Es muy difícil que el doctor Osvaldo Castro se aleje de los términos médicos mientras sostiene una conversación periodística. Apenas lo hace al referirse al mosquito Aedes aegypti que, según comentó, “en nuestras viviendas tiene todas las condiciones: lugares oscuros para reposar, agua para poner los huevos y reproducirse, y en los seres humanos la alimentación”.

Con experiencia en el tratamiento de esta arbovirosis (es una enfermedad trasmitida por artrópodos, en este caso una especie de mosquito del género Aedes), el médico internista e infectólogo afirmó que hoy circulan en el país los cuatro serotipos de dengue.

“Ello aumenta las probabilidades de que haya trasmisión y epidemias de gran magnitud. Por ejemplo, una persona puede que sea inmune al dengue 1 y 2, pero no al 3 y al 4. Lo otro es que hay una población más susceptible desde el punto de vista inmunológico, o sea, que ya ha tenido una infección previa, lo cual hace que el padecimiento se torne más grave una vez que sufra una nueva infección.

“Este fenómeno se conoce como inmunoamplificación, significa que los anticuerpos no neutralizantes contra un serotipo ayudan cuando llega otro a que se produzca una mayor infección. Por lo general, la primera vez aqueja de forma benigna, pero en una segunda ocasión hay más probabilidades de llegar a la gravedad”.

El también jefe del servicio de Medicina del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) recordó que en 1977 Cuba afrontó una epidemia de dengue, serotipo 1 y en 1981 una más severa, con el serotipo 2, la cual provocó la muerte de 158 personas, de ellas 101 niños.

Aseguró que en estos momentos estamos en presencia de un aumento significativo de los números de casos. Solo que ahora los lactantes y los niños pequeños no han sido tan afectados, sino más bien los adultos, los escolares y los adolescentes, quienes llegan a las instituciones sanitarias con manifestaciones clínicas más propensas a la gravedad, con signos de alarma.

Castro señaló que un adulto promedio tiene alrededor de cinco litros de sangre, compuesta por células, líquido, agua, sales, proteínas. “En el dengue, al final de la etapa febril —estamos hablando del tercero o cuarto día— se produce un aumento de la permeabilidad vascular, como si los vasos sanguíneos se llenaran de huequitos, por ahí se empieza a escapar el plasma y el volumen de la sangre se reduce. Disminuyen entonces la presión arterial y el flujo de sangre a los tejidos, lo cual conduce a una insuficiencia a nivel celular y circulatoria”.

Esto se resuelve administrando rápidamente líquido intravenoso, mediante los conocidos sueros, para incorporar el que se ha perdido (agua, electrolitos, proteínas) por la extravasación de plasma. Como consecuencia del escape de plasma, el volumen de la sangre disminuye, se concentra y se hace más viscosa. Es decir, se produce una hemoconcentración y ello facilita otros fenómenos que conducen a estados de gravedad.

Para eso el paciente —subrayó— debe estar en una institución hospitalaria, para que pueda ser atendido por un personal médico entrenado, capaz de identificar tempranamente los signos de alarma, tales como dolor abdominal intenso y mantenido (aparece alrededor de la caída de la fiebre, entre el tercero y el cuarto día), vómitos reiterados en un determinado período de tiempo, fatigas, desmayos (lipotimias).

Los niños portadores del virus del dengue pueden presentar irritabilidad, somnolencia, sangrado de mucosas (nariz, encías), llanto, poca comunicación. En las mujeres puede haber sangrado ginecológico, dentro o fuera del ciclo menstrual. Todos estos indicadores expresan que hay extravasación de plasma.

El especialista agregó que en los exámenes de laboratorio se puede apreciar un aumento de los hematocritos debido a la concentración de la sangre. Por otra parte, las plaquetas —muy sobrevaloradas por la población— disminuyen a partir del tercer o cuarto día y hasta el séptimo, pero ello no se asocia a la gravedad.

“Muchas veces las personas quieren conocer en qué estado se encuentran las plaquetas, como si fuera lo fundamental, y se olvidan de los signos de alarma, realmente los que conducen a la gravedad”.

Sobre cómo afectan las comorbilidades, recalcó que inciden negativamente. “Casi todas las enfermedades crónicas pueden agravar el dengue. La diabetes mellitus es una de estas; la hiperglucemia conduce a una reducción del volumen de la sangre (hipovolemia), pues al producirse un aumento de la orina hay una pérdida adicional de líquido. No obstante, también hay que vigilar la hipoglucemia. Debemos tratar que los pacientes diabéticos estén controlados para evitar complicaciones”.

Existe un tipo de anemia muy asociada a la letalidad cuando hay dengue, como es el caso de la Sicklemia que lo agrava, al margen de que hay otras comorbilidades importantes, tales como los padecimientos cardiovasculares y la insuficiencia renal crónica.

Debemos tener cuidados muy especiales con las edades extremas de la vida, los hipertensos, las embarazadas —aseveró— sobre todo cuando están a término, no así en los primeros meses. Tener una infección por dengue cuando se aproxima el parto es un reto para los obstetras, es más complicado si se presenta algún tipo de gravedad.

En relación con los hipertensos dijo que los medicamentos que consumen muchas veces complican el manejo. Los diuréticos, por ejemplo, favorecen la eliminación de líquido, cuando lo que se necesita es que el paciente cuente con el suficiente. Por ello generalmente se suspenden, al igual que los llamados betabloqueadores (Atenolol, Propranolol, también consumidos bastante por la población.

Los síntomas de dengue pueden ser muy molestos, pero ello no significa que la persona esté grave. La gravedad se presenta luego de la caída de la fiebre, entre el tercer y el quinto día por el escape de líquido.

“La única conclusión que tiene todo lo expresado es que la muerte por dengue es evitable. Si identificamos temprano a los enfermos, si los acompañamos durante la etapa febril, reconocemos los signos de alarma y puntualmente incorporamos la hidratación, entonces recuperamos las pérdidas de volumen que se han extravasado y se evita la gravedad y el fallecimiento.

“De ahí la necesidad de acudir a una institución de salud ante los primeros síntomas para lograr el tratamiento y el seguimiento oportunos”, enfatizó el doctor Castro.

*Término médico que se refiere al volumen total de sangre circulante de un ser humano o de otra especie.

octubre 05/2022 (Trabajadores)

octubre 5, 2022 | Maria Elena Reyes González | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Dengue, Enfermedad, Ministerio de Salud Pública (MINSAP), Salud, Salud Pública, virus, zoonosis |

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