Daniela será mamá. Nos lo ha dicho con una tímida sonrisa con la que apenas muestra los dientes, asumo sea por la incertidumbre, preocupación, felicidad a flor de piel, o cualquiera de esos otros tantos sentimientos abrumadores cuando se trata de la primera vez.

Ella, como nosotras, posee todos los derechos para sentir esa cantidad de emociones juntas, porque una cree y hasta se convence –antes de tener hijos– de que durante el embarazo engorda nueve kilos, uno por mes, dicen…, pero mi primero lo terminé con 20 por encima del peso inicial. Y ahí el terror se apoderó de mí, cuando mi bebé solo pesó tres kilos y medio.

Hasta llegamos a creer que ser mamá no es tan difícil; otras parecen más desenfadas en su quehacer.

Entonces aparecen ese miedo irracional, desorientación, confusión, un no sé qué que no te deja ubicar en tiempo y espacio, pero tampoco lo entiendes y te estresas.

Luego llega el desengaño, pues dormir mal no tiene necesariamente que influir en nuestro humor, y te percatas cuando un día a las 5:30 de la mañana una sonrisita traviesa o una carcajada muestran la encía pegada a tu pecho, y descubres que eso te hace inmensamente feliz, aunque apenas hayas dormido.

Los planes de una maternidad “respetuosa”, “correcta”, o “adecuada” se convierten en el manual de ensamblaje que ni lees ni pones en práctica, pues la vida y la experiencia son mucho más “ricas”. Le pondrás a ver muñes –los apropiados según la etapa– para poder bañarte, peinarte y vestirte, todo de una, y ni lo dudarás. Puede que incluso, aquello de dormirle en otra cama o cuarto no sea; así te darán los diez, 18, 26 meses o cinco años de edad durmiendo a su lado, en tu propia cama.

Por supuesto, tampoco pensaste en que se podía caer, y un día sucedió, en una milésima de segundo mientras te diste media vuelta un instante. Y vuelve una a sentir ese miedo irracional del día en que volviste a casa dispuesta a enfrentar esta nueva vida.

Recuerdo entonces la frase dicha por la madre de una buena amiga y por tantas mujeres antes: “Desde que ustedes nacieron nunca más dormí tranquila”. ¡Cuánta verdad decía! Tú creyendo que seguirías durmiendo como tronco, pero no, siempre le escuchas en medio de la noche, de la oscuridad, del más profundo sueño.

Ciertamente no todo es lindo tampoco, el brazo extendido a 90 grados puede doler, y a veces hará falta levantar la voz, como cuando se te suelta de la mano y cruza solo la calle, o se esconde en casa y te hace pasar un susto de muerte.

Antes, pensaba que habría problemas donde en realidad no los hay, y solo en algo una no se equivoca, en que cuando tienes hijos la vida cambia para siempre, porque empiezas a querer a esa nueva persona más que a tu propia vida.

Sí, Daniela será mamá. Tal vez, aunque no le hemos dicho, no sabe o sospecha que confiamos en que dará lo mejor de sí, que nadie la juzgará y que se puede tomar su tiempo para hacer las cosas a su propio ritmo y el de su bebé. Todas fuimos Daniela alguna vez.

11 diciembre 2023| Fuente: Victoria.cu| Tomado de |Opinión| Isla de la Juventud

diciembre 11, 2023 | Gleidis Hurtado Cumbá | Filed under: Bienestar, Cuba, De la prensa cubana, Felicidad, Salud | Etiquetas: , , , |