Mateo sostenía las manos temblorosas de su madre, mientras esperaban, como cada lunes, su turno para la consulta de fisioterapia. Hace poco más de cinco años que Carmen vive con la enfermedad de Parkinson. El tratamiento físico, junto a la dosis diaria de medicamento, el apoyo de la familia y su propia voluntad, le han permitido sobrellevar esa especie de sismo que a ratos estremece sus manos.

Como Carmen, alrededor de 10 millones de personas en el mundo padecen de párkinson. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 años. La misma entidad estima que para 2030 habrá unos 12 millones de pacientes con esta patología, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente luego del alzhéimer.

El neurólogo británico James Parkinson fue el primero en poner nombre al padecimiento, al publicar en 1817 su texto Ensayo sobre la parálisis agitante. Lo definiría entonces como “movimientos involuntarios de carácter tembloroso, con disminución de la fuerza muscular, que afectan a partes que están en reposo, e incluso provocan una tendencia a la inclinación del cuerpo hacia delante, con una forma de caminar a pasos cortos y rápidos. Los sentidos y el intelecto permanecen inalterados”.

El neurólogo francés Jean Martin Charcot reconoció 60 años después el valor de aquel informe y renombró a la dolencia con el apellido de James Parkinson, en su honor. También coincidiendo con la fecha de su nacimiento, la OMS estableció, desde 1997, al 11 de abril como Día Mundial del Parkinson.

La fecha pretende sensibilizar a la población mundial acerca de esa enfermedad degenerativa que, como el alzhéimer, no tiene cura, pero que sí puede ser tratada para mejorar la condición de vida de quienes la padecen.
El concepto de dopamina se ha reducido entre el habla popular a la típica sintaxis: la hormona del placer. Y sí, lo es, sin embargo, es también uno de los agentes esenciales en el control de funciones como la conducta motora y el estado de ánimo.

Cuando el cerebro de una persona no produce dopamina, las células que controlan el movimiento no pueden enviar mensajes apropiados a los músculos; comienzan entonces a aparecer grandes temblores, rigidez y lentitud al caminar.

La enciclopedia médica MedlinePlus define que con el avance de la enfermedad ciertas células nerviosas del cerebro, principalmente en la región central conocida como sustancia negra, se ven afectadas de forma tal que algunas áreas concretas del sistema nervioso, encargadas de la actividad, los movimientos o el tono muscular del cuerpo, se dañan y no pueden cumplir con sus funciones.

Así se presenta el párkinson, una enfermedad que afecta habitualmente a adultos mayores, pero que también se desarrolla en adultos menores de 65 años.

Si bien no existe hasta el momento un método para su cura, sí hay opciones orientadas a ralentizar la enfermedad.
Una de ellas es la prescripción del medicamento Levodopa, avalado a escala internacional como uno de los fármacos más eficaces para controlar el párkinson. Sin embargo, algunos síntomas como la falta de equilibrio, el impedimento del habla, la depresión, la ansiedad o la demencia escapan a los efectos de esta medicina.

También se apuesta por un tratamiento rehabilitador con fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional y apoyo psicológico.

En los últimos años, se ha apostado, además, por procedimientos quirúrgicos. Tal es el caso de la Estimulación Cerebral Profunda (DBS, por sus siglas en inglés) y el llamado Ultrasonido Enfocado de Alta Intensidad, o HiFU.
El DBS consiste en implantar en ciertas áreas del cerebro pequeños electrodos que pueden enviar impulsos eléctricos para ayudar a controlar los movimientos anormales. Esta cirugía fue aprobada hace más de 20 años en Estados Unidos para tratar los síntomas del párkinson; recientemente se aprobó también su proceder para tratar las etapas más tempranas de la enfermedad.

En tanto, el tratamiento de HiFU permite erradicar la actividad cerebral anormal que origina los síntomas del padecimiento y puede incluso tratar otros procesos neurológicos sin necesidad de cirugía. Mediante este procedimiento se envían más de 1 000 rayos de ultrasonido a través del cráneo para destruir o cicatrizar los tejidos en un área muy específica del cerebro.

Ambos procedimientos, como imaginará, son tan complicados como costosos y, por tanto, distantes de las realidades de países subdesarrollados o bloqueados como Cuba. Para suerte nuestra, tenemos un sistema de salud que puede presumir de contar con sus propios métodos, tan efectivos y avalados como aquellos del primer mundo.

Método Cuba

Desde hace tiempo, Cuba presta especial atención a este tipo de patologías (párkinson, alzhéimer, cáncer) que afectan, en gran cantidad, a adultos mayores. Es una necesidad, sobre todo cuando las cifras muestran a una población cubana cada vez más envejecida y cuando el propio Ministerio de Salud Pública asegura que para el año 2030 este grupo etario representará más de 30 por ciento de la ciudadanía.

Para el tratamiento al parkinsonismo, el país apuesta por la receta de la Levodopa-Carbidopa 250/50, un medicamento contratado por la empresa MediCuba al fabricante y proveedor indio Apex Drug House. Es, en estos casos, de los fármacos más efectivos y, por tanto, más demandados.

Su permanencia en la red de farmacias del país se ha visto también amenazada por los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos. No obstante, el esfuerzo por mantener la distribución estable del fármaco se ha mantenido y la industria biotecnológica pone a prueba otros productos que podrían incorporarse de manera efectiva al tratamiento a la enfermedad; tal es el caso de la NeuroEpo.

La actual estrategia de ensayos clínicos ha permitido consolidar esa actividad en el Sistema Nacional de Salud Pública y hoy se encuentran en ejecución más de 100 investigaciones en más de 240 sitios clínicos de todo el país.

Desde hace mucho tiempo, Cuba viene atesorando resultados alentadores en la respuesta al párkinson, justo desde 1995, cuando para el control de los síntomas de esa dolencia se realizó por primera vez en este país, con la colaboración de expertos de España, Estados Unidos y Japón, la primera subtalatomía, un proceder muy similar a la técnica de HiFu, mediante intervención quirúrgica. Desde entonces, miles de cirugías de párkinson se han desarrollado con muy buenos resultados.

Por otro lado, al menos 60 publicaciones internacionales avalan las investigaciones científicas del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), considerado como líder mundial en esta especialidad y reconocido por facilitar el tratamiento posiblemente más eficaz frente a la enfermedad de Parkinson: la neurocirugía restaurativa.

Esta operación, mínimamente invasiva, se funda precisamente a partir de la realización, también en Cuba, de los primeros trasplantes de células nerviosas para el tratamiento de la enfermedad, procedimiento que significó un avance fundamental en la medicina.

Reto de una cura

La científica italiana Rita Levi-Montalcini, galardonada con el Premio Nobel de Medicina en 1986, resaltaba en uno de sus informes sobre los trastornos neurológicos: “En el siglo XIX y principios del XX las investigaciones cerebrales abarcaban muchas áreas que diferían en metodología y objetivos morfológicos, fisiológicos y psicológicos. Estos últimos solían considerar el cerebro como una “caja negra” donde solamente se conocían sus entradas y salidas, pero no todos los componentes neurológicos, ni la forma en que interactúan entre sí. Los trastornos neuroevolutivos están aumentando, siendo necesario alcanzar un conocimiento mucho más profundo del cerebro”.

Ciertamente, en el presente siglo, debido al envejecimiento prolongado de las poblaciones, los trastornos neurodegenerativos están aumentando, incluido el alzhéimer, otros tipos de demencia, el párkinson…

Ante cifras que se multiplican, atañe acrecentar también el estudio de la enfermedad a escala global, ampliar y agilizar la búsqueda de métodos cada vez menos invasivos y más afectivos; solidarizarse con los pacientes que padecen estos trastornos y con sus familiares, brindar apoyo psicológico, crear redes de colaboración e intercambio entre las diferentes experiencias que puedan implementarse en diversas regiones.

Quién sabe si en ese camino, de serendipia, se acierte un stop para ese terremoto que sacude hoy las manos de muchos.

abril 22/2022 (Bohemia)

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