Existen ciertas plantas medicinales que tienen sus propiedades terapéuticas en partes de ellas que normalmente se desechan cuando las consumimos, generalmente como alimento. Aunque no son las únicas, la calabaza y el maíz son sin dudas buenos ejemplos que ilustran esta realidad. Coincidimos que las semillas de la calabaza o los estigmas del maíz no suelen conservarse para su procesamiento como agentes terapéuticos y, sin embargo, tienen importantes propiedades medicinales.

La calabaza

La calabaza es una baya de cáscara dura, generalmente distribuida en las regiones cálidas y templadas del planeta. Es el fruto de las cucurbitáceas, del que existen diferentes variedades, silvestres y cultivadas, que pueden presentar diversidad en cuanto a forma, tamaño, textura, sabor y color.

El hombre suele aprovechar la calabaza en varios sentidos, fundamentalmente como alimento y también para la elaboración de bebidas. La cáscara puede usarse en la fabricación de utensilios, artesanías e incluso instrumentos musicales. Además, distintas partes del fruto y la planta en general son empleadas con fines medicinales y cosméticos. Específicamente las semillas de especies como Cucurbita pepo Cucurbita moschata se utilizan para tratar la hiperplasia prostática benigna y algunos tipos de parásitos intestinales. Existe un uso etnomédico registrado, así como investigaciones preclínicas y clínicas que avalan tales aplicaciones terapéuticas.

Para no desechar las semillas, la parte más medicinal de la calabaza y que de seguro usted puede emplear en casa, lo primero es lavarlas bien con agua corriente una vez extraídas y colocarlas en una bandeja o un plato, cubiertas por una gasa o malla fina. De esta forma se exponen al sol para su secado. Como quiera que este proceso puede durar varios días, se tiene como opción tostarlas al horno, a una temperatura de 75 grados Celsius hasta que queden doradas. Alternativamente puede tostarse en el sartén. Ya sea al sol, en el horno o el sartén, siempre se deben remover las semillas, con mayor o menor frecuencia, en el primer caso para garantizar que se alcance un secado homogéneo y en los otros dos, para evitar que se quemen.

Una vez que están adecuadamente tostadas, estas pueden consumirse enteras o trituradas. Para triturarlas puede utilizarse la batidora y de esta forma se pueden mezclar mejor en jugos, yogurt, caldos u otros alimentos. Las semillas enteras pueden ser consumidas con un poco de sal, pero debe tenerse cuidado con esto en caso de hipertensión arterial.

Si se van a utilizar para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna, las ‘Monografías de plantas medicinales de la Organización Mundial de la Salud’ recomiendan una dosis diaria de 10 gramos. Esto equivale aproximadamente a una cucharada sopera completa de las semillas trituradas y poco menos de cucharada y media de las semillas enteras. Aquí su uso debe ser prolongado.

Para el tratamiento de las lombrices intestinales Roig reconoce que en Cuba era habitual el uso de las semillas trituradas en forma de horchata. Con este fin se toma una taza de semillas y se remojan en 3 tazas de agua por al menos una hora, luego se licúa esta mezcla, se filtra y se agrega hasta litro y medio de agua. Por supuesto, el agua debe ser hervida. Para su consumo se agrega azúcar a gusto y opcionalmente puede utilizarse algún saborizante como esencia de vainilla. La preparación suele servirse fría. De cualquier forma, el uso por varios días seguidos de 10 gramos diarios de la semilla también garantiza un efecto vermífugo.

No se recomienda el consumo de semillas de calabaza con fines medicinales en gestantes por sus propiedades emenagogas. Tampoco se deben emplear en mujeres que lactan o en niños menores de 12 años por no estar demostrada la seguridad de su uso en estas poblaciones.

El maíz

Es una gramínea originaria de Mesoamérica y su nombre binomial o científico es Zea mays. Su infrutescencia femenina se conoce como mazorca en Cuba, aunque en otros países puede denominársele elote o choclo. En ella crecen los granos y los estigmas, los primeros la parte comestible de la planta y los segundos la medicinal.

Su domesticación se inició hace doce mil años aproximadamente en el eje neovolcánico de México, desde donde se propagó por el resto del continente, mucho antes de la llegada de los españoles. En el siglo XVI fue llevado a Europa y actualmente es el cereal con el mayor volumen de producción a nivel mundial, seguido por el trigo y el arroz.

Para su uso terapéutico se emplean los estigmas, también llamados estilos, barbas o pelos. Esta es una parte de la planta que comúnmente se desecha cuando se procesan las mazorcas, aunque se reconoce que su empleo puede ser beneficioso en pacientes afectados fundamentalmente por enfermedades del sistema urinario.

La ciencia moderna ha demostrado los efectos antiespasmódico, diurético, hipotensor y antiinflamatorio de los estigmas del maíz. Al respecto, la ‘Farmacopea Vegetal Caribeña’ en su tercera edición señala que puede ser recomendado su empleo para tratar el edema, la inflamación y el dolor de riñón. En el caso de infección o cálculos renales su uso debe ser considerado como complementario al tratamiento médico por su efecto diurético.

Es necesario señalar que, aunque el consumo de los estigmas de maíz es bastante seguro, debe observarse bien la dosificación, ya que en altas dosis pueden producir cólicos y diarrea. Las formas de preparación con estos fines pueden ser la decocción, la infusión y la maceración. La doctora en Ciencias Agrícolas Lérida Lázara Acosta de la Luz, en su obra ‘Plantas medicinales. Farmacia verde, una alternativa de cura’ recomienda emplear un manojo de los estigmas frescos para un litro de agua. En caso de decocción, se debe hervir por 10 minutos en recipiente tapado y para la infusión se agrega el agua hirviendo al envase con los estigmas. En una u otra preparación, se mantiene tapado el recipiente y se deja enfriar. Para la maceración, se agregan los estigmas a un litro de agua previamente hervida y se deja en reposo durante 12 horas. Antes de consumir, se deben filtrar estas preparaciones y se recomienda la ingestión de una taza, al menos cuatro veces en el día.

Estos son solo dos ejemplos de partes de plantas que normalmente en casa se desechan y que tienen propiedades medicinales bien demostradas. La Naturaleza es sabia, muchas veces se repite la frase, pero a veces obviamos esta sabiduría. Podemos de la calabaza y el maíz utilizar más que el fruto y las semillas, respectivamente, para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!

Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural

Con el paso de los años un padecimiento bastante frecuente es el dolor articular. Este suele ser molesto y en no pocas ocasiones difícil de manejar. Desde siempre las plantas medicinales han constituido una herramienta a la mano en tales casos, las que pueden ser realmente de ayuda para aliviar el dolor.

Según el sitio web nortemericano Medline Plus, entre las diversas causas de dolor articular se encuentran varios tipos de artritis, bursitis y dolor muscular. Algunas enfermedades que pueden provocar este padecimiento son los trastornos autoinmunitarios como la artritis reumatoidea y el lupus eritematoso sistémico, la gota, los esguinces, la artritis séptica y la osteoartritis, entre otros. Además del dolor, los síntomas principales que pueden estar presentes en estos casos son la hipersensibilidad, la inflamación, el enrojecimiento y el aumento de la temperatura en la articulación afectada.

El tratamiento médico convencional incluye como primera línea los analgésicos y los antinflamatorios no esteroideos, pero muchas personas recurren a la Medicina Natural y Tradicional buscando mejoría. Aquí la Fitoterapia y específicamente Piper auritum, el comúnmente llamado caisimón de anís, resulta muy útil.

Se trata de una especie ampliamente cultivada en Cuba pero que es originaria del sureste de México y Centroamérica. La planta es un arbusto herbáceo, aromático y ramificado, que alcanza hasta cinco metros de altura. Sus hojas, que son la parte que se emplea con fines medicinales, son ovadas u oblongo-ovadas de hasta 60 centímetros de largo. Posee espigas de color verde pálido de 10 a 20 centímetros de largo, brácteas redondeadas y densamente ciliadas. Los frutos son pequeños y se agrupan en las espigas.

El uso de las hojas del caisimón de anís para tratar los dolores articulares puede ser de diferentes formas. La ‘Farmacopea vegetal caribeña’ recomienda tanto la infusión como la decocción y la aplicación local de la hoja fresca calentada.

Para su preparación se recomienda emplear entre cuatro y cinco hojas bien lavadas en un litro de agua para su consumo por vía oral. Si se trata de una decocción se deja hervir el material vegetal por cinco minutos en recipiente tapado y si se prefiere la infusión se agrega el agua hirviendo, para entonces tapar el recipiente. En cualquiera de los dos casos, se deja reposar, se enfría y se filtra para su consumo. Se recomienda beber una taza, equivalente a 250 mililitros, entre dos y tres veces al día, dependiendo de la intensidad del dolor. El tratamiento puede prolongarse por una o dos semanas.

En caso de que se proceda a la aplicación local, se recomienda emplear hojas adecuadamente lavadas, las que previamente se calientan al fuego y luego se colocan a una temperatura tolerable sobre la articulación afectada, durante cuatro horas, cubriéndolas con gasa o un paño limpio. Evidentemente, la combinación de la vía oral y la tópica es posible.

Aunque los estudios toxicológicos sobre la planta han mostrado que su consumo es bastante seguro, se conoce que el uso prolongado de la hoja puede provocar irritación de la piel, por lo que este es un elemento a observar cuando se usa por vía externa. Tampoco se dispone de datos suficientes sobre la seguridad de su consumo en niños, mujeres embarazadas y durante la lactación. Específicamente en el caso de gestantes, esta especie es susceptible de provocar abortos cuando se consume por vía oral y es importante que así se sepa.

Algunos otros usos referidos de las hojas de caisimón de anís son para el tratamiento de afecciones digestivas, por su efecto antiespasmódico y carminativo. Se le atribuye también un efecto emoliente y, según Roig, Grossourdy le confiere al sumo de la planta la propiedad de ser un antídoto de la mordedura de culebras, tanto por su ingestión como por su aplicación tópica. Se emplean además las hojas colocadas sobre la frente para el tratamiento de la cefalea.

Sin embargo, a pesar de todas estas recomendaciones tradicionales, acá estamos comentando puntualmente el empleo de las hojas del caisimón de anís para tratar el dolor articular. En este caso, se trata de una indicación respaldada por el uso etnomédico y la investigación científica, de acuerdo con el grupo TRAMIL, responsable de la ‘Farmacopea Vegetal Caribeña’.

Hay que reconocer que también otras modalidades terapéuticas de la Medicina Natural y Tradicional pueden ser empleadas en el tratamiento del dolor articular, tomando siempre en cuenta el tipo de enfermedad a la que se asocia este síntoma. Aquí podríamos mencionar la acupuntura y sus técnicas afines, la homeopatía, el uso de peloides o fangos y aguas mineromedicinales, la ozonoterapia y hasta el empleo de la apitoxina; pero imprescindible es mantener una buena actividad física y de esta forma la práctica de ejercicios terapéuticos tradicionales sería un factor clave para garanrizae una buena salud articular.

Así entonces, la Medicina Natural y Tradicional ofrece muchísimas opciones para combatir este molesto padecimiento, pero el Piper auritum o caisimón de anís, también llamado anisón, resulta un elemento que desde casa puede ser utilizado. Su empleo nos ayuda de seguro a aliviar el dolor articular y a cuidar la salud… ¡desde lo natural!

8 Abril 2025 Fuente: Cubadebate/Salud/ Desde lo natural

El nombre común, también denominado vernáculo o vulgar, es cualquier apelativo de las especies biológicas más allá del científico.

Este último, llamado también nombre binomial, es la denominación formal del ser ya sea vivo o extinto y resulta siempre el mismo en todo el mundo, independiente del idioma en uso.

Como no existe una normalización de los nombres comunes, estos varían en correspondencia con los pueblos y sus idiomas.

En el campo de las plantas medicinales, su identificación y denominación adecuadas constituyen elementos importantes a tener en cuenta. La semana pasada comentamos acerca de dos “árnicas”, pero esta vez crece el número de especies, ya que abordaremos el caso de las manzanillas.

En su obra “Plantas medicinales, aromáticas y venenosas de Cuba” Roig describe la Matricaria chamomilla o Matricaria recutita, llamada según él camomila, manzanilla dulce o manzanilla alemana. Esta especie fue introducida en Cuba en 1939 y actualmente su cultivo prácticamente es exclusivo de las unidades de plantas medicinales de la agricultura. Otra entrada en dicha obra es para Isocarpha oppositifolia, conocida en Cuba como manzanilla de la tierra, o simplemente manzanilla.

En estos dos apartados de su libro, Roig menciona que también en nuestro país se le denomina manzanilla a:

  • Isocarpha cubana o manzanilla de la tierra
  • Croton nummulariaefolius o yerba de la Virgen de la Caridad del Cobre
  • Chrysantellum americanum o manzanilla de América
  • Egletes viscosa o manzanilla del país
  • Helenium tenuifolium, también denominado pinito en los Remates de Guane en Pinar del Río
  • Phania matricarioides, a veces identificada como manzanilla o manzanilla de la tierra

De esta forma serían ocho manzanillas en Cuba. ¿Cómo usar la especie correcta? No es posible extrapolar de una a otras las propiedades farmacológicas, las que no están demostradas con los mismos niveles de evidencias para cada planta.

Matricaria chamomilla o Matricaria recutita

Es una especie nativa del norte de Europa, pero que crece silvestre en la zona central de ese continente y es particularmente abundante en Europa del Este. Está también presente en la región mediterránea del norte de África, en Asia Occidental y en América. Es quizás la mejor estudiada de todas las manzanillas y en Cuba no constituye una planta silvestre.

Según las “Monografías de Plantas Medicinales de la Organización Mundial de la Salud” sus flores se indican, sobre la base de datos clínicos, por vía oral para para el tratamiento sintomático de afecciones digestivas como dispepsia, distensión abdominal epigástrica, mala digestión y flatulencia, para tratar la inquietud y en casos leves de insomnio debido a trastornos nerviosos. Por vía tópica se recomienda en la inflamación e irritaciones de la piel y las mucosas, en los hematomas y picaduras de insectos, en irritaciones e infecciones de la boca,  las encías y hemorroides. Además, mediante inhalaciones se usa para el alivio sintomático de las irritaciones de las vías respiratorias causadas por el resfriado común. Esto coincide con los criterios de la Agencia Europea de Medicamentos que en su monografía de la planta, aunque no plantea el uso como sedante, sí extiende el empleo de la manzanilla en caso de quemaduras superficiales de la piel.

Otras manzanillas

Phania matricarioides, otra manzanilla a veces también denominada manzanilla de la tierra o de jardín, es una especie medicinal muy popular entre los cubanos.

Es originaria de las Antillas Mayores y de ella Roig apunta: “…es común en los terrenos montañosos (…) Usan el follaje y no las flores. Es muy empleada en la provincia de La Habana”.

Sus usos recomendados en la tercera edición de la “Farmacopea vegetal caribeña” están relacionados con el dolor de estómago, el prurito o picazón y problemas de la piel.

Las evidencias para las otras manzanillas son más etnomédicas, fundamentalmente sustentadas por el uso tradicional que hace de ellas la población. Por ejemplo de la Isocarpha oppositifolia, Roig plantea su aplicación en cocimiento como tónica, en las descomposiciones intestinales. No refiere en su obra el uso para afecciones de la piel o como sedante de esta planta. ¿Podríamos entonces usar esta manzanilla en sustitución de la Matricaria recutita? Quizás en caso de algún problema digestivo, pero no si buscamos calmar el estrés o tratar una afección de la piel.

De seguro las plantas medicinales son beneficiosas, pero estas deben ser consumidas correctamente y ello implica no solo “la dosis exacta” como diría el doctor Pérez Peña, sino también la especie correcta. Por supuesto, con estas precisiones no se está negando que la planta en cuestión, en este caso cualquiera de las “manzanillas” de Cuba, posea algún efecto sobre la salud. De seguro que sí, pero este debe documentarse y demostrarse a través de estudios al menos preclínicos de validación. Las mayores evidencias son para Matricaria chamomila y Phania matricarioides. Además, no se debe olvidar el tema de la seguridad de su consumo y, definitivamente, no puede usarse una “manzanilla” por otra de manera aleatoria, solo porque su nombre popular sea el mismo.

Vale respetar este principio básico en lo relacionado con el consumo racional de plantas medicinales. Si así lo hacemos, estaremos garantizando el trabajo de estas modestas aliadas de nuestra salud… ¡desde lo natural!

1 Abril 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud desde lo natural