Jul
19
El Ministro de Salud Pública informó que al cierre del primer semestre de 2022 la tasa se ubicaba en 7,3 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos. Hace casi nueve meses no se registran muertes maternas asociadas a la COVID-19
A partir del cumplimiento de la estrategia cubana de vacunación a todas las gestantes con la vacuna Abdala, se logró el impacto deseado en la mortalidad materna y la reducción de la morbilidad grave y crítica por el coronavirus.
Uno de los programas priorizados dentro del sistema de Salud cubano es el materno-infantil, por su impacto en las futuras madres, los niños, y las familias, refirió recientemente el doctor José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública. La obra de la Revolución en esta esfera es conocida, incluso, fuera de nuestras fronteras.
Sin embargo, aunque hasta la fecha los indicadores son más favorables que los del cierre del pasado año, aún los resultados no son los esperados en todos los territorios ni reflejan todo el esfuerzo que realizan tanto los trabajadores y profesionales de la Salud como la dirección del país.
Al referirse a los indicadores del primer semestre de 2022, el titular del Ministerio de Salud Pública (Minsap) expresó que la tasa de mortalidad infantil en Cuba se ubicaba en 7,3 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos, cifra que, «si bien no es a lo que se aspira, comienza a mostrar un comportamiento al descenso, que debemos lograr que sea sostenible en el tiempo».
Explicó que las principales causas de muerte siguen siendo las afecciones perinatales provocadas, fundamentalmente, por la restricción del crecimiento intrauterino, la prematuridad y el bajo peso al nacer, seguido de las malformaciones congénitas y la sepsis adquirida, esta última vinculada a violaciones de procesos en algunas instituciones del país.
Sobre la mortalidad materna, un parámetro sensiblemente afectado por la pandemia de la covid-19, se diagnosticaron, desde el 11 de marzo de 2020 hasta el 30 de junio de este año, 9 228 pacientes, de ellas 8 049 gestantes
(87,2 %) y 1 179 puérperas (12,8 %).
Indicó que, por esta causa, ocurrió la última muerte materna por el virus el 21 de octubre de 2021, para una letalidad de 1.0.
«Este es uno de los saldos más dolorosos de la covid-19, aun cuando cada fallecido duele. Es innegable el impacto del virus en la atención materno-infantil en los sistemas de salud en el mundo y, por supuesto, en Cuba también», dijo.
Al profundizar en este tema, el doctor Portal Miranda expresó que, a partir del cumplimiento de la estrategia cubana de vacunación de todas las gestantes, iniciada el 29 de julio de 2021 con la vacuna Abdala, se logró el comportamiento deseado en la mortalidad materna y la reducción de la morbilidad grave y crítica por el coronavirus.
El primer semestre de 2022 cierra con 16 muertes maternas y una tasa de 34,8 por 100 000 nacidos vivos, diez defunciones menos que en 2021, nueve defunciones menos que en 2020 y una defunción menos que en igual periodo del año 2019.
Detalló que, entre las causas fundamentales en ese indicador, inciden las hemorragias obstétricas y las sepsis.
El titular del Minsap significó que la cifra de decesos maternos en el país en los últimos años clasifica entre las más bajas de América Latina, pero aún lejos de los resultados deseados e incluso esperados.
Reducir la mortalidad materna implica, además, que médicos y enfermeras trabajen y tengan mejor entrenamiento, sobre todo en asuntos como las hemorragias y la preeclampsia (una complicación del embarazo vinculada a la presión arterial alta, niveles altos de proteína en la orina, que indiquen daño renal u otros signos de daño en los órganos), principales causas que llevan a la muerte materna, si bien hay otras que no pueden prevenirse y que tampoco deben perderse de vista, destacó el Ministro.
Refirió que la prioridad del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) es cerrar brechas en la medida en que el sistema de Salud se vaya recuperando de los embates ocasionados por la pandemia del sars-cov-2 en los últimos dos años.
Para ello, agregó, se implementa un plan de acciones estratégicas para revertir ese impacto y lograr eliminar otras causas que dificultan que ambas tasas continúen reduciéndose.
POTENCIAR LOS SUBPROGRAMAS DEL PAMI
A partir del reordenamiento y la recuperación del sistema, luego de los momentos más complejos de la covid-19, se comenzó a agilizar acciones que se habían enlentecido. Puntualizó que se trabaja con fuerza en el seguimiento de la gestante y el niño.
Como resultado, añadió Portal Miranda, se incrementaron las consultas de puericultura, control prenatal, ginecología y las de terreno a puérperas, pues elementos como el elevado índice de bajo peso al nacer y las altas tasas de embarazo en la adolescencia en diversos territorios del país elevan los riesgos tanto para los niños como para las madres.
Señaló que en el país más de un 17 % de los nacimientos corresponden a mujeres menores de 20 años, y esa cifra crece significativamente en algunas provincias. «No es un reto solo para los obstetras, por lo que es importante la vinculación del resto de las especialidades relacionadas con la salud reproductiva de la mujer».
Precisó que el Gobierno cubano no se detiene en el aseguramiento de la esfera con tecnologías médicas para las terapias intensivas neonatales y pediátricas; y que, a pesar de las dificultades para la adquisición de recursos, han tenido prioridad programas tales como el de diagnóstico, manejo y prevención de enfermedades genéticas y defectos congénitos, y la pesquisa neonatal de afecciones metabólicas.
Uno de los mayores aprendizajes de esta pandemia, resaltó, es el valor que tiene la investigación científica para respaldar cada uno de los procesos que se desarrollan, y que la investigación ha sido esencia como parte de las acciones que hoy se implementan dentro del PAMI.
Este programa busca respaldar también el derecho a una adecuada salud sexual y reproductiva, que incluye el acompañamiento a la mujer, que permita garantizar un parto deseado y seguro, así como medidas relacionadas con humanizar la atención médica en cada una de las etapas; pues el propósito fundamental es evitar toda muerte prevenible en niños y embarazadas y que la familia pueda vivir de manera armónica y feliz el proceso de gestación, parto y puerperio.
El perfeccionamiento del PAMI, sostuvo el Ministro, incluye la necesidad de mejorar la calidad de la atención materna, con especial énfasis en el trato respetuoso, lo cual es considerado un componente central.
«Este es un programa que tiene muchos elementos, y constantemente se necesita estudiar el entorno de la organización de los servicios médicos, el cumplimiento de los protocolos y el contexto social en el que se mueven nuestras embarazadas; aspectos que debemos transformar si queremos colocar la mortalidad infantil en nuestro país por debajo de cuatro; así como reducir también la mortalidad materna», sostuvo el doctor Portal Miranda.
PRIORIDADES DEL PROGRAMA
• Lograr la dispensarización del riesgo reproductivo preconcepcional.
• Reducir errores en el diagnóstico prenatal de defectos congénitos que son diagnosticables.
• Implementar las guías de actuación para las consultas de planificación familiar.
• Actualizar las guías de actuación para una cesárea segura y la atención a la paciente obstétrica grave.
• Aprovechar los hogares maternos.
• Disminuir el número de embarazos en la adolescencia.
• Reducir el déficit de medicamentos, gastables y equipos sanitarios que garantizan la sostenibilidad del programa.
• Garantizar el cumplimiento de normas y procedimientos higiénico-sanitarios que condicionan la aparición de infecciones asociadas a la asistencia médica y la ocurrencia de brotes institucionales.
• Resolver problemas estructurales en instituciones y servicios de atención a embarazadas y niños.