En realidad, los registros históricos indican que el primer centro médico conocido en la capital, al que llamaban Hospital Viejo, estaba situado en la calle Mercaderes y Oficios desde el año 1537; pero existe consenso en que ni era un hospital, ni tenía condiciones para serlo.

Más tarde, con el aporte de donaciones privadas y el apoyo del gobierno colonial se lograron reunir los fondos necesarios para construir el Hospital de San Felipe y Santiago, en la esquina sureste de la intersección de las calles Obispo y Mercaderes, frente al antiguo Convento de Santo Domingo, allá por el año 1547.

Pero como estas instalaciones no eran suficientes para atender a la población, la Corona Española, mediante una Cédula Real, donó varias viviendas de su propiedad para que, de conjunto con las contribuciones de los vecinos, se lograra construir otro hospital en la zona del actual Parque Cervantes, en La Habana Vieja.

La Orden Hospitalaria San Juan de Dios fue la encargada de administrar la nueva locación con integrantes de esa institución española que arribaron a Cuba entre los años 1602 ó 1603.

La idea de construir un hospital técnicamente más avanzado le corresponde al eminente médico cubano doctor Emiliano Núñez de Villavicencio, quien presidió, junto a la Junta de Construcción, una amplia campaña para obtener los fondos que sirvieran para llevar a cabo la noble obra.

El arquitecto Adolfo Sánz Yanes diseñó el edificio con patios interiores y pabellones aislados y ventilados, inspirado en el hospital Blackburn’s Infirmary, de Manchester, en Reino Unido. El presupuesto para su edificación ascendió a unos $290 mil pesos, considerado una elevada suma en aquella época.

Por la venta de los terrenos del antiguo hospital San Juan de Dios se recibieron diez mil 000 pesos, pero faltaba bastante dinero todavía para poder iniciar la construcción, por lo que fue necesario realizar una campaña para reunir los fondos que cubrirían el costo del hospital.

Esto se logró con el apoyo de las sociedades de recreo y beneficencia y otras instituciones sociales que organizaron verbenas, recolectas públicas y funciones de teatro, cuyos montos recaudados se emplearon en el proyecto.

FONDOS PRIVADOS

En el sector privado se destacaron las donaciones realizadas por Joaquín Gómez, Josefa de Santa Cruz de Oviedo y el Marqués de Marianao, Salvador Samá, que ascendieron a la suma de 217 mil pesos.

Finalmente, el 19 de noviembre de 1880 se colocó la primera piedra en honor al natalicio de la princesa de Asturias y la construcción comenzó al siguiente año.

Casi cinco años después quedó terminada la obra que sería solemnemente inaugurada el 8 de febrero de 1886, cuando ya casi todas las instalaciones estaban prestando servicios. El nombre del centro sería Hospital Reina Mercedes, en honor a la entonces esposa del Rey Alfonso XII y futura reina regente.

UNA MIRADA DENTRO DEL HOSPITAL

La entrada principal se encontraba en el centro del edificio por la calle Tenía la configuración de una gran cruz con cuatro patios en los que se levantaban diez amplios pabellones separados por jardines para acoger un considerable número de enfermos.

Fue habilitado con un moderno salón de cirugía, locales para consultas, oficinas, cocina, comedor, salón de actos, farmacia y una capilla.

Allí radicó la primera sala de Radiología de Cuba y, en sus espacios, el eminente doctor Angel Aballí creó la Escuela Pediátrica cubana, modelo en la Medicina hispanoamericana.

Además, en uno de sus salones el doctor Nicolás Puente Duany inició los estudios sobre el tratamiento del cáncer.

Por su parte, el doctor Raimundo García Menocal dirigió en ese centro de salud la primera Escuela Dermatológica cubana, al tiempo que iniciaba los estudios sobre las enfermedades venéreas.

El paso de los años, la cercanía del mar y otros elementos naturales dañaron considerablemente las instalaciones del viejo hospital, al punto que a mediados del año 1937 se le ejecutó una reparación general.

Desde los jardines hasta las salas y salones fueron pintados y sus puertas y ventanas reparadas o restauradas. Los obreros rescataron parte de su esplendor, además de instalarle una nueva y moderna cocina y un consultorio dental.

Sin embargo, ya para la década de 1950 el hospital volvía a estar en muy malas condiciones estructurales y de conservación por lo que se consideró, como medida de seguridad,  trasladar a los enfermos y demolerlo…, aunque todavía podía salvarse.

Las turbias operaciones inmobiliarias y la politiquería lograron, como un cáncer terminal, la desaparición del Hospital Reina Mercedes, pues el metro cuadrado de los terrenos donde estaba edificado se consideraba entre los más caros de toda Cuba. Una de las razones de ese alto valor era la construcción frente a él del hotel Habana Hilton, hoy Habana Libre.

Por lo anteriormente señalado, la Junta de Patronos del Hospital decidió en 1954 venderlo y trasladar los servicios médicos y a los enfermos para un nuevo edificio que se construiría en la Loma del Príncipe, lo que ocurrió en 1957. Se trata del actual Hospital Comandante Manuel Fajardo.

El 25 de agosto de 1958 un numeroso grupo de médicos, enfermeras, técnicos, autoridades y pueblo en  general, le ofreció en la entrada principal una simbólica despedida al  viejo edificio del Hospital Reina Mercedes, que había prestado servicios durante más de 70 años y que sería demolido.

CON EL TRIUNFO DE LA REVOLUCION

Tras el Triunfo Revolucionario de 1959, en esta área se construyó un parque llamado ASTA, vinculado a un evento de agencias de turismo internacional que se celebró en La Habana en octubre de 1959.

Varios meses después, el parque fue remodelado y convertido en un cabaret al aire libre al que llamaron Nocturnal y a mediados del año 1966 se inauguró allí la emblemática heladería Coppelia.

Fuentes: Revista Carteles, 18 de abril de 1937 y 6 de noviembre de 1938.

Radio 26 

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