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Este lunes, la compañía aeroespacial SpaceX canceló el lanzamiento programado al espacio de su cohete más grande y potente, el Starship.
“Una válvula de presión parece estar congelada, así que a menos que empiece a funcionar pronto, no habrá lanzamiento hoy”, escribió el director ejecutivo de la compañía, Elon Musk, en su cuenta de Twitter.
Anteriormente, Musk señaló que la misión tiene aproximadamente un 50% de probabilidades de éxito. “No digo que llegue a la órbita, pero garantizo emoción”, dijo en una entrevista a principios de marzo.
Con Starship, que es totalmente reutilizable y tiene 120 metros de altura y una capacidad de 100 a 150 toneladas de carga útil, SpaceX busca transportar carga y personas a la Luna, Marte y otros destinos espaciales.
Batir récords
El pasado mes de noviembre, el Space Launch System (SLS), el vehículo con el que la NASA quiere volver a la Luna, se convirtió en el cohete más potente de la historia (el N1 soviético, con más empuje en principio, se quedó en fase de desarrollo).
Ahora Starship se perfila para recoger ese testigo. Los 33 motores raptor instalados en su primera etapa, Super Heavy, le otorgan un empuje máximo de 7 580 toneladas-fuerza (casi 74,5 millones de Newtons), según explica la propia empresa.
Estas características lo han convertido en un vehículo muy esperado. Agencias espaciales, centros de investigación y empresas privadas de todo el mundo esperan a poder aprovechar las ventajas que las economías de escala puedan ofrecerles.
La economía en la órbita baja. Starship es un vehículo de alta capacidad. Si los actuales Falcon 9 y Falcon Heavy cuentan con la ventaja de poder poder en órbita varias misiones con relativa facilidad, el futuro puede depararnos vehículos aún más pesados que puedan poner en órbita numerosos satélites en un solo viaje. Esto no son necesariamente buenas noticias, pero con las debidas precauciones es un avance.
SpaceX incluso se ha propuesto crear una versión no reutilizable que podría llegar a poner 250 toneladas en órbita. No es solo una cuestión de cantidad: esto también debería ayudar a abaratar los costes de las misiones. Explotar las economías de escala es vital ante los inmensos costes de enviar materiales al espacio.
Pieza clave para Artemis
Uno de los usos clave de Starship está en el programa Artemis. Si bien la agencia espacial estadounidense ha dejado que la iniciativa privada comience a adueñarse de la órbita baja terrestre, ésta también la acompañará en su próxima misión a la Luna.
El diseño de Starship servirá (con algunas adaptaciones) como aterrizador lunar a partir de Artemis 3, la misión que devolverá a los humanos a la superficie de nuestro satélite tras la misión inaugural y Artemis 2, que llevará a un equipo de astronautas a orbitar la Luna sin llegar a aterrizar.
Starship también podría ser el vehículo encargado de poner en órbita la próxima generación de telescopios espaciales. Situado en el segundo punto de Lagrange, el James Webb es hoy por hoy inalcanzable para misiones de reparación. Con la ayuda de vehículos más versátiles, la posibilidad de que su sucesor pueda ser reparado o incluso mejorado en órbita, se convierte en algo más cercano.
(Con información de RT en Español y Xataka)
Abril 17/2023 (Cubadebate) – Tomado de Ciencia y Tecnología. Copyright 2014, UCI, La Habana, Cuba