Un cartel: “Área estéril” anuncia la entrada a la sala de cuidados intensivos pediátricos del Hospital Provincial General Docente “Dr. Antonio Luaces Iraola” de Ciego de Ávila. Manos firmes –más sensibilidad y saberes adquiridos por años– sostienen a los niños que llegan a este lugar.

Detrás de las puertas de esta sala late una historia de humanidad. Nacida el 29 de septiembre de 1982 por voluntad de Fidel Castro tras la trágica epidemia de dengue que segó más de cien vidas infantiles, esta unidad se convirtió en bastión de esperanza en el centro médico avileño. Aquí no se trabaja, se vive la medicina.

Los días de la Dra. Diana Luisa Mendoza Moreno, pediatra con 30 años de experiencia y jefa de servicio de la sala, transcurren entre monitores, ventiladores y una férrea voluntad de salvar vidas. Su mirada experta ha visto pasar generaciones de niños, algunos convertidos ahora en padres que regresan con sus propios hijos. “Nadie se acostumbra a la muerte”, confiesa y recuerda el “Libro Rojo” donde antaño se registraban hasta 12 fallecimientos mensuales; hoy, menos de cuatro al año.

¿Qué hace falta para trabajar aquí? “Antes que diplomas, corazón”, sentencia la doctora mientras se ajusta el gorro quirúrgico.

“El objetivo de Fidel era establecer una red de salas de terapia intensiva en todo el país, y esta unidad fue una de las primeras en inaugurarse. Desde sus inicios, el servicio ha contado con personal altamente especializado. Para trabajar aquí, no basta con ser médico o enfermero; es necesario formarse específicamente en cuidados intensivos pediátricos. Aunque ya no quedan fundadores en activo, muchos llevan décadas dedicados a esta labor”, cuenta a Cubadebate la doctora Diana.

Se graduó de medicina en 1990, se especializó en pediatría y, en 1995, viajó a La Habana para realizar un entrenamiento nacional en terapia intensiva pediátrica, ya que en aquel momento solo existían centros acreditados en La Habana, Villa Clara y Holguín. Ese mismo año, se incorporó a la sala del Antonio Luaces Iraola, donde lleva más de tres décadas trabajando. “Aquí me formé como intensivista y consolidé mi carrera como pediatra”, enfatiza.

La doctora recuerda al primer jefe de servicio fue el Dr. Héctor Gómez, ya fallecido, quien sentó las bases de esta unidad. Otra figura clave es la Dra. Caridad Nurkes Gómez, formada en Holguín y una de las fundadoras. Ella fue su mentora, la persona que la guió en sus primeros pasos en la terapia intensiva, y hoy sigue aportando su experiencia como profesora consultante del servicio.

Si preguntas cuáles son las características del personal de la sala, Mendoza Moreno dice que lo primero y más importante es el amor a los niños.

“Siempre les inculcamos a los jóvenes profesionales que estos niños deben ser tratados como si fueran parte de nuestra propia familia. La forma en que nos gustaría que nos trataran a nosotros, así debemos tratarlos a ellos, especialmente porque los niños son seres indefensos. Si nosotros no los cuidamos con dedicación, ¿quién lo hará?”.

La especialista considera que antes que cualquier habilidad técnica, debe existir amor genuino por los niños. “Solo después vienen todas las demás cualidades profesionales: la búsqueda constante de superación, la excelencia clínica, la actualización médica. Pero el cimiento es el afecto y el respeto a las familias”.

La doctora Diana confiesa que tiene un principio personal que siempre comparte: tuvo la dicha de ser pediatra e intensivista antes de ser madre, y luego continuó siéndolo después de serlo. Esa experiencia, refiere, le enseñó que la maternidad da una perspectiva completamente diferente.

“Nadie puede medir el cariño de una madre por su hijo, cada una lo expresa de manera única. Por eso, respetar a las familias es crucial, porque nadie conoce mejor a un niño que su madre. Hoy día, con los cambios sociales, a veces es otro familiar, incluso un vecino, quien acompaña al pequeño, y eso puede hacer que el niño se sienta más vulnerable. Si nosotros, como equipo, no les brindamos protección y afecto, ¿quién lo hará?”, repite la pregunta.

Este es, precisamente, el principio rector de la sala de cuidados intensivos pediátricos. “Aunque hoy hay muchas caras jóvenes en el servicio, todos han aprendido esta filosofía. Puedo decir con orgullo que aquí, cada profesional – desde los más experimentados hasta los recién llegados– trabaja con ese amor que marca la diferencia entre un tratamiento bueno y uno verdaderamente excepcional”.

A la siguiente pregunta, la doctora responde con determinación: “Existe la creencia errónea de que quienes trabajamos en terapia intensiva nos acostumbramos a la muerte. La verdad es que nunca lo haces. Lo que sucede es que, con el tiempo, desarrollas la capacidad profesional de identificar qué pacientes tienen mayor riesgo de fallecer. Ante esos casos, activas mecanismos de defensa emocional: intentas ayudar desde la empatía, enfocándote en hacer ese tránsito menos doloroso para la familia. Pero decir que uno se adapta a la muerte sería mostrar insensibilidad. De hecho, hay compañeros que prefieren no estar presentes en esos momentos, precisamente, porque el dolor es acumulativo, especialmente cuando se trata de niños”.

En nuestro servicio llevamos un registro minucioso, explica. “Todos los ingresos se anotan en el Registro de Morbilidad, una práctica común en todas las terapias intensivas del país. Pero aquí tenemos además un documento histórico: el Libro Rojo, llamado así por su encuadernación colorada hecha en imprenta. Hace poco, mientras preparábamos un estudio sobre la evolución de la morbilidad en el servicio, alguien del equipo veterano dijo: ‘No saques el Libro Rojo’. La razón es impactante: cuando comencé a trabajar aquí, en un solo mes fallecían 12 niños. Hoy, en todo un año, no perdemos ni cuatro pacientes”, dice y no puede ocultar la satisfacción de esta disminución en la mortalidad.

Actualmente, los fallecimientos que registran suelen ser casos con pronósticos muy complejos desde el inicio: recién nacidos con menos de 1000 gramos de peso que pasan meses en neonatología, o pacientes con condiciones sociales críticas.

“Contrasta enormemente con épocas anteriores, cuando veíamos llegar niños con infecciones fulminantes como meningoencefalitis que fallecían en cuestión de horas. Los accidentes siguen siendo casos que nos impactan profundamente, porque ocurren de forma abrupta. La muerte no es algo a lo que te acostumbras; aprendes a enfrentarla, pero nunca deja de doler. Y duele más cuando son niños”.

La doctora tiene presente los nombres de la mayoría de sus pacientes; algunos han marcado su carrera. Recuerda especialmente a Rochelle, una niña aparentemente sana que desarrolló una miocarditis aguda con insuficiencia cardíaca severa.

“Estuvo tres meses con nosotros, conectada a ventilación mecánica, en una batalla con pronóstico incierto. Hoy está en casa, jugando como cualquier niño. Casos como el de Melody, o aquel paciente quirúrgico que ahora es padre, o Madison y José Manuel (este último con malformaciones intestinales complejas), demuestran que detrás de cada estadía prolongada hay una historia de lucha. Recordamos sus nombres, sus rostros, sus batallas”.

El impacto de su trabajo se refleja en detalles conmovedores. Recientemente, una publicación en redes sociales sobre su sala generó un comentario emotivo: una madre reconoció a Camila, una enfermera del servicio, porque recordaba cómo había cuidado a su hija.

“Esto ilustra algo fundamental: en terapia intensiva, el personal de enfermería es el alma del servicio. Son ellos quienes alimentan, bañan, visten y hasta hacen moños a los pequeños; quienes establecen ese vínculo cotidiano que las familias nunca olvidan. Un médico puede indicar tratamientos, pero sin enfermeros, no hay cuidado intensivo real. Su labor humaniza nuestra ciencia”.

Entre las principales limitantes, la doctora Diana habla de la escasez de personal sanitario. “Enfrentamos una situación extremadamente difícil: en el área de enfermería, nuestra plantilla ideal debería contar con 35 profesionales, incluyendo a la licenciada Blanca, nuestra jefa de enfermería. Sin embargo, en estos momentos solo disponemos de 16 enfermeros en activo. Estos profesionales realizan turnos extenuantes de 24 horas de trabajo continuo por 48 horas de descanso. La semana pasada tuvimos ocho pacientes simultáneamente conectados a ventilación mecánica, lo que requirió un esfuerzo extraordinario”.

En el equipo médico, la situación es igualmente compleja. La plantilla formal debería incluir al menos nueve médicos de diferentes categorías, pero actualmente solo cuentan con cuatro especialistas.

“Aunque como jefa de servicio no formo parte oficial de la plantilla asistencial, en la práctica cumplo las mismas funciones clínicas que cualquier otro médico del equipo. Los turnos médicos son igualmente agotadores: 24 horas de guardia por 72 de descanso, y durante el período vacacional se intensifican a 24 por 48”.

Si bien reconoce que trabajar bajo estas condiciones es sumamente difícil, asegura que el compromiso del equipo es inquebrantable. “Implementamos estrategias para organizar los descansos y mantener la calidad de la atención, aunque la realidad es que la situación del recurso humano ha alcanzado un punto crítico”.

El camino hacia la medicina pediátrica de la doctora Diana comenzó en La Trocha, una zona rural entre Júcaro y Morón, específicamente en el poblado conocido como Pitajones. “Mi familia ha vivido allí desde 1934, cuando mi abuelo estableció su finca. Desde muy pequeña mostré una inclinación natural hacia el cuidado de los demás”.

Recuerda que sus primeros juegos eran kits de enfermería que venían con los juguetes. A los cinco años le decía a su madre que quería ser “inyectora”, aunque dice que en su familia no había ningún antecedente médico.

La inspiración definitiva llegó a los ocho años, cuando los doctores Jorge Rubí y Matilde Carvajal, médicos camagüeyanos, llegaron al municipio de Venezuela para realizar su servicio social. “La Dra. Carvajal, en particular, se convirtió en mi modelo a seguir: después de especializarse en pediatría, cumplió misiones internacionales en Irán, Irak y Argelia. Su dedicación y profesionalismo me mostraron el camino que quería seguir”.

Al terminar el preuniversitario, su madre se opuso a que estudiara medicina. “Como única hija mujer entre tres varones, temía que la carrera me alejara de la familia. Pero la vocación era más fuerte”.

La especialista asegura que nadie le inculcó el amor por la medicina, sino que nació al ver el ejemplo de aquellos médicos que dedicaban su vida a cuidar a otros.

Ingresó a la facultad de medicina en 1984. Después de graduarse en 1990, hizo su servicio social en Venezuela, la especialización directa en pediatría y un año de formación en terapia intensiva en La Habana.

Cuenta que su hija decidió no seguir sus pasos. “Un día me dijo ‘Mami, no quiero ser médico como tú’, y respeté profundamente su decisión porque la verdadera vocación médica, especialmente en pediatría, no puede ser impuesta: debe nacer del amor genuino por cuidar a los demás”.

La doctora Diana está consciente que el trabajo en su sala no es solo sobre batallas médicas, sino sobre el amor que transforma estadísticas en historias. La de Rochelle, que tras tres meses conectada a un respirador hoy corre en un parque; o la de José Manuel, cuyo megacólon congénito lo llevo hasta la UCI pediátricos. Es un quehacer sostenido por enfermeras como Camila, que hace moños colorados que alegran las mañanas de los pequeños pacientes.

La doctora Diana y su equipo reafirma que la excelencia médica se mide no solo en tasas de supervivencia, sino en sonrisas recuperadas, en familias reconfortadas, y en profesionales que cambian turnos agotadores por la satisfacción de salvar una vida.

20 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud

Médicos intensivistas del Hospital Provincial General Docente Capitán Roberto Rodríguez Fernández, localizado en el municipio de Morón, aseguran la vida de los tres pacientes ―un menor y dos adultos―, que permanecen ingresados tras el accidente masivo de tránsito ocurrido el 6 de julio en el territorio avileño de Majagua.

Al dialogar con la Agencia Cubana de Noticias, el doctor Osmel Cruzata, intensivista pediátrico, detalló que Alexey Osvaldo Martínez Ramos, de 14 años de edad, permanece reportado de cuidados y evoluciona de manera favorable al tratamiento con antimicrobianos, con síntomas febriles leves, estabilidad hemodinámica, sin dificultades para respirar; se alimenta bien, con orinas claras y deposiciones normales.

Tampoco presenta vómitos ni diarreas y neurológicamente se encuentra estable, sin eventos convulsivos ni defectos motores, agregó.

A diario es evaluado y curado por especialistas del servicio de Ortopedia, quienes han determinado que las zonas de fractura, localizadas en las regiones del fémur, la pelvis y la tibia, están bien alineadas; las heridas sanan, incluida una extensa en el cráneo que requirió atención neurológica.

Martínez Ramos solo requiere tiempo para continuar con la terapia antimicrobiana, según explicó el personal del servicio de Medicina Intensiva para Infantes.

Yudelkis Ramos Domínguez, madre del menor, calificó de excelente y expresó su agradecimiento por la atención esmerada del personal médico, lo que ha permitido una recuperación favorable a pesar de la multiplicidad de lesiones.

En el noveno día de tratamiento, el joven Luis Vargas Hernández, con 20 años de edad, también exhibe signos de recuperación, luego de permanecer más de 72 horas sin ventilación artificial y respirando de manera adecuada, además de avanzar hacia una mejora neurológica, al poseer movilidad en los cuatro miembros.

Reisdel Curbelo Pérez, jefe del servicio de Medicina Intensiva para Adultos, añadió que ha mantenido una temperatura corporal bastante estable, buena hemodinamia, frecuencia cardiaca y respiratoria, orina sin dificultades y se alimenta.

Este paciente prevalece con tratamiento de antibióticos y mejora del traumatismo torácico, condiciones que lo convierten en candidato a un traslado hacia otra sala de ingresos, por exigir de menores cuidados al evolucionar, sin dificultades, su estado de salud.

Grave inestable es el reporte médico correspondiente a Yansiel Quevedo Núñez, de 23 años de edad, quien permanece con fiebre alta, por lo cual en las últimas horas fue preciso suministrarle antipiréticos y soluciones frías para controlar la temperatura corporal.

Asimismo, ha requerido de tratamiento médico continuo con sedantes y permanece acoplado a una máquina de ventilación artificial, a lo que se suma la inestabilidad hemodinámica; hubo necesidad de aplicarle fármacos para regular la tensión arterial.

Inicialmente, Quevedo Núñez estuvo reportado de crítico y luego se emitió criterio de gravedad; continúan los esfuerzos para estabilizar su salud y se espera que un cambio de antibióticos efectuado en el día de ayer tenga efectos positivos en un plazo de 72 horas.

Miguel de Jesús Mazorra Pazos, subdirector de Asistencia Médica del hospital moronense, rememoró que el pasado 6 de julio, tras producirse el accidente masivo de tránsito, esa institución, donde se ubica el servicio provincial de Neurocirugía, acogió un total de nueve pacientes en estado de gravedad, cinco de estos ingresados en las salas de cuidados intensivos para adultos e infantes.

En días recientes, dos de los tres niños hospitalizados en Morón recibieron el alta médica, tras recuperarse de manera favorable de sus lesiones.

La Sala de Neurocirugía acogió a dos pacientes adultos, incluido el chofer del vehículo implicado en el nefasto suceso, quien sufrió contusiones encefálicas y hemorragia subaracnoidea; una paciente con síntomas postraumáticos y un menor con hemorragia por el oído, todos de alta médica, luego de mejorar el estado de salud.

El domingo 6 de julio, cerca de la comunidad de Río Grande, en el municipio de Majagua, un trágico suceso en la vía pública provocó cuatro fallecidos, incluidos tres menores de edad y un joven de 23 años.

Según la investigación pericial, el exceso de velocidad y la pérdida del control del vehículo en el que viajaban ―un camión Renault, con matrícula B 236 623―, fue la causa del accidente, por el que 33 personas requirieron asistencia médica y paramédica, de las cuales 16 fueron ingresadas en los hospitales provinciales de Ciego de Ávila y Morón.

15 Julio 2025 Fuente: ACN/ Noticias/ Salud

El ministro de Salud Pública, doctor José Angel Portal Miranda, compartió este lunes con los diputados de la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular sobre retos, perspectivas, insatisfacciones y logros que se han manifestado durante los primeros seis meses del 2025 en el desempeño del sector.

En medio del adverso escenario en que se ha desenvuelto el país, “ha sido imposible lograr los resultados esperados en los asuntos más sensibles que afectan a nuestro pueblo”, explicó Portal Miranda.

“Y aunque muchos se empeñen en negar o minimizar los efectos del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que impone a Cuba el Gobierno de los Estados Unidos, reflexionó, es ese un factor objetivo que agrava la situación económica y social del país”.

“Esa realidad, inevitablemente, incide en los principales programas y servicios que llevamos a cabo”, aseveró.

De tal manera, y a pesar de los esfuerzos encomiables de los trabajadores de la Salud para superar obstáculos, Portal Miranda reconoció que “entre la población persisten justas insatisfacciones asociadas a la prestación de servicios, que nos ha sido imposible solucionar”.

De manera particular sobre las dificultades que afectan la disponibilidad de medicamentos en Cuba, aseguró que “a todas las instancias del Sistema Nacional de Salud es constante el seguimiento al Plan de medidas para minimizar el impacto de las faltas y bajas coberturas, así como eliminar la venta ilegal de medicamentos, de conjunto con los organismos de la Administración Central del Estado involucrados”.

En tal sentido, el Ministro de Salud Pública actualizó sobre el comportamiento de las faltas de medicamentos e insumos, así como el estado de la tecnología médica, que deben tener una recuperación paulatina en la medida que se cuente con el financiamiento necesario.

Portal Miranda reconoció la persistencia de problemas objetivos y subjetivos en las instituciones de salud, que requieren atención sistemática. El Ministerio ha trabajado con los territorios, visitando todas las provincias para evaluar dificultades en programas priorizados como el de atención materno-infantil y en la formación de recursos humanos.

Entre las limitaciones actuales, Portal Miranda mencionó la preparación de cuadros jóvenes que asumieron responsabilidades tras la COVID-19, el éxodo de profesionales y fallas en la organización de servicios, como demoras en tratamientos quirúrgicos. También alertó sobre actitudes contrarias a la ética y la venta ilegal de servicios en algunas instituciones.

El ministro explicó que el sobrecumplimiento de ingresos por servicios médicos en el primer semestre del año y el esquema de autofinanciamiento en divisas anunciado en diciembre han permitido reordenar actividades y frenar el deterioro del sistema. Sin embargo, aclaró que aún no se ven resultados relevantes.

Los fondos adicionales se han destinado a pagar deudas pendientes, comprar medicamentos (especialmente antibióticos), material gastable y piezas de repuesto. “Prácticamente, habíamos tocado fondo, pero estos recursos han sido vitales para priorizar lo más urgente”, afirmó.

El Ministerio ha enfocado sus esfuerzos en cuatro objetivos específicos del programa gubernamental: elevar la calidad de los servicios y garantizar la salud poblacional; fortalecer las acciones intersectoriales para el programa materno-infantil; mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, y perfeccionar la atención integral a niños, adolescentes y jóvenes.

El ministro de Salud Pública destacó que, pese a las dificultades, se ha incrementado progresivamente la actividad en consultas médicas y se ha reorganizado la red de servicios para adaptarla a la disminución de la población, que actualmente alcanza los 9.7 millones.

En el programa materno-infantil, se completó una intervención sanitaria en todas las provincias, evaluando a embarazadas de alto riesgo, lactantes y niños con enfermedades crónicas. Además, se implementaron 24 medidas para reducir la morbimortalidad en este grupo.

El ministro resaltó la venta de medicamentos por consultorios, un sistema que ya funciona en 2 123 farmacias y ha sido bien recibido por la población, aunque reconoció “imperfecciones”. También mencionó el trabajo conjunto con otros organismos para minimizar los efectos de la falta de medicamentos y combatir su venta ilegal.

“Ante esta compleja situación, nuestro deber es seguir trabajando y creando soluciones”, afirmó.

El ministerio ha definido 13 acciones, 30 indicadores y 33 metas para cumplir sus objetivos, aunque Portal Miranda admitió que no todos mostrarán resultados inmediatos. “Sabemos que podemos hacer más, pero también hay realidades que enfrentamos día a día”, dijo.

Aunque se han mantenido los niveles de actividad en los centros municipales y provinciales, los centros de alta tecnología han sido particularmente afectados por falta de financiamiento.

“Hemos visto un aumento en la tasa de mortalidad materno-infantil, dificultades para mejorar el estado constructivo de los consultorios médicos y una disponibilidad de solo el 30% del cuadro básico de medicamentos, que en las farmacias alcanza apenas el 32%”, dijo a los diputados el ministro de Salud Pública.

“Estos problemas no se resolverán de inmediato, pero reafirmamos nuestro compromiso de buscar soluciones y optimizar los recursos disponibles, siempre que el financiamiento lo permita”, sostuvo Portal Miranda,

En el marco del programa de gobierno, el Ministerio de Salud participa en 17 objetivos específicos, que incluyen 68 acciones y 60 indicadores. En el primer semestre del año, se cumplió con 41 indicadores (88.3%)

Entre los logros, el ministro destacó el cumplimiento del plan de ingresos en divisas al 102%, alcanzando ya el 50% de la meta anual.

En la atención a los adultos mayores se ha logrado mayor integralidad en coordinación con otros organismos, mejorando los servicios en casas de abuelos y hogares de ancianos, aunque aún se está lejos de lo deseado. Actualmente, funcionan 305 casas de abuelos con 13 949 capacidades, certificadas en un 90%, mientras que el 70% de las capacidades en hogares de ancianos también están certificadas.

En la atención primaria, la cobertura médica en los consultorios del médico y enfermero de la familia es del 97.7% y 96.5%. El 95% de los servicios policlínicos están operativos y los grupos básicos de trabajo tienen un complemento del 90%. Además, se avanza en la implementación de consultas infantojuveniles en pediatría y la tasa de embarazo adolescente se redujo al 18.6%, un 1% menos que el año pasado.

En el ámbito científico, Portal Miranda apuntó que “hemos impulsado proyectos de innovación y estrategias de comunicación sin esperar a contar con todos los recursos, porque no podemos dejar atrás a nuestra gente”.

Sin embargo, persisten indicadores incumplidos, como el plan de productos naturales, los servicios de reproducción asistida y la disponibilidad de medicamentos en el cuadro básico, junto con la tasa de mortalidad materno-infantil.

En cuanto a la política de cuadros, subrayó que se ha avanzado, pero aún persisten desafíos. “El sistema cuenta con 16 541 cuadros, cubiertos en un 92.2%. El 70% de nuestros trabajadores son mujeres y el 64.9% ocupan cargos de dirección.

“Aunque mejoramos en la preparación de la reserva, el 20% de las plazas cubiertas carecen de sustitutos preparados. Por eso, instamos a evaluar este tema en todos los niveles. Valoramos positivamente la proyección de los cargos principales del organismo, donde se cumplen los tránsitos previstos, y esperamos que esto se replique hasta la base”.

La administración y la administración de salud es una especialidad que se ha revitalizado en los últimos años, con la implementación de diplomados en organización y administración, brindando una formación integral para los cuadros del sector. No es la única vía de preparación, sino una herramienta más dentro de un conjunto de estrategias para fortalecer el desempeño de los profesionales.

El ministro de Salud Pública explicó que uno de los ejes prioritarios ha sido el trabajo con los jóvenes, que son una fortaleza del sistema de salud, participando activamente en proyectos comunitarios, transformaciones barriales y centros educativos. La mayoría proviene de las universidades, lo que facilita una intervención más directa.

Recientemente, en el Buró Nacional de la UJC se analizó este tema con los directores provinciales, destacándose la necesidad de una mayor articulación con las universidades médicas, especialmente en territorios con situaciones más complejas.

La premisa es clara, dijo el ministro. “Si no se involucra a los jóvenes en las transformaciones, si no se escuchan sus criterios y no se les hace partícipes de la solución de problemas, no serán una verdadera prioridad”.

Además, se han fortalecido los programas de formación, investigación y superación profesional mediante acciones personalizadas y alianzas con organizaciones, revitalizando el movimiento científico estudiantil y desarrollando foros en todas las universidades médicas, con resultados alentadores.

Portal Miranda afirmó que los jóvenes han desempeñado un papel protagónico en la lucha contra las adicciones, el embarazo precoz, las infecciones de transmisión sexual y el avance hacia la equidad de género.

En materia salarial, se han aplicado medidas que benefician al 72% de los trabajadores del sector, lo que, aunque no resuelve todas las insatisfacciones, ha contribuido a reducir las bajas laborales en un 25%. No obstante, en áreas críticas como operarios y servicios la disminución de personal ha dificultado el funcionamiento de las instituciones hospitalarias.

En la atención primaria se avanza en el completamiento de los equipos básicos de salud, mientras que en la secundaria se registra un incremento de más de 1 043 consultas médicas hasta mayo.

La actividad quirúrgica mantiene indicadores cualitativos, con 27 313 operaciones realizadas, y el programa de hemodiálisis ha fortalecido su capacidad, atendiendo a 3 268 pacientes, con un reconocimiento especial al papel de la enfermería.

Se logró la incorporación de 1 299 enfermeras, la recontratación de 156 jubiladas y el rescate de otras 191 mediante gestiones personalizadas. Además, se cubrieron 173 equipos básicos que carecían de este personal, consolidando competencias en nefrología.

En geriatría, se ampliaron las áreas de salud con equipos multidisciplinarios, alcanzando un 68.8% de cobertura, y se inauguraron nuevos servicios en Pinar del Río y Bayamo, sumando 55 servicios y 1 107 camas en el país. En estomatología, aunque persisten limitaciones, se superó el indicador de consultas planificadas en un 105.5%.

Sin embargo –señaló el ministro–, el programa materno-infantil refleja un retroceso. Al 12 de julio, se registraron 28 400 nacidos vivos, 6 738 menos que en igual periodo del año anterior, con 234 defunciones infantiles (26 menos). La tasa de mortalidad infantil se sitúa en 8.2 por cada 1 000 nacidos, frente a 7.4 del 2024.

Solo seis provincias mantienen tasas por debajo de 7: Sancti Spíritus (1.9), Cienfuegos (3.7), Pinar del Río (4.3), Matanzas (4.2), Artemisa (5) y Las Tunas (5.7).

La mortalidad materna aumentó a 56.3 frente a 37.4, con 16 defunciones reportadas. Ocho territorios mantienen tasa cero, pero siete provincias registran muertes maternas, siendo Guantánamo (3), Mayabeque (1), Holguín (3), Santiago de Cuba (3), Granma (2), Las Tunas (1), Pinar del Río (1) y La Habana (2) las más afectadas.

En Cuba, la población adulta mayor alcanza los 2 485 275 personas, el 25.7% de la población total. Las cinco provincias más envejecidas son Villa Clara, La Habana, Sancti Spíritus, Pinar del Río y Ciego de Ávila, mientras que Guantánamo es la menos envejecida, con solo un 21.3%.

Otra prioridad para el sistema de salud es la atención a los barrios en situación de vulnerabilidad, donde residen 1 577 964 personas, de las que aproximadamente el 20% supera los 60 años.

Para garantizar una atención integral a este grupo de riesgo, se han establecido estrategias como la participación de adultos mayores en círculos de abuelos, la asistencia médica geriátrica especializada y el funcionamiento de grupos multidisciplinarios de atención gerontológica. Además, se mantienen activos 156 hogares de ancianos y 29 centros psicopedagógicos en el país.

En el contexto actual, adquiere especial relevancia el fortalecimiento de la higiene, la epidemiología y la microbiología, sobre todo en el verano, dijo el ministro de Salud Pública.

A pesar de las limitaciones de recursos y los desafíos ambientales, en el primer semestre del año se logró controlar la situación sanitaria. Entre los avances destacan la introducción de tecnologías y medicamentos para el control de vectores, el fortalecimiento del diagnóstico de tuberculosis y la incorporación de la vacuna antineumocócica al esquema nacional de inmunización para niños menores de un año.

También se aplica la vacuna cubana antineumocócica en menores de dos años y se dispone del 100% de las dosis de la vacuna contra el papiloma humano, que se introducirá en el último trimestre del año para niñas de cuarto grado, con el objetivo de reducir el cáncer cervical uterino.

En el control de enfermedades no transmisibles, se consolida el programa de hipertensión arterial y se validó una guía clínica para la diabetes mellitus tipo 2 en el primer nivel de atención.

La formación profesional es esencial para el futuro del sector, afirmó el ministro.

Tras el período pandémico, se intensificaron los procesos de autoevaluación y acreditación en las universidades de Ciencias Médicas. El pasado año, el 89% de los programas de especialidad obtuvieron la categoría de excelencia y la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana logró su acreditación. Actualmente, el sector cuenta con 1 669 doctores en Ciencias, la cifra más alta de su historia.

A pesar de las adversidades, todas las universidades y facultades médicas permanecen activas.

Hoy se imparten 12 carreras universitarias, 22 programas de ciclo corto y siete técnico-profesionales.

En posgrado, hay 62 especialidades, 145 maestrías y 13 doctorados en 10 instituciones autorizadas. La matrícula total asciende a 91 182 estudiantes: 61 000 en carreras universitarias, 9 088 en técnicos superiores y 21 946 en la formación técnico-profesional.

“Estamos conscientes, señaló Portal Miranda, de que muchas deficiencias no se deben únicamente a carencias materiales, aunque es justo reconocer que la mayoría de nuestros trabajadores enfrentan las mismas dificultades que el resto del pueblo, y aun así se esfuerzan cada día por encontrar soluciones. Miles de historias dan fe de su compromiso, entrega y sensibilidad”.

“Nuestro deber es seguir trabajando y creando, para superar las dificultades que provoca la compleja situación económica actual y transformar los escenarios desfavorables. Ante los tantos desafíos seguiremos buscando maneras de hacer que nos permitan superarlos y avanzar en la satisfacción de las necesidades de nuestra población”, significó.

Proteger la salud y la vida de nuestro pueblo -subrayó- es para nosotros “un imperativo moral, y no descansaremos en la búsqueda constante de alternativas que nos permitan cumplir con ese propósito”.

14 Julio 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud