Jul
5
Instituciones del Grupo de las Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas (BioCubaFarma) y del Ministerio de Salud Pública, llevaron a cabo un ensayo clínico liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), a partir del cual se evidenció la efectividad del Policosanol –el conocido PPG– como un medicamento coadyuvante potencial para controlar la prehipertensión y la hipertensión arterial grado i en pacientes con bajo riesgo cardiovascular.
Acerca de los resultados que arrojó esa investigación, que permiten ampliar las perspectivas de ese producto cubano, con más de 30 años de uso en el país y amplia aceptación en mercados internacionales, se reflexionó ayer en la reunión del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con expertos del sector de la Salud que trabajan, desde la ciencia y la innovación, para buscar respuestas a los principales problemas sanitarios que afectan a la población cubana.
Justamente es la hipertensión arterial el principal factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, las cuales se encuentran entre las tres primeras causas de muerte en Cuba y que, como enfermedades no transmisibles de tan elevado impacto, implican no solo desafíos sanitarios de elevada magnitud, sino también en el ámbito social.
De acuerdo con la explicación ofrecida por Sarahí Mendoza Castaño, directora de Investigaciones del cnic, el ensayo incluyó 400 pacientes, divididos en dos estratos: prehipertensos e hipertensos grado i (estos últimos son los que se clasifican como de riesgo bajo).
Tras administrar 20 mg diarios del medicamento, durante 12 semanas, a ambos grupos, refirió la investigadora, de manera general se «observó una disminución significativa de los valores de la presión arterial sistólica (máxima) y diastólica (mínima). En el caso específico de los pacientes con hipertensión grado i, ello comenzó a manifestarse a partir de las cuatro semanas de tratamiento».
Asimismo, explicó que no ocurrieron eventos adversos en ningún paciente en el transcurso del ensayo clínico, como tampoco se modificaron los indicadores físicos y sanguíneos de seguridad, por lo que resultó ser «seguro y bien tolerado».
Si bien Mendoza Castaño insistió en que «el Policosanol no es un antihipertensivo, pues para demostrarlo se necesitan muchos más estudios, con más niveles de dosis y una mayor población para poder extrapolar los resultados», sí se demostró que su uso es beneficioso en el manejo de pacientes de bajo riesgo, como evidenció este estudio en particular.
Los resultados, valoró, nos conminan a seguir estudiando el tema, porque no está cerrado, sino que tenemos mucho que seguir investigando al respecto.
En tal sentido, el Presidente Díaz-Canel indicó a los científicos, teniendo en cuenta las potencialidades demostradas y el camino ya iniciado, a diseñar una hoja de ruta que permita ampliar los estudios sobre el empleo de este medicamento, así como su producción en el país.
Al término de la reunión, que contó, además, con la presencia de los vice primeros ministros Inés María Chapman Waugh y Jorge Luis Perdomo Di-Lella, así como del titular de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, y miembros de la Comisión de Ciencia del Partido Comunista de Cuba, en declaraciones al equipo de prensa de la Presidencia, el jefe del Departamento de Enfermedades no Transmisibles de Salud Pública, Salvador Tamayo Muñiz, aseguró que «este producto tiene una importancia y perspectiva muy altas».
El hecho de que, actualmente, el daño vascular representa en Cuba «alrededor del 40 % de la mortalidad de las diez primeras causas de muerte, hacen de este un asunto de elevada gravedad, pues es alto el impacto de la hipertensión arterial que, lamentablemente, en los últimos 15 años, ha tenido una desviación hacia la mortalidad prematura».
De tal manera, apuntó, «cualquier avance en el tratamiento de las enfermedades crónicas es significativo».
4 julio 2024| Fuente: Radio Revolución| Ciencia| Salud
Jul
5
Una representación de la provincia de Las Tunas participa en el Taller Nacional de Eventos Adversos a la vacunación, que hasta el venidero cinco de julio sesiona en La Habana, con la presencia de especialistas vinculados a la actividad en el país.
En esta oportunidad la Jefa del Programa de vacunación y especialista del Centro de Higiene, Epidemioogía y Microbiología en la provincia, Yahilin Nápoles Novella, significó que este certamen potencia las prácticas que permiten una adecuada vigilancia de las vacunas, así como fortalece la labor de promoción para que la familia valore la trascendencia de la inmunización de los niños.
Subrayó que estos espacios abordan el riesgo de eventos adversos por vacunas registrado por edad, número de dosis y localidad, y se conocen las posibles causas con el propósito de mejorar la calidad de este servicio que perfecciona el sistema de vigilancia cubano.
Enfocado además en la seguridad de la inmunización contra enfermedades prevenibles por vacunas el Taller lo presiden representantes de la Unicef, la Doctora Belkis Galindo, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, que atiende vigilancia de eventos Adversos y Lena López Ambrón, jefa nacional del Programa de Inmunización del Ministerio de Salud Pública.
Cuba dispone de un Programa Nacional de Inmunización desde 1962, dirigido principalmente a los niños e incluye 11 vacunas, ocho de ellas de producción nacional, que protegen contra 13 enfermedades.
Indispensable en este Programa es la presencia del médico y la enfermera de la familia en Cuba pues permite la vigilancia de las personas vacunadas dentro de su comunidad.
4 julio 2024| Fuente: Radio Victoria| Salud
Jul
5
La pandemia de COVID-19 llegó a Cuba en marzo de 2020 y rápidamente se convirtió en la principal preocupación sanitaria del país presentándose como un desafío único que requirió el aprovechamiento de las fortalezas existentes y se adaptaran las estrategias para combatir este nuevo coronavirus. Sin embargo, la respuesta rápida y el buen actuar centrado en la experiencia con epidemias anteriores en conjunción con la implementación de una extensa red de médicos de atención primaria y vigilancia comunitaria permitieron el control de la situación.
Si bien la pandemia de COVID-19 ha sido un desafío significativo, Cuba también ha mantenido sus esfuerzos de larga data para abordar otras enfermedades infecciosas que históricamente han afectado a la isla. Afecciones como el dengue, la hepatitis y las infecciones respiratorias agudas se han manejado eficazmente a través de la sólida infraestructura de salud pública del país y los programas de prevención.
Sin embargo, esto no significa que debamos bajar la guardia, el paso de la pandemia, así como otros factores políticos y económicos han supuesto un reto actual para nuestro sistema de salud. Al revisar el comportamiento del cuadro básico de enfermedades transmisibles en la isla es comprensible los números que aparecen, sin embargo, ello no significa que se deba pasar por alto
Y aunque es fácil alarmarse con la llegada de nuevos agentes y enfermedades a nuestro contexto se debe entender que el país no se encuentra desprovisto del continuo seguimiento y estudio epidemiológico.
Solo queda instar a la higiene personal, así como a la confianza y el apoyo de un sistema sanitario que va desde la investigación hasta la atención de las afecciones. Con la llegada del verano más que nunca se debe ser responsable teniendo en cuenta que no solo la prevención de enfermedades diarreicas supone un peligro, pues si bien la pesadilla de una pandemia parece pasar con el tiempo esto no significa que se esté exento de enfermarse.
4 julio 2024| Cubahora| Noticias| Sociedad