La Habana, Matanzas, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo son los territorios que durante la última semana han reportado un mayor número de casos sospechosos de dengue, informó el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

Añadió que, en función de este arbovirus, cada semana se diagnostica un número importante de casos, por lo que se mantiene la transmisión en 46 áreas de salud de 41 municipios, en 12 de las provincias del país.

Durán García apuntó que existen pacientes ingresados que han evolucionado a estados graves de la enfermedad, los que reciben la atención médica requerida.

En cuanto al Oropouche, arbovirus detectado en el país en mayo pasado, explicó que existe también un aumento en el número de casos sospechosos de la enfermedad, con la mayor incidencia en la última semana en Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Villa Clara y Santiago de Cuba.

Comentó que la transmisión del Oropouche –a través del mosquito cúlex y el jején culicoide– se expresa en 184 áreas de salud (diez más que la semana precedente), de 103 municipios en las 15 provincias.

Resaltó, además, que las condiciones tropicales de calor e intensas lluvias, acompañados de las limitaciones para la recogida de desechos, mantiene el escenario para la proliferación de estas enfermedades.

Insistió, como cada semana, que, ante cualquier sintomatología, como dolores de cabeza, dolores articulares, vómitos, diarreas y fiebre, es necesario acudir al médico, pues se precisa la realización de un diagnóstico adecuado.

16 septiembre 2024 Fuente: Tribuna de La Habana/ Noticias/ Salud

Desde comienzos de la segunda semana de julio, la temporada ciclónica de 2024 en la cuenca del Atlántico norte, que incluye el golfo de México y el mar Caribe, transita por una etapa de calma total.

Según han planteado reconocidos especialistas de diferentes universidades e instituciones científicas del orbe, incluido el Instituto de Meteorología (Insmet) de nuestro país, la presencia de altas concentraciones de Polvo del Sahara y la permanencia de ese tipo de nube son las causas fundamentales de la actual «tranquilidad» en el estado del tiempo observada en toda esa área geográfica, condición que, al parecer, pudiera extenderse hasta finalizar el mes.

Para conocer de qué manera el polvo sahariano limita la actividad ciclónica y otras cuestiones de interés, relacionadas con los impactos ambientales de ese evento natural, Granma conversó con el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López, asesor del Insmet y pionero de las investigaciones sobre el tema en Cuba.

–¿Qué son las nubes de Polvo del Sahara y cómo llegan a la región del Caribe?

–Las nubes son generadas por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y la región del Sahel, en África. Suelen alcanzar alturas de tres a siete kilómetros, y una vez emergidas del continente africano, avanzan en dirección oeste y suroeste, impulsadas por el flujo de los vientos alisios.

Así, se propagan por el océano Atlántico, hasta alcanzar el mar Caribe y cubrir a las Antillas Mayores, incluida Cuba. Pueden llegar también a Centroamérica, partes de México, el sudeste de Estados Unidos y la península de la Florida.

De modo general, vienen cargadas de material particulado pm10 y pm2,5, altamente nocivos para la salud, además de contener minerales como hierro, calcio, fósforo, silicio y mercurio, junto a virus, bacterias, hongos, ácaros, estafilococos y otros compuestos.

Las primeras nubes de polvo arriban generalmente al mar Caribe a partir del mes de marzo. Ese proceso se va intensificando, y alcanza su máximo en los meses de junio y julio, para comenzar a declinar en septiembre, y fijar su mínimo en octubre.

Para Cuba en particular, el máximo de frecuencia de días con nubes de Polvo del Sahara ocurre entre mayo y agosto, pero, al igual que se observa en el resto del área del Caribe, los picos se producen en junio y julio. Hasta el presente, han tenido la peculiaridad de comportarse de manera inestable en cuanto a su presencia sobre el territorio nacional, y con baja concentración.

Es oportuno recalcar que las nubes de Polvo del Sahara existen hace miles de años, pero la comunidad científica conoció de su importancia con el desarrollo de la tecnología satelital, a inicios de la década de los años 60 del pasado siglo. Gracias a ese avance, hoy es posible detectarlas a partir de su formación, y darles seguimiento a lo largo de todo su recorrido.

Debo señalar que, cuando estamos bajo la influencia de las nubes de polvo sahariano, el cielo adquiere una tonalidad blanquecina o lechosa, es decir, que pierde su habitual color azul intenso, y aparece una densa bruma que limita la visibilidad a larga distancia.

Datos de instituciones internacionales señalan que, en las últimas tres décadas, la cantidad de Polvo del Sahara diseminada en la atmósfera, aumentó en más de diez veces.

–¿Por qué las llaman el «verdugo» de los ciclones tropicales?

–Esas nubes actúan como un muro de contención para el surgimiento e intensificación de los ciclones tropicales, al crearles un ambiente sumamente hostil, caracterizado por el aporte de aire muy caliente y seco, con valores mínimos de humedad relativa.

También incrementan la llamada cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, lo cual impide a los organismos ciclónicos concentrar la energía requerida para su formación y gradual fortalecimiento.

Por supuesto, toda regla tiene su excepción, y hemos visto algunos organismos ciclónicos tropicales resistir y mantenerse con vida, a pesar de las condiciones ambientales hostiles que estas les crean en el entorno por el que se desplazan, pero son casos muy aislados.

Otro detalle de interés es que, si bien acentúan la sensación de calor y disminuyen la probabilidad de lluvias en las áreas bajo su influencia, tienden a favorecer el aumento de la actividad eléctrica cuando ocurren las típicas tormentas de verano».

–¿Cuáles son los principales impactos ambientales que provocan?

–En altas concentraciones, la presencia de nubes de polvo disminuye la calidad del aire y puede incentivar los cuadros de alergia, sobre todo irritación de la piel, los ojos y las mucosas, en personas sensibles, como niños y adultos mayores.

Igualmente, en los individuos con enfermedades respiratorias crónicas, en particular asma bronquial y enfisema pulmonar, pueden acentuar los efectos de esas dolencias, de ahí la conveniencia de que quienes las padezcan, eviten exponerse a ese ambiente enrarecido.

Los conocimientos científicos corroboran que el Polvo del Sahara influye en el declive de las poblaciones de arrecifes coralinos, pues propician que esos ecosistemas puedan ser atacados por un hongo endémico de África, transportado por esas nubes. Asimismo, causan perjuicios a la agricultura y a la biodiversidad.

Más reciente, se le vincula con la proliferación de los grandes eventos de marea roja en la región del Caribe. Muestra de ello es la llegada, cada vez más frecuente, de notables volúmenes de sargazos a las playas de Barbados, Martinica, República Dominicana, Jamaica, Belice, México y el sur de Estados Unidos.

26 julio 2024| Fuente: Granma| Ciencia

La Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA) se sumó a la iniciativa nacional de activar los sistemas sanitarios por la presencia del virus del Oropouche en estos meses en que tradicionalmente existe incremento de las precipitaciones.

Un grupo de medidas para contrarrestar sus efectos, propusieron especialistas de su Departamento de Biodiversidad y Bioseguridad en su condición de ser la autoridad reguladora para las actividades con riesgo biológico, entre las que se encuentran el diagnóstico y la vigilancia de sus agentes, incluida esa toxina.

Dijeron que  las principales sobre su control vectorial se enfocan en la reducción de las poblaciones de los vectores mediante la identificación y eliminación de sus lugares de desarrollo y reposo.

Mencionaron las relacionadas con la  identificación de las áreas exteriores con condiciones para el auge de los potenciales vectores y la de evitar la acumulación de residuos que sirvan de sitios de reproducción y reposo.

También las de facilitar el drenaje de colecciones de agua, charcas o sitios de anegación temporal que pueden servir como sitios de oviposición de las hembras y criaderos de larvas de los vectores y eliminar la maleza alrededor de los predios para disminuir los sitios de reposo y refugio de los vectores.

La higiene y la prevención constituye una responsabilidad de todos, señalaron su información pública correspondiente.

La Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental está adscripta al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y mediante el Sistema de Inspecciones regula y controla que en las instalaciones donde se realizan tales actividades se cumplan los principios de Bioseguridad, como son su diseño, las prácticas y procedimientos  y el uso de equipos de protección personal y colectivo.

En el caso del Oropuche, virus clasificado en el grupo de riesgo II según la Organización  Mundial de la Salud, el diagnóstico puede ser realizado en instalaciones con nivel de seguridad biológica 2 (NSB 2), las cuales deben obtener la licencia ambiental para su explotación siempre que cumplan todas las condiciones exigidas.

Los Laboratorios del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí son los encargados de confirmar los casos en el país y cuentan con la debida licencia ambiental para garantizar la protección de los trabajadores, la comunidad y el medioambiente.

El virus Oropouche es transmitido por vectores del género Culicidae (mosquitos) y Culicoides (jejenes), y a diferencia del Aedes aegypti, que se cría en el interior de las viviendas, estos prefieren los exteriores.

Por ello, deben adoptarse medidas de prevención más estrictas para su prevención y control vectorial, sobre todo en el período lluvioso de la temporada ciclónica, pronosticada muy activa, desde junio hasta noviembre próximo.

10 julio 2024 Fuente: Radio Caribe/ Noticias/ Salud