Los expertos en salud están monitoreando de cerca una nueva variante de Covid-19 llamada FLiRT y clasificada como KP.2, que se cree que es más contagiosa que las variantes anteriores. Actualmente, es responsable de más de un cuarto de los casos de contagio en Estados Unidos.
¿Qué se sabe de la nueva variante?

FLiRT es una subvariante de la variante ómicron JN.1, que causó la ola de covid del invierno pasado. FLiRT es un acrónimo que hace referencia a algunas de las mutaciones clave presentes en la proteína espiga de la variante. Estas mutaciones se denominan:

  • F: L452R
  • L: T478K
  • I: E484K
  • R: Q493R
  • T: T547K

En realidad, la clasificación de la Organización Mundial de la Salud para la cepa actualmente dominante en Estados Unidos es el nombre de KP.2. Y, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos , esta variante está dominando una nueva ola de contagios, con el 28.2% de los casos confirmados.

Es decir, la KP.2 es una de tantas variantes conocidas como FLiRT.

Las mutaciones de FLiRT la hacen más transmisible, lo que significa que se propaga más fácilmente de persona a persona. No obstante, todavía no está claro si FLiRT causa una enfermedad más grave que las variantes anteriores.

Síntomas de la variante FLiRT de Covid

Los primeros informes sugieren que los síntomas de FLiRT son similares a los de otras variantes de ómicron, e incluyen:

  • Fiebre
  • Tos
  • Fatiga
  • Dolor de garganta
  • Dolor de cabeza
  • Congestión o secreción nasal
  • Dolor muscular
  • Pérdida del gusto o del olfato
  • Dificultad para respirar
  • Náuseas

¿Qué puedo hacer para protegerme de FLiRT?

  • La mejor manera de protegerse de FLiRT es vacunarse y ponerse las vacunas de refuerzo según lo recomendado.
  • También debe usar una máscara en lugares públicos, especialmente en interiores y en áreas con mucha gente.
  • Lávese las manos con frecuencia con agua y jabón o use un desinfectante para manos a base de alcohol.
  • Manténgase al menos a 6 pies de distancia de las personas enfermas.
  • Quédese en casa si está enfermo.

Los científicos continúan estudiando FLiRT para aprender más sobre su transmisibilidad, gravedad y potencial impacto en la salud pública. Es importante mantenerse informado sobre las últimas noticias y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias para protegerse a sí mismo y a los demás.

20 Mayo 2024 Fuente: Perlavisión/ Noticias/ Salud

Cuba está dispuesta a cooperar, en todo lo que sea posible, en la lucha mundial contra la pandemia del VIH-SIDA, aseguró en la mañana de este lunes el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al dar la bienvenida en el Palacio de la Revolución a Winnie Byanyima, directora ejecutiva del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida).

Son nuestros mayores deseos, subrayó el jefe de Estado, que durante su mandato al frente de este importante programa “podamos avanzar en la atención global de esta enfermedad, y estamos seguros de que por su interés, empeño y dedicación, daremos pasos de avance en ese sentido”.

Díaz-Canel explicó a la funcionaria varios elementos asociados a la estrategia que implementa Cuba para hacer frente a ese flagelo. Es una estrategia, dijo, que se “basa en la prevención social, poniendo a las personas que viven con VIH/SIDA en el centro de atención”.

Nuestro programa, subrayó, tiene una proyección comunitaria e intersectorial donde se vinculan todas las entidades, organismos, organizaciones y ministerios a los cuales corresponde algún rol en la prevención o tratamiento de la enfermedad.

De igual manera, detalló el mandatario, tiene una proyección multidisciplinaria, tomando en cuenta la experiencia de una amplia gama de saberes y todo lo que se puede aportar desde la ciencia y la innovación.

Tras referir cómo afectan al funcionamiento del Sistema Nacional de Salud el bloqueo económico, comercial y financiero que impone el Gobierno de Estados Unidos a Cuba y la inclusión de nuestro país en la lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo, el presidente de la República dijo a la directora ejecutiva de Onusida que en medio de “la difícil situación económica que enfrentamos seguimos potenciando nuestro programa de atención a las personas que viven con la enfermedad, que es un programa integral y gratuito”.

El dignatario manifestó su respaldo a la cooperación sur-sur, la cual catalogó de “muy importante”, sobre todo en un mundo lleno de incertidumbre, donde predomina el mensaje de la guerra para resolver los conflictos y crece la brecha de desigualdad entre ricos y pobres, todo lo cual también se manifiesta en los servicios de salud.

De la politización que se ha hecho sobre este tema y la imprescindible batalla contra las transnacionales farmacéuticas habló también el presidente Díaz-Canel a la funcionaria de la ONU, pues no se concibe que las ganancias económicas estén por encima de la salud de las personas, señaló.

En tal sentido, comentó sobre medicamentos producidos por la industria biofarmacéutica cubana que podrían ser útiles en varias regiones del mundo y cuesta mucho trabajo comercializarlos, debido a la competencia de las empresas transnacionales, a las cuales no les interesa que las personas estén sanas, sino simplemente vender sus tratamientos.

A pesar de esos obstáculos, afirmó el jefe de Estado, “estamos dispuestos a superar todas las adversidades con esfuerzo, con talento, con resistencia y cooperar en todo lo que podamos hacer”.

Como un “gran honor” consideró por su parte Winnie Byanyima, directora ejecutiva del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, el “poder estar en Cuba y ser recibida por el presidente de la República”.

Cuba, valoró, “ha estado a la vanguardia en la lucha contra esta enfermedad a pesar de las dificultades económicas” y desde que “hace cuatro años inicié en esta responsabilidad siempre quise visitar Cuba para conocer más de cerca su trabajo”.

Luego de concluir el distendido diálogo (una de las primeras actividades que realizó la funcionaria como parte de su agenda de trabajo en el país), en declaraciones al equipo de prensa de la Presidencia, la directora ejecutiva de Onusida aseguró que su visita, entre otros propósitos, tiene el de “conocer de primera mano sobre el historial que Cuba ha cosechado en materia de la atención y el tratamiento a las personas que viven con VIH/SIDA, a través de un sistema que resulta integral, basado en la atención primaria y cuyos servicios son ofrecidos gratuitamente”.

Al respecto, recordó que, en 2015, la Mayor de las Antillas fue “certificada como el primer país en el mundo en eliminar la transmisión materno-infantil del VIH/SIDA y la sífilis congénita”, condición a la que recientemente se sumaron otras tres naciones del Caribe.

“Y también he venido a Cuba para conocer más acerca de su modelo de salud, cuyas experiencias comparte además con otras naciones del mundo, en medio de un contexto en el que lamentablemente la salud cada vez se mercantiliza más, se fragmenta y se privatiza”, añadió.

A pesar de todo ello -destacó-, “Cuba se ha aferrado a su propio modelo, un modelo que prioriza la prevención y por lo tanto se convierte en un modelo válido porque brinda acceso a todos, y es válido no solo para enfrentar la pandemia del VIH/SIDA, sino cualquier otra pandemia que azote al mundo”.

Durante el encuentro, en el que se ratificó la voluntad de la Isla de seguir defendiendo la salud como uno de los más vitales derechos humanos, el presidente de la República estuvo acompañado por el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, y la vicecanciller Anayansi Rodríguez Camejo.

Junto a la directora ejecutiva de Onusida estuvo, además, la señora Luisa Cabal, directora regional para América Latina y el Caribe de Onusida.

La cooperación entre Onusida y Cuba tuvo sus inicios a finales de la década de 1990, mediante un proyecto de apoyo al Programa Nacional de las ITS, VIH/SIDA, con una importante contribución en asesorías, adquisición de medicamentos y creación de capacidades para su fortalecimiento.

Como parte de su visita a Cuba, la directora ejecutiva llevará a cabo una amplia agenda de actividades que incluye recorridos por instituciones sanitarias, docentes y de la industria biotecnológica cubana.

7 Mayo 2024 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud

En 1948 se esparcía por diferentes medios una noticia trascendental: la recuperación de un niño que padecía una enfermedad muy grave e incurable hasta ese momento.

En el verano de 1948 se esparcía rápidamente por diferentes medios una noticia trascendental: la sorprendente recuperación de un niño llamado Peter que padecía una enfermedad muy grave e incurable hasta ese momento. El pequeño —ingresado en el hospital Clatterbridge, en Inglaterra— tenía diagnóstico de meningitis tuberculosa y había sido uno de los primeros pacientes en el mundo que recibía un «milagroso» antibiótico.

Tal alborozo hallaba sus raíces en la historia de una enfermedad que nos acompaña desde los albores de la humanidad. También conocida como «tisis», «consunción», «la peste blanca» —era frecuente ver a los pacientes con una piel muy pálida— o «la capitana de la muerte», la tuberculosis era una afección altamente contagiosa, incurable y generalmente causaba la muerte después de décadas de tormento. Los pacientes sucumbían luego de adelgazar, quedar exhaustos y haber expulsado sangre cada vez que tosían.

Durante siglos la comprensión y el tratamiento de este mal pudo ser visto como una cuartilla en blanco, hasta que aparecieron tres importantes hitos: el descubrimiento por Robert Koch, en 1882, del agente causal; la creación de la primera vacuna efectiva (vacuna BCG) por los bacteriólogos Albert Calmette y Camille Guérin en 1921; y el hallazgo de la estreptomicina en 1943: el primer antibiótico antituberculoso.

Aún en los tiempos actuales, en muchas publicaciones se le adjudica a Selman Abraham Waksman la autoría del descubrimiento de la estreptomicina. Pero la verdadera historia de este hallazgo recae en un sencillo estudiante de posgrado, despojado del merecido crédito durante muchos años.

Albert Schatz

En el año 1920 nació en Norwich, Connecticut, EE. UU., Albert Israel Schatz, en el seno de una humilde familia de inmigrantes (rusos e ingleses) dedicados al trabajo rural. Siguiendo la tradición familiar, quería ser agricultor y por eso se graduó, en 1942, de Microbiología de los suelos en la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey. Rápidamente se vinculó con el departamento de Microbiología de los suelos en el mismo centro de altos estudios como estudiante de posgrado.

Desde allí, Albert indagó sobre posibles antibióticos producidos por bacterias presentes en la tierra. Posiblemente lo motivó la ausencia de tratamientos efectivos para muchas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis.

Con este apremio aisló y estudió diversos microrganismos llamados antinomicetos y su capacidad de producir sustancias contra ciertas bacterias.

Después de un breve tiempo de servicio como microbiólogo en el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial, se reincorporó en 1943 a su actividad científica en la Universidad de Rutgers. En cierto momento le motivó, además, la búsqueda de un antibiótico para tratar la tuberculosis. Para ello trabajó con una cepa muy virulenta del bacilo tuberculoso y en tan solo tres meses logró un resultado añorado por muchos.

Según se recoge en las notas realizadas por Schatz durante su investigación, el 19 de octubre de 1943 fue el día del descubrimiento del primer antibiótico antituberculoso. Posteriormente se conoció como estreptomicina por derivarse de una bacteria conocida como Streptomycesgriseus.

No había antecedentes de que un estudiante de posgrado haya sido el autor principal de tres publicaciones que informan sobre un descubrimiento tan importante. Schatz había hecho este develamiento en un pequeño y apartado local en el que prácticamente vivía las 24 horas, ubicado en el sótano de uno de los edificios del campus. Su tutor, el Dr. Waksman, había desaprobado inicialmente esa investigación y jamás visitó a Schatz por pavor a contraer la tuberculosis.

Engaños y oportunismo

No era la primera vez que en el campo de la Medicina las ambiciones económicas y la pretensión por conseguir una quimérica reputación o celebridad se atravesaban en el noble camino de las ciencias.

Del Dr. Waksman se dice que no era una persona pretenciosa; que, aunque era exigente, se mostraba comprensivo y sabio con sus discípulos. Pero su actuar ético cambió tras los extraordinarios resultados de Albert Schatz.

Mientras Schatz trabajaba las 24 horas del día en la producción de estreptomicina para efectuar pruebas clínicas, Waksman empezó a dar conferencias sobre este antimicrobiano y promovió la idea de que el descubrimiento era solo suyo. Al final, todos creyeron en él y por eso se le dio el crédito de la invención del primer antibiótico antituberculoso.

Lo más lamentable fue que al joven de Norwich se le privó de todo reconocimiento y beneficios económicos. Su tutor, con un actuar deshonesto, empezó a tener beneficios: desde dinero por regalías de la patente del fármaco, hasta inmerecidos reconocimientos de quienes se curaban con la estreptomicina.

Los reclamos del verdadero descubridor de la estreptomicina encontraron titánicas barreras. Recordemos que eran tiempos del «macartismo», en el que muchos no se arriesgaban a apoyarlo. Por esta razón, le cerraron las puertas en muchos lugares y se vio obligado a emigrar a Chile junto con su familia.

El 12 de diciembre de 1952 se perpetraba, además, otra injusticia: Waksman recibía el Premio Nobel por el descubrimiento de la estreptomicina y era considerado como uno de los mayores benefactores para la humanidad. En el discurso de aceptación del Nobel, el «agraviador» nunca hizo alusión a Schatz.

La contribución de Schatz al campo de los antibióticos podría haber pasado desapercibida si no hubiera sido por una investigación realizada en 1991 en la Universidad Rutgers liderada por Milton Wainwright, quien quedó desconcertado con lo develado: ¿Por qué nunca había oído sobre Albert Schatz?

Fue así que se restituía el honor de Schatz tras reconocerse la injusticia cometida con él, un joven pobre consagrado a una investigación que llevó al descubrimiento de la estreptomicina. Sin embargo, la herida continuó abierta, pues el ultraje no fue totalmente subsanado y nunca hubo rectificación por parte de la Academia Nobel.

7 diciembre 2023|Fuente: Juventud Rebelde | Tomado de |Noticias| Suplemento en la Red