Autoridades sanitarias de Cuba iniciaron un ensayo clínico con el medicamento Jusvinza, desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, para tratar la poliartritis residual en pacientes convalecientes de Chikungunya, precisó el Grupo Biocubafarma desde su perfil de Facebook.

El Ministerio de Salud Pública informó que la investigación fue aprobada por el Comité de Innovación para la Salud y se lleva a cabo en cuatro hospitales de las provincias de La Habana y Matanzas.

El objetivo principal consiste en evaluar la eficacia del péptido sintético inmunorregulador en la reducción del dolor e inflamación articular, una de las secuelas más frecuentes y prolongadas de la enfermedad.

Jusvinza fue concebido inicialmente como tratamiento para la artritis reumatoide y durante la pandemia de covid-19 se empleó en Cuba para controlar cuadros de hiperinflamación en pacientes graves y críticos, según datos oficiales.

El actual ensayo constituye el primero de su tipo en el país enfocado en las secuelas del Chikungunya y se inserta en un plan nacional más amplio para el control de las arbovirosis, que incluye acciones de vigilancia epidemiológica, protocolos clínicos actualizados y control del mosquito transmisor.

Especialistas señalaron que la investigación busca aportar evidencias científicas sobre la utilidad del fármaco en un contexto sanitario donde las enfermedades transmitidas por vectores representan un desafío para la salud pública.

5 Noviembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud

noviembre 10, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , , |

 


Muchas afecciones ortopédicas y reumáticas pueden cursar con dolor articular como un síntoma frecuente, sin dudas más común de lo deseable. Según el MeSH (acrónimo en inglés para Encabezados de Temas Médicos), un vocabulario terminológico controlado para publicaciones de artículos y libros de ciencia creado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el término «artralgia» debería usarse únicamente si la afección se debe a un proceso no inflamatorio, y el término «artritis» se usa cuando se trata de un proceso inflamatorio. “Reumatismo” es otro término, pero actualmente se considera en desuso…

Independientemente de las causas etiológicas, hay remedios desde el reino vegetal para ayudar a controlar el dolor de las articulaciones. En su tercera edición, la Farmacopea Vegetal Caribeña refiere algunos, de los cuales ya se han comentado en esta columna el anisón o caisimón de anís (Piper auritum) y el anamú (Petiveria aliácea). Otras especies de interés en este sentido son:

Mamey de Santo Domingo (Mammea americana): Se utilizan las hojas, las que se lavan y se aplican sobre la piel de la articulación o articulaciones afectadas. Luego se cubre el área con un apósito o paño limpio y se repite el procedimiento tres o cuatro veces al día. No está recomendado su uso durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de 5 años.

Noni (Morinda citrifolia): Se utilizan también las hojas, con un procedimiento similar, pero en el caso de esta especie se cambia entre cuatro y seis veces al día. No debe ser utilizado el noni durante el embarazo, la lactancia ni en niños.

Plátano (Musa x paradisiaca): Son también las hojas la parte empleada. Se toma de una de estas un trozo del tamaño adecuado, se lava y se calienta, pasándole por encima de una llama. Luego se cubre la parte afectada de igual manera que en los casos anteriores y se repite el proceder cuatro veces al día.

Malagueta o pimiento (Pimenta racemosa): Igualmente se emplean las hojas. Estas se lavan adecuadamente, se machacan y se toma una cantidad equivalente a seis cucharadas del material vegetal para friccionar por hasta cinco minutos sobre la piel de la zona afectada. Esta aplicación se repite dos veces por día. Se sabe que la hoja de malagueta puede producir reacciones de hipersensibilidad y no se debe usar este remedio durante el embarazo, la lactancia ni en niños menores de 5 años.

Coco (Cocos nucifera): Se emplea el aceite de coco, el cual se aplica localmente en cantidad suficiente para cubrir el área, realizando un masaje de la articulación o las articulaciones dolorosas. Este procedimiento se realiza tres o cuatro veces al día.

Todas las recomendaciones aquí comentadas se corresponden con un uso tópico de cualquiera de estas especies. El empleo de las hojas de mamey de Santo Domingo y noni se basa fundamentalmente en sus aplicaciones etnomédicas documentadas y los estudios de toxicidad. Estos dos recursos deben ser considerados como complementarios al tratamiento médico convencional, salvo contraindicación. Por otro lado, las hojas de plátano y las de malagueta, así como el aceite de coco, cuentan con algunos avales de estudios preclínicos y clínicos que respaldan su uso. Recordar siempre que toda aplicación tópica debe seguir estrictas medidas higiénicas para impedir la contaminación del material vegetal y así una infección sobreañadida en la zona de la piel a tratar.

Muchas otras plantas podrían ser referidas como útiles para tratar el dolor articular. La cúrcuma, el jengibre y el romero, entre otras, se utilizan ya sea por vía oral o tópica. Sin embargo, acá solo se han referido las recomendaciones desde la tercera edición de la Farmacopea Vegetal Caribeña para un grupo de especies bastante bien conocidas en Cuba. Su uso resulta sin dudas bien factible, en caso de dolores articulares, para cuidar nuestra salud… ¡desde lo natural!

4 Noviembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Desde lo natural

noviembre 10, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , , |

Sus raíces campesinas no se perciben en el hablar pausado, ni mientras gesticula suavemente. Pero hay en ella una ternura y un amor que solo germinan en los seres auténticos, sencillos y libres, como el ambiente de aquella finca donde jugaba a los escondidos al anochecer, sin corriente eléctrica, o se empinaba el vaso de leche espumosa, acabada de extraer por su abuelo de la ubre de la vaca.

De Bacuino, el lugar donde fue feliz hasta los ocho años, allá en territorio del municipio de La Sierpe, solo quedan los recuerdos y la tierra sepultada por las aguas de la presa Zaza, mas agradece todo lo aprendido primero en aquellos parajes y luego en San Carlos, donde la honestidad y la necesidad de ser útil sobresalían, por encima de todo.

Adaly López Farías no se obsesionó con ninguna profesión; más bien, al terminar el noveno grado, le atrajo aquella idea de graduar la vista a otras personas y optó por la carrera definida en la lista de ofertas como técnico de Oftalmología, que se estudiaba en un centro politécnico de La Habana.

Una vez graduada, en 1983, comenzó a laborar en el Hospital Provincial Camilo Cienfuegos, donde solo se mantuvo hasta que alrededor de año y medio después el respetable doctor Alfredo Palmero, entonces jefe del servicio de la especialidad (ya fallecido), le propuso trasladarse al pediátrico José Martí, donde necesitaban optometristas y se inició en 1985, tras una capacitación en Villa Clara.

De entonces a la fecha ha sido una especie de pacto con la mirada de los pacientes más pequeños, que llegan a ella muchas veces incluso antes de cumplir el primer año de vida y egresan, como regla, ya siendo adolescentes.

Todavía se los encuentra por ahí y escucha, perpleja, los testimonios de gratitud, como el de aquel joven agente policial que no hace mucho la detuvo en la calle y le hizo recordar cuánto había hecho ella por sus ojos, hoy al servicio de toda la ciudadanía.

Adaly es toda dulzura, suavidad, comprensión. Investiga constantemente acerca de las novedades de su oficio, hurga en los libros y materiales audiovisuales, en busca de argumentos que le permitan mantener entretenidos a sus pacientes mientras ella indaga por las imágenes que ven en el proyector. Entonces les canta canciones muy conocidas por ellos, o les cuenta breves historias con las que empatizan, como la de ese teléfono diminuto que el niño de turno identifica ahora mismo, muy similar, le cuenta ella, al que usaba su abuela, o la de otros objetos que los remiten a disímiles cuentos o aventuras infantiles.

También se siente contrariada en ocasiones la optometrista de blanca tez y ojos azules. Sucede cuando los niños no hacen más que mirar la pantalla de su celular mientras esperan por la consulta, porque le consta el daño que hace a la vista el uso indiscriminado de esos objetos, generalmente con la venia de los padres. Sostiene, con estadísticas que lo ilustran, que la fiebre de los teléfonos móviles ha disparado sensiblemente los casos de déficit visual. Y esgrime, para eso, una única recomendación: procurar para ellos entretenimientos más sanos, como algunas manualidades de utilidad: recortar, pegar, armar; la lectura, el juego pasivo. “A veces los padres, con tal de que estén tranquilos, los dejan durante horas delante de las pantallas, sin calcular el enorme perjuicio que les causan. Resulta muy necesario limitar ese tiempo”, afirma.

No se conformó con los conocimientos que tenía: se hizo licenciada en Optometría y Óptica, carrera inexistente antes, que estudió por dirigido y concluyó en 2011, en la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus. En un local del área de Consulta Externa del hospital pediátrico José Martí y Pérez puede hallársele, entregada por completo a su tarea. Simultanea ese trabajo con el servicio que presta en la escuela especial Abel Santamaría, próxima a la heladería Coppelia. Allí, varios meses al año, desde mediados de los 80 asume no solo las graduaciones de la vista, sino también la rehabilitación de los alumnos, algunos de ellos tras ser sometidos a cirugías, mayormente aquejados de estrabismo, ambliopía y otros padecimientos oftalmológicos.

Siempre le han gustado los niños. “Porque son muy sinceros. El niño si no ve dice que no ve, agradece todo, en el sentido de que son muy moldeables, su organismo asimila bien los tratamientos, evolucionan como regla hacia la mejoría”, argumenta.

¿Cómo se las ingenia para saber qué cristales le van a cada uno, cuando se trata, incluso, de bebés que no cooperan al momento de la consulta?, indaga la reportera, quien es a la vez madre de dos gemelas atendidas por Adaly desde el primer año de vida. Entonces ella se sumerge en explicaciones sobre los defectos refractivos y la esquiascopía, proceder que permite ver dentro del ojo las sombras que indican el déficit visual, y recomendar unos u otros cristales.

El aparato que se emplea, detalla, es el retinoscopio.

Los jóvenes se van mucho por el autorefracto, que es un aparato más moderno y define la refracción del paciente sin la intervención del especialista, comenta, pero a su juicio resulta mucho más confiable seguir apostando por la esquiascopía y por el ojo de quien la realiza.

¿Qué satisfacciones le ha reportado su desempeño laboral durante más de 40 años?, pregunta Escambray.

“Verlos sin limitación, reincorporados a la sociedad; comprobar que pudieron cumplir sus sueños, estudiar lo que deseaban, sin que el defecto refractivo que los trajo a nosotros sea obstáculo”, responde.

También le regocija haber cumplido misión internacionalista en el estado de Vargas, Venezuela, entre 2007 y 2010, y haber visto de cerca a Fidel, quien departió con ellos antes de la salida del avión. Luego regresó en 2011 y hasta 2014 laboró en Caracas, en la dirección nacional de la misión, donde se desempeñó como funcionaria en el Departamento de Ópticas. Todavía conserva en el hermano país amistades de aquellos años, “gente con grandes valores”, dice.

No se ha jubilado, porque no soportaría estar sin trabajar. Se deprime de tan solo imaginarlo y asegura que seguirá en funciones mientras la salud y las capacidades le alcancen. Y las familias de los niños necesitados de sus servicios que la conocen saben el gran tesoro que es esta mujer, madre de dos hijas doctoras que, según sus palabras, “estudiaron Medicina gracias a que se criaron en el hospital”.

Un nieto que ya cumplió 11 años le cambió la vida para mejor, y desde entonces las energías se le multiplican, a pesar de las adversidades de la vida, que la golpean, como a muchos, pero su espíritu y optimismo le permiten ver siempre el vaso de agua medio lleno.

Cuando habla de su profesión su rostro se ilumina. Sin dudarlo ni un segundo volvería a escoger la misma carrera, los mismos pacientes, ahora convencida de que la Optometría y los niños son el mejor de los mundos por explorar y al cual dedicarse en cuerpo y alma.

Semanas atrás, Radio Sancti Spíritus publicó una entrevista que puso a Adaly en la palestra pública y fueron muchas las muestras de gratitud y cariño ofrecidas por quienes han compartido con ella o recibido sus servicios. Entre las opiniones vertidas en la red social Facebook Escambray recogió las siguientes: “Excelente profesional, he tenido el placer de conocerla y el privilegio de que atienda a mi hijo, maravillosa”. “Excelentísima en su trabajo y como persona es un amor. También he sido su paciente desde muy pequeña y hasta el presente. Felicitaciones, muy merecido reconocimiento”. “Magnífica en lo suyo, muy buena profesora y muy linda persona… felicidades”. “Profesional de una entrega inexorable, su dedicación y pasión por lo que hace ha devuelto a muchos infantes la alegría de vivir con una visión mejorada”. “Excelente, llena de amor y dulzura en el trabajo de rehabilitación de los niños y niñas con ambliopía y estrabismo de la escuelita Abel Santamaría, los trabajadores y familias agradecemos el derroche de amor por los que más lo necesitan”. “Trató a mi hijo desde pequeño, nunca una mala cara, tan dulce Adaly, merecido reconocimiento”. “Adaly es una persona maravillosa, un ser excepcional, realmente es una bendición llegar a su consulta y encontrar allí toda la seguridad y paz en cada refracción”. “Ojalá existieran muchas personas como ella”. “Orgullo de la Optometría en Sancti Spíritus. Ejemplo a seguir por todos los profesionales de la salud”.

3 Noviembre 2025 Fuente: Escambray/ Noticias/ Salud

noviembre 8, 2025 | Arlenes Tamayo Osorio | Filed under: Cuba, De la prensa cubana, Salud, Salud Pública | Etiquetas: , , |