Frente a la máquina de helados, al dependiente le corre el sudor por su rostro en medio del insoportable calor. Desliza el dedo pulgar por su frente e inmediatamente lo sacude. En otro momento toma una toallita y seca su cara.

En medio de ese episodio llega una señora de algo más de 60 años y pide sofocada: “Por favor me da un helado”. El hombre suelta su toallita, toma el barquillo —ese que va a consumir Miriam— sin nada de protección en sus manos, ni siquiera una servilleta, y deposita el alimento.

“Yo en la calle no como nada ni muerto”, dice categóricamente Porfirio, un hombre que no se considera escrupuloso, pero, al ser asiduo lector de cuanto texto le venga a mano, sí conoce al dedillo las normas vigentes sobre la inocuidad de los alimentos.

“Es que en Cuba son varias las resoluciones, normas y decretos que están en vigor sobre ese tema y, lamentablemente, muchas veces no se cumplen por falta de exigencia y seguimiento de las autoridades competentes”.

Porfirio no deja de tener razón. En nuestro país no ha caducado el Decreto-Ley No. 9/2020, que tiene como objetivo establecer las regulaciones y los principios que garanticen a lo largo de la cadena alimentaria, con un enfoque educativo, preventivo e integral, alimentos inocuos y nutritivos para asegurar una adecuada protección de la salud, así como lograr un desarrollo competitivo y responsable de las entidades involucradas, con el fin de lograr la transparencia y participación que asegure la confianza de los consumidores.

Tampoco han sido derogadas las normas cubanas, varias resoluciones y reglamentos que, en esencia, están dirigidos a garantizar la higiene de los alimentos y de los locales de elaboración.

Desde la introducción en el país del trabajo por cuenta propia, la venta de alimentos ligeros crece, pues en el lugar más insospechado aparecen panes, croquetas, dulces de distintos tipos, refrescos y otros productos que, no pocas veces, pueden constituir un riesgo si se consumen.

Ante ese panorama son inevitables las siguientes interrogantes: ¿En todos esos lugares se cumplen los preceptos establecidos para contar con la licencia sanitaria? ¿Existe un chequeo sistemático por los cuerpos de inspección de Salud, Comercio, el Gobierno y otros organismos competentes para que se cumpla lo establecido?

Dicha problemática va más allá del expendio, pues en la mayoría de los casos el local de elaboración no está a la vista del cliente, lo cual también constituye un riesgo para los consumidores si no se actúa de manera consciente y sentido de pertenencia por parte de los administradores y trabajadores de cada lugar.

El sector estatal tampoco escapa de tales irregularidades; ejemplos palpables son muchos: panes con croqueta, con mayonesa o hamburguesa expuestos en una mesita en pleno bulevar que, sobre todo en horas del mediodía reciben el calor del sol y corren el riesgo de echarse a perder.

Basta un recorrido por cualquier zona de la geografía espirituana para constatar la falta de higiene o el peligro de que cualquier alimento se contamine por ausencia del envase adecuado durante su traslado hacia diferentes centros comerciales o de servicios; pensemos en el pan que muchas veces llega a las bodegas en coches tirados por caballos en cajas sin sus correspondientes tapas; por cierto, no pocas de esas unidades comerciales también son víctimas de la existencia de roedores y filtraciones que perjudican las mercancías.

A este panorama se suma la ausencia de gorros y guantes en las personas encargadas de ofertar productos, quienes manipulan celulares y dinero a mano limpia.

El empleo de los llamados vasos “desechables” también se cuestiona por la población; unas veces son nuevos y otras, reutilizados.

Según datos ofrecidos por especialistas del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, en lo que va de año se han realizado más de 12 000 inspecciones estatales sanitarias y entre las violaciones más recurrentes se encuentran, precisamente, la exposición de alimentos elaborados por más de dos horas a temperatura ambiente, vendedores con falta de porte y aspecto adecuados o uñas largas, sin el nasobuco, el cual es obligatorio; otros que no cubren su cabello o prestan servicios en camiseta u otra prenda que no cubre las axilas.

Otro punto rojo es la falta de agua corriente o ausencia de detergente u otro producto idóneo para el lavado de las vajillas y los utensilios.

Sobre el traslado de los alimentos, es cierto que el país sufre severas limitaciones de recursos, pero las autoridades sanitarias del territorio insisten en que hay que cumplir con la higiene y correcta protección de los alimentos, especialmente aquellos que están listos para el consumo, dígase el pan, los dulces, la leche, entre otros, y además, lograr que se transporten en horarios donde las temperaturas sean más frescas.

La máster Isara Alvarado Gómez, vicedirectora de Salud Ambiental en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología y responsable del Programa Inocuidad, Higiene de los Alimentos y Nutrición, manifestó que el trabajo no estatal y los puntos de venta de Gastronomía son los sectores que más inciden en las mencionadas violaciones.

Según la propia fuente, con los infractores se han tomado medidas que van desde la suspensión temporal o definitiva de la licencia sanitaria con el consiguiente cierre del local, la imposición de multas de acuerdo con la envergadura de la violación y también el decomiso del producto.

Es cierto que no debemos pecar de absolutos porque existen buenos ejemplos tanto en el sector estatal como en el privado cuando se habla de higiene y presentación de las ofertas, pero también es verdad —sin llegar a ser tan tajantes como Porfirio— que para consumir algo en lugares públicos el cliente debe meditar sobre la calidad de la oferta y el confort del lugar para no poner en riesgo su salud.

3 Noviembre 2025 Fuente: Escambray /Noticias/ Salud

noviembre 8, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , , |

Los hallazgos ofrecen la posibilidad de desarrollar estrategias de nutrición y nuevos tratamientos para enfermedades como el hígado graso, la diabetes, la obesidad y ciertos tipos de cáncer.

Un nuevo estudio de la Universidad de California en Irvine (UCI), en EE.UU., reveló cómo la fibra dietética puede proteger al organismo del daño causado por el azúcar, con un papel clave en el intestino.

La investigación reveló que la inulina —una fibra natural presente en vegetales como la cebolla, el ajo y la alcachofa— puede modificar las bacterias intestinales para impedir que la fructosa llegue al hígado. Según el doctor Cholsoon Jang, director del estudio y miembro del Laboratorio de Metabolismo de Nutrientes y Enfermedades de la UCI, «consumir un tipo de fibra dietética llamada inulina cambia las bacterias del intestino para promover el consumo de fructosa dañina».

Los investigadores observaron que, al ingerir fructosa, las bacterias del intestino delgado pueden metabolizarla antes de que alcance el hígado, evitando así una sobrecarga que provoque acumulación de grasa. Sin embargo, cuando el consumo de fibra es insuficiente, el exceso de fructosa se derrama hacia el hígado, generando estrés hepático y resistencia a la insulina.

Al suministrar inulina, los científicos descubrieron que los microbios intestinales queman la fructosa en una etapa temprana, evitando el daño metabólico y, en algunos casos, revirtiendo signos de enfermedad del hígado graso mediante la reducción de grasa y el aumento de antioxidantes naturales.

Estrategias personalizadas

El estudio se centró en personas no obesas, demostrando que incluso quienes parecen saludables pueden sufrir efectos negativos por el exceso de azúcar si su microbiota intestinal no está preparada para procesarlo.

Jang explicó que los hallazgos ofrecen «una visión sobre cómo la fibra protege nuestra salud de nutrientes dañinos como la fructosa» y adelantó que futuras investigaciones evaluarán si otras fibras comunes pueden tener efectos similares. También añadió que abren la posibilidad de desarrollar estrategias de nutrición personalizada y nuevos tratamientos para enfermedades metabólicas como el hígado graso, la diabetes, la obesidad y ciertos tipos de cáncer.

14 Octubre 2025 Fuente: Radio Caribe/ Noticias/ Salud

octubre 18, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , |

Los municipios de San José de las Lajas, Bejucal y Santa Cruz del Norte, en Mayabeque se beneficiarán con una iniciativa del Gobierno de Canadá, en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP), por sus siglas en inglés) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), para apoyar la seguridad alimentaria y la nutrición en Cuba, enfocada en niñas y niños de hasta 12 años y mujeres embarazadas y que lactan en seis municipios del país.

El nuevo proyecto busca contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición de más de 78 mil personas, a partir del fortalecimiento de los sistemas locales, en coordinación con las autoridades nacionales y del territorio.

La iniciativa se ejecutará durante un período de cinco años, hasta diciembre de 2029, con un monto total de 12 millones de dólares canadienses. Se centrará además, en los municipios de Moa, Mayarí y la cabecera provincial de Holguín.

“En este 80 aniversario de las relaciones diplomáticas entre nuestros países, esta importante contribución es un testimonio de la sólida alianza entre Canadá y Cuba, y de nuestro compromiso compartido para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente para los niños y niñas, las mujeres embarazadas y las madres lactantes”, expresó Marianick Tremblay, embajadora de Canadá en Cuba. “Nos enorgullece colaborar con WFP y UNICEF, cuyos conocimientos contribuirán a garantizar resultados significativos y duraderos para el pueblo cubano”, añadió.

El proyecto aprovechará la experiencia de WFP y UNICEF en la aplicación de modelos orientados a promover prácticas agrícolas sostenibles, incrementar y diversificar la producción, desarrollar insumos locales, conectar directamente a las formas productivas con los centros de las redes de protección social y mejorar los servicios y prácticas nutricionales.

“Se fortalecerán las capacidades de actores involucrados en los sistemas alimentarios, entre ellos las formas productivas, para garantizar un suministro sostenible a las redes de protección social como círculos infantiles, escuelas primarias y hogares maternos”, precisó Etienne Labande, representante de WFP en Cuba.

Este proyecto está alineado con la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, el macro programa de gobierno centrado en el desarrollo humano, la justicia social y la equidad, el programa materno infantil, de alimentación escolar y otros.

Alejandra Trossero, Representante de UNICEF en Cuba, señaló la relevancia del enfoque sistémico para aprovechar las capacidades locales y la promoción de mejores prácticas de nutrición e higiene. “Articulará los sistemas alimentarios, de salud, agua y saneamiento, educación y protección social para asegurar servicios esenciales y promover dietas y hábitos más saludables para la niñez. Al mismo tiempo ofrece una oportunidad para impulsar la igualdad de género y la participación de niñas, niños y sus familias en temas que les afectan”, explicó.

Esta alianza contribuirá a mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición de grupos poblacionales priorizados, desde la gestión local.

18 Julio 2025 Fuente: Trabajadores/ Noticias/ Salud