A menudo escucho… “La hija de fulanita está embarazada y es muy joven…”

Esas palabras llegan como un titular, como una noticia que sorprende y que, a veces, se queda en la superficie. Pero detrás de esa frase hay una realidad mucho más compleja y humana, que nos invita a mirar con responsabilidad el camino de las jóvenes cubanas que se ven enfrentadas a una situación tan determinante.

Cuando una mujer sabe que está embarazada, los cambios no son solo físicos: son cambios profundos en el ritmo de su vida, en su cuerpo, en su seguridad y en su identidad. La mente se llena de preguntas: ¿Cómo seguiré estudiando o trabajando? ¿Cómo se sostienen las metas cuando todo parece reorientarse de golpe? ¿Qué significa ser mujer, hija, amiga, compañera, y madre a la vez?

La adolescencia, por su parte, suele transitar sin haber aprendido aún a dimensionar del todo esas responsabilidades: el ánimo de la libertad y la urgencia del deseo chocan con la necesidad de planificación, de cuidados y de redes de apoyo.

La experiencia de una joven consciente de su embarazo implica un aprendizaje intenso y, a veces, un doloroso despertar: entender los costos y las decisiones, asumir el cuidado de una criatura, enfrentar las expectativas familiares y sociales, y, a la vez, sostener sus sueños y su futuro.

Es un proceso que requiere información clara, acceso a servicios de salud, apoyo emocional y, sobre todo, una comunidad que acompañe sin juzgar. No basta con la buena intención; hacen falta recursos, educación afectiva, y una mirada compasiva que reconozca la diversidad de rutas que cada mujer puede elegir.

Y aquí quiero dejar una reflexión que nos convoca a la acción: no basta con mantener una comunicación adecuada desde la niñez; al crecer tiende a perderse y es importante resolverla. Porque cuando esa conversación se debilita, las dudas se acumulan en silencio y las decisiones quedan aisladas.

La solución no es culpar sino construir puentes: a la familia, a la escuela, a los profesionales de la salud y a la comunidad.

Conversaciones abiertas, sin juicios, que se repiten en el tiempo; educación sexual integral; espacios seguros para preguntar y recibir respuestas; acompañamiento emocional constante; y acceso real a recursos que permitan a las jóvenes elegir con conocimiento y autonomía.

Si aprendemos a sostener ese diálogo en todas las etapas, si convertimos la noticia de una joven embarazada en una señal de alerta para fortalecer redes y derechos, estaremos cuidando no solo a una madre adolescente, sino al tejido humano de nuestra sociedad: a sus niñas, a sus hijos, a su presente y a su futuro.

30 Octubre 2025 Fuente: Radio Rebelde/ Noticias/ Salud

noviembre 5, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, embarazadas, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , |

Pareciera una cuestión menor cuando se pone en la balanza de carencias que enfrentan los cubanos a diario. Sin embargo, el tema atañe a toda la sociedad, pues si de salud se trata los derechos sexuales y reproductivos, y dentro de ellos el acceso regular a los anticonceptivos adecuados, constituye la piedra angular en la prevención de uno de los conflictos de salud más urgentes en nuestro país: el embarazo adolescente.

Así se ha reconocido desde el parlamento hasta minuciosas investigaciones al respecto, las cuales desde la demografía han centrados sus ejes de análisis en este fenómeno considerado por los especialistas como la mayor desarticulación presente en la fecundidad cubana hoy, expresada en su baja tasa global y la tasa específica de fecundidad adolescente por encima de lo esperado o deseado. Las cifras al cierre de 2022 daban cuenta de esta última: (nacimientos por mil mujeres de 15 a 19 años) de 50.6.

“Este indicador, si bien se ha reducido a lo largo de los años en términos generales, difiere entre los territorios, muestra patrones preocupantes y se eleva incluso por encima de la media nacional. Las investigaciones en este campo evidencian que se mantiene la resistencia al descenso notable de la fecundidad adolescente, fundamentalmente en la zona oriental del país”, explicaba en su acercamiento al tema la periodista Lisandra Fariñas, en julio de 2023.

Sin embargo, prevenir y educar con respecto a este asunto, a pesar de ser una de las prioridades de no pocas políticas públicas, pasa inevitablemente por satisfacer las necesidades de anticoncepción de las adolescentes cubanas, un asunto no resuelto y más bien agudizado en los últimos años.

Me atrevo a llamarlo urgente porque reducir solo a charlas sobre las probabilidades de fertilidad durante el ciclo menstrual, la opción preventiva más recurrente en centros educacionales y comunitarios ante la carencia de anticonceptivos o métodos de barrera como el condón, deja mucho para pensar. Lo más preocupante es la aparente inmutabilidad de las autoridades encargadas de proveer las farmacias estatales, porque más allá de repetidos esfuerzos, los hechos hablan por sí mismos y agregan un matiz alarmante al asunto, no solo de las adolescentes, sino de las mujeres en edad reproductiva en sentido general.

La salvedad es necesaria, pues mientras los establecimientos estatales carecen de condones, píldoras anticonceptivas y acceso a dispositivos intrauterinos y otros métodos; en hospitales y centros de salud especializados se vuelve en extremo complejo, en las farmacias informales y grupos de compraventa se comercializan a precios desproporcionados estos recursos, a los que podrían sumarse las almohadillas sanitarias y test de embarazo.

En este contexto adquirir los métodos adecuados para prevenir un embarazo no deseado es difícil, sin hablar de la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, cuyo incremento ha quedado registrado en los más recientes anuarios estadísticos de salud. Se trata de un tema señalado en más de una ocasión por medios de comunicación de casi todo el país, pues no hablamos de un asunto puntual, sino de una carencia ampliamente extendida.

También es cierto que la educación integral de la sexualidad desempeña un rol esencial, especialmente en la etapa adolescente. Pero poco puede aportar una preparación sólida ante las carencias o limitaciones para evitar un embarazo no deseado en esta etapa de la vida.

24 abril 2024 Fuente: Periódico Girón/ Noticias/ Salud