso de Ángel González tiene muchas coincidencias. Al dilatarse el diagnóstico, las crisis fueron más frecuentes. Hoy con 68 años y otras patologías asociadas recibe el tratamiento con el producto cubano. “Me siento muy optimista”, declara a Escambray.
La esperanza tiene nombre
Diagnosticada desde hace 26 años, Yolanda Polo fue una de las primeras pacientes trinitarias escogidas para probar la eficacia de Jusvinza. “Estuve trabajando hasta los 48 años y sufrí mucho cuando tuve que jubilarme por criterio médico. Ahora tengo otras complicaciones, pero he luchado contra ellas; soy muy disciplinada y trato de llevar una vida normal, a pesar de mis limitaciones”.
El camino hacia la mejoría evidente de los síntomas apenas comienza, mas ella y el resto de los pacientes sienten que la vida les da otra oportunidad. “Nos explicaron que a partir de la quinta dosis es que se deben ver los resultados”, comenta Yolanda.
Sin embargo, Adriana Ponce, después de la segunda aplicación, se siente “un poquito mejor”. La doctora de profesión, y ahora paciente, fue diagnosticada hace solo tres años. “Es muy difícil cambiar de rol porque conocemos las complicaciones de la enfermedad, pero confiamos plenamente en la ciencia cubana y en la dedicación de las doctoras Mildrey y Mercedes, dos especialistas excepcionales que tenemos en Trinidad”.
Ángel se siente también muy feliz. “He notado alguna mejoría, incluso pude bajar la dosis del medicamento que antes tomaba. En el hospital converso con otros pacientes que comenzaron primero con el tratamiento y están recuperándose muy bien”.
“Me siento altamente esperanzada”, confiesa Matilde, y Yolanda tampoco se queda atrás: “Somos muy felices, ha sido maravilloso ser parte de esta experiencia y estamos muy agradecidos. Al final queremos hacer un maratón porque tenemos la certeza de que vamos a salir adelante”.
Por el momento, los pacientes trinitarios escogidos para esta fase del ensayo clínico deben ir por su cuenta al hospital provincial y es, sin duda, una limitante en cuanto a costos de transportación y accesibilidad. “Quisimos dar a conocer primero la noticia y los beneficios, para luego buscar apoyo desde la Dirección de Salud en el municipio”, acota la doctora Mercedes.
Más adelante, podría incluso administrarse en las propias instalaciones sanitarias de la localidad gracias a este estudio que abre nuevas posibilidades para tratar a la población local; según Biocubafarma más de 66 000 cubanos que conviven con la AR recibirán el novedoso producto de factura nacional. La esperanza tiene el nombre de Jusvinza.
26 Abril 2025 Fuente: Escambray/ Noticias/ Salud
Abr
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Luego de dos años sin producción, el Laboratorio de Calzado Ortopédico Especializado volvió a la marcha en junio de 2024; pero aún no logra la producción regular y rápida del calzado, como estaba previsto.
Son, precisamente, la situación electroenergética del país y la escasez de personal especializado, debido a los bajos salarios asignados a estos trabajadores, los dos factores que más golpean a dicha entidad.
Actualmente, el laboratorio cuenta solo con diez trabajadores de una plantilla de treinta y tres, y algunas de esas plazas vacantes son fundamentales en la cadena productiva; lo que lleva a que algunos asuman roles que no les corresponden por su oficio o se contraten trabajadores de otros municipios, que por la distancia no pueden trabajar y entregar los pedidos a tiempo.
Asimismo, en dicha institución toda la maquinaria es eléctrica y solo pueden trabajar los operarios en las escasas horas de corriente con las que cuentan.
“Actualmente, estamos atendiendo los pedidos atrasados del 2024 y ya tenemos 94 solicitudes de calzado en lo que va de este año, pero debido a la compleja situación que enfrentamos y, a pesar de contar con la materia prima (pegamento, pieles y suela, entre otros), los zapatos están demorando entre uno y dos meses”, asegura Mirelys Morales Arias, directora del centro, quien ocupa más de un rol para apoyar el proceso productivo.
27 Abril 2025 Fuente: Escambray/ Noticias/ Salud