Nov
14
Táchira, Venezuela.–«A nuestro padre lo mandaron a morir. Los únicos que pueden salvarlo son los médicos cubanos», le dijeron al joven doctor Carlos Enrique Zamora Miranda, en el cdi San Antonio, que él coordina.
«Diabético descompensado, hipertenso, con un accidente vascular encefálico de varios años de evolución y un absceso severo entre los glúteos, con pérdida del tejido». En esas condiciones, el paciente había recorrido varios departamentos de su país: Bogotá, Cali, Medellín, Santa Marta, Santander…, sin que accedieran a atenderlo.
Santander limita con el estado venezolano de Táchira. Un puente llamado Bolívar es lo único que separa a ambas naciones. Muy cerca de él se encuentra el CDI San Antonio.
Tras cruzar el puente binacional, esa familia sintió que este, más que separar, une. Hicieron el trayecto con la certeza de que no solo en la sapiencia de las manos cubanas, sino en su bondad, estaría la cura.
«Lo recibimos, ingresamos, atendimos y le salvamos la vida. Sus hijos tenían razón: no importa nacionalidad ni padecimiento; quien nos necesite, puede contar con nosotros», asegura Zamora Miranda.
Calificada como «una de las fronteras más activas de Sudamérica», el Táchira es una zona de alta complejidad económica y social.
Específicamente allí, donde está enclavado el CDI, el número de habitantes sobrepasa los 61 000, y se atienden por día unos 200 pacientes. No solo quienes habitan en las aldeas, caseríos y hogares de las cuatro parroquias del área llegan hasta el San Antonio, sino también quienes están de paso por la frontera.
En esa institución se prestan servicios de cuerpo de guardia; electrocardiograma; ecografía; endoscopia; imagenología; salas de hospitalización, cuidados intensivos y de rehabilitación; laboratorios clínicos y suma; optometría y óptica; podología; logofoniatría y farmacia. «Es una estructura parecida a la nuestra en Cuba», explica el galeno.
«Estamos a más de 800 metros sobre el nivel del mar. Esto hace que las enfermedades respiratorias abunden. También destacan como patologías las enfermedades infectocontagiosas, debido a que atendemos tanto a pacientes venezolanos como a colombianos y provenientes de otras naciones. El dengue, el chikungunya y el mal de chagas son frecuentes.
«También llegan muchos pacientes tras sufrir accidentes de tránsito, e incluso con heridas de bala. Aquí siempre serán recibidos».
La altitud, la lejanía de la capital y los contrastes de la frontera hacen del trabajo en esa comunidad todo un desafío.
Sin embargo, «la vida del paciente es la prioridad». Esa es la meta más clara que tiene la brigada de 24 colaboradores que acompaña al doctor Carlos Enrique Zamora Miranda, cabeza de «una familia en la que nos hemos propuesto apoyarnos, defendernos y cuidarnos unos a otros, física y emocionalmente».
14 noviembre 2023 | Fuente: Granma| Tomado de Noticias Mundo
Oct
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Pagar por los servicios de salud en nuestro país no representa una preocupación constante hasta que tienes que atenderte una muela y la doctora te responde: “Mira, te voy a tener que poner un curita porque hace meses que la clínica no tiene empaste, pero yo traje un poco de Venezuela y por mil pesos nos arreglamos”:
Llegado a ese punto, toca decidir si preferimos reencontrarnos una vez al mes con el dentista para que te renueve la cura sin costo alguno, o si valoramos nuestra salud dental lo suficiente como para invertir una parte considerable de nuestro salario en ella.
La Constitución de la República de Cuba establece a la salud pública como un derecho inalienable de todas las personas y responsabiliza al Estado de garantizar “… el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación”.
Sin embargo, no constituye un secreto para nadie que la compleja situación económica que atraviesa nuestro país ha dificultado el acceso a insumos médicos y tecnología. Y tampoco que cientos de profesionales se han separado del sector en busca de mejores salarios.
En un contexto tan difícil, el indebido pago se normaliza y ocurre de manera solapada, a veces en forma de regalo por el buen servicio prestado o directamente con la transacción de un dinero acordado con anterioridad.
He visto cómo las personas justifican este tipo de prácticas con un “qué se le va a hacer, la vida está muy dura” o un “los médicos también tienen hijos a los que darles de comer”. Entonces las colas se vuelven interminables, porque el que paga entra primero y lo atienden mejor, mientras que el resto debe conformarse y esperar su turno.
Si vamos mucho más allá en el análisis de la cuestión, aquí es donde comienzan a aparecer los hombres de negocios, la gente con dinero que reclama reafirmar sus privilegios «de clases», y concertan citas o incluso reciben el servicio de salud hasta en sus propias casas, a la hora que lo necesiten.
Por las razones que sean, si le pasamos la mano a solo uno de estos ejemplos estaremos de a poco tirando por la borda la salud pública cubana. ¿Dónde quedaría la ética y el compromiso con una profesión que deviene en un derecho, no un privilegio?
En un contexto de crisis, lo poco que hay se reparte entre los que más lo necesitan. Así lo vivimos durante la pandemia, cuando nuestro personal de Salud se jugó la vida todos los días en condiciones difíciles y bajo un estrés constante, y cuando las empresas movían lo que hiciera falta para un hospital con tal de salvar a un paciente.
Esa es la actitud que queremos y la que necesitamos, puesto que la economía no puede ser una coartada para lucrar con un derecho humano.
Aunque, asimismo, también reconozco que los médicos merecen, a nivel laboral, mucho más que nuestro respeto y eterno agradecimiento.
En el momento que asumamos como normal pagar por un empaste, porque… si total, son mil pesos y es preferible arreglarnos la muela antes de que se complique, perderemos el derecho a indignarnos cuando sucedan cosas peores y menos éticas, como el hecho de pagar por nuestras vidas.
30 octubre 2023 |Fuente: Girón | Tomado de Noticias| De Matanzas
Jul
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Cárdenas, Matanzas, 26 jul (ACN) Mayor confort y un entorno que favorece la confidencialidad ofrece hoy el Centro comunitario de ITS/VIH/Sida y Hepatitis de esta región cubana, luego de su ampliación y remodelación ejecutada gracias al uno por ciento de la contribución territorial. Leer más