Pobladores de las montañas santiagueras rememorarán este 23 de Enero la creación de los Servicios Médico Rural, unas de las más importantes ideas expuestas por Fidel que daba cumplimiento al Programa del Moncada.

Con la primera graduación después del Primero de Enero, más de 300 médicos marcharon a las serranías para brindar asistencia gratuita a una población que no tenía acceso a la Salud.

A Santiago de Cuba arribaron provenientes de La Habana, una veintena de graduados de Medicina quienes tuvieron la misión de abrir hace 64 años, hospitales rurales en Ocujal del Turquino, La Pimienta, Mayarí Arriba y Jarahueca.

Fue en las montañas del Segundo Frente Oriental, bajo el mando del Comandante Raúl Castro, que se estableció un departamento de salud encabezado por el doctor Machado Ventura que atendía a guerrilleros y campesinos en zona de conflicto.

23 enero 2024│Fuente: Radio Reloj│ tomado de │Noticias│ Ciencia

enero 24, 2024 | Gleidis Hurtado Cumbá | Filed under: Cuba, De la prensa cubana | Etiquetas: , , |

Los participantes de la Conferencia Internacional Nueva Operación Verdad conocieron hoy los avances de la biotecnología cubana y del desarrollo de productos innovadores de esa industria.

En una visita realizada al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) decenas de profesionales de la información que acuden al evento recibieron una vasta explicación sobre el crecimiento que ese sector experimentó durante las últimas décadas en el país.

El Doctor en Ciencias Manuel Raices recordó la génesis de la biotecnología en la isla y el papel fundamental desarrollado, en sus inicios y ulterior progreso, por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.

Informó que el Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (Biocubafarma) posee 45 empresas, 34 en el territorio nacional y otras en el exterior, 110 facilidades productivas, 20 unidades de ciencia y tecnología y más de 20 mil trabajadores.

Asimismo, comunicó que productos desarrollados por la industria nacional como el Heberon, Nasalferon, Heberferon y Jusvinza, resultaron de mucha utilidad en el combate contra la pandemia de Covid-19.

Según detalló, este último demostró su capacidad de reducir los niveles de citoquina asociados a la hiperinflamación en pacientes aquejados con el SARS-CoV-2.

Destacó también la estrategia de desarrollo seguida para la obtención de las vacunas cubanas contra el virus, y cómo fue posible producir tres con las que a la postre se inmunizó a más del 95 por ciento de la población del país: Abdala, Soberana y Soberana Plus.

Pese a las campañas de descrédito que algunos medios pretendieron hacer contra los productos por no estar avalados contra la Organización Mundial de la Salud, la inexistencia de repuntes de casos que sí afectan a otros países devino en un aval de la calidad de los inmunizantes, remarcó.

Se refirió igualmente el entendido a otras formulaciones de fabricación nacional que ya demuestran gran efectividad.

Mencionó entre ellas a Cimavax, la vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón y el Heberferon que demuestra su eficacia en lesiones de la piel.

Ponderó además las bondades del Heberprot-P que se aplica a las úlceras del pie diabético y al HeberSaVax, un novedoso candidato vacunal diseñado para el tratamiento de diversos tumores, como el carcinoma hapatocelular, el quinto cáncer más frecuente a nivel mundial.

La Conferencia Internacional Nueva Operación Verdad se celebra desde ayer y hasta hoy en el Hotel Royalton Habana con la participación de profesionales de la prensa de una treintena de países.

El evento conmemora la celebración de la Operación Verdad realizada en enero de 1959, cuando en la Habana se dieron cita cientos de periodistas extranjeros a los que se les mostró la realidad de la isla, atacada en esos días por varios medios de prensa.(Fuente: Prensa Latina)

22 enero 2024│Fuente: Radio Rebelde│ tomado de │Noticias│ Ciencia

Entrevista a la enfermera Aida Roble, una apasionada por la Urología, jefa de la sala de esta especialidad, en el Hospital Joaquín Albarrán

Durante varios meses, el Hospital Joaquín Albarrán, conocido popularmente como clínico de 26, se había vuelto un lugar de obligada asistencia para este reportero. La sala de Urología era un sitio donde, en más de una oportunidad, debí de plantar «campamento», pues la salud de mi esposa así lo requería.

Allí, día tras día, fui adentrándome en las dificultades que se viven cuando una instalación hospitalaria debe enfrentar, además de las carencias provocadas por el persistente bloqueo, una amplia reparación, todo ello, sin dejar de prestar servicios.

Lentamente descubrí los seres que habitan bajo la piel de los médicos, personal de Enfermería, y otros muchos más diversos e igual de imprescindibles, formado por pantristas, camilleros, y técnicos en diversas especialidades.

Fue en los días finales de diciembre de 2023 cuando, de improviso, me planté celular en mano frente a Aida Roble Revé. Mujer de figura imponente y carácter firme que guarda en medio del pecho un corazón lleno de amor por la Urología, y hacia los pacientes que tiene bajo su cuidado.

Lejos estaba de imaginar las cartas que, en ese momento, la vida me guardaba, y que han hecho hasta ahora, dejase en reposo el resultado de esa conversación.

Desde que en 1992 Aida comenzara a trabajar como enfermera asistencial en el Clínico de 26, hasta la actualidad muchas han sido las personas que han requerido de sus servicios, contribuyendo a fomentar en ella un amor infinito por la Urología.

Han sido más de 30 años de entrega como enfermera los que desde ese lejano 1992 ha vivido Aida, durante los cuales ha desempeñado diversas funciones, como las de jefa de área, la jefatura de sala de Medicina; jefa de salón de operaciones; hasta volver, tras dos años y medio de misión en Bolivia a ocupar la plaza de jefa de la sala de Urología, cargo que actualmente ocupa y del cual solo se alejó cuando, en medio de la pandemia de la Covid-19, trabajó en un vacunatorio.

Sobre su accionar durante la Covid, refiere que aun cuando el Clínico de 26 no fue escogido para atender esta enfermedad, sí les llegaban muchos casos. A ella, no sabe por qué, al inicio del proceso de vacunación la escogieron para trabajar en el vacunatorio, sitio donde atendió infinidad de pacientes, de lo cual se siente orgullosa.

De esa etapa, le duele la cantidad de personas que fallecieron, muchas amistades suyas, pero se reconforta pensando en las que ayudó a salvar. Por cierto, que, tras haberse puesto las tres dosis de la vacuna, ella misma tuvo Covid, pero no sintió miedo, «estaba consciente que no me iba a pasar nada, pues estaba vacunada y sabía que nuestras vacunas eran buenísimas».

Entre tantas vivencias experimentadas por Aida, surge la interrogante de cuál prefiere, y por qué. Aun cuando cada una de esas funciones le han aportado experiencias vitales para su crecimiento profesional, ella confiesa que prefiere el área abierta al salón, pues en las salas está más en contacto con los pacientes, y siente que puede ayudarlos en todo lo que necesitan, siendo su gran pasión la Urología.

¿Por qué?, es un misterio para ella misma, quien comenta que además de haber trabajado en el salón también lo ha hecho en la sala de Otorrino; en la sala de Medicina, donde se ven todas las especialidades. Pero es Urología la que más le gusta, «Tal vez sea porque desde graduada comencé en este servicio. Lo cierto es que me encanta pasar una sonda, atender al paciente cuando me dice que no puede orinar, y puedo ayudarle. Yo sueño con Urología. Además, los médicos de aquí están muy bien preparados, los veo siempre arriba del paciente, que no dan tregua».

Aida, quien tiene la categoría docente, no solo da clases, como ella explica, los lunes a estudiantes de Medicina de tercer año, y los jueves y viernes a estudiantes de primer año de Enfermería, sino que, aun cuando no lo dice, con su ejemplo todos los días da una cátedra de profesionalidad a sus enfermeros.

Con una personalidad que impresiona, al conocerle más de cerca uno se da cuenta del gran ser humano que habita bajo esa coraza con que se presenta, y que forma parte de su forma de ser. Aida confiesa que a veces las personas dicen que ella tiene un carácter fuerte, aunque, explica, que como jefa tiene que ser fuerte, exigente y comprensiva, pues le gusta que las cosas salgan bien.

A su equipo de enfermeros les inculca que «el objetivo de nosotros es el paciente, ayudarles, cuidarlos, mimarlos. A mí me gusta mucho que el paciente sepa que estoy ahí para él. A mis enfermeros los he adaptado a mi forma de ser. No es que desee que hagan lo que yo quiero, sino que cumplan con lo que está establecido». Aunque ella no lo diga, esto constituye una clase, de esas que solo el ejemplo puede brindar.

El transporte, para ella que vive en el Reparto Primero de Mayo, en Boyeros, es otro tema, uno que le hace gastar a veces hasta 400 pesos, para poder atender a sus pacientes. Pero Aida es de esas personas que no viven de su trabajo, sino para su trabajo, de las que, estando de vacaciones -de lo cual soy testigo- van a la sala si hay algún paciente que esté delicado. Esa es una clase que no se da en ninguna escuela, y que solo quienes tienen alma de ángeles son capaces de enseñar… y de aprender.

19 enero 2024│Fuente: Tribuna │Tomado de │Noticias │Salud