Santiago de Cuba se halla, según sus máximas autoridades, en una situación de emergencia sanitaria: con 500 nuevos casos de COVID-19 al cierre de este viernes, se confirma el pronóstico de los expertos sobre el incremento del número de contagios, con el consiguiente riesgo de tener más enfermos graves/críticos y más fallecimientos.

De ahí que Lázaro Expósito Canto, Primer secretario del Comité Provincial del Partido y Beatriz Johnson Urrutia, Gobernadora del territorio, comparecieran al mediodía de este sábado en la televisión local para informar sobre la situación actual y la adopción de medidas para restringir al máximo la movilidad, en aras de contener la rápida propagación del SARS-CoV-2 en todos los municipios.

En el espacio televisivo Panel informativo intervino el epidemiólogo Dr. C. Luis Valdés, jefe del Equipo técnico asesor del Grupo Temporal de Trabajo, quien expuso la gravedad del contexto epidemiológico.

Según el experto, ha aumentado considerablemente la velocidad de transmisión del virus en la población santiaguera, y disminuye la cifra de infectados asintomáticos: al menos el 50% de los pacientes presenta síntomas y signos de la enfermedad, por lo que son más probables las complicaciones severas, incluso en niños, adolescentes y jóvenes.

La COVID-19 se ha hecho más contagiosa y virulenta, destacó el experto, por la circulación de las variantes del Reino Unido, California y Sudáfrica –siendo esta última la que predomina.

“La cepa original –dijo- es más ‘benévola’, mientras por cada persona infectada con la variante de Wuhan se contagiaban otras dos o tres; ahora, con la sudafricana, por cada caso positivo se generan de seis a ocho contagiados.”

En este contexto, es vital reducir los contactos riesgosos. El especialista instó a los santiagueros a evitar las visitas en sus viviendas, las salidas, incrementar la frecuencia del lavado de manos y utilizar soluciones desinfectantes para superficies.

“Tenemos que evitar las reuniones de todo tipo; utilizar correctamente la mascarilla; higienizar y ventilar los locales; evitar tocarnos la cara; proteger a los niños y ancianos; acudir oportunamente a los vacunatorios y no temerle al ingreso: hay que ir al médico ante un dolor de cabeza, fiebre, diarrea, tos, estornudos, dolor de garganta, dolor muscular y decaimiento, pues la inmediatez de la asistencia médica puede definir la evolución del enfermo”, apuntó.

Vacunarse es cada vez más importante, pues se ha demostrado la circulación de variantes del coronavirus más patógenas, letales y contagiosas; y se sospecha –aunque no han concluido los estudios de aislamiento viral- que pudiera haberse introducido alguna otra mutación del SARS-CoV-2, que está condicionando el agravamiento de la situación epidemiológica local.

Respecto a los protocolos médicos, la Gobernadora explicó brevemente que se están actualizando en función del alza de infectados. En este sentido, remarcó que –a tenor de las limitaciones para aislar institucionalmente a los contactos- se ha decidido priorizar el ingreso de los casos sospechosos y confirmados; estos se hospitalizan atendiendo al riesgo que presentan.

El doctor Valdés enfatizó en que el sistema de Salud está en tensión, pues el crecimiento de la cifra de enfermos –cuyos contactos se aíslan institucionalmente- obliga a la búsqueda de más capacidades de hospitalización, más personal para el funcionamiento de los centros y otros aseguramientos con un alto costo humano y económico.

Cuba –recalcó- es el único país que aísla a los contactos de pacientes positivos e ingresa a personas con síntomas sugestivos de COVID-19 para tratarlas, estudiarlas y vigilar su evolución. En Santiago cada infectado tiene como promedio de 10 a 15 contactos, que en su mayoría se ingresan en centros de aislamiento.

La asistencia médica a personas con COVID-19 incluye la administración de fármacos antibióticos, esteroides y equipos de ventilación para casos graves/críticos. Según Valdés, se hacen ingentes esfuerzos para asegurar los medicamentos y aumentar los dispositivos de respiración artificial en las unidades de Cuidados intensivos del territorio.

Además, explicó que se están realizando acciones para ampliar las capacidades de hospitalización. Y esto constituye un reto en las condiciones actuales, pues un contagiado está en el hospital durante siete días, como mínimo, si no presenta complicaciones graves y resulta negativa la prueba de PCR. Sin embargo, aumentan los casos graves y críticos, que requieren una estadía mayor.

Es apreciable el estrés generado por la epidemia en los profesionales de la Salud, que llevan 16 meses afrontando la atención en zona roja y en otros escenarios de la asistencia médica. En una situación tan difícil, en la crece el número de personas para atender, se produce el cansancio y es más probable que se cometan errores.

A decir del doctor, una muestra de esto es la infección por SARS-CoV-2 de un grupo importante de trabajadores del sector, a pesar de que disponen de los medios de protección necesarios y existe una rigurosa política de bioseguridad en las instituciones para evitar el contagio del personal sanitario. Todo lo anterior podría agravar las condiciones para la prestación de servicios médicos en este territorio.

“Hay que adoptar medidas extremas para mitigar esta situación; hay que contener la propagación porque el sistema no ha colapsado, pero eventualmente podría ocurrir”, concluyó.
Santiago de Cuba es la tercera provincia con más enfermos de Covid-19 en el país. En los últimos 15 días, han muerto 19 personas, con lo asciende a 117 el número de decesos en estos 16 meses de epidemia.

Más de 20 000 personas se han infectado con el virus en este tercer rebrote, y los pronósticos apuntan a un incremento acelerado de los contagiados.
(Con información de Sierra Maestra)

julio 11/2021 (Cubadebate)

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