Por desconocimiento de médicos y pacientes, no se comercializa como debiera el citrato de potasio y ácido cítrico; fármaco cubano contra la litiasis renal que, además, busca revertir la matriz importadora de otro medicamento que no suplía la demanda nacional.

Bayamo, Granma.–Guardada en una cajita, como recuerdo fehaciente de su dolencia, la granmense Ana Raysa García Solano conserva con celo una pequeña piedra (cálculo en el riñón) expulsada por vía urinaria durante su tratamiento con el fármaco cubano citrato de potasio y ácido cítrico.

«Antes de probar esa formulación me pasaba casi todo el tiempo con dolores fuertes, porque tenía cálculos en los dos riñones y, para combatir mi enfermedad; solo contaba con líquidos o remedios caseros que me aliviaban, pero no eliminaban el problema», comenta a este diario Ana Raiza García, quien, a sus 53 años de edad, asegura sentirse ahora «como nueva».

«La vida con litiasis renal no es fácil, debido a que te produce cólicos nefríticos y otros daños asociados, como ardor al orinar; por eso, cuando mi urólogo me habló de un medicamento que había sido desarrollado en Cuba, me entusiasmé mucho», agrega la paciente.

«Después de consumir el citrato por un tiempo y bajo prescripción médica, soy otra mujer. Orino bien; y lo mejor de todo es que ya no tengo la preocupación de terminar en hemodiálisis. Realmente el fármaco es muy efectivo. Yo resolví», afirma Ana Raiza García.

IMPACTO DEL CITRATO EN EL MERCADO NACIONAL

La litiasis renal (padecimiento causado por la presencia de cálculos en el interior de los riñones o de las vías urinarias) en Cuba ha afectado, como promedio en la última década, entre un 8 % y un 12 % de las personas adultas, y a un 1 % de la población pediátrica, según datos ofrecidos por el Grupo Nacional de Urología, del sistema de Salud cubano.

Ante esa prevalencia de la enfermedad en el país se necesitaba revertir la matriz importadora del citrato de potasio comprimido (Acalka) con la producción nacional de un fármaco similar que redujera el costo de compra de alrededor de unos 10 000 de esos frascos anuales (los cuales no suplían la demanda) y permitiera incrementar la cobertura del medicamento en todos los territorios.

La respuesta productiva la dio la Empresa de Medicamentos Líquidos Orales (Medilip) –entidad única de su tipo en el país, enclavada en la oriental provincia de Granma y adscripta al Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (BioCubaFarma)– que desde el año 2018 comenzó el desarrollo del citrato de potasio y ácido cítrico, en forma de solución oral.

Tras obtener, en marzo de 2020, el Registro Sanitario que otorga el Centro de Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), el fármaco se inscribió en el Cuadro Básico de Medicamentos de Cuba en noviembre de 2021, y en diciembre de ese propio año comenzó su producción industrial.

Con ese ritmo fue posible, a inicios de 2022, colocar el fármaco en todas las droguerías del país pertenecientes a la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed).

«Esa primera producción se hizo en tres lotes, con 50 268 unidades del fármaco», detalla a Granma el ingeniero químico Degnis Lobaina Labrada, líder del proyecto.

El también máster en Control de Medicamentos y tecnólogo de tercer nivel, subraya que el citrato de potasio cubano representa una solución oral tanto para pacientes adultos como para niños en edades tempranas, «pues estos últimos no podían consumir el Acalka comprimido por su tamaño, ni tampoco se podía fraccionar, porque ocasionaba reacciones adversas de tipo gastrointestinal».

Sin embargo, en una visita de trabajo realizada a Medilip en el pasado mes de junio, Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma, fue informado allí de que alrededor del 50 % de la producción del citrato de potasio y ácido cítrico desarrollado por dicha entidad se encontraba estancado en droguerías del país.

«Le hemos dado seguimiento al consumo del medicamento en todo el territorio nacional, y el resultado ha sido que en algunas provincias como Granma, Matanzas y Pinar del Río ha sido muy buena la venta; mientras que en otras la comercialización ha sido lenta», precisa Lobaina Labrada, quien destaca que «lo importante es que el paciente conozca y consuma el medicamento».

Sobre los nudos que entorpecen la venta del fármaco, Efrén Rodríguez Lora, director general de Medilip, explica que, en principio, el citrato de potasio y ácido cítrico surgió a partir de un pedido realizado por el Ministerio de Salud Pública para sustituir una importación limitada dirigida al tratamiento de la litiasis renal.

«Como todo producto nuevo, lleva procesos de fármacodivulgación que incluyen a los medios de comunicación, las redes sociales y las entidades de Salud; pero realmente la utilización del medicamento no ha cumplido nuestras expectativas, y estamos casi seguros de que ha faltado conocimiento en el sistema de Salud para recetarlo», apunta.

El directivo añade que el esquema de distribución de Emcomed ha permitido que llegue a todas las droguerías del país, por lo que no ha sido la disponibilidad del producto la mayor limitación existente.

«La preocupación es que no esté saliendo en algunos territorios, y eso no tiene que ver con el sistema de distribución de Emcomed, sino con el hecho de que, si el medicamento no se prescribe, las personas no lo conocen. Ello supone el riesgo de que se estanque e incluso se pueda vencer», alerta Rodríguez Lora.

En tal sentido, la dirección de Medilip sugiere que, además de la divulgación del medicamento, se impulse la socialización de sus beneficios entre los especialistas que atienden la litiasis renal, así como la mejor organización de su distribución a nivel de farmacia; porque, al estar disponible el fármaco en una sola de esas entidades, complejiza el traslado de muchos pacientes que lo requieren.

«Producir y comercializar este fármaco y no tener que importarlo implica un impacto económico muy positivo para el país, para BioCubaFarma y para Medilip; pero el mayor beneficio lo recibe la población, al contar con un medicamento profiláctico, no invasivo y con probada efectividad», resalta Rodríguez Lora.

LOS ESPECIALISTAS TIENEN LA PALABRA

Para el doctor Eldy Licea Sánchez, especialista en Nefrología y jefe de ese capítulo en Granma, el citrato de potasio y ácido cítrico desarrollado por Medilip «constituye un logro y una excelente solución para el tratamiento de la litiasis renal en Cuba».

De acuerdo con el galeno, esta producción nacional permite estandarizar su uso en una población mayor, teniendo en cuenta que la incidencia de la enfermedad en el país es alta. «Por ejemplo, refiere, solo en la provincia de Granma más de 24 000 personas están diagnosticadas con esa dolencia.

«Por el uso que le hemos dado al medicamento hasta la fecha, podemos decir que es bien tolerado, y a pesar de que lleva poco tiempo en el mercado, y de que no se puede hablar todavía de resultados concluyentes, los pacientes a quienes se los hemos indicado han tenido una evolución favorable», señala el doctor Licea Sánchez

No obstante, advierte que no se utiliza en todos los pacientes con litiasis renal, pues existen criterios de exclusión, como tener asociada una insuficiencia renal severa; o una infección urinaria activa, por lo que su uso requiere siempre de prescripción médica.

«Es importante señalar que solamente tomar el medicamento no elimina el cálculo en el riñón; también el paciente debe llevar una dieta acompañada y continuar con el seguimiento médico, porque es un tratamiento prolongado», expresa el especialista en Nefrología.

Con su juicio coincide el doctor Ílfido Pablo Sánchez, urólogo de la provincia, quien ofrece otros datos de interés. «El citrato cubano tiene la misma dosificación, características y beneficios que uno importado, y mientras que el costo promedio de un frasco de ese medicamento en el mundo ronda de 20 a 30 dólares, el nuestro no llega ni a los 40 pesos en moneda nacional».

«Además, puede utilizarse en la población pediátrica con indicaciones específicas, de acuerdo con la edad y el peso, y aunque ya tenemos casos con excelentes resultados, lamentablemente muchos pediatras muestran resistencia al medicamento porque desconocen su efectividad», expone el galeno.

Urge, entonces, «sacudir» más los mecanismos de comunicación y organización para sacar de los estantes un fármaco necesario, que no solo combate la litiasis renal en su fase aguda, sino que, además, evita estadios peores de la enfermedad, como los procedimientos quirúrgicos o los tratamientos dialíticos. Aún hay tiempo.

julio 27/2022 (Granma)

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