Jul
22
Con la premisa de salvaguardar el bienestar de sus ciudadanos durante la presente etapa estival, la Dirección de Salud de este municipio ha implementado un plan de acciones sanitarias que responde a las condiciones climáticas y epidemiológicas propias de la temporada.
Este plan contempla la atención diferenciada a sectores vulnerables, medidas de control ambiental y campañas de educación preventiva, articuladas todas para reducir riesgos y garantizar una cobertura médica efectiva en el territorio.
Entre las iniciativas más relevantes se encuentra la intervención especializada a gestantes y lactantes de alto riesgo, con la participación de obstetras, pediatras, personal del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) y de la Atención Primaria de Salud. Estas evaluaciones clínicas y el seguimiento personalizado prevén reducir riesgos perinatales y garantizar un seguimiento riguroso a quienes presentan condiciones especiales de salud.
Por su parte, un equipo de doctores, enfermeras, promotores de ProSalud y personal del PAMI acudieron al barrio en transformación Cuba Libre para controlar la tensión arterial de pacientes encamados o con discapacidad físico-motora, evaluar el óptimo estado de infantes y embarazadas, y capacitar a la población sobre la incidencia negativa de enfermedades propagadas por vectores como el dengue, el zika y el chikungunya, así como las disposiciones pertinentes para su prevención.
A estas prácticas se sumaron las jornadas de limpieza que lideró la Unidad municipal de Higiene y Epidemiología en el hogar de ancianos Dr. Pedro Figueroa Sandelis y los intercambios comunitarios promovidos por los operarios de la campaña antivectorial, quienes mediante charlas educativas y promoción activa, intensificaron la vigilancia epidemiológica contra el mosquito Aedes aegypti.
Estas iniciativas procuran, de igual forma, involucrar a la población en prácticas de saneamiento doméstico y control de criaderos, fortaleciendo así una conciencia colectiva frente a los retos sanitarios del verano.
18 Julio 2025 Fuente: Radio 26/ Noticias/ Salud
Jul
22
Un cartel: “Área estéril” anuncia la entrada a la sala de cuidados intensivos pediátricos del Hospital Provincial General Docente “Dr. Antonio Luaces Iraola” de Ciego de Ávila. Manos firmes –más sensibilidad y saberes adquiridos por años– sostienen a los niños que llegan a este lugar.
Detrás de las puertas de esta sala late una historia de humanidad. Nacida el 29 de septiembre de 1982 por voluntad de Fidel Castro tras la trágica epidemia de dengue que segó más de cien vidas infantiles, esta unidad se convirtió en bastión de esperanza en el centro médico avileño. Aquí no se trabaja, se vive la medicina.
Los días de la Dra. Diana Luisa Mendoza Moreno, pediatra con 30 años de experiencia y jefa de servicio de la sala, transcurren entre monitores, ventiladores y una férrea voluntad de salvar vidas. Su mirada experta ha visto pasar generaciones de niños, algunos convertidos ahora en padres que regresan con sus propios hijos. “Nadie se acostumbra a la muerte”, confiesa y recuerda el “Libro Rojo” donde antaño se registraban hasta 12 fallecimientos mensuales; hoy, menos de cuatro al año.
¿Qué hace falta para trabajar aquí? “Antes que diplomas, corazón”, sentencia la doctora mientras se ajusta el gorro quirúrgico.
“El objetivo de Fidel era establecer una red de salas de terapia intensiva en todo el país, y esta unidad fue una de las primeras en inaugurarse. Desde sus inicios, el servicio ha contado con personal altamente especializado. Para trabajar aquí, no basta con ser médico o enfermero; es necesario formarse específicamente en cuidados intensivos pediátricos. Aunque ya no quedan fundadores en activo, muchos llevan décadas dedicados a esta labor”, cuenta a Cubadebate la doctora Diana.
Se graduó de medicina en 1990, se especializó en pediatría y, en 1995, viajó a La Habana para realizar un entrenamiento nacional en terapia intensiva pediátrica, ya que en aquel momento solo existían centros acreditados en La Habana, Villa Clara y Holguín. Ese mismo año, se incorporó a la sala del Antonio Luaces Iraola, donde lleva más de tres décadas trabajando. “Aquí me formé como intensivista y consolidé mi carrera como pediatra”, enfatiza.
La doctora recuerda al primer jefe de servicio fue el Dr. Héctor Gómez, ya fallecido, quien sentó las bases de esta unidad. Otra figura clave es la Dra. Caridad Nurkes Gómez, formada en Holguín y una de las fundadoras. Ella fue su mentora, la persona que la guió en sus primeros pasos en la terapia intensiva, y hoy sigue aportando su experiencia como profesora consultante del servicio.
Si preguntas cuáles son las características del personal de la sala, Mendoza Moreno dice que lo primero y más importante es el amor a los niños.
“Siempre les inculcamos a los jóvenes profesionales que estos niños deben ser tratados como si fueran parte de nuestra propia familia. La forma en que nos gustaría que nos trataran a nosotros, así debemos tratarlos a ellos, especialmente porque los niños son seres indefensos. Si nosotros no los cuidamos con dedicación, ¿quién lo hará?”.
La especialista considera que antes que cualquier habilidad técnica, debe existir amor genuino por los niños. “Solo después vienen todas las demás cualidades profesionales: la búsqueda constante de superación, la excelencia clínica, la actualización médica. Pero el cimiento es el afecto y el respeto a las familias”.
La doctora Diana confiesa que tiene un principio personal que siempre comparte: tuvo la dicha de ser pediatra e intensivista antes de ser madre, y luego continuó siéndolo después de serlo. Esa experiencia, refiere, le enseñó que la maternidad da una perspectiva completamente diferente.
“Nadie puede medir el cariño de una madre por su hijo, cada una lo expresa de manera única. Por eso, respetar a las familias es crucial, porque nadie conoce mejor a un niño que su madre. Hoy día, con los cambios sociales, a veces es otro familiar, incluso un vecino, quien acompaña al pequeño, y eso puede hacer que el niño se sienta más vulnerable. Si nosotros, como equipo, no les brindamos protección y afecto, ¿quién lo hará?”, repite la pregunta.
Este es, precisamente, el principio rector de la sala de cuidados intensivos pediátricos. “Aunque hoy hay muchas caras jóvenes en el servicio, todos han aprendido esta filosofía. Puedo decir con orgullo que aquí, cada profesional – desde los más experimentados hasta los recién llegados– trabaja con ese amor que marca la diferencia entre un tratamiento bueno y uno verdaderamente excepcional”.
A la siguiente pregunta, la doctora responde con determinación: “Existe la creencia errónea de que quienes trabajamos en terapia intensiva nos acostumbramos a la muerte. La verdad es que nunca lo haces. Lo que sucede es que, con el tiempo, desarrollas la capacidad profesional de identificar qué pacientes tienen mayor riesgo de fallecer. Ante esos casos, activas mecanismos de defensa emocional: intentas ayudar desde la empatía, enfocándote en hacer ese tránsito menos doloroso para la familia. Pero decir que uno se adapta a la muerte sería mostrar insensibilidad. De hecho, hay compañeros que prefieren no estar presentes en esos momentos, precisamente, porque el dolor es acumulativo, especialmente cuando se trata de niños”.
En nuestro servicio llevamos un registro minucioso, explica. “Todos los ingresos se anotan en el Registro de Morbilidad, una práctica común en todas las terapias intensivas del país. Pero aquí tenemos además un documento histórico: el Libro Rojo, llamado así por su encuadernación colorada hecha en imprenta. Hace poco, mientras preparábamos un estudio sobre la evolución de la morbilidad en el servicio, alguien del equipo veterano dijo: ‘No saques el Libro Rojo’. La razón es impactante: cuando comencé a trabajar aquí, en un solo mes fallecían 12 niños. Hoy, en todo un año, no perdemos ni cuatro pacientes”, dice y no puede ocultar la satisfacción de esta disminución en la mortalidad.
Actualmente, los fallecimientos que registran suelen ser casos con pronósticos muy complejos desde el inicio: recién nacidos con menos de 1000 gramos de peso que pasan meses en neonatología, o pacientes con condiciones sociales críticas.
“Contrasta enormemente con épocas anteriores, cuando veíamos llegar niños con infecciones fulminantes como meningoencefalitis que fallecían en cuestión de horas. Los accidentes siguen siendo casos que nos impactan profundamente, porque ocurren de forma abrupta. La muerte no es algo a lo que te acostumbras; aprendes a enfrentarla, pero nunca deja de doler. Y duele más cuando son niños”.
La doctora tiene presente los nombres de la mayoría de sus pacientes; algunos han marcado su carrera. Recuerda especialmente a Rochelle, una niña aparentemente sana que desarrolló una miocarditis aguda con insuficiencia cardíaca severa.
“Estuvo tres meses con nosotros, conectada a ventilación mecánica, en una batalla con pronóstico incierto. Hoy está en casa, jugando como cualquier niño. Casos como el de Melody, o aquel paciente quirúrgico que ahora es padre, o Madison y José Manuel (este último con malformaciones intestinales complejas), demuestran que detrás de cada estadía prolongada hay una historia de lucha. Recordamos sus nombres, sus rostros, sus batallas”.
El impacto de su trabajo se refleja en detalles conmovedores. Recientemente, una publicación en redes sociales sobre su sala generó un comentario emotivo: una madre reconoció a Camila, una enfermera del servicio, porque recordaba cómo había cuidado a su hija.
“Esto ilustra algo fundamental: en terapia intensiva, el personal de enfermería es el alma del servicio. Son ellos quienes alimentan, bañan, visten y hasta hacen moños a los pequeños; quienes establecen ese vínculo cotidiano que las familias nunca olvidan. Un médico puede indicar tratamientos, pero sin enfermeros, no hay cuidado intensivo real. Su labor humaniza nuestra ciencia”.
Entre las principales limitantes, la doctora Diana habla de la escasez de personal sanitario. “Enfrentamos una situación extremadamente difícil: en el área de enfermería, nuestra plantilla ideal debería contar con 35 profesionales, incluyendo a la licenciada Blanca, nuestra jefa de enfermería. Sin embargo, en estos momentos solo disponemos de 16 enfermeros en activo. Estos profesionales realizan turnos extenuantes de 24 horas de trabajo continuo por 48 horas de descanso. La semana pasada tuvimos ocho pacientes simultáneamente conectados a ventilación mecánica, lo que requirió un esfuerzo extraordinario”.
En el equipo médico, la situación es igualmente compleja. La plantilla formal debería incluir al menos nueve médicos de diferentes categorías, pero actualmente solo cuentan con cuatro especialistas.
“Aunque como jefa de servicio no formo parte oficial de la plantilla asistencial, en la práctica cumplo las mismas funciones clínicas que cualquier otro médico del equipo. Los turnos médicos son igualmente agotadores: 24 horas de guardia por 72 de descanso, y durante el período vacacional se intensifican a 24 por 48”.
Si bien reconoce que trabajar bajo estas condiciones es sumamente difícil, asegura que el compromiso del equipo es inquebrantable. “Implementamos estrategias para organizar los descansos y mantener la calidad de la atención, aunque la realidad es que la situación del recurso humano ha alcanzado un punto crítico”.
El camino hacia la medicina pediátrica de la doctora Diana comenzó en La Trocha, una zona rural entre Júcaro y Morón, específicamente en el poblado conocido como Pitajones. “Mi familia ha vivido allí desde 1934, cuando mi abuelo estableció su finca. Desde muy pequeña mostré una inclinación natural hacia el cuidado de los demás”.
Recuerda que sus primeros juegos eran kits de enfermería que venían con los juguetes. A los cinco años le decía a su madre que quería ser “inyectora”, aunque dice que en su familia no había ningún antecedente médico.
La inspiración definitiva llegó a los ocho años, cuando los doctores Jorge Rubí y Matilde Carvajal, médicos camagüeyanos, llegaron al municipio de Venezuela para realizar su servicio social. “La Dra. Carvajal, en particular, se convirtió en mi modelo a seguir: después de especializarse en pediatría, cumplió misiones internacionales en Irán, Irak y Argelia. Su dedicación y profesionalismo me mostraron el camino que quería seguir”.
Al terminar el preuniversitario, su madre se opuso a que estudiara medicina. “Como única hija mujer entre tres varones, temía que la carrera me alejara de la familia. Pero la vocación era más fuerte”.
La especialista asegura que nadie le inculcó el amor por la medicina, sino que nació al ver el ejemplo de aquellos médicos que dedicaban su vida a cuidar a otros.
Ingresó a la facultad de medicina en 1984. Después de graduarse en 1990, hizo su servicio social en Venezuela, la especialización directa en pediatría y un año de formación en terapia intensiva en La Habana.
Cuenta que su hija decidió no seguir sus pasos. “Un día me dijo ‘Mami, no quiero ser médico como tú’, y respeté profundamente su decisión porque la verdadera vocación médica, especialmente en pediatría, no puede ser impuesta: debe nacer del amor genuino por cuidar a los demás”.
La doctora Diana está consciente que el trabajo en su sala no es solo sobre batallas médicas, sino sobre el amor que transforma estadísticas en historias. La de Rochelle, que tras tres meses conectada a un respirador hoy corre en un parque; o la de José Manuel, cuyo megacólon congénito lo llevo hasta la UCI pediátricos. Es un quehacer sostenido por enfermeras como Camila, que hace moños colorados que alegran las mañanas de los pequeños pacientes.
La doctora Diana y su equipo reafirma que la excelencia médica se mide no solo en tasas de supervivencia, sino en sonrisas recuperadas, en familias reconfortadas, y en profesionales que cambian turnos agotadores por la satisfacción de salvar una vida.
20 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud
Jul
17
La Dra. Gretza Sánchez Padrón, directora general de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), informó este martes sobre el complejo escenario epidemiológico internacional, caracterizado por un aumento de enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes.
Durante su intervención en la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento cubano, la directiva destacó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido alertas por varios padecimientos, entre ellos la fiebre amarilla, con amplia circulación en la región y cinco países reportando transmisión activa: Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, donde se han registrado más de 235 casos con una elevada letalidad.
En presencia del ministro de Salud, Dr. José Angel Portal Miranda, Sánchez Padrón señaló que la influenza H1N5 también muestra una amplia circulación en la región, particularmente en América del Norte, con casos recientes notificados en México y Estados Unidos.
El dengue continúa siendo un problema de salud en el área, con la circulación de los cuatro serotipos de la enfermedad.
Sánchez Padrón señaló que la tos ferina y el sarampión, dos enfermedades prevenibles por vacunas, han requerido mayor atención debido a brotes en algunos países, por lo que la OMS ha instado a incrementar las coberturas de inmunización
En el ámbito nacional, la situación epidemiológica se caracteriza por el comportamiento de enfermedades prioritarias, considerando su incidencia y los pronósticos para diferentes épocas del año.
Las infecciones respiratorias agudas (IRA) tienen un patrón estacional, con mayor incidencia durante los meses de invierno, aunque en julio y agosto también se observa un incremento.
A partir de la semana epidemiológica número 10, se reportó un aumento en 11 provincias, entre ellas Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Villa Clara, Sancti Spíritus y Camagüey, además del municipio especial Isla de la Juventud.
Estos territorios concentran más del 60% de las atenciones médicas por IRA, superando la tasa nacional.
La morbilidad grave se ha centrado en los menores de un año y adultos mayores, especialmente aquellos con factores de riesgo y comorbilidades.
La directora general de Higiene y Epidemiología del Minsap informó que en la vigilancia de laboratorio se han identificado y caracterizado 17 tipos de virus respiratorios en lo que va de año, incluyendo 14 de los 17 serotipos monitoreados, además del SARS-CoV-2.
Entre los principales virus aislados están la influenza H1N1 de tipo pandémica, el virus sincitial respiratorio, el coronavirus y el rinovirus.
Recientemente, en la semana epidemiológica 26, el sistema de vigilancia detectó una subvariante ómicron del SARS-CoV-2, que circula en la región desde principios de año, aunque su riesgo para la salud pública se considera bajo.
“Las evidencias disponibles indican que la severidad de los cuadros clínicos que pueda provocar esta subvariante, en términos de gravedad y mortalidad, no supera a la de las subvariantes que han estado circulando previamente en la región”, explicó Sánchez Padrón.
Respecto a la tuberculosis, se reporta un incremento de la incidencia en nueve provincias, siendo La Habana, Mayabeque, Camagüey, Granma y Santiago de Cuba las más afectadas.
El plan de acción para esta enfermedad se ha enfocado en el diagnóstico temprano y el control, con especial atención en la identificación de grupos de riesgo y la realización de exámenes para su detección.
Se ha implementado un algoritmo diagnóstico en la atención primaria de salud, disponible en todos los policlínicos del país, para facilitar un diagnóstico oportuno.
Enfermedades diarreicas y hepatitis A
Las enfermedades diarreicas agudas (EDA) han mostrado una reducción del 18% en el número de atenciones médicas en comparación con el mismo período de 2024, con 10 328 casos reportados. Provincias como La Habana, Mayabeque, Villa Clara y Cienfuegos superan la media nacional.
Los niños menores de un año son los más afectados por los cuadros graves, y se han controlado nueve brotes de EDA en el país sin complicaciones mayores.
Sánchez Padrón dijo que en todas las provincias persisten condiciones higiénico-sanitarias que favorecen el incremento de estas enfermedades, como la acumulación de residuos sólidos, problemas en la recolección de basura, deficiencias en la calidad y cantidad del agua de consumo y malas prácticas en la manipulación de alimentos.
Otra enfermedad vinculada a estas condiciones es la hepatitis A. Aunque se había mantenido estable en los últimos cinco años, ha experimentado un incremento en el último período, con casos clínicos reportados en varias provincias.
Enfermedades de transmisión sexual: situación actual
Hasta la fecha, se han diagnosticado 43 993 personas con VIH en Cuba, de las cuales 9 036 han fallecido. En la actualidad, 34 957 personas viven con la enfermedad.
La epidemia del VIH/sida en el país sigue siendo predominantemente masculina, con el 80.6% de los casos correspondientes a hombres, de los cuales el 85.4% son hombres que tienen sexo con otros hombres.
La población trans es la más afectada, con una prevalencia estimada del 31.8%. El 66% de las personas que viven con VIH están en edades económicamente activas (20 a 49 años), precisó la funcionaria del Minsap.
A pesar de las limitaciones económicas, Cuba ha logrado garantizar las vacunas del esquema nacional de inmunización, con coberturas superiores al 95% en niños menores de un año.
Este año, se introdujo la vacuna antineumocócica para proteger a los menores de un año, así como una vacuna de producción nacional para niños de dos años.
Además, se dispone del 100% de las dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que se incorporará en el último trimestre del año al esquema de vacunación escolar para inmunizar a las niñas de nueve años y prevenir el cáncer cervicouterino.
“Contar con esta vacuna ha sido un reclamo no solo de la comunidad médica, sino también del sistema de salud, que prioriza la protección de nuestros niños”, afirmó la funcionaria del Minsap.
Gracias al programa de inmunización, seis enfermedades y cuatro formas clínicas severas han sido eliminadas, mientras que otras seis están controladas, dejando de ser un problema de salud debido a sus bajas tasas de incidencia y mortalidad.
El incremento en los índices de infestación por Aedes aegypti y la circulación de arbovirosis son un riesgo elevado en la etapa actual.
La tasa de incidencia de dengue comenzó a aumentar a partir de la semana epidemiológica 20, aunque en las últimas dos semanas ha mostrado un descenso. Cinco provincias, seis municipios y seis áreas de salud registran transmisión activa de dengue, aunque Sánchez Padrón aclaró que esto no significa que el resto del territorio esté libre de riesgo.
“Tenemos índices de infestación que son un peligro para la transmisión de arbovirosis en cualquier provincia, municipio o área de salud”, alertó.
Las provincias de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Holguín, Villa Clara y Pinar del Río son las que reportan el mayor número de focos.
Para enfrentar esta situación, se ha diseñado un plan de acción que prioriza las medidas de control vectorial, incluyendo la aplicación de insecticidas y la eliminación de criaderos.
La especialista reconoció debilidades en su implementación, como demoras en la logística y falta de coordinación en algunos territorios. “Tenemos los recursos, pero debemos garantizar su uso efectivo”, dijo.
Enfermedades no transmisibles y estrategias innovadoras
En el ámbito de las enfermedades no transmisibles, se destacan dos avances significativos: la certificación internacional del esfigmomanómetro cubano Hipermax, fabricado por la empresa Combiomed, y la implementación de la estrategia HEARTS para el control poblacional de la hipertensión arterial.
Este modelo organizacional, aplicado en todos los policlínicos del país, permite una mejor evaluación del riesgo cardiovascular y la aplicación de protocolos estandarizados para tratar a los pacientes.
“Menos del 20% de los esfigmomanómetros producidos en el mundo están certificados internacionalmente, y Cuba cuenta con este reconocimiento gracias al trabajo de nuestros científicos”, resaltó Sánchez Padrón.
La estrategia HEARTS busca reducir a mediano y largo plazo la morbilidad y mortalidad por enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedad renal crónica, todas vinculadas a la hipertensión.
La Dra. Sánchez Padrón enfatizó la importancia del enfoque Una Sola Salud, que promueve un abordaje integral de los desafíos sanitarios, considerando las interrelaciones entre humanos, animales, plantas y medio ambiente.
Esta iniciativa, presentada recientemente en el Convención Internacional Cuba Salud 2025, involucra a múltiples sectores en cinco líneas de acción: vigilancia epidemiológica, resistencia antimicrobiana, zoonosis, inocuidad alimentaria y medioambiente.
“Los consejos de salud son el espacio ideal para aplicar esta estrategia, ya que permiten la coordinación intersectorial y la toma de decisiones basadas en las particularidades de cada territorio”, explicó.
Entre las principales acciones para enfrentar la situación actual, la directora de Epidemiología del Minsap enumeró:
- Mantener el análisis epidemiológico en cada territorio para la toma oportuna de decisiones, adaptando las estrategias a las particularidades locales.
- Implementar el plan de enfrentamiento a las arbovirosis, con énfasis en evitar la introducción de nuevos virus y garantizar la aplicación efectiva de las medidas de control vectorial.
- Reforzar la vigilancia en viajeros internacionales y puntos de entrada al país, donde se han detectado casos importados de enfermedades como el paludismo.
- Garantizar las vacunas necesarias para prevenir brotes de enfermedades inmunoprevenibles.
- Incrementar el control sanitario sobre la calidad del agua, la higiene personal y colectiva en centros laborales y estudiantiles y en sitios de concentración de personas.
- Mejorar la disposición de residuos sólidos y solucionar problemas como salideros de agua potable y albañales, especialmente en áreas de mayor riesgo.
- Fortalecer la promoción y educación para la salud, con mensajes adaptados a cada comunidad y el uso efectivo de los medios de difusión masiva.
“La comunicación no puede limitarse a los espacios televisivos; debemos llegar a cada barrio con mensajes claros y acciones cara a cara”, concluyó la especialista, subrayando la necesidad de un trabajo conjunto entre el sector de salud, los Gobiernos locales y la comunidad.
16 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud