El cambio climático está socavando muchos de los determinantes sociales de la buena salud, como los medios de subsistencia, la igualdad y acceso a la atención de salud y las estructuras de apoyo social.

Así trascendió este jueves en la conferencia Formación de recursos humanos para afrontar los efectos del cambio climático en la salud, ofrecida por la mexicana Ana Rosa Moreno Sánchez, Premio Nobel de la Paz y que inauguró la cuarta jornada de la Convención Cuba-Salud 2022.

El cambio climático ocasionado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza. También afecta la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos para reducir los riesgos.

Entre los principales impactos del fenómeno en la naturaleza, Moreno Sánchez se refirió al aumento en la temperatura, cambios en la precipitación, el calentamiento y acidificación de los océanos, el derretimiento del permafrost y de los glaciares, el retroceso de hielo marino y el aumento del nivel del mar.

Particularmente en las Américas, las áreas urbanas son vulnerables, en buena medida, por los altos índices de pobreza e informalidad, la infraestructura deficiente y desigualmente distribuida, el déficit habitacional y la ocupación recurrente de áreas de riesgo. Además, en América Central y del Sur predominan las economías basadas en recursos naturales y el cambio de uso del suelo.

La especialista advirtió que los desastres a los que hoy se enfrenta la población no necesariamente son naturales, sino socialmente construidos, pues la mano del hombre se encuentra tras muchos de estos fenómenos.

En las últimas dos décadas ocurrieron entre 350 y 500 desastres cada año. El calor extremo en el verano provocó en el último año alrededor de 24 000 muertes. Las lluvias “excepcionalmente bajas” hicieron que los suelos se secaran en Francia, Alemania y otras naciones de Europa en la que ha sido la peor temporada de incendios. Estos desastres se agudizan cada año, con la consecuente pérdida de cultivos y exacerbación de los precios de los alimentos.

¿Qué puede ocurrir en el futuro?

Moreno Sánchez advirtió que, de acuerdo con los pronósticos, en las próximas dos décadas el planeta afrontará diversos peligros climáticos inevitables con un calentamiento global de 1.5°C. Incluso, si se supera temporalmente este nivel de calentamiento, se generarán impactos graves adicionales, algunos de los cuales pueden ser irreversibles, con sus particulares consecuencias para la infraestructura y los asentamientos costeros de baja altitud.

Para 2030 se estima que el planeta y todos los seres vivos sean afectados por alrededor de 560 desastres de mediana a gran escala cada año, lo que significa experimentar 1.5 desastres por día. Se augura un aumento de la escasez de agua y de la competencia por el recurso. La interrupción de los flujos de agua degradará significativamente los ecosistemas, y afectará a comunidades agrícolas, la salud pública y la producción de energía.

La especialista afirmó que, con el calentamiento actual de alrededor de 1.2°C, en lugar de que ocurran sequías extremas cada 400 años o más tiempo, se corre el riesgo de que se produzcan cada 20 años. Asimismo, se prevé que empeoren los impactos en los medios de vida rurales y la seguridad alimentaria, en particular para los pequeños y medianos agricultores y los pueblos indígenas de las montañas. Se espera una reducción de la producción agrícola y la superficie agrícola adecuada, dijo.

Impacto del cambio climático en la salud

La rapidez del cambio climático supone una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas, al provocar trastornos que van desde malestar emocional hasta ansiedad, depresión, dolor o conductas suicidas.

A corto y medio plazo, los efectos del cambio climático sobre la salud vendrán determinados principalmente por la vulnerabilidad de las poblaciones, su resiliencia al ritmo actual del cambio y el alcance y ritmo de la adaptación, explicó Moreno Sánchez.

Generalmente, las personas más vulnerables y desfavorecidas suelen ser mujeres, niños, minorías étnicas, comunidades pobres, poblaciones de edad avanzada y personas con problemas de salud subyacentes.

Ante ese contexto, se hace necesaria la educación, para orientar hacia nuevos valores en la relación de los seres humanos con el planeta.“Al mejorar la comprensión colectiva de la ciencia del clima y la salud, se pueden diseñar e implementar estrategias de adaptación y mitigación más efectivas”, dijo la especialista y señaló la importancia de involucrar en ese empeño a la sociedad en todos sus niveles.

“La capacitación no solo debe destinarse a los trabajadores de salud y los responsables del propio sistema sanitario. Profesionales de áreas vinculadas a la salud de forma directa o indirecta deben estar abiertos al trabajo interdisciplinario, cuando se discutan las medidas de adaptación y mitigación. Además, se debe educar a las comunidades vulnerables y propiciar su involucramiento en el desarrollo de esas medidas”, comentó Moreno Sánchez.

Afirmó que los profesionales de la salud, formuladores de políticas, planificadores urbanos, ingenieros y líderes corporativos necesitan una educación más formal en las ciencias del clima, la salud pública y las formas en que el cambio climático y la salud se interrelacionan.

El plan de estudios sobre esa materia, sugirió, es necesario para los programas de pregrado y posgrado en Salud Pública, ciencias de la Tierra y del medio ambiente y desarrollo sostenible, entre otros.

Como parte de la educación para la salud, aconsejó tener en cuenta el cuidado del agua, el ahorro en el consumo de energía, el reciclaje, el saneamiento del medio ambiente, conocer los mapas de riesgo y dónde están las personas vulnerables, entre otros aspectos.

Con la creciente comprensión de que el cambio climático afecta y seguirá afectando la salud humana, los profesionales de la salud, los gobiernos, las empresas, ONG y el público en general deben abordar, de manera proactiva, tanto el cambio climático, como sus implicaciones para la salud pública. “Los efectos observados y anticipados del cambio climático en la salud humana son innumerables y afectarán tanto a los vulnerables como al público en general”, alertó Moreno Sánchez.

“Solo a través del desarrollo de una generación de profesionales informados y formados en una variedad de campos, la sociedad puede evaluar inteligentemente las complejidades de las interacciones entre el clima y la salud. Tener en cuenta estas complejidades es necesario para planificar y tomar decisiones de inversión en infraestructura y anticipar las consecuencias no deseadas de esas decisiones en múltiples niveles”, explicó.
octubre 20/2022 (Cubadebate)

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