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Por estos días, el balneario de Varadero se convierte en epicentro de la ciencia médica con la celebración del III Simposio Internacional y IV Convención Iberoamericana de Muerte Súbita Cardiovascular, que sesiona del 10 al 14 de noviembre en el Hotel Iberostar Selection.
La cita coincide además con el 30 aniversario del Grupo de Investigación en Muerte Súbita (GIMUS) de Cuba, institución adscrita al Hospital Clínico-Quirúrgico Docente Hermanos Ameijeiras.
El evento, que combina conferencias magistrales, paneles y mesas redondas, reúne a cardiólogos, internistas, neurólogos, intensivistas, epidemiólogos, patólogos, médicos legales y especialistas de más de una docena de disciplinas médicas, junto a invitados de Portugal, España, Colombia y Chile, entre otros países.
Para el doctor Luis Alberto Ochoa Montes, presidente del comité organizador y una de las voces más autorizadas en el estudio del tema en Cuba, el encuentro busca “actualizar el conocimiento sobre una problemática que sigue cobrando millones de vidas en el mundo y que continúa siendo un gran reto para los sistemas de salud”.
“La muerte súbita cardiovascular es una muerte natural por causas cardíacas, que ocurre de forma inesperada, generalmente en el plazo de una hora tras los primeros síntomas. En muchos casos la víctima parece sana, y el evento llega, como decimos en medicina, como un rayo en un cielo despejado”, explicó el especialista.
Una causa de muerte prematura que no distingue edades
Las estadísticas globales, advierte Ochoa, son elocuentes: más de cinco millones de muertes súbitas cardíacas al año en el mundo, lo que equivale a diez eventos cada minuto. “De ellos, alrededor de dos tercios ocurren fuera del hospital, y apenas entre un cinco y un veinte por ciento de las víctimas logran sobrevivir. Es un problema de impacto social, familiar y económico enorme”, subraya.
En el caso cubano, las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte desde hace más de cinco décadas, con una tasa que ascendió de 148.2 por cada 100 000 habitantes en 1970 a más de 360 en 2024. Según estimaciones del GIMUS, la muerte súbita cardiovascular representa ya el 9% de las muertes naturales en el país, es decir, un evento cada 50 minutos.
“Detrás de cada número hay una familia, una vida truncada de forma inesperada, un impacto emocional y económico difícil de medir”, comenta el doctor. “Por eso insistimos en que esta no es solo una cuestión médica, sino también social y preventiva”.
Ciencia, prevención y políticas de salud
El programa científico del simposio abarca más de un centenar de ponencias, paneles y presentaciones de casos clínicos, distribuidos en tres salas de trabajo. Se debatirá sobre muerte súbita en el lactante y el niño, en deportistas jóvenes, en adultos mayores, en mujeres posmenopáusicas y en pacientes con cardiopatías estructurales o sin ellas.
Entre los temas emergentes figuran también las enfermedades infecciosas y zoonóticas como factores asociados, la influencia del tabaquismo, el ritmo circadiano, los marcadores biológicos y los aspectos médico-legales del diagnóstico.
Ochoa adelantó que el evento acogerá la presentación de nuevos registros nacionales de muerte súbita cardiovascular y los resultados del grupo RECUIMA, un estudio multicéntrico cubano sobre arritmias ventriculares y paro cardíaco súbito.
“Uno de los mayores logros del país en este campo ha sido precisamente crear redes de investigación y diagnóstico que permiten caracterizar mejor el fenómeno, estudiar sus causas y diseñar estrategias de prevención”, aseguró. “A eso se suma la formación de profesionales capaces de reconocer precozmente los signos de alarma y actuar de inmediato”.
El reto de salvar más vidas
Reducir la incidencia de la muerte súbita cardiovascular, afirma Ochoa, pasa por modificar los estilos de vida no saludables, garantizar el acceso a la atención médica y a los fármacos esenciales, y desarrollar una cultura ciudadana en torno a la reanimación cardiopulmonar básica.
“La diferencia entre la vida y la muerte muchas veces se define en los primeros minutos. Enseñar a la población a reconocer un paro cardíaco y actuar puede salvar miles de vidas cada año. Es algo que no depende solo del médico, sino de todos nosotros”, enfatizó.
El especialista recordó que Cuba se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la OMS, que buscan reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles antes de 2030.
“La muerte súbita cardiovascular forma parte de esa prioridad. Su prevención y manejo deben integrarse a las políticas públicas de salud y a la educación sanitaria de la población”, apuntó.
Treinta años de investigación y compromiso
La cita de Varadero celebra tres décadas del Grupo de Investigación en Muerte Súbita de Cuba, surgido en el Hospital Hermanos Ameijeiras, que ha liderado investigaciones y proyectos formativos en todo el país.
“Han sido treinta años de trabajo continuo, de integración de especialidades, de aprendizaje conjunto. Hemos avanzado mucho, pero todavía hay mucho por hacer. La muerte súbita cardiovascular sigue siendo uno de los grandes desafíos de la medicina moderna”, reflexionó Ochoa.
El simposio concluirá el 14 de noviembre con la conferencia magistral “Enfermedad cardiovascular y muerte súbita en el contexto de las enfermedades no transmisibles. Visión 2030”, a cargo del propio doctor Ochoa, como colofón de una semana dedicada a la ciencia, la prevención y la vida.
9 Noviembre 2025 Fuente: Cubadebate/ Noticias/ Salud
