El asma bronquial es una enfermedad crónica que provoca que las vías respiratorias se inflamen y se estrechen. Esto hace que haya dificultad para respirar, con sibilancias, falta de aire, opresión en el pecho y tos.

Dependiendo de la frecuencia, duración e intensidad de sus manifestaciones clínicas, el asma puede tener un curso agudo, subagudo o crónico.

La enfermedad tiene un origen complejo e involucra la inflamación, la obstrucción intermitente y la hiperreactividad de las vías respiratorias. El edema y la secreción de mucosidades contribuyen tanto a la obstrucción como al aumento de la reactividad.

Los estímulos desencadenantes aquí pueden ser de varios tipos, tanto endógenos como ambientales. Factores como la caspa o el pelaje de animales, los ácaros del polvo, los cambios climáticos (con mayor frecuencia el clima húmedo y frío) y la contaminación ambiental se relacionan con la aparición del asma.

Igualmente, determinados alimentos, el exceso de actividad física, el moho, el polen, el humo del tabaco, infecciones respiratorias altas, el estrés emocional y hasta ciertos medicamentos .

El modo en que se presenta la enfermedad varía de una persona a otra, pero de manera común suele haber ataques agudos separados por períodos donde el paciente está asintomático.

Esos ataques pueden durar de minutos a días y sus síntomas incluyen tos con o sin flemas, retracción de la piel entre las costillas al respirar, falta de aire que empeora con la actividad física, silbidos o sibilancias con la respiración, dolor o rigidez en el pecho, dificultad para dormir y una expiración más prolongada que la inspiración al respirar.

La presencia de un compromiso respiratorio extremo, con labios y cara de color azulado, somnolencia intensa o confusión, sudoración y dificultad para hablar, entre otros, son síntomas que implican la necesidad de una atención médica urgente.

El asma bronquial, una enfermedad crónica no transmisible, requiere un tratamiento médico apropiado y son muchas las especialidades que inciden en la atención de los asmáticos.

Los objetivos del tratamiento, desde cualquier perspectiva, están encaminados a controlar la inflamación de las vías respiratorias, limitar la exposición a sustancias que puedan desencadenar los síntomas y ayudar al enfermo a que pueda realizar las actividades normales sin que aparezcan síntomas.

Para ello se utilizan, según corresponda, medicamentos de control a largo plazo para ayudar a prevenir los ataques y medicamentos de alivio rápido para uso durante las etapas de agudización.

Por supuesto, está documentado el empleo de plantas medicinales para el tratamiento del asma bronquial. En la Farmacopea Vegetal Caribeña, en su tercera edición, se recomiendan varias especies que pueden ser de utilidad, aunque hay que decir que ninguna sustituye el tratamiento convencional.

Algunos ejemplos

Anamú (Petiveria alliacea): se prepara una decocción con seis cucharadas de las hojas troceadas en un litro de agua. Se deja hervir durante cinco minutos en recipiente tapado y luego se enfría, se filtra y se bebe una taza, equivalente a 250 mililitros, tres veces al día.

No se debe usar durante el embarazo, ya que puede provocar aborto. Tampoco durante la lactancia ni en niños menores de ocho años.

Por los riesgos de interacción con insulina e hipoglucemiantes orales, los diabéticos deben evitar ingerir esta decocción pues es posible una potenciación de sus efectos. La raíz y el tallo de la planta pueden provocar reacciones de hipersensibilidad.

Cebollino (Allium shoenoprasum): puede elaborarse una decocción o una infusión con dos o tres bulbos en un litro de agua.

En caso de decocción se agregan los bulbos previamente machacados y se deja hervir por cinco minutos en recipiente tapado. Para la infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con los bulbos previamente tostados y machacados y se tapa.

En cualquiera de los dos casos, se deja enfriar, se filtra y se bebe una taza tres o cuatro veces al día. No se debe usar el cebollino con fines medicinales durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de tres años.

Orégano francés (Coleus amboinicus): se prepara una decocción o infusión con siete cucharadas de hojas frescas troceadas en un litro de agua.

En caso de decocción, hervir por cinco minutos en recipiente tapad. Si se opta por una infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con las hojas previamente soasadas o no y este se tapa. Luego se enfría, se filtrar y se bebe una taza en el momento que lo requiera la indicación sintomática, hasta tres veces al día.

No se debe usar durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de tres años.

Sábila (Aloe barbadensis): se deben emplear las hojas obtenidas de un ejemplar de al menos año y medio de sembrado, utilizando preferiblemente una de las hojas inferiores, pues son las más adecuadas para un mejor efecto terapéutico.

La hoja se corta lo más cerca posible de su base y con un cuchillo se eliminan su extremo distal y los bordes espinosos laterales. Se separa la piel de ambas caras, procurando descartar la capa amarillenta que está inmediatamente debajo de la piel y que es el látex de la sábila, que posee propiedades laxantes.

Con el gel o mesófilo se prepara un licuado, utilizando una o dos cucharadas para una taza de agua. Se bebe esta cantidad una o dos veces en el día.

También se puede preparar una decocción o una infusión con igual cantidad de material vegetal para igual volumen de agua.

En caso de decocción se pone a hervir por diez minutos en recipiente tapado. Para la infusión, se agrega el agua hirviendo al recipiente con el material vegetal y se tapa. Luego se deja enfriar y se bebe una taza dos veces al día.

***

En la referida farmacopea se recomienda siempre, por el riesgo del asma bronquial para la salud, una valoración médica y utilizar, si está indicado, alguna de las anteriores formulaciones como complemento del tratamiento médico convencional.

En el caso de la sábila, esta no se recomienda para las crisis de agudización. Si se aprecia un deterioro del paciente, que el asma persiste por más de dos días o que la crisis se prolonga por más de una hora, es necesario volver al médico para una reevaluación.

Las especies aquí mencionadas tienen un uso tradicional documentado y hay evidencias de sus efectos farmacológicos y estudios de toxicidad que respaldan la seguridad de su empleo.

Por tales razones, es posible recomendarlas para el control del asma bronquial en adultos, como una opción más para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!

23 Septiembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural

septiembre 26, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , , , , |

Comments

Name (required)

Email (required)

Web

Speak your mind