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Las Tunas.- Más de 13 mil menores de tres años recibieron la primera dosis de la vacuna Antipoliomielítica Oral Bivalente en Las Tunas, como parte del Programa Nacional de Inmunización para mejorar los indicadores de salud de la población cubana desde un enfoque preventivo y social.
Este resultado representa el 97,5 por ciento del universo infantil previsto en la 63 edición de la Campaña de Vacunación extendida en el territorio a más de 500 puntos para acercar el servicio y garantizar su conservación, destacó Yahilín Nápoles Novella, responsable del Programa de Vacunación en la provincia.
Significó que a partir de hoy y hasta el venidero tres de mayo, se podrán vacunar aquellos menores que por fiebre, vómitos, diarreas y otras causas no pudieron inmunizarse pues este antígeno es administrado en gotas.
En tanto la segunda etapa se realizará del 17 al 21 de junio, en la cual se le administrará la segunda dosis a quienes reciban la primera mientras se le reactivará una dosis a unos seis mil 617 infantes de nueve años de edad, precisó la licenciada del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología.
La vacunación antipoliomielítica oral es la primera experiencia en la Región de las Américas con participación comunitaria e intersectorial, y Cuba es reconocida como el primer país en eliminar la enfermedad, con el objetivo de que la población tenga un alto nivel inmunitario a partir de una vacunación gratuita y de acceso universal.
Integrada a la Atención Primaria de Salud, cada año el país labora en la prevención de enfermedades prevenibles por vacunas como la Poliomielitis, mediante dos dosis de vacuna ante esa enfermedad viral que puede causar discapacidad.
29 abril 2024 Fuente: Radio Victoria/ Noticia/ Salud
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El Doctor Pedro Luis Santana Gálvez, es hoy Asesor Docente del Grupo de Pregrado de la Dirección Nacional de Docencia de la Misión Médica Cubana en Venezuela.
Este médico, profesor, formador de muchas generaciones transita la vida con un orgullo que le corre por las venas, pues fue de los iniciadores de la Misión Barrio Adentro, hace 21 años, en esta nación hermana.
“Fui de los fundadores del Estado Anzoátegui, llegué a esta tierra el 29 de octubre del 2003, como parte del contingente de 50 médicos que llegaron a cubrir la parte rural del Estado, por supuesto, veníamos con miedo, con muchas expectativas, pero fue una experiencia maravillosa y única”, nos confiesa.
Y claro que sintió temor ante una tarea que era muy nueva, desafiante, en otro país, con otra cultura e idiosincrasia. Quizás fue, entonces, aquella despedida de Fidel a cada grupo de médicos que partieron a Venezuela, la luz que les hizo tomar confianza y fuerzas para cumplir la alta responsabilidad puesta sobre sus hombros.
Sobre ese día rememora: “Nuestro invicto líder de la Revolución, el Comandante en Jefe, tuvo un encuentro con nosotros, demostró una vez más que era una enciclopedia, conocía al detalle las características de cada Estado, las regiones, el entorno político, las costumbres, los rasgos de la población, los municipios y sus características geográficas, sabía la labor que cada uno de nosotros iba a hacer en Venezuela, fueron horas y horas de diálogo hasta la madrugada”.
Entonces, Pedro Luis era muy joven, tenía solo cinco años de graduado como especialista en Medicina General Integral, y entonces su vida dio un giro que lo marcó para siempre.
“Yo llegué como graduado de MGI, paso a la docencia con el Pacto Sandino, una comunidad de Pinar del Río donde cristalizaron los proyectos de colaboración entre ambos países; en Pinar del Río se reunieron Chávez y Fidel, y nace la idea de formar médicos comunitarios integrales venezolanos, así empezamos la parte docente”
Difícil y retador encargo, pero no imposible, nos precisa este experimentado profesional y agrega: “Sin haber estado antes en un aula, sin haber impartido clases, sin experiencia asumimos la tarea, los médicos cubanos nos caracterizamos por vencer cada barrera, para nosotros no hay nada que impida desafiar un reto y lo logramos, al comienzo no teníamos aulas, dábamos clases en locales adaptados, en portales, salas de vivienda, locales que buscaban los estudiantes en la comunidad, así fue el inicio de la misión”.
Transmitir valores a médicos de ciencia y de conciencia, ese ha sido el compromiso mayor, pues “no solo impartimos contenidos y materias imprescindibles de la carrera, también hablamos de valores que nos da la Revolución, el orgullo y compromiso de ser médicos internacionalistas, también de cultura general, de historia, se hicieron médicos más integrales y mejores seres humanos”.
Ahora este médico internacionalista, más preparado, con una experiencia superior, regresa a Venezuela.
Sobre este retorno a una nación entrañable dice que “estuve aquí diez años la primera vez, ya regresé como Máster en Enfermedades Infecciosas, con una preparación académica superior, hoy tenemos una Universidad de Ciencias de Salud, y asesoramos ese proceso, lo cual me hace sentir muy orgulloso”.
Pero sin dudas, en su corazón quedan los recuerdos de aquellos inicios, cuando se convirtió en fundador de la Misión Barrio Adentro, un proyecto de esperanza.
“Para mí esos recuerdos jamás se borran, es edificante haber compartido y vivido con familias venezolanas, incluso, ser parte de una comunidad, recuerdo que en el primer sitio que llegamos había una cancha deportiva en malas condiciones, la rescatamos, por las tardes jugábamos voleibol, aplicamos en Venezuela todo lo que aprendimos en Cuba sobre la medicina comunitaria, aquí trajimos con mucho cariño y deseos de hacer lo que nos enseñó la Universidad como MGI, hoy no hay satisfacción mayor que llegar a los Centros de Diagnóstico Integral, ver esos médicos formados por nosotros, es un orgullo formar parte de una revolución en la salud que nos hizo llegar a otro pueblo hermano. Es la satisfacción del deber cumplido con la patria”.
Así, el Doctor Pedro Luis Santana Gálvez luego de más de dos décadas, siente que la Misión Barrio Adentro, lo hizo crecer como médico y docente, con el orgullo de haber cumplido con Cuba y con Venezuela.
29 abril 2024 Fuente: Radio Rebelde/ Noticia/ Salud
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Basta cruzar la puerta del salón de cirugía menor del policlínico Manuel de Jesús Lara Cantero de Trinidad para percibir la profesionalidad del equipo que, a pesar de las carencias, garantiza un servicio de calidad
En el pequeño espacio, a solo unos pasos del quirófano, una mujer menuda y de ojos dulces transmite confianza. Con amabilidad ofrece la bata, el gorro, las botas… Una rutina imprescindible que asegura el éxito de cualquier proceder quirúrgico en el salón de cirugía menor que ofrece esos servicios en Trinidad.
Desde su apertura en 2006, como resultado de un programa dirigido a fortalecer la Atención Primaria de Salud, los beneficios son innumerables, en particular para los pacientes que acceden a este tipo de cirugía, menos invasiva y con escaso riesgo de complicaciones.
Los detalles de cada historia médica, los retazos de conversaciones entre los compañeros del equipo y las anécdotas tras los nervios y la evolución satisfactoria de los pacientes trascienden el pequeño salón para ser registrados por Escambray, que, vestido de verde inmaculado, traspasa el umbral en busca de historias de vida tan cotidianas como admirables.
La génesis del servicio de cirugía menor
Gracias al programa de reconstrucción y modernización de los policlínicos, que dotó a estas unidades asistenciales de tecnología para la atención especializada, en el 2006 abrió sus puertas el salón de cirugía menor del policlínico Manuel de Jesús Lara Cantero, en la ciudad de Trinidad.
La licenciada Nora Pichs Escalante tuvo la suerte de estrenar este servicio. Con amplia experiencia como enfermera y una sensibilidad sin igual, su desempeño ha sido fundamental en los resultados que exhibe desde su apertura.
“Hemos logrado mantener un servicio de calidad, a pesar de que en ocasiones no se cuenta con todos los recursos. Pero lo más importante es la profesionalidad, la ética y el trabajo en equipo, además de la comunicación permanente con la dirección del policlínico y del municipio, sin olvidar a los consultorios médicos”, expone convencida del poder sanador de una sonrisa o una palabra de aliento.
Esa es la fórmula en un servicio de alta demanda en el sureño territorio y donde se atienden pacientes con diversas patologías que requieren de este tipo de tratamiento quirúrgico por parte de las especialidades de Dermatología, Estomatología y Cirugía Maxilofacial.
“Trabajo con varios especialistas; cada uno tiene sus características, pero aquí adentro todo fluye muy bien. Además, el rol del desempeño del proceder quirúrgico, con su política de desinfección, es la misma y todos la cumplen; más bien ellos se han adaptado a mí”.
A su lado, el doctor Carlos Albalat respalda la afirmación de su compañera de labor. Dermatólogo de profesión, el galeno se ha ganado el respeto y cariño de los trinitarios que reconocen su experticia tanto como la disposición casi innata de ayudar a los demás.
“El servicio es extremadamente necesario para el tratamiento quirúrgico de varias patologías que van en aumento, como las lesiones malignas de la piel. También se realizan cirugías de párpados, nevus o lunares, entre otras afecciones cutáneas. El uso del salón es cada vez más frecuente”, refiere mientras se coloca los guantes y revisa el instrumental que empleará en la remoción de un lipoma o quiste benigno de grasa localizado debajo de la piel.
Transcurridos apenas unos minutos del proceder quirúrgico, Madelaine Toledo bromea con la enfermera y el especialista. “Solo sentí el pinchazo de la anestesia. Es una bendición tener la posibilidad de realizar este tipo de cirugía por una cuestión estética”.
Un servicio de excelencia
A pesar de que constituye un servicio altamente demandado por los pacientes y que no siempre se cuenta con los insumos necesarios, el salón de cirugía menor sobresale en la provincia por sus indicadores favorables. La profesionalidad de los especialistas y el sentido de pertenencia de todos aseguran la estabilidad en las atenciones quirúrgicas, así como las condiciones de antisepsia de un lugar donde la higiene se ausculta en cada rincón.
Somos un equipo bien engranado —afirma el doctor Carlos—; desde la auxiliar, la enfermera, hasta nosotros los médicos. Se nos escasean los recursos, es una realidad del país; en ocasiones la sutura no es la más adecuada o falta el bisturí, pero nos las ingeniamos para que no se interrumpa el servicio.
Verónica Valdivia también es fundadora del salón de cirugía menor de Trinidad y la mano derecha de Nora. “Cuando se termina el turno quirúrgico se recoge todo y se procede a realizar la desinfección. Se limpian las paredes y el piso; la seño me va diciendo y cuando hay algún riesgo biológico extremo los cuidados. Así nos protegemos y también a los pacientes”.
“Al contar con una pequeña lavandería, siempre se dispone de un stock de ropa, el cual se conserva celosamente y cubre la demanda diaria”, agrega la enfermera Nora.
El servicio contribuye también a la docencia. Darío Cabezas observa con atención la maniobra quirúrgica e incluso interviene bajo supervisión del doctor Carlos. El joven cursa el cuarto año de Medicina y es alumno ayudante de Dermatología. “Es una especialidad difícil, pero muy bonita. Me ha ido bien y quiero llegar a ser un gran médico”, asegura.
Basta cruzar la puerta del salón de cirugía menor del policlínico Manuel de Jesús Lara Cantero para percatarse de que en tiempos de carencias, el amor y la dedicación hacen la diferencia. Las palabras de Nora definen con humildad el desempeño de todo el equipo. “Amo mi trabajo, es lo que nos enseñaron, la disciplina, la organización y la sensibilidad para tratar a los pacientes; eso también cura”.
28 abril 2024 Fuente: Escambray/ Noticia/ Salud