Nov
4
No hay dudas de que los mosquitos son siempre molestos, pero sobre todo, resultan peligrosos. El hecho de que transmitan enfermedades como el dengue, el zika o el chikungunya, y otras ya erradicadas en Cuba como el paludismo o la fiebre amarilla, hace que sea necesario combatir estos vectores. Por supuesto, la ofensiva contra el mosquito depende de muchísimas acciones y quizás las plantas medicinales no son la primera línea de combate, aunque de seguro sí pueden ser de ayuda.
En diferentes culturas el empleo de especies aromáticas como repelente de insectos, tanto en forma de barrera natural como aplicadas directamente a la piel, ha sido una práctica habitual. Cada una puede actuar de manera diferente en dependencia del espacio, el modo y el momento en el cual se utilicen.
Para tener idea de cuan antiguo resulta el uso de plantas con estos fines, podemos remontarnos según una publicación aparecida en 2020 en la revista National Geographic a doscientos mil años atrás, en la zona que hoy ocupa Sudáfrica, donde en una cueva se encontró evidencias de una especie de cama vegetal, la más antigua al menos hasta el momento de esa publicación. Según fue reportado, un equipo de investigadores encontró la referida cama junto con restos aglutinados de madera de alcanforero y hojas de alcanfor, una familia de plantas empleada para mantener alejados los insectos.
Desde esos tiempos tan antiguos hasta nuestros días, en muchas culturas se ha documentado el empleo de repelentes naturales a partir de especímenes vegetales. Por ejemplo, la aplicación de la bija sobre la piel ha sido referida desde diferentes pueblos indígenas con el objetivo de repeler insectos. También las hojas del piñón florido se han utilizado como sahumerio con igual propósito.
Plantas de uso común como las albahacas, los cítricos, las mentas, la caña santa, el eucalipto, el cayeput, la citronela, el romero, el tomillo e incluso el tilo, resultan útiles en este sentido, a partir de sus propiedades aromáticas.
Existen diferentes formas en que pueden utilizarse estas especies. Algunas recetas a considerar son:
Caña santa (Cymbopogon citratus): Se elabora una infusión, utilizando una proporción de una cucharada de las hojas troceadas por una taza de agua hirviendo, equivalente a 250 mililitros. Una vez que se mezcla el material vegetal con el agua, se tapa el recipiente y se deja reposar durante diez minutos.
Tilo (Justicia pectoralis): Se utiliza un procedimiento similar al anterior, pero la proporción es de cuatro hojas de tilo por cada taza de agua.
El extracto acuoso de cualquiera de las dos plantas se filtra y luego se coloca en un frasco atomizador para su aplicación sobre las zonas expuestas de la piel. Se plantea que con este tipo de soluciones es necesario repetir el procedimiento cada dos horas, para mantener la efectividad y lograr así una actividad repelente sostenida en el tiempo. Igual, siempre es necesario recordar que toda aplicación tópica debe seguir estrictas medidas higiénicas para impedir la contaminación o la infección sobreañadida de la piel, una vez se aplique.
Además de lo anterior, también es posible preparar extractos hidroalcohólicos en casa. Para ello se debe tener a mano alguna de las especies anteriormente mencionadas, ya sea algún tipo de menta o el eucalipto, por solo mencionar como ejemplos dos de las que tienen un olor quizás más agradable.
De la planta seleccionada se coloca una cantidad de sus hojas, previamente lavadas y humectadas, en un frasco transparente al cual se le agrega alcohol al 70% hasta sobrepasar cinco centímetros por encima del material vegetal. Se marca la fecha exacta en que se comenzó a procesar esta preparación y se guarda el recipiente en un lugar seco y protegido de la luz solar, velándose siempre porque la solución hidroalcohólica cubra adecuadamente la masa verde.
Si es necesario, se puede agregar más alcohol. Luego de al menos catorce y hasta veintiocho días, se filtra este preparado en un frasco de color ámbar y se puede aplicar sobre la piel. Para su empleo, se procede de igual manera que con los extractos acuosos de caña santa y tilo, solo que siendo estos de base hidroalcohólica, no es necesario repetir con tanta frecuencia su aplicación.
Los ejemplos comentados son solo algunas de las formas en que podemos vincular las plantas medicinales con el resto de las medidas que hoy se adoptan en función de la lucha antivectorial. Como parte de nuestro autocuidado, el empleo de especies aromáticas puede ser una forma válida y sencilla de ahuyentar los mosquitos y así cuidar nuestra salud … ¡desde lo natural!
28 Octubre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural
Oct
7
Passiflora es un género de plantas de la familia Passifloraceae que está distribuido principalmente en América tropical y subtropical. Su nombre, adoptado por Carlos Linneo en 1753, proviene del latín flos passionis, que significa literalmente “flor del sufrimiento” o “flor de la pasión” y alude a la Pasión de Jesús.
Originalmente tal denominación fue otorgada por los misioneros jesuitas en 1610, debido a la similitud de algunas partes de las flores con los símbolos religiosos relativos a este particular episodio de la vida de Jesús, narrado en los Evangelios. Los jesuitas quisieron ver el látigo con el que fuera azotado en los zarcillos, los clavos de la cruz en los estilos, mientras que la corona de espinas estaría representada por los estambres y la corola radial de la flor.
Las pasifloráceas pueden ser enredaderas de varios metros de longitud o también plantas erectas, semierectas y semirrastreras, siendo en este último caso menores de un metro. Actualmente se considera que se encuentran distribuidas por todo el mundo, excepto en la Antártida, aunque el género Passiflora en particular está ausente de África.
Hay tres especies en específico cuyo interés medicinal aparece referido en el Formulario de fitoterápicos de la Farmacopea Brasileña. Estas son la Passiflora alata, la Passiflora edulis y la Passiflora incarnata, que se recomiendan en ese texto como ansiolíticas y sedantes leves.
La Passiflora alata es nativa de la región del Amazonas en Brasil, donde se le conoce como ‘ouvaca’. Esto significa estrella roja, y se le denomina así debido a la apariencia de su flor. Se trata de una planta trepadora, con frutos comestibles y muy apreciados, cuyas flagrantes flores alcanzan entre siete y diez centímetros de diámetro.
La Passiflora edulis es una planta trepadora, propia de Sudamérica y Centroamérica, que específicamente se considera nativa de Brasil. Esta especie puede alcanzar hasta nueve metros de longitud en condiciones climáticas favorables y su flor normalmente es de color blanco, con tintes rosáceos o rojizos. Su fruto comestible, conocido como fruta de la pasión o maracuyá, es de color amarillo, anaranjado o morado.
Por último, la Passiflora incarnata es una liana trepadora de rápido crecimiento, alcanza un largo de hasta nueve metros y posee unos zarcillos que le sirven para trepar. Sus flores son aromáticas, grandes y solitarias, de cinco centímetros de diámetro y de color blanco, amarillento o carnoso con tonos púrpuras. Su fruto también es comestible, pero posee muchas semillas. En algunos lugares se le conoce como flor de pasión o también maracuyá.
De estas tres especies, solo están presentes en Cuba Passiflora edulis y Passiflora incarnata. Aunque las tres tienen propiedades ansiolíticas y sedantes, es realmente Passiflora incarnata la mejor estudiada y documentada, con mejores evidencias a favor de su empleo terapéutico.
De acuerdo con el referido texto brasileño, las hojas secas de las tres pasifloras se pueden utilizar para elaborar una infusión, a razón de una cucharadita del material vegetal troceado en 150 mililitros de agua hirviendo. En mayores de 12 años se puede utilizar esta cantidad, los 150 mililitros, entre dos y cuatro veces en el día.
No se recomienda su uso prolongado y debe limitarse en las mujeres embarazadas o que lactan, así como por niños menores de 12 años. Tampoco se debe consumir asociado a medicamentos sedantes o depresores del sistema nervioso. Es posible que en los pacientes que utilicen esta infusión se presente un poco de somnolencia, un efecto adverso asociado a su consumo.
Así entonces, las hojas de cada una de las tres especies aquí comentadas constituyen una opción en el tratamiento de problemas de ansiedad e insomnio, a partir de sus propiedades medicinales. Las mismas poseen flavonoides, fenoles y aceites esenciales, principios activos responsables en conjunto de las acciones farmacológicas referidas, por las cuales tradicionalmente han sido utilizadas estas pasifloras. Es por ello que está respaldada su recomendación, desde el punto de vista etnomédico y sobre la base de evidencias científicas sustentadas en la investigación moderna, para el cuidado de nuestra salud mental… ¡desde lo natural!
30 Septiembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural
Jun
23
La semana pasada dedicamos esta columna a Psidium guajava, una especie medicinal con reconocido efecto antidiarreico. La realidad es que muchas otras plantas medicinales poseen igual acción farmacológica, lo cual las hace susceptibles de ser utilizadas con fines terapéuticos en el abordaje de la diarrea.
Se diagnostica este padecimiento cuando se tiene deposiciones de heces sueltas o líquidas, tres o más veces al día, o con una frecuencia mayor que la normal para la persona. Suele ser un síntoma de infección en el tracto digestivo, ocasionado por diversas bacterias, virus o parásitos. La infección se transmite por alimentos o agua para beber contaminados, o bien de una persona a otra como resultado de una higiene deficiente.
Una proporción importante de las enfermedades diarreicas puede prevenirse mediante el suministro de agua potable salubre y un saneamiento e higiene adecuados. Sin embargo, la incidencia de este trastorno a nivel internacional es alta. La diarrea puede durar varios días y dejar el cuerpo sin el agua y las sales que necesita para vivir.
En el pasado, la deshidratación grave y la pérdida de líquidos eran, en la mayoría de los casos, las principales causas de muerte por diarrea. Actualmente, es probable que otras causas como las infecciones bacterianas septicémicas determinen una proporción cada vez mayor de muertes relacionadas con la diarrea. Los niños malnutridos o inmunodeprimidos, así como las personas que viven con el VIH, son los que presentan el mayor riesgo de padecer enfermedades diarreicas potencialmente mortales.
Entre las medidas clave para prevenir las enfermedades diarreicas se pueden citar el acceso a agua potable salubre, el uso de servicios de saneamiento mejorado, el lavado de las manos con jabón, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, una higiene personal y alimentaria correctas, así como la educación sanitaria en cuanto a los modos de transmisión de las infecciones, entre otros.
Para su tratamiento se considera el uso de sales de rehidratación oral, suplementos de zinc y alimentos ricos en nutrientes. Es necesario siempre consultar a un profesional de la salud, en particular para el tratamiento de la diarrea persistente, cuando haya sangre en las heces o signos de deshidratación.
Aunque no es la base del tratamiento en estos casos, el uso de plantas medicinales puede resultar de ayuda, sin sustituir ningún tratamiento convencional, en especial las sales de rehidratación oral. Algunas especies de utilidad, según la tercera edición de la Farmacopea Vegetal Caribeña, son:
Cymbopogon citratus (caña santa): Se prepara una decocción o infusión con entre tres y cinco cucharadas de las hojas frescas troceadas en un litro de agua. En caso de decocción se deja hervir por cinco minutos en recipiente tapado y para la infusión se agrega el agua hirviendo al recipiente con el material vegetal. Siempre se debe tapar, dejar reposar cinco minutos, filtrar a través de un paño fino y beber una taza entre dos y tres veces en el día. En el caso de esta especie, es obligatorio el filtrado de la preparación a través de un paño previo a su consumo para evitar lesiones mecánicas sobre las mucosas, atribuidas a los microfilamentos o tricomas rígidos presentes en la hoja.
Euphorbia hirta (tapón): Se prepara una decocción con ocho cucharadas de las partes aéreas frescas de la planta en litro y medio de agua. Esta mezcla se pone a hervir en un recipiente abierto y deja reducir hasta la mitad. Luego se enfría, se filtra y se bebe una taza tres veces al día durante tres días.
Dysphania ambrosioides (apazote): Se emplea fundamentalmente en diarreas de etiología parasitaria, como es en caso de áscaris. Se recomienda preparar una decocción o infusión con cucharada y media de las partes aéreas de la planta en una taza de agua, equivalente a 250 mililitros. En caso de decocción se deja hervir por cinco minutos en recipiente tapado, mientras que para la infusión se agrega el agua hirviendo al recipiente con el material vegetal y se tapa. Ambas preparaciones se dejan enfriar durante diez minutos, se filtran y se bebe una taza al día de cualquiera de las dos, durante tres días seguidos en caso de adultos. Otras dosis referidas son media taza para personas de 35 kg y un tercio de taza, u 80 mililitros, para niños mayores de 5 años. Este tratamiento no se debe repetir antes de los seis meses.
Además, se señala que la ingestión, dos veces al día, del zumo del fruto de Citrus sinensis (naranja dulce), Citrus aurantium (naranja agria) o Citrus aurantiifolia (limón) está recomendado en presencia de diarreas. Siempre el uso de estos recursos debe ser considerado como complementario de la terapia con sales de rehidratación oral, nunca como sustitución.
Si así lo hacemos, podremos sin dudas beneficiarnos de las plantas medicinales y su efecto antidiarreico, para responsablemente cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!
17 Junio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural
