Feb
14
En un mundo donde la innovación y la creatividad son la clave del progreso, es fundamental recordar que muchas de las comodidades y tecnologías que damos por sentadas hoy tienen una historia oculta, tejida por la tenacidad y el ingenio de mujeres extraordinarias.
Desde el WiFi, que revolucionó nuestra manera de conectarnos, gracias a la brillante Hedy Lamarr, hasta la jeringuilla médica de Letitia Geer, que ha salvado innumerables vidas, la huella de las mujeres en la ciencia y la tecnología es profunda y perdurable.
Margaret E. Knight, con su ingenio, nos regaló la bolsa de papel, mientras que Tabitha Babbitt transformó la industria con su sierra circular.
Las bases de la programación informática fueron sentadas por la visionaria Ada Lovelace, y el eBook, una herramienta esencial en la era digital, fue concebido por Ángela Ruiz Robles. En el ámbito de la salud, Marion Donovan revolucionó el cuidado infantil con los pañales desechables, y Mary Anderson mejoró la seguridad en las carreteras con su limpiaparabrisas.
El legado de estas pioneras continúa hoy en día, desde el láser para corrección de la vista de Patricia Bath hasta la nevera eléctrica de Florencia Parpart.
Marie Van Brittan Brown, con su sistema de cámaras de seguridad, sentó las bases de la seguridad moderna, mientras que María Beasley mejoró la navegación con su bote salvavidas. La tostadora de Sarah Guppy y el lavavajillas de Josephine Cochrane son solo dos ejemplos más de cómo la creatividad femenina ha moldeado nuestro día a día.
El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado el 11 de febrero, fue establecido por la Asamblea General de la ONU el 22 de diciembre de 2015 para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología. Este día, implementado por la UNESCO y ONU-Mujeres, busca promover el acceso y la participación equitativa de mujeres y niñas en la ciencia, convirtiéndose en una plataforma para abogar por la igualdad de género.
A pesar de que los campos STEM se consideran fundamentales para las economías nacionales, la realidad es preocupante. El porcentaje medio mundial de mujeres investigadoras es del 33.3%, y solo el 35% de los estudiantes en carreras STEM son mujeres.
En 2016, solo el 30% de los países con datos disponibles habían alcanzado la paridad en la proporción de mujeres investigadoras. Incluso en países que han logrado la paridad en investigación, persisten retos significativos.
La segregación vertical y horizontal sigue siendo una barrera, y las mujeres ocupan una pequeña minoría de los altos cargos. A pesar de las mejoras, solo 22 mujeres han sido galardonadas con un premio Nobel en disciplinas científicas.
En Cuba, hay razones para el optimismo. En 2023, el total de trabajadores en la actividad de ciencia y tecnología en Cuba fue de 91 mil 130, de los cuales, 50 mil 633 eran mujeres. Esto representa un 55,6% de la fuerza laboral de este sector, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Esta cifra representa la mayor cantidad en los últimos tres años y refleja un crecimiento exponencial desde 2020. Este aumento no solo es un indicador positivo de la participación femenina en el campo científico, sino también un testimonio del esfuerzo colectivo por cerrar la brecha de género.
Este Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebremos no solo los logros de estas mujeres, sino también el potencial ilimitado de las futuras generaciones que, inspiradas por sus ejemplos, seguirán desafiando las normas y rompiendo barreras en el vasto universo de la ciencia. Juntos, podemos construir un futuro donde la igualdad de género en STEM sea una realidad, enriqueciendo así nuestra sociedad en su conjunto. La Agenda 2030 nos recuerda el compromiso de «no dejar a nadie atrás», y es nuestra responsabilidad asegurar que todas las voces sean escuchadas en el camino hacia el desarrollo y la paz.
11 Febrero 2025 FuenteZ: Tribuna de La Habana/ Noticias/ Salud