Mar
27
Nuestra flora medicinal es muy rica y diversa. No podía ser de otra forma, toda vez que vivimos en un archipiélago tropical donde las plantas medicinales literalmente están en todas los rincones de nuestra geografía. Por supuesto, existe un amplio uso por la población de estos recursos, algo que nos llega desde diferentes tradiciones. Siempre recordar que aquí nuestros propios aborígenes, los conquistadores españoles, los esclavos africanos y otros inmigrantes como los chinos culíes, contribuyeron con sus propias costumbres y saberes a la forma en que los cubanos de hoy empleamos las plantas medicinales para el cuidado de nuestra salud.
Hay que tener en cuenta que de las once modalidades terapéuticas que se regulan como Medicina Natural y Tradicional en Cuba, la fitoterapia es la más usada, según los registros del Sistema de Información Estadística Complementario de Salud y de acuerdo a los datos la Encuesta Nacional de Salud 2018-2019. La prescripción de este tipo de tratamientos representa aproximadamente el 70% de las indicaciones de Medicina Natural y Tradicional por nuestros médicos, mientras que se reportó en la referida encuesta su empleo por el 61.6% de la población.
Siendo tan amplia la utilización de las plantas medicinales, es necesario tener en cuenta que se haga de forma apropiada y segura. En tal sentido, un elemento obligatorio a considerar es el del empleo de la especie correcta, algo que no siempre sucede.
Por motivos a veces poco evidentes, en nuestro país se identifican algunas plantas con el nombre vernáculo o vulgar de otras que pueden incluso no estar presentes en Cuba. Con el cambio del nombre, se extrapolan también las propiedades medicinales de una a la otra y esto no necesariamente es correcto. Siempre debemos tener la certeza de que el espécimen vegetal que consumimos es útil para el fin que lo vamos a emplear, así como que su uso es seguro.
Les comparto ahora un ejemplo de esas confusiones y lo que dice la ciencia de las propiedades farmacológicas de estas dos plantas.
Arnica montana y Dianthera secunda
Arnica montana, el árnica, es una especie de la familia de las asteráceas. Es originaria de Europa central y meridional, aunque también está presente en Asia y América del Norte, en las montañas y suelos ácidos. Dianthera secunda o Justicia secunda, llamada árnica en Cuba e insulina en otros países, pertenece a la familia de las acantáceas. Su área de distribución nativa se extiende por el sur del Caribe, especialmente en las Antillas Menores y en América Central y del Sur, desde Panamá hasta Brasil y Ecuador. Ambas especies son de familias botánicas y entornos geográficos diferentes, con requerimientos distintos para su cultivo adecuado.
El Arnica montana es una planta bien estudiada. En su monografía de la Cooperativa Científica Europea sobre Fitoterapia, editada en 2019, se reconoce su uso externo para tratar hematomas, esguinces e inflamaciones causadas por picaduras de insectos; gingivitis y úlceras aftosas; afecciones reumáticas y dolores musculares. Su empleo no se sustenta solo en información etnomédica, sino que se dispone de datos provenientes de ensayos clínicos controlados que avalan estos usos.
Por otro lado la Dianthera secunda, conocida en Cuba como árnica, también es identificada por los nombres de yerba de la sangre, sangre de Cristo, tapón, árnica, chicota, yerba tosferina, tilo mexicano, insulina, entre otros. Según un artículo publicado por un equipo de investigadoras espirituanas en el año 2021 en la Revista Cubana de Plantas Medicinales, en nuestro país “…se utiliza para elaborar un remedio de uso popular muy efectivo para los dolores osteomioarticulares”. También plantean que esta planta no aparece registrada en la literatura florística referencial cubana, lo que evidencia que es una especie exótica invasora con cualidades de establecimiento persistente y agresivo tras el cultivo.
En dicho artículo se comenta que la utilización medicinal popular descrita en la literatura abarca su uso en el tratamiento de la hipertensión arterial, la litiasis renal, la sepsis urinaria, las enfermedades de la próstata y los miomas uterinos, para controlar los niveles de ácido úrico en sangre, para trastornos glicémicos, así como para calmar el escozor provocado por picaduras de insectos, el sarpullido o la varicela. También se emplea como tratamiento para diversos tipos de anemia, en baños y bebidas contra la mordedura de las serpientes, como expectorante, como sedante nervioso y son conocidas sus propiedades antiparasitarias, antibacterianas, antifúngicas, antiinflamatorias, cicatrizante y hemostáticas.
Una búsqueda en Google Académico, sin limitar fecha, arroja solamente 37 referencias para la combinación de los descriptores “Dianthera secunda” y “clinical trial” contra 4 860 en caso de “Arnica montana” y “clinical trial”. De esta forma, es innegable que el respaldo científico que tiene el uso de Arnica montana resulta muy superior al de Dianthera secunda. Siendo especies diferentes, las indicaciones, contraindicaciones, dosis y posibles efectos adversos asociados a cada planta han de ser también diferentes. No pocas veces se mezcla esta información, toda vez que las personas identifican ambas por el mismo nombre, pero la única disponible en Cuba es la Dianthera secunda.
Así entonces, aunque podrían ser las dos utilizadas en el tratamiento de dolores e inflamaciones, Arnica montana cuenta con un mayor respaldo de evidencias. En todo caso, el uso de Dianthera secunda se sustenta fundamentalmente en la información etnomédica disponible y tiene además otros beneficios aparentes que no han sido demostrados para el árnica, como es el hecho de que puede contribuir a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Lo importante, para este y otros casos, es saber qué planta utilizamos, ya sea directamente el material vegetal o alguna formulación farmacéutica que podamos tener a mano. Vale ser consciente de la importancia del tema, para hacer de este modo un uso adecuado de las plantas medicinales en el cuidado de nuestra salud… ¡desde lo natural!
25 marzo 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo Natural
Mar
19
Su nombre científico es Cissus verticillata y en Cuba se le conoce popularmente como bejuco ubí. Originaria de las regiones tropicales del continente americano, esta especie es, según Roig, muy común en nuestro país, donde se le halla en cercas y matorrales, en colinas y montañas calcáreas de cierta elevación.
El bejuco ubí es una planta trepadora perenne, de hojas ovaladas, con la base en forma de corazón, que florece en los meses invernales. Sus frutos son pequeños en forma de bayas. De color purpúreo, se tornan negros cuando maduran.
En su obra Plantas medicinales, aromáticas y venenosas de Cuba, Roig apunta que “hace algunos años, cuando una epidemia de influenza azotó la Isla, alcanzó gran fama el bejuco ubí como remedio eficaz contra esta enfermedad”. También señala que en la región de Camagüey se emplea para tratar las enfermedades del pecho y las afecciones venéreas.
Cita a otros autores, entre ellos Stadley, quien dice que “las hojas a veces se aplican a los granos o inflamaciones y en México la decocción de los tallos se usa como remedio para el reumatismo”, y a Caíñas, que refiere que “la decocción a partes iguales de tallos y hojas constituye un positivo remedio contra la gripe, si se bebe a razón de cuatro tazas al día, lo más caliente que sea posible, como sudorífico”.
La Farmacopea vegetal caribeña, en su tercera edición, recomienda el empleo de las hojas del bejuco ubí para tratar los abscesos y afecciones ganglionares, los forúnculos, el resfriado, la tos y la gripe. En todos los casos, la parte a utilizar es la hoja.
La forma de preparación para las afecciones ganglionares y los abscesos es lavando la lesión con agua hervida y jabón, igual que la hoja, la que se calienta ligeramente al fuego para tomar entre una y dos cucharadas del material vegetal bien troceado, que se aplica directamente sobre la zona afectada. Luego, se cubre el área con un apósito o paño limpio. El procedimiento se hace dos veces en el día.
Para los forúnculos, se recomienda también lavar la lesión con agua y jabón, para entonces aplicar en cantidad suficiente la hoja lavada y machacada sobre la zona afectada. Esta se cubre con un apósito o paño y limpio, renovándolo dos veces al día.
Por último, para los resfriados, la tos o la gripe se prepara una decocción con seis cucharadas de hojas troceadas en un litro de agua. Esta mezcla se pone a hervir en recipiente tapado por 10 minutos, se deja enfriar y se filtra. Se bebe una taza, equivalente a 250 mililitros, tres veces en el día.
Fuera de los usos anteriores del bejuco ubí, otras propiedades de la planta han sido investigadas mediante estudios de laboratorio, lo cual hace que esta adquiera un renovado interés en el campo de la fitoterapia. Si bien tales investigaciones no son todavía clínicas en la mayoría de los casos, son importantes de cualquier manera y le otorgan al bejuco ubí nuevas aplicaciones.
Se han estudiado los efectos gastroprotector, antidiarreico, antidiabético y ansiolítico, así como sus propiedades antibacterianas y antifúngicas.
Un aparte lo merece el uso como hipoglicemiante en diabéticos, ya que en algunos lugares de Brasil y en otras regiones se le conoce como “insulina vegetal”. En esas tierras es empleado el bejuco ubí para controlar la glicemia.
Sobre su efecto antidiabético, se plantea que este se produce sin incrementar los niveles de insulina en sangre y fundamentalmente se recomienda su empleo por pacientes portadores de diabetes mellitus tipo II.
Se dice que el efecto antidiabético del extracto de esta planta funciona mediantre un mecanismo similar al de las biguanidas, drogas utilizadas en el tratamiento farmacológico convencional de la enfermedad, entre las cuales la metformina es la más conocida.
En cuanto al efecto gastroprotector, se ha demostrado una protección de la mucosa gástrica en modelos experimentales con animales de laboratorio, pero este fue más marcado cuando la administración del extracto de la planta antecedió a la sustancia irritante del estómago.
Sobre el efecto antidiarréico, se ha evidenciado que disminuye la cantidad de heces líquidas y retrasa la aparición de la diarrea, lo cual se relaciona con una disminución del tránsito intestinal y un incremento en la absorción de agua y electrolitos.
En la acción sedante, se plantea que los compuestos responsables son los flavonoides, el linalool y el alfa-tocoferol presentes en las hojas.
Por último, la actividad antifúngica y antibacteriana de los extractos de la planta se ha demostrado en laboratorio frente a Escherichia coli, estafilococos, pseudomonas y varios tipos de bacilos, así como frente a hongos patógenos.
Debe diferenciarse esta planta de Cissus trifoliata, especie del mismo género y que la población identifica con igual nombre vulgar, pero que es diferente.
No se recomienda el uso del bejuco ubí en personas susceptibles a padecer de depresión o bajo tratamiento con fármacos antidepresivos. Tampoco debe emplearse durante el embarazo (puede provocar aborto) y la lactancia, ni en niños menores de cinco años.
Fuera de estos elementos de rigor, el bejuco ubí es una planta medicinal con amplios usos bien documentados y otros bajo investigación que la convierten en una herramienta útil para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!
18 Marzo 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud desde lo natural
Feb
19
La alianza permitirá “unir la experiencia cubana con las capacidades productivas novedosas bolivianas en pos de desarrollar productos promisorios en la lucha contra el cáncer” Fotografía: Simon Dawson/PA
Cuba y Bolivia firmaron hoy en La Habana un convenio de colaboración que permitirá a instituciones de energía nuclear de ambas naciones trabajar en conjunto para lograr radiofármacos contra el cáncer u otras afecciones.
El Centro de Isótopos (Centis), perteneciente a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta) de la nación caribeña, y la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN) consolidaron este acuerdo que permitirá elaborar componentes biotecnológicos que no se hacen en Latinoamérica.
René Leyva, director del Centis, señaló a Prensa Latina que, con más de 30 años de experiencia en radiofármacos en la institución, esa alianza permitirá “unir la experiencia cubana con las capacidades productivas novedosas bolivianas en pos de desarrollar productos promisorios en la lucha contra el cáncer”.
Por su parte, la directora general de la ABEN, Hortensia Jiménez, expresó que el convenio con Centis está dado a partir de un concepto de complementariedad científica y tecnológica, el cual pretende también acercar a los profesionales bolivianos al conocimiento generado por Cuba en cuanto a radiofarmacia, radioisótopos y la aplicación de la energía nuclear en salud.
“Cuba es un ejemplo de lucha, de soberanía científica para todos los latinoamericanos y para nosotros es muy emocionante ver cómo avanzan, a pesar de los obstáculos, en pos del bienestar del pueblo; encontramos con Centis sinergias para cooperar en la investigación radio farmacéutica, la producción y las áreas clínicas, preclínicas para teranósticos”.
En medicina nuclear, teranóstico se refiere al uso de moléculas específicas (péptidos, agonistas, antagonistas, aminoácidos, análogos) que marcadas con un radionúclido específico permiten hacer diagnóstico y tratamiento de una enfermedad.
Jiménez resaltó, además, que Centis tiene un gran desarrollo en cuanto a la biotecnología y Bolivia ya cuenta con las capacidades para producir radioisótopos de alta energía y ‘ahí tenemos trabajo conjunto para elaborar componentes que no se hacen en Latinoamérica’.
“Hemos estado trabajando en grandes proyectos en el sector nuclear: uno en la red de centros de energía nuclear y radio terapia para el cáncer y otras patologías; el centro de investigación nuclear donde pusimos en funcionamiento y operaciones el ciclotrón para la radiofarmacia preclínica, además de un centro de irradiación gamma para la parte agrícola y estamos aún en la construcción del reactor de investigación nuclear”, detalló la experta boliviana.
El Complejo Ciclotrón, instalado en la ciudad de El Alto, ubicada a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, inició la producción de radiofármacos en 2023 para el diagnóstico altamente especializado del cáncer y patologías neurológicas y cardiológicas.
Con toda esta capacidad, aseveró Jiménez, los tres centros poseen la parte diagnóstica para el cáncer, aceleradores lineales, braquiterapia que permiten que los pacientes puedan de forma gratuita accedan a esa tecnología, a partir del sistema único de salud implementado en Bolivia y también hemos dejado de importar radiofármacos para pasar a producirlos en el país.
Resaltó que Bolivia ha incorporado la tecnología nuclear como una herramienta de desarrollo para la nación. La víspera, la embajadora de Cuba en Bolivia, Elba Rosa Pérez, dijo en exclusiva a Prensa Latina que la salud de ambos países se beneficiará con la firma de un Convenio de Cooperación Interinstitucional entre dichas instituciones.
17 Febrero 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud